domingo, 26 de diciembre de 2010

Operación Drácula, de Pilar Sánchez Vicente



Operación Drácula
Pilar Sánchez Vicente
Editorial KRK
224 pp


Resumen:

La aparición de varias mujeres rumanas muertas en extrañas circunstancias pone en marcha un operativo policial dirigido por la inspectora Ocaña, que la llevará hasta el país eslavo...

Comentario:

La segunda novela de Pilar Sánchez Vicente que leo, en relación con la anterior, "La diosa contra Roma", supone un auténtico cambio de registro y de tercio genérico (del género histórico al policiaco). Pese a lo que nos indica el título, no se trata de una aventura de terror ni de fantasía, sino que relata hechos por desgracia muy reales, enmarcados en la operación policiaca que intenta desarticular una red rumana de trata de blancas (de ahí el título, una referencia metafórica tanto al país de origen de víctimas y verdugos como al vampirismo, a varios niveles, desde el puramente sanguinario al que lo equipara con el ansia de "sangrar" a otras personas por avaricia).

La narración en tercera persona se cuenta desde la perspectiva de la inspectora Sara, encargada del caso junto con su compañero, con el cual forma una pareja algo peculiar. Ella se aleja un poco del arquetipo de mujer que suele protagonizar estas historias, aunque sin dejar de lado del todo un cierto toque clásico de "rebeldía" y algún que otro secreto y tormento interior, mientras que él es el típico personaje masculino que intenta ligar con todas las compañeras y demuestra su desprecio si no logra sus propósitos. Pilar no puede evitar ponerse de parte de su heroína, y se nota bastante que este personaje está más cuidado y desarrollado, sobre todo en lo tocante a su sexualidad, un detalle importante en la historia. En cuanto a los secundarios, están descritos con gran crudeza, sobre todo los mafiosos, algo tópicos en su maldad sin límites.

Intercalado en el relato de los policías se encuentra el de Ylenia, una chica rumana, que desgrana, también en tercera persona los avatares de su vida en Rumanía, con sus padres, las desgracias que le acontecieron, vinculadas con el régimen de Ceaucescu, su viaje a España, sus vivencias aquí etc, etc... Este personaje, aparte de su relación con la trama, sirve a la autora para introducir información acerca de la historia reciente de Rumanía, lugar en donde se ambienta una parte importante de la novela, y a donde acudió la propia autora para documentarse sobre el terreno. E igualmente para dar voz a un colectivo, los rumanos, estigmatizados en nuestra sociedad ("son todos ladrones", etc, etc), a los que se describe como personas trabajadoras, salvo excepciones.

Si bien el inicio no me encajó bien, cuando empieza la acción la obra mejora mucho y resulta bastante entretenida y ágil. Lo cierto es que al ponerse en marcha el engranaje terrible de las mafias y el intento de los policías por proteger a una testigo amenazada la novela adquiere una gran velocidad y te arrastra casi hasta el final. Yo al menos leí los últimos dos tercios de un tirón. Quizás esta facilidad resida en que se pone el acento más hacia la acción y la crítica social que hacia el misterio y la intriga, puesto que muchas de las cosas se dicen o se intuyen pronto.

El mayor interés de la novela reside en la descripción y denuncia de una lacra como es la de la prostitución, especialmente la que ejercen chicas forzadas por gente sin escrúpulos, cuyas mañas y manejos son prolijamente desarrollados, sin ahorrar a veces alguna escena desagradable y violenta en la que sin embargo la autora no se regodea, por suerte. El componente social de la historia es bastante fuerte; sin embargo, la trama policial, de un corte clásico, y sencilla, se interrelaciona bien con ese otro aspecto.

Entre las cosas que más me han chirriado el hecho de que haya ciertas "casualidades" digamos demasiado casuales, pero eso no elimina el carácter disfrutable de una obra breve, pero que incluye violencia, sexo, venganza, drama familiar... y un buen número de ingredientes atractivos, además de esa denuncia sobre las mafias de prostitución.


Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

jueves, 16 de diciembre de 2010

La biblioteca de los muertos, de Glenn Cooper


Editorial: Grijalbo
Traducción: Sergio Lledó
430 páginas
21,90 €
Ebook formato EPUB: 16,99 €

Argumento:

En 2009 el FBI investiga en Nueva York el caso del Juicio Final en alternancia con los extraños sucesos que ocurren en la Abadía de Vectis (Britania) en el año 777 y varias reuniones secretas en 1947 protagonizadas por el ex primer ministro Winston Churchill y el presidente Harry Truman.

Comentario:

En principio "La Biblioteca de los Muertos" podría parecer una novela de lectura "difícil" debido a los distintos escenarios y épocas en los que transcurre, sobre todo porque la acción "salta" de un emplazamiento a otro siguiendo un orden planificado para dosificar la intriga y la revelación de datos. Sin embargo, en cuanto se toma como referencia la fecha de los sucesos actuales (la investigación del caso Juicio Final que lleva a cabo Will Piper, el agente del FBI protagonista de la obra), que comienzan el 21 de mayo de 2009, se sigue con facilidad.

La creación de personajes es inusualmente detallada, tanto en los de la actualidad (Will Piper y Mark Shackleton) como en los de otras épocas (el prior Josephus, la hermana Magdalena o las inquietantes características de Octavus) e incluso las de algunos que aparecen de forma fugaz (varios de los fallecidos), dotándoles tanto de personalidades distintas y de cierta complejidad como de una historia propia que completa y de alguna forma justifica sus comportamientos. Curiosamente, es en las relaciones personales donde menos se recrea: aunque incide en el difícil comienzo profesional entre Piper y su nueva compañera, la agente Nancy Lipinski, apenas muestra la evolución hacía el romance, algo que sí ocurre con la historia de Mark (el otro protagonista principal de la novela) y Kerry.

La documentación (sobre todo en los pasajes de 1947, donde sitúa brevemente en el contexto histórico) y la ambientación (especialmente la de la Abadía de Vectis, con su descripción de lugares y comportamientos de la época, con reminiscencias de "El Nombre de la Rosa", de Umberto Eco) están correctamente integradas en la trama, aunque ocasionalmente pueden ralentizar el avance de la investigación.

A mitad de la novela, el autor asume el riesgo de revelar la "solución" del principal misterio (quizá haya quienes lo deduzcan del título en castellano, muy significativo y diferente al original "El Secreto del Séptimo Hijo"), aunque no se dan todos los detalles hasta casi el final. Aún así el interés se sostiene, con algún altibajo, gracias a la investigación de otras subtramas y a la persecución que ocupa las últimas páginas.

En resumen, una novela caracterizada por una estructura (los saltos temporales) más compleja que la de la mayoría de las que se publican en la actualidad, con atención a los personajes (la minuciosidad con que se los describe consigue que se empatice con ellos) una prosa visual que da la impresión de que el autor ha "vivido" los lugares y situaciones que describe, buena dosificación de misterios y resoluciones, cierta previsibilidad en algunos aspectos (el título, el reparto del protagonismo) y algunos cabos sueltos (no se explica ni justifica adecuadamente todo lo que sucede) y una "sorpresa" final, que da como resultado una lectura entretenida sin más pretensiones.


*** T ***

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jueves, 9 de diciembre de 2010

El año de la Plaga, de Marc Pastor



El año de la Plaga
Marc Pastor
RBA ediciones
384 pp


Argumento:

El trabajador social Victor Negro sufre por el abandono de su chica, además de padecer fuertes dolores de cabeza... Pronto, los ancianos empiezan a suicidarse misteriosamente, mientras en la TV hablan de una amenaza de epidemia de gripe. En este caluroso verano en Barcelona además, se han puesto de moda los eucaliptos... Qué raro que los ancianos muertos tengan todos una macetita con eucaliptos...


Comentario:

En un tiempo en el que las novelas parecen buscar el éxito apuntádose a los temas de moda y sacrificando la calidad literaria, encontramos una novela rara avis como "El Año de la Plaga" de Marc Pastor, que lejos de buscar los caminos comunes y fáciles del gusto "mayoritario" consiste más bien en un ejercicio de nostalgia, una especie de revival de las viejas películas de serie B y no tan B que antaño plasmaban los miedos colectivos de la sociedad.

Lo primero que salta a la vista es la cuidada redacción del autor, que se sale de los cánones de lo que se considera "género" (en este caso terror o ciencia ficción) para trascenderlo con un estilo similar al del mainstream, o quizás con algunas similitudes con el lad-lit de Nick Hornby (el tema de la ex novia, el amor perdido, el análisis de lo que es una relación...). Tanto es así que si no supiéramos que se trata de una obra de ciencia ficción, por el inicio podría casi pensarse que se trata del relato nostálgico de un trabajador social que ha perdido al amor de su vida y se mueve torpemente entre su trabajo y la soledad, solo interrumpida por relaciones o intentos de relaciones nuevas a las que le incitan sus compañeros. 

La prosa es buena, aunque algo sobrecargada con golpes de ingenio, que sin embargo, son su mejor baza, y logran diálogos y párrafos brillantes en bastantes ocasiones. Además, según avanza la historia, están mejor dosificados. Los personajes, por su parte, están bien construidos, y son creíbles, en especial los principales.

Sobre todo en el inicio de la novela no faltan las referencias que nutren la historia y la visión de la vida del personaje protagonista, sobre todo a películas y series de televisión (y algo de música), y a otros elementos de la cultura popular contemporánea, con el peligro que esto supone, ya que si la persona no conoce dichas películas o series, se pierde una buena parte del sentido de tales alusiones, y además, puede que en el futuro nadie recuerde esos hechos coyunturales (las mamachicho, etc). Sin embargo, las personas avisadas podrán disfrutar o valorar mejor las charlas del protagonista sobre George Romero, y su pérdida de frescura en el mundo cinematográfico zombi, que fuera de su valor friki no tienen mucha importancia en la trama. Otras referencias son más conocidas, como las de En busca del arca perdida o las de Star Wars, o las de la serie Friends (aunque yo, particularmente, nunca he visto esta serie). En mi opinión, hay un exceso de referencias más o menos veladas, que a veces lastran un poco el desarrollo de la acción.

Sobre este punto, Marc Pastor no esconde su principal fuente de inspiración, que es la película de "La invasión de los ultracuerpos", en su versión del año 1978, dirigida por Philip Kaufman (hay varias versiones de esta historia, casi todas ellas muy conocidas, aunque esta es la más pesimista), cuyo argumento es retomado, utilizado y reubicado en un ambiente que nos resulta más familiar, como es Barcelona. Hay varias menciones al estupendo actor Donald Sutherland, protagonista de la citada película, que doy por hecho que todo el mundo conoce. 

Como en toda novela de ciencia ficción que aspira a algo más que a contar un mero argumento, ya conocido, por otro lado, el autor explora en esta novela los aspectos más humanos, tanto el relacionado con la soledad tanto del protagonista como de las primeras víctimas de la "plaga", los ancianos, como el aspecto digamos filosófico sobre qué es lo que nos hace humanos (esa pequeña dosis de imperfección y de insatisfacción, incluso de dolor y de miedo). En este punto, me ha parecido muy original el convertir en protagonista de la historia a un trabajador social, y en centrarse en personas que habitualmente no protagonizan este tipo de novelas. Y que sean los mayores, como representantes de la experiencia y de la memoria histórica, los primeros en darse cuenta de los hechos que acontecen. 

El aspecto más inquietante no solo el de la pérdida de la "personalidad", de esa parte "humana", que realmente es un terror primitivo y arraigado en nuestra especie, sino también el hecho de la manipulación de masas, amparada con el recurso del miedo, un tema, por desgracia muy actual, y que hemos visto con toda su crudeza en el tema de la gripe A, y de los oscuros intereses que la movían. En la novela, la población, ya acostumbrada a confiar en el poder, asume los mensajes televisivos con una indiferencia pasmosa y acrítica que da qué pensar... Así pues, puede decirse que el miedo es el leit motiv de la novela, junto con la definición de lo humano y de la "persona" y del "alma", la paranoia de la persecución, de la invasión, del enemigo oculto, de la desconfianza incluso hacia tus seres queridos... lo peor casi que le puede ocurrir a alguien.

El inicio me parece algo más lento, mientras entra el autor en materia y presenta las circunstancias vitales del protagonista, pero una vez comienza la acción, se trata de una persecución bastante ágil, una huida hacia adelante con cada vez menos motivos para la esperanza, que sin embargo, nunca se pierde, y un final emotivo, en el que tiene su participación esa parte de la humanidad menos tenida en cuenta, más marginal, etc. La parte final es la que más me ha gustado por su tono heroico sin dejar de ser humano, con su paralelismo con los campos de exterminio nazis, uno de cuyos supervivientes actúa como nexo entre ambos tiempos.

A diferencia de "La Mala Mujer", obra anterior de este autor, que me pareció estimable, pero no muy cuajada en cuanto a desarrollo de la trama, "El año de la plaga", es una obra más redonda y equilibrada, con un lenguaje propio (también lo tenía en la anterior) plenamente asentado, y un estilo reconocible, en donde sin renunciar a la acción y al terror, se incide en mensajes más interesantes. Quizás el hecho de que se base o inspire en obras cinematográficas tan conocidas aporta una cierta previsibilidad a la historia. Esta previsibilidad es sin duda el mayor handicap de la novela, ya que hay escenas muy similares a las vistas en el cine en películas de esta temática. Solo cambia el mal botánico que origina el conflicto...

Por otro lado, la narración en primera persona, bien utilizada, añade esa necesaria carga de empatía con el protagonista, que hace que funcione el resorte emotivo. Lo que queda bastante claro es que el autor tiene un "mundo" reconocible y coherente, muy personal, como queda también de manifiesto con la inclusión de personajes que podrían relacionarse con otras novelas suyas (Irene Corvo, ¿tal vez pariente del Corvo que protagonizaba "La mala mujer"?; referencias a Mauthausen, campo nazi donde se ambientaba "Montecristo", primera novela publicada del autor, etc).

Entre las mejores escenas, la charla-interrogatorio entre las dos mujeres que "rivalizan" por el protagonista, llena de tensión, dudas e intercambio de roles entre los "buenos" y los "malos", donde se pone de manifiesto la ambigüedad de tales conceptos. También llamativa la del enfrentamiento entre el protagonista y su "doble" fallido. 

Como curiosidad hay una página, la 215 creo recordar, que se repite durante una buena parte de la novela, símbolización del tiempo suspendido, un curioso y original efecto que nunca había visto.

En resumen, una novela-película homenaje-remake de La Invasión de los ultracuerpos, superior a otras novelas de género por su prosa, su mensaje, y la buena descripción de personajes, que nos ayuda a empatizar con su aventura y sus miedos, tan comunes por lo demás, a los de cualquier ser humano.

Cuidado con los eucaliptos... y no es broma...



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lunes, 6 de diciembre de 2010

Invitación a un asesinato, de Carmen Posadas


Invitación a un asesinato, de Carmen Posadas
Editorial: Planeta
356 páginas
21,50 €

Argumento:

Olivia Uriarte aparece muerta durante un viaje en el yate de su ex marido, el Sparkling Cyanide. Aunque se califica como accidente, su hermana Ágata decide asegurarse.

Comentario:

Aunque la historia se divide en tres partes, con títulos sacados de varias novelas de Agatha Christie (Cianuro Espumoso, Diez Negritos y Némesis), en realidad se podría decir que se trata de dos, bien diferenciadas, y no sólo por pasar de tercera a primera persona.

La primera ocuparía hasta que en la página 169, ya en "Diez Negritos", Ágata toma la palabra con el primero de varios toques metaliterarios, el anuncio de que empiezan las notas que ella misma escribe sobre su investigación y que titula "Invitación a un Asesinato. Notas para una novela de Ágata Uriarte".

Estos primeros capítulos pueden resultar una lectura "difícil", debido en parte a una falta de revisión que también afecta al resto de la novela, aunque en menor medida. La redacción, que va presentando a los personajes, a partir de Olivia y su declaración de intenciones y continuando por las personas que invita a su fiesta, oscila entre la tercera persona más habitual y el relato ocasional en presente sin ninguna utilidad aparente, lo que puede producir desconcierto y confusión.

Además, el intento de la autora por retrasar determinadas revelaciones, de distinta relevancia, a veces mínima o absurda, con recursos como hacer que los personajes den demasiadas vueltas a sus pensamientos, repitiendo conceptos unido a que utiliza el mismo esquema para casi todos los capítulos de presentación (quizá excepto el de Cary Faithful, que se muestra como el rodaje de una de sus películas y cómo sigue interpretando en la soledad de su hogar) causa que la lectura se haga en algunos pasajes pesada y repetitiva e incluso se produzca la tentación de abandonarla.

Sin embargo, a partir de la mencionada toma de palabra de Ágata, la novela toma un rumbo más interesante, en el que tienen cabida tanto los homenajes a la obra de Agatha Christie como un breve ejercicio metaliterario o la crítica social al comparar los privilegios de unos personajes y la falta de ellos de otros, la forma en que les afecta y sus consecuencias.

La autora utiliza la obra de Agatha Christie de diversas maneras, entre ellas la división de las distintas etapas de la historia, desde el nombre del yate donde sucede el crimen, tomado de "Cianuro Espumoso" (no parece haber más relación con el argumento de la novela), a la reinterpretación del comienzo de "Diez Negritos", en la que cambia el aviso de asesinato del original por la petición de ser asesinada por parte de Olivia, la motivación del crimen tomada de "Nemésis" (aunque aquí de forma más... generosa) o la utilización de los libros de Christie para dar pistas, tanto a Ágata como a quien conozca las novelas homenajeadas.

Esto conlleva que en el texto se revelen los finales de algunas novelas de Christie, como "El Asesinato de Roger Ackroyd" (en el capítulo "Agujetas" Ágata se compara con el Dr. Sheppard, narrador, como ella, en primera persona), el motivo del crimen en "Némesis" o los dos finales de Rebeca", el de la novela de Daphne du Maurier y el de la película de Alfred Hitchcock, sutilmente diferentes (por las implicaciones morales) y relevantes en la resolución de "Invitación a un Asesinato", lo que puede molestar a quien no conozca los libros citados.

La narración de Ágata consigue además que se empatice con la protagonista en varias facetas: la rivalidad con su hermana Olivia, que la hace sentirse inferior e insegura, su análisis de las personalidades y formas de vida de las personas que entrevista, realizado en un tono escéptico con un toque de humor o la evolución del personaje según avanza en su "investigación" (la muerte se ha calificado como accidente y nadie más la investiga) y se entrega a un romance que apenas se desarrolla.

En resumen, una novela que comienza algo lenta y farragosa, en parte por una falta de revisión que incluye tanto reiteraciones innecesarias como erratas que afectan a la construcción de las frases o algunos nombres (se cita al autor de "Love Story" como Eric Segal en lugar de Erich o a la actriz Margaret Rutherford, intérprete de Miss Marple, como Ruthernford en la página 193), aunque según se avanza en la lectura cobra agilidad e interés gracias a la empatía con la protagonista, los juegos metaliterarios y una investigación (con un desenlace que quizá sea previsible para quienes conozcan las novelas que se mencionan) que la propia Ágata califica como de manual.


*** T ***

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jueves, 2 de diciembre de 2010

Riña de Gatos, de Eduardo Mendoza



Riña de Gatos
Eduardo Mendoza
Editorial Planeta
432 páginas



Argumento:

Un inglés es contratado para venir a España en tiempos previos a la Guerra Civil con el objeto de que certifique la autoría de un cuadro de Velázquez, propiedad de un duque. Cuando llega a Madrid, las cosas se complican...

Comentario:


Normalmente no leo premios literarios y mucho menos el Planeta. Una vez lo intenté con uno y no pude terminarlo. Sin embargo, el renombre del autor premiado este año me animó a vencer el prejuicio.

El que nos ocupa no entra en la categoría de bodrio, por suerte, aunque tampoco es una obra meritoria en ningún sentido. Más bien es una novela plana, sosa y para mí, bastante aburrida. No digo que no tenga su público, pero este no soy yo, definitivamente.

En la contraportada se dice que describe "turbulentos amores con mujeres de distintas clases sociales" y el protagonista. Debo de haber leído otra novela porque no he visto ningún amor turbulento en sus líneas. Más bien algún acercamiento sexual (en elipsis), tan breve y tan poco cargado de emotividad que me resisto a calificarlo como "amor".

También dice la contraportada que los hechos del libro son narrados "con la presencia, muy sutil, de su conocido sentido del humor". Y tan sutil. El humor se cifra en dos puntos: alguna frase enrevesada cargada de palabras inusuales, que ya de por sí resulta humorístico, y escenas de vodevil (gente escondida en armarios escuchando conversaciones, o bajo la cama, huidas por jardines, etc) que a mí particularmente no me han hecho gracia. 

Lo que sí hay son extensas charlas sobre política y descripciones repetidas de cierto cuadro de Velázquez, cuyo tema, "sutilmente" se vincula con el argumento de la novela (bueno, tal vez hubiera sido sutil si lo cita dos veces, pero como son bastantes más...). 

En cuanto al argumento en sí, me ha parecido que tendía en ocasiones a esas novelas de misterios en torno al arte, pero sin misterio, o con uno muy forzado, al que luego le metían un poco de politiqueo o Historia para darle enjundia. De hecho, la falta de interés que me ha suscitado esta obra se basa principalmente en que no encontraba que fuera tan grave ni tan importante lo que iba a hacer el crítico de arte en España. La trama del cuadro es muy breve, y la de la relación del inglés con el duque y su parentela se limita a unas cuantas conversaciones discursivas. El resto son descripciones de la situación política pre bélica en la España del 1936, donde no falta la intervención de los generales golpistas Franco, Mola, Sanjurjo, Queipo... y tampoco la del propio José Antonio (Falange), pintado con una gran amabilidad, casi como un héroe romántico. 

De la prosa, qué puedo decir... Empieza retorcida, arcaizante, con cierta vocación de estilo y voz narrativa, y plena de palabras desusadas, incluso en la boca del inglés protagonista, poseedor de un amplísimo vocabulario español ("—No, por favor, no he dicho tal cosa. Además, sería prepóstero por mi parte: apenas la conozco"), con un cierto abuso de refranes y frases hechas, pero en algunas partes de la mitad empieza a cambiar el tono y el estilo (a más ágil y casi casi bestsellero), y así se pasa fluctuando toda la novela. Sin embargo, y es curioso, los personajes hablan todos igual, ya sean las hijas adolescentes de un duque, el propio duque, o un inglés. La única excepción es una prostituta que sale por ahí como en todo libro español que se precie. Por cierto, en "La ciudad de los prodigios" el estilo era totalmente distinto, con frases secas y cortas, muy poca subordinación. 

Hay bastantes escenas y párrafos que, para mi gusto, sobran, mucha palabrería y mucho dar vueltas para contar las cosas, y también alguna descripción explicativa (sobre todo en lo relativo a la relación del protagonista con su amante inglesa, que pensándolo bien, no pinta mucho en el resto de la trama), que dejan entrever poca revisión en la obra o quizás unas prisas excesivas.

Algo que me ha desagradado bastante es el cambio del tiempo de narración (casi todo el libro narrado en pasado) al presente, sin ninguna justificación aparente, en algunos capítulos. Parece como un recurso gratuito o un intento de dar variedad a una narración algo monótona. 

Los personajes me han resultado bastante vacíos. El inglés no transmite más que apatía; y las hijas del duque actúan de formas poco creíbles para su época y condición.

En resumen, muchas vueltas por Madrid, muchas escenas y charlas vanas, persecuciones por diversos bandos políticos, discursos sobre arte, y poca chicha en realidad. Para interesados en Velázquez, principalmente.

Algunos fragmentos:

Anthony emitió unos confusos sonidos con la esperanza de que fueran tomados por muestras de humildad o de cortesía, porque si bien estaba convencido de haber actuado con rectitud, experimentaba los lacerantes remordimientos del traidor neófito, y por más que la sustanciosa sopa le hacía recuperarse gratamente de su postración, con gusto habría renunciado a ella para salir huyendo del escenario de lo que se le antojaba una cruel mentira. Advirtiendo su desasosiego, intervino una vez más su excelencia el duque de la Igualada


Anthony se alejó del palacete con el paso cansino y el corazón encogido. Si hubiera tenido dinero, habría tomado el primer tren de regreso a Inglaterra. Pero esto era imposible. No sólo seguía impecune, sino indocumentado. Se maldijo mil veces por su estulticia.


(habla la hija adolescente)

—Eso tú no lo sabes, ni yo tampoco. Pero si pasa... y algo terrible pasará, tenlo por seguro, no me quiero morir como las santas del devocionario, con la palma del martirio en una mano y el dedo metido en la boca. No quiero ser una santa, Tony, quiero ser una persona normal, saber lo que es eso. Y si eso es pecado, lo mismo me da. Yo no lo he inventado. ¿Cómo puede ser malo desear lo que me están pidiendo el cuerpo, la razón y el alma? ¿Y cómo voy a ignorar un deseo que siento dentro de mí a toda horas, si encima el padre Rodrigo no me habla de otra cosa que de las tentaciones de la carne?


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lunes, 29 de noviembre de 2010

Dama de tréboles, de Olivia Ardey


Dama de Tréboles, de Olivia Ardey
Editorial: La Esfera de los Libros S.L. (2009)
366 páginas
16,90 €

Argumento:

Ethan Gallagher gana una esposa en una partida de cartas y se la lleva a su rancho, donde han de aprender a conocerse y resolver el misterio de la identidad de Linette.

Comentario:

Esta novela sigue uno de los esquemas clásicos del género: los protagonistas se conocen, un equívoco tras otro les mantiene separados por la desconfianza pese a que se atraen, ambos tienen sucesos del pasado que han de ser resueltos y que dificultan el desarrollo de la relación, hay una antigua casi novia de él (Harriet) que no sólo no le desea ningún bien, sino que además está dispuesta a fastidiarles la vida, un montón de secundarios que cumplen distintos cometidos, desde aconsejar a Ethan y Linette a contribuir a la resolución de los escollos etc...

En este sentido la obra está bien estructurada, siguiendo los pasos lógicos, alternando la en principio difícil convivencia de los protagonistas con los personajes que influirán en su relación, desde la búsqueda de los Watts (tal vez demasiado obvia) a los intentos de separar a la pareja por parte de una vengativa Harriet Keller, cuyas intervenciones, además de ser más o menos relevantes contribuyen a no centrar tanto la atención en un romance que sigue un desarrollo adecuado y constante desde los mencionados equívocos y desconfianza del principio hasta el mutuo descubrimiento de personalidades, intercambio de confidencias, atracción física, admiración, confianza y amor inquebrantable.

Sin embargo, quizá el seguimiento de este esquema tan a rajatabla contribuya a que la historia parezca más de lo mismo, siguiendo unos cauces previsibles y convencionales en los que casi nada sorprende (tal vez la última escena de Harriet) o llama la atención.
La historia transcurre en 1884, en el oeste conocido por las películas, con una ambientación mínima en la que la mayoría de las descripciones son poco más que esquemáticas, permitiendo que la imaginación y el recuerdo de los westerns americanos suplan estas carencias, resaltando algo más las partes en que se describe la vida de Linette con los Lakota, que incluye algunos apuntes sobre sus costumbres e idioma.

El desarrollo de los personajes es irregular. Mientras muchos de los secundarios son apenas meros nombres con cometidos tan poco claros o irrelevantes que en ocasiones puede ocasionar confusión en cuanto a sus identidades, según adquieren protagonismo el desarrollo es mayor, como en Harriet o Emma y Matt Sutton (hermana y cuñado de Ethan) que tienen los cometidos más importantes, como ser confidentes de cada uno de los protagonistas, consejeros sentimentales y ejemplo de un matrimonio y familia feliz con muchos años de convivencia.

Linette y Ethan son los más complejos, cada cual con sus propios problemas y traumas que superar protagonizan algunos pasajes tiernos y emotivos (la lectura de libros, el relato de la vida de ella con los lakota y cómo comparte sus vivencias con él, las gafas que Ethan se muestra reticente a aceptar, el momento en que ella se imagina a su hija y algunos más) aunque su romance sigue un esquema algo convencional.

En resumen, una historia bien escrita y algo previsible, de lectura fácil y agradable.



*** T ***


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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ni de Eva ni de Adán, de Amélie Nothomb



Ni de Eva ni de Adán
Amélie Nothomb
Traducción de Sergi Pàmies
Editorial Anagrama
176 páginas


Sinopsis

La joven Amélie le enseña francés a Rinri, un chico japonés. Pronto comienzan un peculiar romance en el que cuenta más la amistad y afinidad que otra cosa.

Comentario:

Esta es una novela autobiográfica de la autora belga Amélie Nothomb, que suele intercalar novelas basadas en su vida y experiencias con otras de pura ficción. De todas formas, tanto unas como otras muestran rasgos comunes y un acusado estilo personal, que surge del carácter extravagante y original de la autora.

Como en todas sus obras, vemos una prosa depurada, lacónica, sin ser seca, pero llena de contenido. Casi pareciera que cada frase es una muestra de ingenio en sí misma, o de humor sutil, o alguna reflexión sobre cuestiones de la vida. Casi no hay ninguna frase que no tenga su gracia. La narración es muy ágil, los diálogos son extremadamente ingeniosos, y la extensión muy breve. 

Amélie nos introduce en esta ocasión en un aspecto poco tratado en sus obras, el amor, es decir, su relación con el amor. Así nos enteramos de que tuvo un novio japonés durante dos años, que tal y como se describe en el libro era todo un encanto, y además, su contraparte ideal, ingenioso y culto como ella, sensible, educado, etc. 

Más que un argumento en sí, la obra es un conjunto de anécdotas que nos van contando variados lances de esta curiosa relación de afinidad, unas más interesantes que otras. Por ejemplo, es divertida la ascensión al monte Fuji, y también los primeros capítulos donde se nos cuenta el inicio de la relación; o las descripciones que hace la autora de la familia del japonés, sobre todo de sus extravagantes abuelos. Como de costumbre, aprovecha para describir ciertas diferencias culturales con los japoneses y contar algunas de sus costumbres, desde el conocimiento que da el haber nacido y vivido en aquel país. Nothomb suele ser dura con su país de nacimiento, aunque en esta ocasión está más moderada en la crítica, y más proclive a confesar su admiración y su deseo de integrarse en tal cultura. 

A propósito de cultura, abundan las referencias literarias, cinematográficas y musicales, muy bien utilizadas en cada contexto. Aún me estoy riendo con la escena del ascenso al Fuji cuando Amèlie se identifica con Zaratustra, el de Nietzsche, y los diálogos y juegos de palabras a que da lugar este hecho. 


"Estaba en lo cierto. Más allá de los mil quinientos metros, desaparezco. Mi cuerpo se transforma en pura energía y en el tiempo que uno tarda en preguntarse dónde estoy, mis piernas ya me han llevado tan lejos que me he convertido en invisible. Otros tienen la misma propiedad, pero no conozco a nadie en quien resulte tan poco imaginable, ya que, de cerca, o de lejos, no es que me parezca demasiado a Zaratustra."
"El destino, famoso por su sentido del humor, quiso que naciera belga. Ser originaria del país llano cuando uno pertenece al linaje zaratustriano constituye una broma que te condena a convertirte en agente doble."
"—¿Cómo has hecho para subir tan deprisa? —me preguntó.
—Es porque soy Zaratustra —respondí.
—Zaratustra, ¿el que hablaba así?
—El mismo."


Al igual que en otras obras, Nothomb también hace bromas sobre su nacionalidad belga (en todas partes donde hay gente de diferentes nacionalidades ella siempre es la única belga, nunca nadie sabe dónde está su país, etc), y alude a otros de sus temas recurrentes: su hermana Juliette y el intenso vínculo que la une a ella, su obsesión por la gente delgada...

Lo que más me ha gustado de la obra es el humor tan inteligente y original de la autora, y el ingenio de sus frases y diálogos, y también las personalidades de la pareja protagonista, y su manera de narrar un romance, tan alejada de los estereotipos convencionales. Sin embargo, considero que esta novela es algo irregular, y que hay escenas que no están a la altura del resto, produciéndose una cierta apariencia de descompensación. 

Especialmente flojos me han parecido los capítulos finales, que cuentan lo que pasó tras la relación y cómo se hizo la autora famosa tras publicar su primera novela, exceptuando su reencuentro con Rinri, y su abrazo final, que certifica este sentido canto a la amistad más que al amor apasionado, cuajado de ironía y sutil humor. Esta parte parece escrita casi como un resumen o una transición, menos trabajado que el resto.

De todas formas, incluso las peores obras de Nothomb tienen un "algo" especial. 



Dejo el inicio de la novela para animar a su lectura:

"Me pareció que enseñar francés sería el método más eficaz para aprender japonés. Dejé un anuncio en el tablón del supermercado: «Clases particulares de francés, precio interesante».
Aquella misma noche, sonó el teléfono. Quedamos para el día siguiente, en un café de Omote-Sando. No entendí su nombre, él tampoco el mío. Después de colgar, me di cuenta de que no sabía cómo lo reconocería, él tampoco a mí. Y como no se me había ocurrido pedirle su número, ya no tenía remedio. «Quizás vuelva a llamarme para aclararlo», pensé.
No volvió a llamarme. La voz me había parecido joven. Tampoco era un dato muy significativo. En 1989, no eran precisamente jóvenes lo que faltaba en Tokio. Y menos en un café de Omote-Sando, el 26 de enero, hacia las tres de la tarde.
Yo no era, ni mucho menos, la única extranjera. Él, sin embargo, se dirigió sin dudarlo hacia mí.
—¿Es usted la profesora de francés?
—¿Cómo lo sabe?
Se encogió de hombros. Tomó asiento, muy envarado, y permaneció callado. Comprendí que la profesora era yo y que me correspondía a mí ocuparme de él. Le hice algunas preguntas y me entere de que tenía veinte años, que se llamaba Rinri y que estudiaba francés en la universidad. Él se enteró de que yo tenía veintiún años, que me llamaba Amélie y que estudiaba japonés. No entendió cuál era mi nacionalidad. Ya estaba acostumbrada.
—A partir de ahora, queda prohibido hablar en inglés entre nosotros —dije.
Conversé en francés con el fin de averiguar su nivel: resultó ser desesperante. Lo más grave era su pronunciación: si no hubiera sabido que Rinri me estaba hablando en francés, podría haberlo confundido con un pésimo principiante de chino. Su vocabulario era desalentador, su sintaxis reproducía defectuosamente la del inglés, que parecía tomar como absurda referencia. No obstante, estaba cursando tercero de francés en la universidad. Eso me confirmó el fracaso absoluto de la enseñanza de idiomas en Japón. Llevado a esos extremos, aquello ya no podía calificarse de insularidad.
El joven debía de ser consciente de la situación, ya que no tardó en excusarse y, a continuación, en callarse. No podía admitir aquel fracaso, así que intenté que hablara de nuevo. En vano. Mantenía la boca cerrada como si quisiera esconder unos dientes poco agraciados. Estábamos en un callejón sin salida.
Entonces me puse a hablar en japonés. No lo había practicado desde los cinco años, y los seis días que llevaba en el país del Sol Naciente, después de una ausencia de dieciséis años, no habían sido ni mucho menos suficientes para reactivar mis recuerdos de infancia de esa lengua. Así pues, le solté un galimatías pueril sin pies ni cabeza. Trataba de un agente de policía, de un perro y de cerezos en flor.
El chico me escuchó con asombro y, finalmente, se puso a reír. Me preguntó si había aprendido japonés con un niño de cinco años.
—Sí —respondí—. Y el niño era yo.
Y le conté mi trayectoria. Se la conté lentamente, en francés; gracias a una particular emoción, sentí que me comprendía.
Había logrado desacomplejarlo.
En un francés peor que malo, me dijo que conocía la región en la que había nacido y en la que habían transcurrido mis cinco primeros años: Kansai.
Él era de Tokio, ciudad en la que su padre dirigía una importante escuela de joyería. Agotado, se detuvo y acabó su café de un sorbo.
Aquellas explicaciones parecían haberle costado el mismo esfuerzo que si hubiera tenido que cruzar un río en plena crecida a través de un vado con piedras separadas cinco metros unas de otras. Me divertía verle resoplar después de aquella hazaña.
Hay que reconocer que el francés es un idioma perverso. No me habría gustado estar en la piel de mi alumno. Aprender a hablar mi idioma debía de resultar tan difícil como aprender a escribir el suyo."


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jueves, 11 de noviembre de 2010

El cebo, de José Carlos Somoza


El Cebo de José Carlos Somoza
Editorial: Plaza & Janés Editores
488 páginas
 23,90 €

Argumento:

La joven Diana Blanco actúa como cebo para atrapar peligrosos delincuentes.

Comentario (con algún Spoiler):

Quien haya leído la obra del autor quizá encontrará ciertas similitudes con otras de sus novelas, en especial "Clara y la Penumbra", con la que comparte la exploración extrema de situaciones poco convencionales (en una se utilizan a personas - casi siempre mujeres, protagonistas en ambas historias - como "cuadros", en la otra como cebos) complementada con una trama policiaca, que tiene más relevancia en "El Cebo".

La redacción mayoritaria en primera persona, al tiempo que muestra el punto de vista de Diana, centra mucho la atención en este personaje, descuidando la definición del resto, quienes son vistos únicamente desde su perspectiva y opinión. Quizá la intención del autor sea, además de hacer las vivencias de la protagonista más cercanas, informar sólo de lo que ella sabe, sobre todo de cara a los distintos golpes de efecto que se suceden a lo largo del relato, varios de ellos algo "tramposos", ya que la protagonista omite detalles que conoce, como los relacionados con lo que sucede en el último capítulo.

La novela se divide en dos partes principales. Una de ellas se ocupa de los psinomas, sus máscaras, las filias y, a partir de ahí, las consecuencias sociales y su aplicación en la resolución de crímenes, al estilo de los perfiladores que realizan retratos psicológicos de algunos psicópatas y más allá, como arma contra ellos, o el precio que pagan los cebos, que en ocasiones afecta a su salud mental. La otra comprendería los problemas de Diana, tanto familiares (su hermana menor, Vera, también quiere ser cebo profesional) como con un trabajo que intenta dejar, o la aplicación sobre el terreno de las "máscaras" en la caza de un asesino en serie dominado por su filia, apodado "El Espectador".

La parte dedicada  a la presentación y desarrollo de estos impulsos ingobernables y a explicar su relación con las obras de William Shakespeare, que supone bastante conocimiento y análisis de su trabajo, es lo más novedoso de la historia y está bastante aprovechada, aunque quien no conozca el teatro del autor quizá no capte del todo las asociaciones que se hacen, pese a los breves resúmenes que se incluyen en el texto (en ocasiones demasiado explicativos y/o insertados con poca naturalidad).  

El autor dedica la segunda mitad de la novela, más convencional que la primera, a la resolución de varias tramas de misterio y asesinatos, incluyendo pasajes de violencia y varias "sorpresas", en un crescendo de revelaciones algunas más previsibles que otras (el papel del mentor Víctor Gens...) con una inusitada acumulación de villanos, alguna "resurrección", una pormenorizada confesión (uno de los poco capítulos en tercera persona) carente de verosimilitud (un simple comentario de Diana hace que le cuente todo lo que ha hecho) o el mencionado golpe de efecto del final, del que no se han dado pista que permitan hacer una asociación mental a posteriori como sí sucede en otro de los casos, asociado al prólogo que abre la novela.

En resumen, una novela que quizá sorprenda a quien no conozca la producción anterior del autor, que intenta equilibrar la parte más "reflexiva" con la de misterio, algo convencional y tramposa en su resolución, correctamente redactada y una lectura entretenida.


*** T ***

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jueves, 16 de septiembre de 2010

Fin, de David Monteagudo


Fin, de David Monteagudo
Editorial: El Acantilado, 2009
350 páginas
19 €

Argumento:

Un grupo de amigos se reune 25 años después de separarse para pasar un fin de semana juntos. Al poco tiempo empiezan a suceder cosas..
.
Comentario (con spoilers):

La novela se divide en dos partes bien diferenciadas que recuerdan tanto a la película "Sé lo que Hicisteis el Último Verano" como a la novela de Agatha Christie "Diez Negritos". En la primera, más intimista, el autor desarrolla las relaciones entre los personajes y los conflictos del pasado, en especial un bochornoso suceso en el que todos ellos se unieron para gastar una broma al único amigo del grupo que no ha acudido a la cita, Andrés, conocido como "El Profeta" (nombre con el que se juega más tarde, al comenzar las especulaciones sobre lo que está sucediendo).

Los personajes (incluido el ausente) están definidos mediante características tópicas, efectivas por lo reconocibles, unos más y mejor desarrollados que otros aunque la mayoría capaces de despertar simpatías o antipatías según el papel que les haya tocado: fracasado, víctima, conservador, líder...

En cuanto a la parte "técnica" se nota que el autor ha planificado la obra: la elección del relato en presente para crear más inmediatez acerca de lo que está sucediendo a los protagonistas, la renuncia del narrador a hacerse presente o dar su opinión (excepto en un par de ocasiones excepcionales), permitiendo que sus personajes se expresen solos y asuman las consecuencias de la imagen que dan, o en la destreza con la que maneja la progresión en el horror son algunos ejemplos.

Cabe mencionar el capítulo en el que se presenta a Maribel y Rafa, cinco páginas de diálogos sin acotaciones, descripciones o cualquier tipo de adorno, que consiguen retratar sus personalidades sin dificultad. O el uso, quizá abuso, de los puntos suspensivos que, aunque quizá pretenden dar una sensación de realismo en las conversaciones, a retazos, vacilantes, buscando la forma de expresarse, pueden llegar a ser demasiado abundantes.

Para sumergir a los personajes en el desconcierto, a partir de la desaparición de Rafa el autor utiliza recursos habituales del género como la ausencia de personas a lo largo de su caminata en busca de un lugar poblado, las casas que parecen haber sido abandonadas en mitad de actividades rutinarias o la aparición de rebaños o manadas de animales (desde las cabras que preceden a la segunda desaparición o el dromedario, el tigre y los leones, justificados por la visión de la carpa de un circo, hasta la inquietante escena de los galgos en la gasolinera), creando una densa atmósfera en que la única explicación posible parece lo inexplicable.

Aunque el final quizá pueda resultar decepcionante a alguien, hacia la mitad de la novela, cuando tiene lugar la segunda desaparición (Cova), queda claro que, pese al empeño de los protagonistas, lo que está pasando no puede ser obra de "El Profeta" (la imposibilidad de que se oculte él mismo o el cadáver en un espacio abierto) además de constituir un fallo de coherencia en la historia, ya que, aunque más adelante le dicen a María que ella será la última en desaparecer porque no participó en la "broma", no se tiene en cuenta que Cova tampoco formaba parte del grupo, con lo que ninguna de ellas debería resultar perjudicada.

De hecho, los personajes especulan sobre lo que ha sucedido mientras se dirigen en busca de la ciudad: Se trata de un sueño y quienes desaparecen es porque están despertando de él, les han trasladado a un universo paralelo, una invasión extraterrestre, etc... De esa forma el autor va preparando para un final dentro de la lógica, quizá el único posible, ya que ninguno de los anteriores o cualquiera que se le ocurriera podría estar a la altura de las expectativas creadas. Quizá por eso ni lo intenta.

También se utiliza el mismo método ante la negativa de sus compañeros a contar lo que le hicieron a "El Profeta". A las preguntas de Cova y María todos se niegan a dar detalles concretos, comienzan a restarle importancia, a minimizar el hecho y resaltar que fue magnificado por la forma de ser de la víctima de la burla.

Quizá más decepcionante que el final pueda ser la finalidad. El autor dedica casi media novela a la presentación de los personajes, sus conflictos del pasado, la situación de un presente en el que varios de ellos son infelices, están amargados o recurren a engaños para simular una realidad que no viven, situaciones que parecen apuntar al establecimiento de conflictos personales y sociales que nunca se llegan a materializar y mucho menos resolver.

En resumen, una novela bien escrita, que mantiene la creciente tensión y tiene una trama de misterio y terror que "engancha" aunque puede decepcionar a quienes busquen un final "de verdad" o esperen un gran desarrollo de las tramas personales.



*** T ***


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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Angelology, el libro de las generaciones, de Danielle Trussoni

Angelology
Editorial: Planeta
590 páginas
21,90 €
Argumento:

Evangeline, una joven monja, y Verlaine, un historiador que hace una investigación para la familia Grigori, se ven inmersos en una guerra cuya existencia desconocían.

 Comentario:

La novela, que se divide en varias partes (o esferas) comienza con la presentación de varios personajes y la investigación sobre ángeles en la que están involucrados incluso sin saberlo. Así se establecen algunas relaciones, como la naciente atracción entre la joven monja Evangeline y Verlaine, el investigador por cuenta de la familia Grigori.

La segunda esfera, que abarca unas 170 páginas, recrea hechos sucedidos al menos 50 años antes y le son relatados a Evangeline por Celestine, una anciana monja de su congregación. La narración, en primera persona, aporta descripciones de lugares, ropas, personas y emociones que en ocasiones pueden distraer de los sucesos principales y ralentizar la narración sin una utilidad aparente.

Estos recuerdos incluyen un documento antiguo, unas notas escritas por Clematis de Tracia, donde relata la primera expedición angelológica, ocurrida en el año 925, en la que otro de los personajes, Raphael Valko, responsable de la traducción del latin y posterior actualización, inserta numerosas y extensas notas al pie de irregular interés y pertinencia.

Estas páginas, con la mencionada acumulación de información más o menos relevante y recreación en detalles en apariencia innecesarios, pueden resultar confusas y densas, hasta el punto de lastrar el avance de unas tramas cuyo potencial misterio e intriga han desaparecido casi desde el comienzo debido a la poca sutileza de la autora para proporcionar pistas, lo que puede llevar a que cualquier persona avezada en este tipo de lecturas deduzca la mayor parte de lo sucedido mucho antes de que sea revelado: desde el primer momento queda claro que la existencia de ángeles y nefilims es real o la importancia de la familia de Evangeline y ella misma en la historia que se relata. De hecho hay sucesos que se cuentan brevemente en la primera parte y se desarrollan en detalle en la segunda, con la consiguiente sensación de déjà vu.

Sólo en la última parte parece avanzar un poco la historia, cuando la autora, de vuelta al presente y con Evangeline y Verlaine separados, utiliza el recurso clásico de alternar las aventuras de cada personaje y con ello los momentos de tensión, aunque la historia se ve lastrada, de nuevo, por las explicaciones de Gabriella a Verlaine de unos hechos que quedaban sobrentendidos en el relato de Celestine.

Aunque en principio parece que se trata de crear cierta tensión e incertidumbre, el caótico orden en que la autora cuenta la historia, intercalando pasado y presente, y un exceso de pistas nada sutiles anula el factor sorpresa de la mayoría de las revelaciones que se realizan en las últimas páginas, sobre todo las relacionadas con la familia de Evangeline.

La aceptación sin problemas ni sorpresas por parte de todos los personajes de la existencia de los ángeles y sus hijos, los nefilim, así como la inmediata identificación de quienes son los buenos y los malos y la falta de definición de unos protagonistas sin personalidad ni matices más allá de las tendencias psicopáticas de Percival Grigori dificultan la credibilidad de la atracción que parecen sentir Evangeline y Verlaine y anulan la identificación con ellos y el interés por lo que pueda sucederles.

El final abierto a próximas novelas sólo es un detalle más que se une a otros para hacer que "Angelology" pueda resultar una lectura decepcionante para quienes esperaban algo interesante de esta moda que en EEUU parece haber sustituido a los vampiros como los de la saga "Crepúsculo" de Stephenie Meyer y otros similares. Quien quiera ángeles románticos y dramáticos disfrutará más con las obras de Laura Gallego García "Alas de Fuego" y "Alas Negras" o "Dos Velas para el Diablo".


*** T ***

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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cazar al Capricornio, de Francisco Castillo



Francisco Castillo
Delibrum Tremens
278 páginas


Argumento:

En el año 2005 el rascacielos Windsor, en pleno centro de Madrid, ardió por los cuatro costados en lo que pareció un incendio accidental. Sin embargo, algunos testigos creyeron ver extrañas sombras en las ventanas y movimientos dentro del edificio... Y tenían razón. Alguien robó de una de sus oficinas una caja con un contenido de gran transcendencia para España y utilizó el fuego para encubrirlo. Pero la persona contratada para hacerlo se dejó llevar por la avaricia y generó un conflicto de dimensiones inimaginables para él...
El ex legionario y agente del CNI Alba tendrá que hacerse cargo de evitar que esa documentación explosiva caiga en malas manos.


Comentario:

No es muy común leer una novela de espías ambientada en España, y mucho menos, escrita por un español. Pasados los tiempos dorados del género, en plena Guerra Fría, incluso a nivel internacional es bastante común que el género se confunda y mezcle con las formas del thriller. Sin embargo, Francisco Castillo se ha atrevido en esta su primera novela publicada a lidiar con un tema tan poco cultivado por los autores patrio, conservando las esencias más clásicas.

Cazar al capricornio nos narra una trama de acción, investigación e intrigas diplomáticas internacionales, con el ojo del huracán en España y su política, que arranca con un suceso que tuvo lugar realmente: el incendio del Windsor. En realidad, esta referencia inicial y anecdótica es una muestra de astucia por parte del autor, que utiliza un acontecimiento conocido por todos y que fue difundido por la televisión, para suscitar nuestra curiosidad y así meternos de lleno en la historia. ¿Quién no se imaginó su propia trama conspiranoica mientras veía el rascacielos arder en la noche madrileña? 

La novela combina variados elementos políticos y de la historia reciente de España (atentado de Carrero Blanco, suceso de Palomares, etc), con las guerras balcánicas, las relaciones diplomáticas internacionales, la carrera espacial, el auge del islamismo y su penetración en Europa, etc... creando una trama que si bien resulta en algunas partes algo deslavazada, hasta el punto de que da la impresión de tratarse de una serie de de escenas o secuencias sueltas con leve conexión, no es para nada inverosímil ni "fantasmada". 

A mí, por lo menos, me ha parecido muy creíble todo lo narrado, sensación a la que contribuye el hecho de que el autor maneja muy bien sus fuentes y recursos. Aunque ignoro totalmente el funcionamiento de los servicios secretos, y no sé si lo narrado es auténtico o no, lo cierto es que lo parece, y transmite lo más importante en una novela: verosimilitud. También cercanía, ya que lejos de retratar a los espías y agentes como seres tipo James Bond, cuasi perfectos, nos regala toda una galería de personajes bastante bien construidos, humanos, con traumas personales y características fuera de lo arquetípico, o bien dándoles la vuelta a esos mismos tópicos como el caso de Evarista, la hacker femenina. 

Las descripciones de cómo son los edificios de la inteligencia, sus métodos de trabajo, sus actuaciones... se nos relatan con naturalidad y con claridad, muy bien documentadas, y con esa cercanía anteriormente mencionada que hace que notemos que no se trata de un autor mimetizando formas y tics de las películas americanas, sino de alguien que o bien conoce muy de primera mano este mundillo o bien lo ha estudiado a conciencia y con un rigor digno de elogio. Quizás en algunas partes, sobre todo las referidas a la historia contemporánea hay un exceso de información, que sobrecarga un poco, pero en general, no se hace pesado. 

En cuanto a los personajes, como ya dije antes, son humanos y con defectos y virtudes. Incluso los personajes "malos" o digamos antagonistas no son retratados de forma maniquea, sino realista y con cierta complejidad en algunos casos, todo lo que permite el género, por supuesto. Sobre este punto, reseñaría que el mejor descrito es, como es casi de lógica, el protagonista Alba, un hombre marcado por la muerte del amor de su vida, y en cuya ética y código moral introspecciona el autor, mostrándonoslo en situaciones emotivas como flashbacks con su abuelo y sus enseñanzas respecto a la violencia, o leyendo la última carta que le envió su mujer antes de morir, lo cual crea empatía con el personaje. 

Algo que me ha gustado menos es que haya centrado tanto en la descripción de uno de los "antagonistas", Isak, dando datos que, en el fondo, no son en exceso importantes para comprender la trama, aunque sí para conocer un poco la historia reciente de los kosovares, de Albania, de sus códigos violentos de grupo, etc. Este centrarse en personajes que luego no son principales o tienen poca relevancia en la trama (como cierta agente holandesa o algunos diálogos entre los espías ingleses) pueden distraer un poco al lector del tema central, que ya de por sí da un giro demasiado brusco en cuanto a la naturaleza de lo que buscan, o hacerle pensar que más adelante cobrarán protagonismo.

En la novela hay bastantes escenas interesantes, que consideradas individualmente, son superiores al conjunto. Me han gustado sobre todo el interrogatorio a una estudiante, clave en la investigación llevada a cabo por Alba, y también una sutil charla telefónica entre dos estatistas de fama internacional... 

Como es clásico en las historias de espías, se muestran con todo lujo de detalles los tratos, mangoneos, acuerdos, pactos, movimientos y demás manejos que suceden en la parte más oculta de la diplomacia internacional, con la intervención del mítico MI6, y de otras agencias, además de la nuestra, por supuesto. Eso no excluye las escenas de acción, sobre todo en el desenlace. No faltan tiros desde luego. También hay acción en la parte antagonista, tanto en el presente como en la historia de Isak, escenas duras y una pequeña dosis de sordidez muy puntual (escenas con la escort). 

En cuanto a la prosa, es limpia y directa, muy fácil de leer, pero con ciertos toques que revelan calidad y prometen nuevas incursiones más ambiciosas en la literatura, y sobre todo, con un cierto humor soterrado muy interesante. Tal vez la trama es algo escasa, y algo lineal, con un solo giro sorpresivo, pero el autor la arropa con notas sobre diversas disciplinas, que eso sí, pueden interesar más o menos según los gustos de cada uno. A mí, por ejemplo, una cosa que me parece curiosa pero no me gusta (porque hace que la novela se desfase muy rápidamente por estar ceñida a la "actualidad") es la mención de personajes de alta política española e internacional como Bono, Zapatero, el Rey, Gadafi... que no están de adorno, intervienen directamente en la historia.

Resumiendo, una historia original por el contexto en el que se enmarca (espías españoles), con dosis de acción, intrigas palaciegas y diplomáticas, misterios históricos revelados, un protagonista que cae bien, secundarios simpáticos y humanos, una excelente documentación, prosa ágil..., que seguro que despierta curiosidad en los amantes de las tramas de espionaje y de acción, con un fondo real o al menos verosímil. 

Un fragmento de la obra:

Si se pregunta a los madrileños qué es Madrid para ellos, algunos dirán que es un túnel oscuro por el que viajan sus vagones de Metro; para otros Madrid es un gran atasco donde se enquistan sus coches durante horas.
Es muy raro que un madrileño hable bien de su ciudad, aunque es imposible convencerle de que se pueda vivir mejor en otra parte. En cambio, Madrid gusta a los turistas: se los ve pasear por el Barrio de las Letras, comer churros cerca de la Plaza Mayor o visitando los museos del arte del Prado, Reina Sofía o Thyssen - Bornemisza; de hecho no es dificil encontrar a turistas sorprendidos de que no haya un Museo Guggenhaim en la ciudad.



El autor





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