martes, 22 de mayo de 2012

Antes y después de odiarte, de Ángeles Ibirika


Editorial: Ediciones B, 2011
384 páginas
17 €

Argumento:

Mikel sale de la cárcel con la intención de vengarse de Ane, a quien culpa de lo que le ha ocurrido.

Comentario:

“Antes y después de odiarte” es una novela de sentimientos. Emociones intensas, a veces exacerbadas hasta resultar poco creíbles dentro de una historia que no cuenta mucho más que la ambivalencia de Mikel entre el odio y el deseo de venganza que tiene hacia Ane y el amor que, a pesar de sí mismo, siente por ella.

Los personajes están definidos en base a esta premisa, no conociéndose de sus personalidades otra cosa que lo que sienten el uno por la otra y viceversa. Igualmente los secundarios (Bego, Carlos, Rodrigo, Lourdes) existen para resaltar, animar, obstaculizar, apoyar etc el romance de los protagonistas, al igual que el trabajo que Ane consigue a Mikel o la breve subtrama policial que se utiliza tanto para evocar la que les separó como para propiciar la reconciliación.

La autora intenta “romper la monotonía”  de la narración incluyendo flashbacks (que no aportan mucho a lo que ya se ha dicho en diferentes conversaciones) sobre el inicio de la relación entre los protagonistas, en presente, que resultan un tanto fallidos al insertarse dentro del texto, sin separación o cursivas que permitan darse cuenta al instante de que es el pasado.

La ambientación, presente sobre todo en las (repetitivas) escenas en que Mikel sigue a Ane, se limita a enumerar los nombres de las calles por las que evolucionan los personajes, un recorrido sin adornos que solo conseguirán “visualizar” quienes conozcan Bilbao y sus alrededores.

De hecho, aunque el Café Iruña es testigo de excepción de varios encuentros entre Ane y Mikel, la autora no incluye ni una descripción de su interior, y sus menciones del Museo Guggenheim (en varias ocasiones le llama Guggen, una de ella con errata incluida: Gugen), utilizadas para comparar los ojos de la protagonista, podrían hacerse sin haber estado allí.


Página 104:

“…—Ojalá pudiera ver mi destino unido al tuyo en los dibujos de una taza o en las líneas de tu mano o en el fondo de tus ojos de titanio.—¿Titanio? —pregunta sorprendida. Los dedos de Mikel siguen rozando la sensible piel de su mano y a ella le cuesta respirar.—Sí, titanio. ¿Te has fijado en ese tono cambiante del Gugen cuando le da la luz del sol o el reflejo de la luna, o cuando lo humedece la lluvia? —Sonríe al verlos brillar—. Así son tus ojos. Así de hermosos, así de inalcanzables.”


La demora en el reencuentro de los protagonistas, unas ochenta páginas utilizadas en reiterados seguimientos de él a ella sin otra meta que conocer su rutina e insistir en un deseo de venganza difícil de creer, es solo el primero de varios bloques en los que Mikel se recrea en sus sentimientos, erigiéndose en principal protagonista de una novela en la cuanto más se lee mayor es la impresión de que apenas tiene argumento.

Este protagonismo masculino quizá aparta un poco la novela de las convenciones clásicas del género, a lo que se añaden otros detalles de menor importancia como la relación entre Mikel y Bego, una "infidelidad" a Ane con una mujer que está enamorada de él, que puede no agradar a "puristas", o la conversación entre el protagonista y su amigo Rodrigo sobre su intimidad con Bego, por quién el último está románticamente interesado. 

Incluso llega un momento que puede resultar difícil resistirse a leer algunas páginas en diagonal con la sospecha de que no se perderán detalles importantes. Y es que en esta novela la “acción” (pasar cosas) y el conflicto (dificultades para realizar lo que se desea) no existen, o de haberlos son demasiado leves, haciendo la lógica conclusión demasiado previsible y hasta facilona, siendo un ejemplo el plan de venganza de Mikel, que oscila entre la indefinición, lo absurdo y lo desaprovechado de sus posibilidades dramáticas.

En resumen, una obra en la que se incide tanto en las emociones de los protagonistas que pierde de vista la necesidad de darle un contenido sólido, entretenido, con un desarrollo no tan previsible, siendo más lamentable porque la autora redacta mejor que la media y es capaz de reflejar con destreza sentimientos profundos y contradictorios.


*** T ***


Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Cenital, de Emilio Bueso

Cenital
Emilio Bueso
Salto de Página
288 páginas


Argumento:

Cuando el petróleo se termina, la civilización se hunde. Antes del citado Hundimiento, un grupo dirigido por el enigmático Destral funda una Ecoaldea para hacer frente a los retos de un mundo post apocalíptico.


Comentario:

Tras "Noche Cerrada", esta es la segunda novela de Emilio Bueso que leo, y puedo decir que se aprecia una mejoría más que notable desde su ópera prima y una evolución tanto temática como estilística.

Cenital es un título que encierra un juego de palabras. Por un lado, nos habla de la visión que se tiene desde el cielo, con una connotación casi de "ojo de Dios". Por otro, se refiere al cenit, al punto más alto que alcanza en este caso el petróleo, el combustible que alimenta a la civilización occidental y a su superestructura ideológica: el capitalismo y la sociedad de consumo de masas.

Ambos significados están presentes de forma constante. En la introducción se nos presenta la toma de conciencia de Destral, un joven ingeniero que manipula un satélite desde el que puede abarcar toda la redondez de la tierra (dicho con la misma nomenclatura bíblica). Las metáforas relacionadas con la omnipotencia y Dios abundan en la novela, sobre todo referidas a Destral, quien manifiesta a lo largo de la novela variadas facetas del concepto divino. Primero observa el mundo desde las alturas, luego sufre una revelación, luego sermonea al pueblo desde el anonimato de internet, avisando del apocalipsis, y finalmente actúa como el profeta que guía al pueblo "elegido", una especie de Moisés mucho más pesimista y práctico, o casi un héroe fundador de tendendias "survivalistas". Es decir, es un personaje con un trasfondo claramente religioso o mesíanico, aunque centrado en la materia.

La anécdota argumental, algo breve para mi gusto (y con un final abrupto), se desarrolla en el paisaje tras el desastre, con carreteras colapsadas, ciudades en ruinas, vehículos herrumbrosos y abandonados (al estilo de Mad Max), alternada con capítulos donde se nos desvela la biografía de varios de los miembros de la aldea, y otros extraídos del blog de Destral antes de la catástrofe, compuestos por discursos anticapitalistas y filosóficos, inspirados en la famosa teoría del "pico del petróleo", que augura que quedan muy pocos años de esta sustancia, sostén de la civilización tal y como la conocemos. A través de Destral se  exponen los puntos principales de esta teoría, uno de los cuales es la falta de alternativas viables al combustible fósil. Se trata, por tanto, de un discurso pesimista y quizás algo simple y catastrofista.

Si bien es cierto que el autor (o su personaje) nos recuerdan épocas de involución social como la acontecida tras la caída del Imperio Romano, la desaparición del mundo maya o el colapso de la Isla de Pascua, he echado en falta una perspectiva histórica o a largo plazo del problema. Resulta poco creíble que un escenario como el planteado en la obra sea posible en un brevísimo espacio de tiempo (unos pocos años), dado que si es cierto que los gobiernos están al tanto de la merma en las reservas, es dudoso que dejen a sus ejércitos sin medios de defensa o ataque, por decir algo (vamos, que seguro que tienen algo preparado por si acaso). El autor, por ejemplo, desdeña la energía nuclear, que podría ser en primera instancia un buen método para abastecerse de energía.

Sin embargo, sí me resulta muy realista la descripción de las consecuencias de la crisis: ese mundo post civilización donde el ser humano, domesticado por años de vida "fácil" es incapaz de sobrevivir sin rebajarse al mundo salvaje y a la práctica que mejor lo encarna en el imaginario popular: el canibalismo. Quizás demasiado rápido también lo de la ritualización de tales prácticas tribales (pinturas de guerra, máscaras, nuevo sistema de nombres, desnudez ritual), aunque si uno obvia estos aspectos algo exagerados puede leer la novela como una fábula más que como un relato de ciencia ficción distópica rigurosa donde solo unos cuantos elegidos preparados y dotados de conocimientos sobre agricultura mantienen un remedo de la vieja civilización resistiendo a las hordas en su recinto amurallado.Podría decirse que hay una dualidad dada por el mundo de los agricultores y el de los cazadores, y también un enfrentamiento por dos visiones de la relación del hombre con la naturaleza: el cultivo ecológico y la rapiña, metáforas también de dos formas de economía.

Otro tema, ya citado, es el de la regresión del ser humano al plano "salvaje", el hombre que está sometido a las leyes de la naturaleza, como la supervivencia del más fuerte, y la pérdida gradual de los valores "civilizados" y su sustitución por rituales primitivos. Aunque en el fondo, el salvajismo de unos y la supuesta civilización de otros no resultan tan diferentes, como se pone de manifiesto con el detalle de los condones, que no desvelaré, pero que revela la existencia de una violencia racional "civilizada".

Como toda obra donde se utiliza una cronología demasiado estricta (la acción transcurre en nuestra época, hasta el año 2014), corre el riesgo de quedar obsoleta en poco tiempo. Lo mismo puede decirse de algunos juegos de palabras de los utilizados en la obra, que podrían no entenderse de aquí a unos años (los tontos del Media Markt).

La prosa de la obra contiene variados recursos estilísticos como los juegos de palabras, repeticiones poéticas, metáforas, etc, sin que resulte pesada ni sobrecargada. A decir verdad se lee muy bien, y casi nunca parece pedante, aunque los discursos son tan directos y tan poco sutiles que dejan muy a la vista el mensaje, sin apenas sugerencia.

En resumen, una obra que bebe de fuentes como "El señor de las moscas" (y a mí, además me ha recordado a Mad Max e incluso al final de Apocalypse Now), inspirada por la conspiranoia (o no) del fin del petróleo, que muestra una humanidad superviviente en un mundo sin recursos, algo muy deprimente si ocurriera en realidad, y que plantea cuestiones interesantes, como por ejemplo qué hacer con la sociedad de consumo, el revival malthusiano, el alejamiento del ser humano de la naturaleza, que lo vuelve inútil para sobrevivir, la regresión social, etc, etc. Abstenerse pesimistas.

Habla el autor: EMILIO BUESO





¿Cuál fue tu intención al escribir esta obra? ¿Qué mensaje has querido transmitir con ella?

Que la crisis no es más que el principio. Que si no conseguimos cambiar muy pronto ya no conseguiremos nada más.


¿En que se diferencia de otras del mismo estilo, genéro o temática?

No hay otra novela apocalíptica centrada sobre la crisis energética, que va y resulta que es uno de los escenarios que más fácilmente podrían llevarnos al colapso. Tampoco es frecuente encontrarse con autores que aborden los escenarios distópicos con un cierto impulso poético.

Y habida cuenta de que apenas hay distopías originales en castellano y que no hay ninguna ambientada aquí y ahora, supongo que la mía es una apuesta bastante original.


¿Cuál sería tu público lector? ¿A quién se lo recomendarías? ¿A quién no?

¿Público lector?
Yo lo que quiero es que esto se lo lea el presidente.

¿Tienes algo que comentar, objetar, aclarar o matizar al respecto de esta reseña? Defiende tu obra de la malvada criticona.

Cova, la novela no explora el problema del cenit del petróleo a largo plazo porque si existe el largo plazo en un mundo como el que describo probablemente no aporte grandes cambios al respecto de lo que ya he novelado: ninguna civilización ha conseguido desconectar el crecimiento y el desarrollo del uso de la energía. Córtalo y todo se detiene. Apaga la luz y vendrá una era oscura en la que lo más probable será la involución y el retroceso. La novela explora eso durante la historia y concluye que tras un colapso societal a menudo vienen siglos de inercia.

Al respecto de los plazos que he dado, todo el mundo los quiere encontrar ajustados para vivir más feliz y seguir despiporrando en la opulencia, pero lo cierto es que hace cincuenta años que nos dijeron que había petróleo para cincuenta años, y que el principal país  exportador de crudo basa su suministro en un único yacimiento (Campo Ghawar, Arabia Saudí), que a día de hoy está más seco que un Martini.

Dices también que los ejércitos tendrán algo previsto… Yo te aseguro que la guerra moderna no puede hacerse sin combustible, y para muestra un botón: casi todas las guerras modernas se hacen por el combustible. Sin él, los soldados vuelven al siglo dieciocho, y luego se desbandan. ¿O crees que se puede desplazar una columna de infantería en un mundo arrasado por el desabastecimiento durante mucho tiempo?

Por último está lo que dices sobre la energía nuclear. La energía nuclear comercial emplea a día de hoy un único combustible, el uranio. Que no es que se esté terminando, es que llevamos años obteniéndolo a base de desmantelar misiles, porque sacarlo del suelo ya empieza a tener un coste tal que amenaza a corto plazo a la rentabilidad del megavatio/hora… Pero el problema con la nuclear tampoco es ese. El problema con la nuclear es que únicamente sirve para producir electricidad. Y los motores que necesitamos para bombear agua a tu casa y comida a tu supermercado son casi todo motores de explosión. Toda nuestra red de suministros y de transportes carece de motores eléctricos. ¿O vas a decirme que tú te has comprado un Renault Twiggy?

El colmo ya es la seguridad de las instalaciones nucleares: a menudo depende del suministro de hidrocarburos. El reactor de Fukushima terminó estallando entre otras cosas porque para refrigerarse dependía de unos motores turbodiesel que a su vez dependían de unos tanques de gasóleo, con los que arrasó el tsunami. Y ahora Japón, que era el principal modelo de país nuclear, tiene en su preciado suelo un infierno peor que el de Chernobyl. Para los próximos miles de años.

Cova, estamos jodidos. Vende tu coche y hazte al monte.

domingo, 13 de mayo de 2012

Ángeles desterrados, de Anabel Botella


Ángeles Desterrados
Editorial: Nowevolution
Versión E-book (PDF, MOBI, EPUB)
2 €

Argumento:

Keilan debe conseguir que María se enamore de él. Tiene una semana para conseguirlo.

Comentario:

Desde el comienzo se diría que la novela está dividida en dos partes, una de ellas compuesta por los dos primeros capítulos, situados en otra época, y el resto ambientados en la actualidad.

Quizá esto se deba al desequilibrio en la narración de los hechos. En los del pasado apenas se dan datos (la “creación” del mundo de Keilan se limita a un pie de página explicativo, los motivos de Grunontal son imprecisos y contradictorios hasta el absurdo, en lo de Florencia se omite cualquier justificación, lógica o no, a la situación de los personajes). En la actualidad, tanto en los capítulos que transcurren en Águilas como durante el viaje en coche se aportan detalles de paisajes, descripciones de lugares etc… que sugieren un mayor interés de la autora por lo que cuenta.

Aunque en principio parece haber cierto conflicto en la vida de María (su abuela quiere casarla contra su voluntad a los 16 años, quizá el único motivo para hacer que sea gitana, puesto que no influye en nada más), la narración pronto se centra en la relación entre los protagonistas (todos están pendientes de que se consume un amor que se utiliza como principal motivo y excusa para una guerra entre el Bien y el Mal no exenta de cierto maniqueísmo).

Ese viaje que ha de unirles o separarles para siempre se erige en única razón de ser de la novela, lo que, puesto que ella se siente atraída por él en cuanto le ve, dispuesta a viajar con un desconocido en el que parece confiar por poco más que su belleza, elimina desde el comienzo cualquier conflicto real más que dote de interés a una obra que desde el comienzo se revela como el clásico trío en el que dos mujeres, una buena y otra mala, aman al mismo hombre…

Mediante diálogos y pensamientos superficiales y reiterativos (la comparación que hace María entre la estatua del ángel y Keilan al sentirse atraída por ambos, ese tira y afloja que parece protagonizado por adolescentes irreflexivos pese a que él suma varios milenios de edad) la historia transcurre a trompicones, trufada por situaciones y obstáculos de diferente interés, bastantes de ellos incluso irrelevantes, en el sentido de que no afectan a las supuestas dificultades de los protagonistas para consumar su amor y acabar con la “maldición” que les separa.

Este tipo de escenas que literariamente no aportan nada a la obra es uno de los lastres de la novela, de los que se pueden citar varios ejemplos: María salvando a un niño y pagando una deuda que no se concreta, el caso de Verónica y Juan, el intento de seducción de Pili, el grupo musical The Angels y la inclusión de las letras de sus canciones o las páginas en las que Keilan recoge y viaja con varios fallecidos en carretera, entre otras.

Hay además otro tipo de pasajes, los que se alargan en exceso prácticamente anulando cualquier posibilidad dramática que pudieran tener, como la conversación entre Grunontal y Nitya, en la que el continuado maltrato de la primera a la segunda acaba tomando un cariz casi ridículo o la pelea entre Keilan y el hombrecillo del escarabajo dorado, que también se incluiría entre las escenas “inútiles”.

A esto se suma cierto capricho y arbitrariedad al definir los poderes de los personajes, su capacidad para ejercerlos o la a veces simple y torpe forma de solucionar los conflictos. Un ejemplo sería el enfrentamiento de Grunontal y el dóberman con María y Keilan: la villana no puede salir de una estrella de cinco puntas dibujada en el suelo aunque sí enviar su poder sobre el ángel, un camión que pasaba por allí acaba con el perro y, como colofón se dice “Grunontal aprovechó un descuido de María para desaparecer del lugar.”

Otro ejemplo sería la decisión de Larma de intervenir sin una motivación concreta, podría haberlo hecho igual antes o después, quizá debido a que la autora no encontró otros obstáculos que oponer a los protagonistas, utilizada para contarle su propia historia a una María a quien no parecen haber ayudado los recuerdos de otras épocas que ha tenido durante el viaje (excusa para incluir escenas románticas que se deslizan progresivamente hacia una culminación física siempre frustrada sin un motivo verosímil) ni cierta similitud entre su nombre, María de los Ángeles, y el de su supuesta rival, Maer-Aeng.

La batalla final oscila entre lo caótico y lo absurdo. A la mezcolanza de ángeles con vampiros, hombres lobos y genios se añade una redacción estática en la que la autora cuenta los hechos sin mostrarlos, creando situaciones carentes de emoción hasta llegar a un epílogo digno de una novela romántica en el que los problemas familiares de María se solucionan sin esfuerzo además de intuirse la posibilidad de una continuación.

Además, resalta la poca revisión del texto, tanto en la repetición de conceptos y situaciones ya mencionada como en la sobreabundancia de erratas, adverbios acabados en –mente, frases desordenadas o a las que faltan palabras, o mencionar los nombres de los personajes con mayor frecuencia de lo necesario, lo que dificulta la lectura y produce la sensación de que la novela no ha sido corregida en profundidad.

En resumen, una novela en la que no se ha tenido en cuenta la lógica ni la credibilidad de las situaciones que se relatan, lastrada por un exceso de páginas y una trama demasiado leve, convencional y previsible.


*** T ***


Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

viernes, 4 de mayo de 2012

Historia de dos ciudades, de Charles Dickens


Historia de dos ciudades
Charles Dickens
A Tale of Two Cities
edición Ebook



Argumento

En los tiempos turbulentos anteriores a la Revolución Francesa dos hombres de gran parecido físico se enamoran de la dulce Lucie Manette, hija del doctor Manette, un hombre que pasó largo tiempo preso en la Bastilla por culpa de un malvado aristócrata. La llegada de la Revolución pondrá a prueba el valor y el honor de ambos.


Comentario

Esta obra no es una novela histórica pese a narrar hechos enmarcados en los sucesos de la Revolución Francesa, anteriores a Dickens. Más bien se trata de una historia sobre el sacrificio y la redención, en unos términos casi heroicos, y muy apoyada en un sentido fatalista de la existencia. El Destino, por ende, juega un gran papel en el relato, hasta el punto de existir en la obra ciertas coincidencias y casualidades que, tal vez excesivas y forzadas (personajes que conocen detalles clave para resolver ciertas situaciones, parecidos, relaciones inesperadas entre unos y otros, etc), se explican en base a esa concepción de que la línea vital está escrita. Este asunto de las casualidades casi increíbles es bastante típico de la literatura de la época y de las novelas folletín, por otro lado.

La planificación estructural de la novela es buena. Al principio te da la sensación de que el autor te cuenta escenas y episodios a los que no encuentras sentido dentro de la trama, como cierto entierro de un condenado por espía en Londres, o el asalto de unos ladrones de tumbas en el cementerio, o el primer juicio al personaje de Darnay, al que se acusa de espionaje, o incluso la liberación del doctor Manette de la prisión y su paso por la taberna del Barrio de Saint Antoine donde transcurre buena parte de la acción. Sin embargo, en cuanto avanzas, y sobre todo al final, te das cuenta de que todo encaja como en una pieza de relojería, y entiendes el significado de esas escenas, y de su significado, como dije antes, fatalista, de cómo el Destino se ha encargado de urdir las tramas para conducir al desenlace. Y sin embargo, también hay una lectura que nos invita a pensar que ha sido una decisión humana, un acto de voluntad, el que ha alterado el Destino.

En efecto, todo está diseñado al servicio del tema principal de la redención a través del sacrificio más grande que puede hacer un ser humano. También habla del perdón y de la capacidad de los humanos de elegir, pese a sus condiciones de nacimiento, otras vías.

En relación con esto, Dickens incluye alguna escena "anticipatoria", un diálogo entre cierto personaje y el encargado de una serrería sobre la guillotina; o un paseo por París previo al final donde el personaje recuerda una inscripción que leyó de niño en una tumba y que luego él mismo repetirá ante el cadalso.

Me ha llamado la atención que no hay un protagonista claro, estando el peso de la novela repartido entre varios personajes como son Sydney Carton, un hombre descrito casi como un depresivo, sin rumbo en la vida, etc, pero sincera y puramente enamorado de Lucie; o Darnay, heredero de una casa nobiliaria que renuncia a sus privilegios para vivir en Inglaterra "honradamente"; el doctor Manette, un personaje atormentado por su paso por la Bastilla, que se entretiene haciendo el oficio de zapatero; el tabernero  y su esposa, representantes del pueblo oprimido que se rebela contra los nobles en París, en el suburbio Saint Antoine... Y varios secundarios más o menos pintorescos, entre los que podríamos mencionar a Monseñor, el noble tío de Darnay, encarnación de la nobleza tiránica de Francia.

Las dos ciudades del título son, por supuesto, Londres y París, caracterizadas una como el reino del orden (hay bastante protagonismo de jueces y abogados, juicios justos, etc) y la otra como el reino del caos. Dickens, aunque describe, a través de la escena del derramamiento del vino en la calle o de los injustos y caprichosos actos del aristócrata Monseñor, la situación del pueblo bajo, y critica ampliamente a ese estamento superior, tampoco ahorra críticas hacia los revolucionarios cuando estalla el Terror. Los sans-culottes son descritos como una masa ávida de sangre de hombres y mujeres que matan aristócratas sin atender a ninguna razón y que se deleitan contemplando las cabezas ensangrentadadas que ruedan desde la guillotina. Inquietante resulta el leit motiv de las mujeres haciendo calceta, que se repite varias veces a lo largo del libro. Dickens no analiza las razones de la Revolución, ni tampoco nos exhibe sus aspectos históricos. Se limita a contar la digamos intrahistoria, las vivencias de la gente de la calle, sin dar explicaciones de tipo académico, lo cual hace que el lector se sienta realmente viviendo esa sensación de agitación social y miedo.

A pesar de lo que pudiera parecer, Dickens nos relata esta historia con un soterrado sentido del humor y cierta ironía en algunas escenas, que la hace bastante grata de leer.

El final, que justifica todo el libro, es de una gran emotividad, aunque quizás algo previsible teniendo en cuenta las pistas que el propio Dickens nos da en su obra. Es difícil no llorar leyendo las últimas líneas de esta novela, cuando el personaje piensa en los frutos de su sacrificio y anticipa lo que será el futuro mientras ruedan las cabezas en la guillotina...

En resumen, un buen clásico de Dickens, lleno de muerte, injusticia, sacrificios heróicos, justificación de toda una vida en un solo acto, etc, para quien desee recordarle ahora que se cumplen los doscientos años de su nacimiento. Claro que el autor tiene otras obras que también podrían servir para el homenaje.


Fragmentos:

El famoso inicio de la novela, que hace referencia a la dualidad simbólica del título

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanzay el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.



El final

Ella lo besa en los labios y él la besa también. Solemnemente se bendicen una a otro y la mano de ella no tiembla cuando ha de soltar la de su amigo. La niña es la primera en acercarse a la Guillotina… y ya ha emprendido el viaje eterno. Las calceteras cuentan: “¡Veintidós!”

“Yo soy la Resurrección y la Vida; aquel que cree en Mí, aunque haya muerto vivirá; y el que vive y cree en Mí no morirá jamás.”

Cae nuevamente la cuchilla y las calceteras cuentan: “¡Veintitrés!” Aquella noche, en la ciudad, dijeron que el rostro de aquel hombre fue el más tranquilo de cuantos habían visto en el mismo lugar. Muchos añadieron que su aspecto era sublime y profético


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