miércoles, 30 de enero de 2008

Trenes rigurosamente vigilados, de Bohumil Hrabal

 Trenes rigurosamente vigilados
(Ostrê sledované vlaky)
Bohumil Hrabal
Traducción: Monika Zgustová
Editorial El Aleph
119 páginas




Argumento:

Milos Hrma es un joven aprendiz de guardaagujas que trabaja en una estación de trenes de Checoslovaquia en la época de la II Guerra Mundial. Desde la estación y junto con sus peculiares compañeros de trabajo y otros personajes que pululan por los alrededores, observan los avatares de la guerra, el hundimiento del Reich, y sobre todo el paso de esos "trenes rigurosamente vigilados" que transportan tropas y pertrechos para los alemanes.


Comentario:

Aunque esta novela viene precedida de una fama increíble (es casi un clásico, al parecer) a mí no me ha parecido para tanto. Si se analiza carece de una verdadera estructura, muchas escenas parecen meras estampas que suceden así como así y con gran desorden cronológico. Los personajes son raros y curiosos (es casi de lo poco que me ha gustado), y la prosa muy sencilla (y con cierta tendencia a la oralidad, a la musicalidad), y entreverada de un humor a veces sutil a veces surrealista.

Pese a ser una obra breve, a mí se me ha hecho larguísima. Tuve que leerla en varias sesiones, y con mucha dificultad. No terminaba de ver dónde estaba la supuesta genialidad. En realidad, si esta obra en lugar de ser de B. Hrabal hubiera sido de un autor novel se le hubieran achacado todo tipo de defectos de composición.

Entre lo positivo, aparte de los personajes anteriormente mencionados, el ambiente de la estación ferroviaria, con la imagen casi metafórica y omnipresente de los trenes pasando, y las noticias de fondo sobre los bombardeos aliados.

En la novela se suceden escenas jocosas, como la que muestra los intentos del joven por perder su virginidad con una mujer mayor (tras un fracaso con una chica que le gusta y que le hace cuestionarse su hombría) o cierto episodio en que uno de los trabajadores estampa sellos en el culo de una telegrafista; escenas violentas y macabras (como el final, con un atentado a los trenes donde pierde la vida quien lo realiza); escenas costumbristas... pero el conjunto a mí no me termina de cuajar.

El mensaje de la obra podría ser la estupidez de todas las guerras, y de cómo cualquiera puede cometer un acto heroico incluso sin sentirlo, y de repente, como por un impulso derivado de fracasos vitales. Al final, la igualación entre enemigos en la muerte, deja claro el significado de la metáfora.

No me ha gustado mucho, la verdad, pero a quien guste de la novelística de los países del Este, y del humor, seguramente le encantará.

Al parecer hay una versión cinematográfica de "Trenes rigurosamente vigilados" de Jiří Menzel


Fragmento:


Mañana ya estaré junto a las dos vías de mi estación, en la que todos los trenes que vayan de oeste a este estarán señalados, de acuerdo con el horario, con números impares, y en cambio los trenes que se dirijan de este a oeste, con números pares. Volveré después de tres meses a dirigir el tráfico, volveré a estar en la estación, por la que pasan las dos vías principales, y la vía de paso de oeste a este tiene el número uno y la segunda vía de paso de este a oeste tiene el número dos y después a partir de la vía número uno todas las vías a mano derecha tienen números impares, tres, cinco, siete y eso, y todas las vías a mano derecha de la vía de paso número dos tienen números pares, cuatro, seis, ocho, diez y eso. Claro que eso es para nosotros, para los empleados de los ferrocarriles del Estado, todos estos números, porque desde el punto de vista de un pasajero que está en el andén de la estación, por ejemplo en mi estación, entonces la primera vía es la quinta, la segunda vía es la tercera, la tercera vía es la primera, la cuarta vía es la segunda... Y mañana por la mañana temprano me pondré el uniforme, los pantalones negros y la camisa azul, el abrigo del uniforme con botones de bronce que mamá me limpia con sidol, y después me abrocharé el precioso cuello que lleva tanto en el abrigo como en la capa el mismo distintivo, por el cual cualquier ferroviario reconoce cuál es mi categoría en el servicio. El botón del cuello le indica a cualquiera que tengo la reválida. Y luego la preciosa estrella bordada con hilo dorado pone en conocimiento de todos que soy aspirante a factor. Y además brilla en el cuello el distintivo más hermoso, una rueda alada parecida a un hipopótamo dorado. Y por la mañana saldré cuando aún sea de noche, mamá me estará mirando, estará inmóvil tras la cortina, igual que detrás de todas las ventanas junto a las que pase, detrás de todas habrá gente igual que mi madre, me observarán con un dedo en la cortina y yo seguiré andando hacia el río y allí en el sendero respiraré, como siempre, porque a mi no me gusta ir al trabajo en tren; así junto al río respiro con más libertad, aquí no hay ventanas, ninguna trampa, ninguna aguja clavada desde atrás en la nuca.



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domingo, 27 de enero de 2008

Soria Moria, de Espido Freire

Soria Moria
Espido Freire
Algaida Editores
Páginas: 272

Argumento:

Isabella de Betancourt y Dolores Hamilton son dos adolescentes británicas en las Islas Canarias, a principios del siglo XX. Scott y Thomas, sus dos amigos varones, son también piezas codiciadas de caza (matrimonial). Entre rivalidades, tragedias y amistad transcurre su vida real, mientras la imaginaria se traslada a Soria Moria, un lugar mítico, donde hacen verbales juegos de rol. La llegada de la I Guerra Mundial trastoca todas sus ilusiones.

Comentario:

Soria Moria es un lugar legendario de la mitología escandinava donde el tiempo no corre y la gente no se muere o algo así. El planteamiento promete, pero Espido Freire espera más de cien páginas para mencionar tal lugar, y luego no lo desarrolla. Ese es el tono general de la novela: una idea por desarrollar, una idea que se queda en eso, en apunte, en esquema...

Ya había leído alguna novela de la joven escritora vasca, y en todos esos casos me había aburrido un poco, la verdad. "Diabolus in musica" no me parece nada del otro mundo; "Nos espera la noche", hice lo que pude para llegar a la mitad, lo juro... Soria Moria me atrajo en principio por el tema, la huida a un mundo imaginario, que me recordaba a una de mis películas favoritas "Criaturas Celestiales". Pero nada que ver.

Lo primero que llama la atención de la novela de Espido es su "anglosajonismo" declarado. Todo en ella es frío como un témpano, falto de pasión, incluso para narrar hechos graves como la muerte de una niña. Vale, son ingleses los protagonistas, pero los ingleses también tienen sangre en las venas, y más si son adolescentes. La frialdad más bien está en la escritura.

El tema principal de la novela es el de la pérdida de las ilusiones y fantasías de la adolescencia, y del tránsito a la edad adulta, que en este caso sucede a edades muy tempranas, apenas dejada atrás la niñez, y mediante las maquinaciones realizadas por las madres de las jóvenes protagonistas para casarlas con chicos adecuados. No es ocioso que nos venga a la memoria la narrativa de Jane Austen, sobre la cual ha escrito la autora un ensayo, si mal no recuerdo; a mí también, por la intención y por el tono, me ha recordado a "Las Olas" de Virginia Woolf. Hay algunas similitudes también por el argumento, un grupo de amigos, la guerra, muertes en la flor de la vida, amoríos...

Pese a lo que parezca los personajes no están muy descritos, ni desarrollados. El ambiente es casi cien por cien femenino, en consonancia con el tema. Los hombres que aparecen están como difuminados, en distancia, incluso los amigos y pretendientes. La trama se mueve más bien en la amistad, rivalidad y competencia de esas niñas, incitadas por sus madres, que les inculcan ideas malvadas sobre la caza de marido.

Es curioso que la autora haya querido situar la acción en las Islas Canarias, pero en una colonia de británicos, que llevan consigo sus tradiciones, formas, manías, etc, y no se mezclan con los nativos (como hacen siempre los británicos por otra parte). Podría ser una insinuación o metáfora de una cierta condición de islas paradisíacas o de Jardín de las Hespérides (que los antiguos situaban en esa zona), otra forma de hablar de esa Soria Moria, donde los protagonistas viven aventuras galantes y de combates caballerescos.

La novela me ha parecido algo sosa, y escasa de contenido, poco desarrollada, con personajes poco vitales, con diálogos increíblemente forzados y poco creíbles en chicas de esas edades, demasiado literarios, muy descafeinada, a pesar de que las intenciones y los propósitos son buenos. Sinceramente, no creo que quede en la historia de la Literatura porque no destaca por nada en concreto. Curioso que haya que decir esto de una novela galardonada con un importante premio literario... (XXXIX PREMIO ATENEO DE SEVILLA DE NOVELA)

Laura Espido Freire
La autora, divina


¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

miércoles, 23 de enero de 2008

Todas las almas, de Javier Marías


Todas las almasTodas las Almas
Javier Marías
Editorial: Alfaguara.
Páginas: 278.



Argumento:

Un joven español trabaja como profesor en Oxford donde conoce a una mujer casada con la que tiene una aventura, al tiempo que se relaciona con otros profesores.


Comentario:

Uf, qué trabajo me ha costado escribir el argumento de esta novela, especialmente porque lo que más la caracteriza es que no tiene mucho. Incluso he dudado a la hora de calificarla como novela.

Para muchos comentaristas, y dadas las similitudes con la experiencia vital del autor como profesor en Oxford, se podría tratar de una obra autobiográfica, o pseudoautobiográfica más bien. Marías, como su personaje, trabajó en la Tylor Institution. De hecho, la secuela de esta novela "Negra Espalda del Tiempo" cuenta las reacciones entre las personas reales que se sintieron aludidas y demás.

Si tuviera que destacar dos cosas de Todas las Almas diría sin duda: la prosa, que es muy buena, muy poética, muy musical, de periodos largos, al estilo de los clásicos, evocadora, a veces algo pedante, es cierto, pero de gran calidad, que lees casi sin esfuerzo; y la plasmación del ambiente universitario oxoniense, que no deja de ser curioso, con sus ritos, sus comidas, sus protocolos, la prepotencia de los dons, o profesores, el aire british que impregna todo, visto desde los ojos mediterráneos de ese joven español, que salta también en el tiempo para situarse años después en Madrid, casado y con un hijo (el autor no se ahorra todo tipo de comentarios sobre lo que le inspira la paternidad, de hecho, hace reflexiones pedantescas y estéticas sobre casi cualquier cosa que se le ponga por delante). Otro tema central de la novela es la muerte, que se personaliza en Toby Rylands, uno de los profesores amigos del protagonista.

Sin embargo, sin dejar de valorar como muy positivos esos dos puntos, y que no me ha aburrido, no al menos en su mayor parte, no negar que me ha parecido un ejercicio de escritura algo puramente estético, sin contenido real y sin un mensaje claro. Es decir, mucha palabrería bonita, que te puede producir un placer estético mayor o menor según gustos, pero escaso argumento, trama o como quiera llamársele. Más bien vemos una serie de episodios más o menos relacionados entre sí, como la relación del español con Clare, la mujer casada; su amistad con Cromer-Blake y Toby Rylands (creo recordar que hay una película española semibasada en este personaje: "El último viaje de Robert Rylands"); algunas referencias a Arthur Machen, famoso autor fantástico galés; las incursiones de ligoteo con "gordas" y "falsas gordas"; y sobre todo al Rey de Redonda, un tal John Gawsworth, del cual, para ahondar en el carácter multigenérico de esta obra, incluye hasta fotografías. Como bien es sabido, Marías, concede títulos nobiliarios a sus amigos y otras personas, en nombre del imaginario Rey de Redonda, descrito en el libro. Estas anécdotas pueden ser interesantes y curiosas, pero no conforman una trama sólida y coherente, excepto para la creación de ese ambiente, que parece ser lo más importante.

Comentar una novela como esta que ya la ponen de clásico para arriba se hace algo difícil, sobre todo porque cualquier comentario que la cuestione será polémico, pero a mí, dejando aparte los valores estéticos señalados me ha parecido que no tiene una buena estructura y que parece más bien un cuaderno de notas elaborado literariamente, de la manera más barroca posible.

Recomendada para lectores que no busquen intrigas, ni acción, ni misterio, sino tan solo una buena prosa.

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