sábado, 5 de abril de 2008

El libro de Nobac, de Federico Fernández Giordano

libro de Nobac El libro de Nobac
Federico Fernández Giordando
Editorial Minotauro (Premio Minotauro 2008)
270 páginas


Argumento

El escritor de encargo Edgar Pym y la periodista Lisa Lynch reciben la invitación de un tal señor Valdemar para ir a su casa y contarles su historia extraordinaria: posee un libro con la curiosa característica de que narra su vida y cada día  se escribe solo. Valdemar está a punto de morir y quiere que ellos transmitan su relato al mundo.

Comentario


Comparado con el premio Minotauro del año pasado (Gothika, de Clara Tahoces) El Libro de Nobac gana por goleada, tanto en la originalidad de la propuesta como en los recursos utilizados para desarrollarla como en la ambición que se esconde tras las páginas de la novela.

Lo primero que sorprende es una prosa bastante retórica, recargada y con intención de estilo, llena de palabras inusuales, que nos construye, en los primeros capítulos un sinnúmero de largas descripciones tanto de lugares como de pensamientos o deseos del personaje principal, Edgar, tan prolijos que a veces sientes la tentación de... saltártelos, pues intuyes que no son relevantes para trama. Las descripciones incluyen detallados recuentos de las acciones de los personajes en escenas banales (por ejemplo, nos detalla cómo conduce Lisa en cierto episodio, etc), y sobre todo un regodeo en la insatisfacción de Edgar como autor condenado a escribir bajo seudónimo y por encargo, que sin embargo, alberga el deseo de escribir una gran obra propia con su nombre. Eso nos lo repite varias veces, así como lo desordenada que tiene la casa, y lo caótico de su modus vivendi, con un agente literario con el que va de bares y a buscar mujeres y poco más (parece algo poco creíble en un agente literario; por otro lado ¿tienen agente los escritores por encargo?)

Lógicamente, el personaje más descrito es Edgar, hasta tal punto es así que en muchas ocasiones, como la historia está contada desde su punto de vista casi en su totalidad, da la impresión de estar escrita en primera persona. De Lisa apenas sabemos nada, excepto que es muy bella, claro (y que está ahí para que el prota tenga con ella algún escarceo erótico). Está tan superficialmente descrita que no parece personaje principal. Incluso el personaje de Rudolf, que la acompaña secretamente, tiene mayor relevancia; y también el señor Valdemar.

Será que he leido mucho o que me fijo mucho, pero ya casi desde el principio adiviné más o menos el secreto del libro que se escribía a sí mismo. Sobre este particular, aunque el libro sea más bien tirando a previsible, hay que agradecer al autor y valorar su honestidad, pues a lo largo de la narración da pistas que nos conducen a corroborar nuestras primeras impresiones, como que Lisa haga notar lo curioso que resulta que tanto Edgar Pym como Valdemar sean nombres que remiten a relatos de Poe, y otros detalles relativos a Rudolf, misterioso acompañante de Lisa, del cual ella dice que es incapaz de resistirse a sus órdenes sin saber por qué... Por no mencionar los paralelismos de la vida de Valdemar y Edgar (se nos mencionan las Vidas Paralelas de Plutarco, para mayor inri). También es bastante sospechoso que no sepamos en que lugar transcurre la acción, pues no hay indicaciones geográficas claras (la única, Viena, a donde viajan los protagonistas en busca de noticias de Nobac, el misterioso profesor desaparecido). A veces, por los nombres y la falta de ambientación diríase que estamos en un país "imaginario" o un espacio imaginario o decorado mejor dicho. Estas circunstancias van preparando el terreno para la esperada revelación.

Y es que en esta novela hay mucho simbolismo y claves encubiertas, como el hecho de que cuando los personajes toman conciencia del secreto empiezan a desmaterializarse; también hay referencias simbólicas a los laberintos y bastantes citas de libros o alusiones a películas o música, que demuestran un cierto bagaje cultural en el autor y una ambición que es de agradecer en estos tiempos light (aunque algunos, los que no entiendan las referencias, lo llamarían "pedante")

Sin embargo, el desarrollo de la trama me ha parecido algo forzado (como que avanzaba a trompicones, sin apurar hasta las últimas consecuencias el misterio, pero eso sí, creando cierta intriga) y el final, algo confuso y enmarañado, de tal forma que aunque sabemos más o menos lo que pasa, nos quedan ciertas dudas sobre ciertas acciones, en especial la que Nobac obliga a hacer a Edgar. El autor deja mucho lugar a las interpretaciones y a la fantasía, cosa que es bastante interesante al huir del explicativismo tan de moda, aunque quizás no es suficientemente efectivo en el planteamiento de ese final.

En resumen, un libro con un inicio muy descriptivo, con más ambición que efectividad, buenas ideas (aunque no del todo originales) que quizás  hubieran quedado mejor en un relato que en una novela, y una prosa retórica que echará para atrás a los lectores acostumbrados a "fantasía" tipo Dragonlance...


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