domingo, 30 de junio de 2013

La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker

T.O.: La Vérité sur l'Affaire Harry Quebert, 2012
Alfaguara, 2013
Traducción: Juan Carlos Durán Romero
666 páginas
22,00 €

Argumento:

En 2008 el escritor en crisis Marcus Goldman decide escribir sobre un asesinato sucedido 33 años antes, del que acusan a su mentor, Harry Quebert.

Comentario:

«La verdad sobre el caso Harry Quebert» es una novela que puede adscribirse a diferentes géneros y temas (misterio, amor, metaliteratura), lo que permite varios niveles de lectura y la posibilidad de interesar a un amplio tipo de personas.

La historia, que no solo abarca distintos géneros, sino que sucede en tres épocas principales (1975, 1998 y 2008) y cuenta con varias «voces», que van desde Marcus y Harry en primera persona hasta la narración en tercera para los hechos «objetivos»: cartas, fragmentos de las obras de los protagonistas, extractos de interrogatorios etc…, que además se alternan entre sí, podría verse perjudicada por todo esto si no contara con un esquema bien planificado.

Aunque pudiera parecer que se trata de una novela compleja debido a su estructura no lineal, una cuenta atrás que comienza ocho meses antes de la publicación del libro de Goldman, la inclusión de fechas y lugares en cada cambio de escenario y una narración sencilla en la que abundan los diálogos, hacen que sea difícil perderse entre las complicadas relaciones de los habitantes de Aurora, New Hampshire.

En cuanto a los géneros, y aunque gran parte de la trama gire en torno al amor entre un adulto de 34 años y una adolescente de 15 que recuerda a Nabokov (Lo-li-ta / N-O-L-A), y al cambio de percepción que tienen tanto la imagen como la obra de Quebert al conocerse lo sucedido entre ellos, quizá no es la parte más conseguida de la novela, al estar narrada con cierto desapego, contando más que mostrando los sentimientos de Nola y Harry. Incluso las citas de Los orígenes del mal, la novela, calificada de obra maestra, que cuenta su amor, y ha sido famosa durante décadas, parecen un tanto convencionales.

La novela de misterio está más conseguida. El autor consigue crear una expectativa creciente apoyado en las continuas revelaciones, equívocos, detalles interpretados de una u otra manera, pistas, fragmentos del pasado que pueden ser, o no, como se cuentan. Algunas de las sorpresas son más previsibles que otras, y el autor juega con cierta ambigüedad en la forma de relatar algunas cosas que consigue que algunos detalles pasen desapercibidos. Si bien no se le puede acusar de mentir, ya que una lectura atenta permite darse cuenta de que hay algo extraño en varias de las cosas que se dan por seguras no se dan suficientes datos para deducir todo lo que ocurrió aquel 30 de agosto de 1975… y antes, y después, aunque sí es posible resolver alguno de los enigmas del caso, adelantándose al protagonista.

Sin embargo, lo que más destaca no es la historia de amor poco convencional ni una trama de misterio que engancha hasta el punto de querer seguir leyendo hasta saber cómo se resuelve el asesinato de Nola Kellergan, sino la trama metaliteraria, íntimamente unida a las otras, al punto de ser inseparables, dotando a la novela de una profundidad que de otra manera no tendría.

El inicio de cada capítulo, con un breve diálogo entre Goldman y Quebert, la literatura como manipuladora de emociones, la forma en que las grandes editoriales publicitan las obras que publican, la búsqueda de inspiración, de gloria, de inmortalidad, la dicotomía entre hacer lo que agrade a la mayoría o la sinceridad, la inevitable decepción que produce el profundo conocimiento de un mentor que no es como se le suponía, la evolución de un Goldman torturado por su incapacidad de escribir una segunda novela mejor que la primera, que supere a esa Los orígenes del mal que ha pervivido durante décadas, la madurez alcanzada tras la búsqueda de la verdad, la honestidad final del protagonista como escritor y como persona. Eso es lo que hace de La verdad sobre el caso Harry Quebert una novela que trasciende el género, convirtiéndola en algo… diferente.

Citas de La verdad sobre el caso Harry Quebert:

31. En los abismos de la memoria

«El primer capítulo, Marcus, es esencial. Si a los lectores no les gusta, no leerán el resto del libro. ¿Cómo tiene pensado empezar el suyo?
—No lo sé, Harry. ¿Cree usted que algún día lo conseguiré?
—¿El qué?—Escribir un libro.—Estoy convencido de ello.»

***

—Marc, no lo entiendes: eso podríamos haberlo hecho hace unos meses. Ésa era la estrategia: aprovechar tu éxito, alimentar al público, darle lo que pedía. El público quería a Marcus Goldman, pero como Marcus Goldman se marchó a tocarse las narices a Florida, los lectores han ido a comprarse el libro de otro. ¿Has estudiado algo de economía, Marc? Los libros se han convertido en un producto intercambiable: la gente quiere un libro que les guste, les relaje, les divierta. Y si no se lo das tú, se lo dará el vecino, y tú acabarás en la basura.

***

—¿No ha escrito nada? ¿Hace tres semanas que está usted aquí y no ha escrito nada?
Perdí los nervios:
—¡Nada! ¡Nada! ¡Nada que valga! ¡Nada más que ideas para una mala novela!
—Pero por Dios, Marcus, ¿qué es lo que quiere escribir si no es una novela?
Respondí sin pensarlo siquiera:
—¡Una obra maestra! ¡Quiero escribir una obra maestra!
—¿Una obra maestra?
—Sí. ¡Quiero escribir una gran novela, con grandes ideas! Quiero escribir un libro que deje huella.
Harry me contempló un instante y se echó a reír:
—Me fastidia su ambición desmesurada, Marcus, hace mucho tiempo que se lo digo. Se va a convertir usted en un gran escritor, lo sé, estoy convencido desde que le conozco. Pero le voy a decir cuál es su problema: ¡tiene usted demasiada prisa!

***

—Pero ¿cómo lo hizo usted, Harry? Su libro, en 1976, Los orígenes del mal. ¡Es una obra maestra! Era sólo su segundo libro... ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo se escribe una obra maestra?
Sonrió tristemente:
—Marcus: las obras maestras no se escriben. Existen por sí mismas. Y además, si quiere saberlo, para mucha gente es el único libro que he escrito... Me refiero a que ninguno de los que escribí después tuvo el mismo éxito. Cuando se habla de mí, se piensa más bien, y casi exclusivamente, en Los orígenes del mal. Y eso es triste, porque creo que si con treinta años me hubiesen dicho que había llegado a la cima de mi carrera, me habría tirado al mar con toda seguridad. No tenga usted tanta prisa.

***

—¿Va usted a votar a los demócratas, Goldman?
—Por supuesto que voy a votar a los demócratas.
—Ya verá la de fantásticos impuestos que les van a clavar a los ricachones como usted. Y entonces será demasiado tarde para llorar. Para gobernar América hacen falta cojones. Y los elefantes tienen los cojones más grandes que los burros, así de simple, es genético.
—Qué edificante es usted, Roth. De todas formas, los demócratas tienen ya ganadas las presidenciales. Su maravillosa guerra ha sido lo suficientemente impopular como para inclinar la balanza.
Esbozó una sonrisa socarrona, casi incrédula:
—¡Pero bueno! ¡No me diga que se cree ese cuento! ¡Una mujer y un negro, Goldman! ¡Una mujer y un negro! Vamos, es usted un tío inteligente, seamos serios: ¿quién va a votar a una mujer o a un negro para dirigir este país? Escriba un libro sobre eso. Una estupenda novela de ciencia ficción. Y la próxima vez ¿qué? ¿Una lesbiana puertorriqueña y un jefe indio?

***
—En el fondo, ¿por qué quiere usted escribir, Marcus?
—No tengo ni idea.
—Eso no es una respuesta. ¿Por qué escribe usted?
—Porque lo llevo en la sangre... Y cuando me levanto por la mañana, es la primera cosa que me viene a la mente. Es todo lo que puedo decir. ¿Y usted, por qué se convirtió en escritor, Harry?
—Porque escribir dio un sentido a mi vida. Por si no se ha dado cuenta todavía, la vida, en términos generales, no tiene sentido. Salvo si se esfuerza usted en dárselo y lucha cada día que Dios nos da para llegar a ese fin. Tiene usted talento, Marcus: dele sentido a su vida, que el viento de la victoria haga ondear su nombre. Ser escritor es estar vivo.
—¿Y si no lo consigo?
—Lo conseguirá. Será difícil, pero lo conseguirá. El día en el que escribir dé un sentido a su vida, será un verdadero escritor. Hasta entonces, sobre todo, no tenga miedo de caer.

***

Y entonces perdí el control de un libro que ni siquiera existía. A primera hora de la mañana del jueves 10 de julio, descubrí los titulares sensacionalistas de la prensa: todos los periódicos nacionales mostraban, en primera página, fragmentos de lo que había escrito pero cortando las frases, arrancándolas de su contexto. Mis hipótesis se habían convertido en odiosas afirmaciones, mis suposiciones en hechos comprobados y mis reflexiones en infames juicios de valor. Habían desmontado mi trabajo, saqueado mis ideas, violado mi pensamiento. Habían matado a Goldman, el escritor redimido que intentaba trabajosamente volver al camino de los libros.

***

4. Sweet home Alabama

«Cuando llegue al final del libro, Marcus, ofrezca a sus lectores un giro argumental de último minuto.
—¿Por qué?
—¿Por qué? Porque hay que tener al lector en vilo hasta el último momento. Es como cuando juega a las cartas: debe guardar algunos triunfos para el final.»


**T***


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viernes, 28 de junio de 2013

Intemperie, de Jesús Carrasco



 Intemperie
Jesús Carrasco
Seix Barral
224 páginas


Argumento:

Un niño huido de su hogar se encuentra con un cabrero, y ambos tratan de dar esquinazo a unos implacables perseguidores.

Comentario:

Lo primero que llama la atención de esta novela es su excelente prosa, quizás algo alambicada en ocasiones, trufada de palabras inusuales pero que están bien enmarcadas en el ámbito rural donde tiene lugar la acción (trébede, ronzal, alcuza, etc) y que nos retrotrae a épocas literarias anteriores. Es indudable que bebe de la tradición de la literatura rural española, en especial de la postguerra (Cela, Delibes), pero dotada de un inevitable aire de modernidad que la enlaza con las tradiciones apocalípticas.

La historia que se cuenta es mínima, lo cual me parece el mayor hándicap de la obra. Se trata de un producto básicamente descriptivo, sin diálogos, donde lo más destacado es la ambientación en ese terruño azotado por el sol, hostil, solitario, similar a un paisaje de western, de meseta castellana extrema o de mundo tras una explosión nuclear, con casas en ruinas y poca presencia humana.

El autor no situa la historia en el tiempo ni en el espacio, de modo que pueden extraerse varias lecturas sobre ella. Sin embargo, no me ha parecido que traslade ningún mensaje, tratándose de un ejercicio estilístico notable pero en cierto modo vacío, y un poco sobrevalorado, que podría defraudar al que espere abundancia de peripecias o una narración ágil. En consonancia con esto, se dejan muchas situaciones en ambigüedad, aunque al final, sí hay ciertas aclaraciones.

La sequedad del paisaje tiene su correlato en la dureza y realismo de las caracterizaciones de los personajes o en la crudeza de algunas escenas o de la temática, insinuada pero no por ello oculta del todo y bastante obvia. Algunos han señalado ciertas similaridades con "La Carretera" de MCCormac, y es cierto, a mí modo de ver las hay, no solo por la brutalidad de los hechos narrados.

En ocasiones puede resultar pesada y repetitiva, dado el abuso descriptivo de acciones, algunas de ellas un poco gore. Pero lo peor es, ciertamente, que no sabemos muy bien qué trata de contarnos el autor, demasiado contento de sí mismo y de su prosa, que termina por convertirse en la protagonista absoluta más allá del argumento.

En resumen, una novela con un argumento sencillo, adornada por una prosa preciosista, bien ambientada, demasiado descriptiva para mi gusto, pero que no es mala, no al menos en comparación con lo que se suele publicar últimamente.

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miércoles, 26 de junio de 2013

Las dos vidas de Michel, de Diana Lyra Gael


Editorial: Harlequin Ibérica
Colección HQÑ, nº10
Ebook: 3,99 €

Argumento:

Cécile Jourdan llega con su marido Luc al château heredado de su abuela. Al poco de llegar conoce al señor Michel D'Albis, quien la introduce en un nuevo mundo de aventura y misterio.

Comentario:

Las dos vidas de Michel es una de esas novelas que aúnan varios géneros. Dejando siempre como principal el tema romántico, tiene también una trama de misterio paranormal cuya investigación enriquece la historia dando lugar a escenas de emoción, acción y amor.

La novela está bien escrita, dotando a los personajes de personalidad (tienen matices que los humanizan y le dan cierta profundidad), desde los dos protagonistas a los secundarios. Mientras Cécile y Michel cumplen sus roles de pareja romántica en conflicto, Marie y Fred son un matrimonio de amigos de ella que comparten escenas llenas de ingenio, humor y ternura, sirviendo tanto de alivio cómico como de “Pepito Grillo”, sin olvidar el gran amor que les une.

Incluso personajes menos relevantes, como Luc, marido de la protagonista, los Leclerc, guardeses del château, la abuela de Cécile, Estelle Bauvan o la parapsicóloga, Renata Bellerose, están desarrollados para cumplir su cometido, aunque en algunos casos no se les aproveche en todo su potencial (se agradecería un poco más de oposición por parte de la parapsicóloga, e incluso conocer mejor a Estelle).

La novela se desarrolla en varios planos e incluso épocas, siendo los escenarios principales el château heredado por Cécile, el mundo inmaterial en el que habita Michel (una especie de limbo con el que la autora trata de dotar de credibilidad una situación en principio poco… realista) o el cementerio Père Lachaise, o los capítulos que relatan la anterior vida del señor D’Albis en la Francia de 1895, todos ellos ambientados con eficacia (la escena del duelo… ).

Si bien el relato del pasado de Michel es necesario para comprender al personaje y su evolución, mostrando a un hombre egoísta y ambicioso que hace daño tanto a su amigo Aurélien como a la joven Yvette, quizá hubiera funcionado mejor contado en breves escenas recordadas por el protagonista en lugar de poner varios capítulos seguidos en medio de la trama actual.

En cualquier caso se trata de una novela bien redactada, que alterna el romance con el misterio y lo paranormal, que tiene personajes interesantes y algunas escenas destacables y cumple con su cometido de entretener.


***T***

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domingo, 23 de junio de 2013

Y entonces sucedió algo maravilloso, de Sonia Laredo




Y entonces sucedió algo maravilloso
Sonia Laredo
Ed. Destino
392 páginas


Argumento:

Una editora pierde su trabajo y decide irse a un pueblo de Asturias a vivir. Allí la acoge un viejo librero.

Comentario:

Novela con ciertas similitudes argumentales y esenciales con "El despertar de la señorita Prim", también reseñada en este blog, "Y entonces sucedió algo maravilloso" nos relata una historia nuevamente de repudio de ciudad y elogio del campo, eso sí, con tintes algo menos utópicos que la otra obra citada (aunque también los tiene). En esta ocasión, la narración se viste de cuento de hadas, en lugar de usar las formas del relato de descubrimiento del mundo utópico o distópico de Prim. En realidad, la historia o argumento es casi lo de menos.

Al tratarse de un "cuento" en el que la narradora adjudica a cada personaje un rol (la bruja mala, el lobo, etc), los hechos descritos resultan a menudo inverosímiles o al menos muy poco probables, como el hecho de que una mujer que coincide con un desconocido en una cabaña durante una tormenta termine acostándose con él porque él se lo pide (ordena) o que en un pueblo perdido en lo más remoto y atrasado de Asturias haya una súper librería famosa en el mundo entero. Por no mencionar (no quiero hacer spoiler) la rocambolesca trama que atañe a la "bruja" o el hecho de que una editora que pierde su trabajo en lugar de buscar otro se vaya a un pueblo desconocido así porque sí. La autora dice encontrar en estas cosas "el sentido de maravilla" que se ha perdido en los tiempos modernos.

Los personajes también están idealizados (como el viejo dueño de la librería, amante de los libros) o exageradamente descritos en su maldad (la mujer de Tomás), sin matices de ningún tipo, arquetípicamente.
La narración en primera persona permite a la autora deslizar reflexiones sobre diversos temas, aunque no se analiza mucho a sí misma y a sus decisiones muchas de ellas difíciles de entender, especialmente su relación con Tomás.

Si bien el relato empieza con ciertos tintes filosóficos (la narradora quiere hacer de su vida una obra de arte) la novela va derivando hacia el campo de la historia romántica, y al final, incluso toca tópicos ya vistos en culebrones, como los relacionados con las identidades de bebés perdidos, etc. Podríamos decir que se trata de una novela romántica encubierta bajo una pátina pretenciosa, ya que, al final, la realización personal por la que aboga la protagonista es la búsqueda del amor y la maternidad.

Como en otras novelas de su estilo, se muestra una preocupante idolatría por los libros, como si fueran lo más importante en la vida. Y un fetichismo exagerado hacia los libros como objeto.

En cuanto a lo formal, la novela está bien escrita, unas partes mejor que otras, aunque a mí me ha resultado muy cargante el abuso de citas y referencias a libros, casi una por párrafo. Es de agradecer, no obstante, que en esta ocasión, al contrario que pasaba con Prim, las citas abarcan libros de toda la literatura universal, sin excluir autores españoles. Los diálogos a veces son un poco artificiosos y suenan a sermón o a discurso, con cierto tono a autoayuda, pero más disimulado y sutil que Prim.

En resumen, la enésima novela que echa pestes del mundo moderno y elogia la sencillez del mundo campestre y la cultura libresca, al parecer, superior a cualquier otra manifestación artística o social, con argumento de historia romántica que pretende ser otra cosa y un final francamente descabellado.

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martes, 18 de junio de 2013

Perdida, de Gillian Flynn


Perdida, de Gillian Flynn
T.O.: Gone Girl, 2012
Editorial: Mondadori
Traducción: Oscar Palmer Yañez
556 páginas
17,90 € - EPUB: 9,99 €

Argumento:

En la mañana de su quinto aniversario de boda Amy Elliott Dunne desaparece de su casa. Su marido, Nick, es el principal sospechoso.

Comentario:

«Perdida» es una novela de misterio que empieza al modo clásico, con la desaparición de Amy Elliott Dunne y el extraño comportamiento de su marido Nick, para avanzar de sorpresa en sorpresa, de un giro de tuerca a otro, para lo que utiliza variados recursos: un diario, testimonios de vecinos y conocidos del pasado, incluso una búsqueda del tesoro, para crear la duda, aumentar el número de sospechosos o desenmascarar las verdades y mentiras de un matrimonio de cinco años, mutando poco a poco en algo diferente a lo que parece al principio.

La técnica utilizada es impecable. La autora consigue, por medio de sus protagonistas, no solo trazar con sutileza y profundidad los retratos de dos personajes complejos y contradictorios, con los que en un momento se simpatiza y a quienes poco después casi se aborrece, sino aprovechar la narración intercalada de ambos en primera persona para mostrar la relatividad de los recuerdos, para ocultar cosas y mostrar las que más convienen al narrador de tuno, para tergiversar, mentir, manipular, autoengañarse etc, sin poder «culparla» a ella: lo hacen Nick y Amy.

Además de la trama de misterio, al crear a sus personajes la autora también explora la sociedad y el entorno familiar de los protagonistas: ¿Seguirá creyendo Go en la inocencia de su hermano mellizo cuando todo parece acusarle? ¿Manipulan la opinión pública ciertos programas de TV dedicados a «analizar» crímenes y buscar culpables?

Pero la crítica y la reflexión, la exposición de una realidad y su posible origen no se limita a la sociedad, sino que se implica de lleno en el entorno más cercano, la familia, los progenitores, y la influencia que ejercen en la forma de ser de los protagonistas: ¿De qué forma han influido los malos tratos psicológicos de Bill (enfermo de Alzheimer, que odia y teme a las mujeres) a Maureen (fallecida) en su hijo Nick, decidido a no parecerse a él? ¿Cómo ha afectado a Amy que Rand y Marybeth, famosos psicólogos infantiles, escriban libros sobre «La Asombrosa Amy», una niña perfecta con quien tiene que competir la real además de con la responsabilidad de ser la única hija superviviente tras varios abortos?

Otro tema importante de la novela es la relación de pareja, el matrimonio, el amor,  el de Nick y Amy, oscuro, enfermo, extraño, pero amor. La reflexión sobre este tema es profunda, inquietante, habla de cómo se finge ser alguien que no se es para complacer al otro, lo que sucede cuando ambas personas se ve como realmente son, o la posibilidad de este conocimiento tan profundo una o separe a la pareja.

Es por todo esto, la mezcla de la trama de misterio con la social en una fusión casi perfecta en la que apenas se pueden resaltar pasajes sobrantes o que se alarguen en exceso, redactada con un ritmo y un estilo que consigue eso tan valorado como es «enganchar» a la lectura, lo que hace de Perdida una historia que se puede leer a varios niveles y que pueda satisfacer tanto a quienes busquen un entretenimiento adictivo, lleno de sorpresas y no muy previsible, como a quienes gustan de historias que les permitan reflexionar, pensar en lo que ha sucedido, buscar interpretaciones a las reacciones de los protagonistas y al final, tiempo después de haber terminado la lectura.

Nota:

David Fincher ha dirigido la adaptación cinematográfica de «Perdida», con Rosamund Pike como Amy, Ben Affleck como Nick y Neil Patrick Harris como Desi Collings.


Imágenes de la película


Citas de Perdida


Amy:
«Sé que debería sentir lástima por ellos, pero no es así. De todos modos, para ellos nunca he sido nada más que un símbolo, un ideal con patas. La Asombrosa Amy en carne y hueso. No la cagues, eres la Asombrosa Amy. La única que tenemos. Ser hija única conlleva una responsabilidad injusta; te educas en la certeza de que en realidad no tienes permitido causar desengaños, ni siquiera tienes permitido morir. No tienes sustitutas que puedan reemplazarte gateando por la casa; eres todo lo que hay. Eso te conduce a desesperarte por ser perfecta y también te vuelve ebria de poder. Así se crean los déspotas.»

Amy:
Probablemente fui más feliz durante aquel par de años -mientras pretendía ser otra persona- que durante todos los anteriores o posteriores. No consigo decidir qué significa eso. Pero entonces tuve que parar, porque no era real, no era yo. ¡No era yo, Nick! Pensaba que lo sabías. Pensé que era una especie de juego, que teníamos un entendimiento, compartíamos un guiño, no preguntes si no quieres saber. Me esforcé mucho por ser despreocupada. Pero era insostenible. Resultó que él tampoco fue capaz de mantener su fachada: la charla ingeniosa, los juegos astutos, el romanticismo y el continuo cortejo. Todo empezó a derrumbarse bajo su propio peso. Odié a Nick por sorprenderse cuando volví a ser yo misma. Lo odié por no saber que aquello tenía que acabar, por creer verdaderamente que se había casado con aquella criatura, aquella fantasía masturbatoria de un millón de inadaptados con los dedos manchados de semen. Realmente pareció atónito cuando le pedí que me escuchara. No se podía creer que no me encantara depilarme el coño hasta dejármelo en carne viva y mamársela a su antojo. Que me molestaba que no apareciese cuando habíamos quedado a tomar algo con mis amigas.

Nick:
¿Quién sería yo sin una Amy frente a la que reaccionar? Porque ella tenía razón: como hombre, había alcanzado mis mejores momentos estando enamorado de ella. Y en segundo lugar quedaban aquellos en los que la había odiado. Solo hacía siete años que conocía a Amy, pero no podía regresar a una vida sin ella. Porque Amy tenía razón: no podía retomar una vida vulgar y corriente. Lo había sabido antes incluso de que ella dijese una sola palabra. Ya me había imaginado con una mujer cualquiera -una chica dulce y normal, la vecinita de al lado- y ya me había imaginado contándole a aquella mujer cualquiera la historia de Amy, los extremos hasta los que había llegado para castigarme y para volver junto a mí. Ya me había imaginado a aquella chica encantadora y mediocre diciendo algo completamente carente de interés como «Oh, nooooo, oh, Dios mío», y ya sabía que una parte de mí la estaría contemplando y pensando: «Nunca has asesinado por mí. Nunca me has incriminado. Ni siquiera sabrías cómo empezar a hacer lo que hizo Amy. Es imposible que jamás pueda llegar a importarte tanto». 

Amy:
Me dijeron que el amor debería ser incondicional. Esa es la regla, todo el mundo lo dice. Pero si el amor no tiene fronteras ni límites ni condiciones, ¿por qué iba nadie a intentar hacer lo correcto? Se supone que debería amar a Nick a pesar de todas sus carencias. Y se supone que Nick debería amarme a pesar de todas mis manías. Pero, evidentemente, ninguno de los dos lo hace. Lo cual me lleva a pensar que todo el mundo está muy equivocado, que el amor debería tener muchas condiciones. El amor debería exigir que ambas partes den lo mejor de sí mismas en todo momento. El amor incondicional es un amor indisciplinado y, como ya hemos visto todos, el amor indisciplinado solo conduce al desastre.

Neil Patrick Harris como Desi Collings



***T***


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jueves, 13 de junio de 2013

La piel de Mica, de Paloma Bravo





La piel de Mica
Paloma Bravo
Plaza y Janés Editores
320 páginas

Argumento:

Con ayuda de un amigo, Micaela redacta  un C.V. tras su último despido y con esta excusa nos cuenta su vida.


Comentario:

Redactada en primera persona, esta novela nos cuenta fundamentalmente la vida amorosa o mejor dicho sexual de la protagonista, Micaela, alias Mica, en un tono que intenta ser ingenioso y lapidario. Desde su primer amante, pasando por tríos, matrimonio, amantes de oficina, su C.V. que supuestamente es la excusa para hacer este repaso, trata de cualquier cosa menos de asuntos laborales. Es curioso que en las entrevistas la autora incide en que la novela habla de las injusticias y el machismo al que se enfrenta la mujer en el trabajo, en este caso en concreto la protagonista. Difícil verlo cuando las páginas que le dedica al trabajo son tan escasas y tan poco desarrolladas, y centradas casi siempre en qué jefes o compañeros se tira y las circunstancias en las que ocurren estos hechos. Nuevo trabajo, sexo con el jefe, nuevo trabajo, más sexo con el jefe. Y así todo el rato, hasta llegar a ser, dentro de lo breve que es, repetitva. En algún periódico he podido leer el siguiente texto:  "La escritora y periodista Paloma Bravo se adentra en los entresijos del mundo del periodismo en su novela". Me parece que no hemos leído la misma novela, porque no he visto por ningún lado los "entresijos del periodismo".

Se nos dice que la protagonista es mujer de armas tomar y que lucha contra las adversidades, pero tampoco vemos que le pase mucho más allá de tener una variada colección de amantes. Tampoco se ve que esos amantes le aporten algo a ella o a la historia, se trata de un mero inventario de irrelevantes "polvos" (junto con "follar", una de las palabras más repetidas de la obra). En el resto de su vida no le pasa nada que no le pueda pasar a cualquier persona; nada demasiado trágico o extraordinario. Me ha parecido un personaje bastante soso e inane y que no tiene nada interesante que contar. Los personajes de sus amigos tampoco destacan por nada, salvo por su extremada perfección y lo mucho que la quieren y apoyan. Lo mismo puede decirse de sus hermanos, que aparecen y desaparecen a lo largo del libro sin tener ningún rol concreto. La mayor parte de los personajes que pululan por la obra son perfectamente prescincibles puesto que no alteran la historia lo más mínimo.

El interés literario también es escaso. La obra carece de una trama propiamente dicha. Por otro lado, la forma como está contada, estilo resumen, sin desarrollo, sin estructura dramática, sin apenas escenas, con microcapítulos, no contribuye precisamente a meternos en ella y profundizar. El personaje tampoco evoluciona en absoluto. Se limita a eso, a contar su vida, centrada, como dije, en su faceta sexual. Parece una biografía idealizada cuya conclusión es que la narradora, tras ejercer como periodista y otros trabajos, decide que va a ser ¡escritora!. Vamos, una historia olvidable que solo puede tener interés para becarios del mundo del periodismo y similares. Lo mejor que se puede decir de ella es que tiene pocas páginas y que no está mal redactada. Si al menos tuviera trama...


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sábado, 8 de junio de 2013

La tienda de los suicidas de Jean Teulé


La tienda de los suicidas
T.O.: Le Magasin des suicides, 2007
Editorial: Zeta Bolsillo
Traducción:Teresa Clavel
160 páginas
6,95 €

Argumento:

La familia Touvache regenta una tienda donde proveen de diferentes medios a las personas que quieren suicidarse.

Comentario:

La tienda de los suicidas es una de esas novelas que invitan a la reflexión, de esas cuyo final puede suscitar dudas, preguntas, dudas sobre qué ha querido decir el autor con las dos últimas frases.

Pese a tratar un tema que, en principio puede parecer poco agradable, una tienda que facilita el suicidio a quienes quieran llevarlo a cabo, desde el comienzo se percibe que está tratado desde el humor, a veces negro, otras ingenioso, lo cual relativiza la dureza de la premisa, dando la impresión de que se trata de una historia optimista, que busca desdramatizar mediante situaciones humorísticas, algo frívolas e incluso superficiales la idea de quitarse la vida.

También utiliza a uno de los personajes, Alan, un niño casi angelical (rizos rubios, adorable y encantador), para sugerir un mensaje contrario al que dan sus familiares, eternos pesimistas cuyo comportamiento evoluciona de forma positiva al contacto con el niño.

La familia Touvache, formada por Lucréce, Mishima y sus hijos Marilyn, Vincent y Alan, cuyos nombres han sido escogidos por el autor en homenaje a conocidos suicidas, se caracteriza por las diversas formas que toma su negatividad, siendo el romance de Marilyn con Ernest, guarda del cementerio donde se celebran los funerales de sus clientes, y el influjo de Alan sobre quien le rodea, los principales, y leves, hilos argumentales de la historia.

Así, poco a poco, la novela avanza entre las visitas de clientes, los ingeniosos métodos de suicidio que se venden en la tienda, la forma en la que Alan consigue “sabotearlos” y la lenta conversión de los Touvache y su tienda en algo muy distinto a lo del comienzo.

En ese momento, casi al final de la breve historia, se podría decir que se trata de una obra divertida, positiva, optimista, cuyo mensaje anima a ver el lado bueno de las cosas y las personas. Hasta que se llega a las mencionadas últimas frases, esas que pueden calificar el final como sorprendente, curioso, contradictorio etc...

Quizá es en esas ocho últimas palabras donde está la verdadera esencia de la novela, en cierta ambigüedad sutil, propiciada por la hábil elección de qué dice y cómo lo hace, que suscita interpretaciones, preguntas y conclusiones.

¿Cómo interpretas el final?


***T***

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lunes, 3 de junio de 2013

El sentido de un final, de Julian Barnes


El sentido de un final
The sense of an ending
Julian Barnes
Traductor: Jaime Zulaika
Editorial Anagrama
192 páginas


Argumento:

Cuando Tony recibe una inesperada herencia, el diario de su amigo Adrián, que se suicidó décadas atrás, en la juventud, su vida y sus recuerdos se ven sacudidos. No descansará hasta no averiguar la verdad, el sentido del final de su brillante y prometedor amigo...

Comentario:

Ganadora del prestigioso premio Man Booker británico, esta novela de Julian Barnes me ha recordado un poco a otras suyas como "Metrolandia" en cuanto a estructura y estilo. Tanto en una como en la otra se habla de un grupo de amigos adolescentes, preocupados por cuestiones sumamente cultas e intelectuales, aparte de las propias de su edad, cuyo desarrollo vital se nos muestra a lo largo del tiempo. En el caso de esta novela, se abarca un período mucho más extenso, llegándose hasta la jubilación del personaje principal, Tony, que nos narra en primera persona.

En realidad, se aprecian dos partes en la novela. En la primera, situada en la época de juventud, conocemos al grupo de amigos y al cuarto que se incorpora, Adrián, y que, enseguida, es mitificado por Tony. Se trata de un joven brillante, inteligente y con inquietudes filosóficas y existenciales muy profundas y un futuro prometedor (con una beca en Cambridge), que contrastan con la mediocridad de Tony. En esta parte, con ciertas semejanzas con el Bildungsroman más clásico, conocemos los primeros amores del protagonista, en especial con Verónica, una joven recatada que no le permite avances sexuales "completos". Sobre este punto, el protagonista hace reflexiones sobre las diferencias entre la vida actual y la de de los sesenta, sus sesenta, alejados de los mitificados por la cultura popular, donde la gente se comunicaba por carta, las chicas mantenían las distancias, no existían los móviles, etc.

En este periodo tienen lugar tres hechos importantes en la estructura de la obra: el suicidio de un joven, Robson, en el colegio, que es visto por los compañeros como un acto que suscita múltiples interpretaciones y explicaciones por parte de los demás, aunque se sabe que había dejado embarazada a su novia; el suicidio de Adrián, visto de forma contraria por Tony, como un acto plenamente lúcido e intelectual, filosóficamente justificado; y una visita de Tony a casa de Verónica donde conoce a su madre, su padre y su hermano Jack.
Tony especula y reflexiona sobre las afirmaciones de Adrián sobre la imposibilidad de reconstruir fielmente la Historia y lo aplica a los dos suicidios de la novela.

En la parte final, un Tony, ya maduro, jubilado y divorciado, piensa sobre su vida, sobre sus recuerdos de los amigos ya distanciados, sobre la vejez... Hasta que un día recibe una herencia inesperada: la madre de su ex novia Verónica le deja como legado el diario de su amigo Adrián. A partir de este punto, se dispara la intriga de la novela y se pone en cuestión la fiabilidad de los recuerdos y nuestro modo de memoria selectiva de aquello que resulta más doloroso o incómodo. Tony tratará de hacerse con el diario, retenido por Verónica, para reconstruir las circunstancias que rodeador a la muerte de su amigo en la flor de la juventud, y eso propiciará el reencuentro en la mujer, un personaje que siempre queda como borroso, en segundo término. En realidad, el hecho de narrar en primera persona otorga el necesario subjetivismo que exigía esta historia, donde el pasado no es lo que parece, ni tampoco el presente. Como un historiador, Tony va reconstruyendo la realidad, un tanto alejada de sus recuerdos, en base a los trozos de diario o cartas que Verónica le proporciona, sin que ella llegue a desvelar toda la verdad, que se le presentará al final de forma sorpresiva, y que hará que cambie incluso su visión sobre los hechos mitificados del pasado.

La novela está exquisitamente escrita, como no podría ser menos. Es breve y reflexiva, subjetiva, moral, quizás en algún aspecto un poco tramposa, sobre todo cuando Tony olvida selectivamente cierto documento importante para la comprensión de los hechos. También es cierto que el tema de la novela es este, la imposibilidad de recordar las cosas tal y como sucedieron a no ser que uno cuente con testimonios materiales fiables. La memoria se nos presenta como un instrumento para la manipulación de nuestra visión de las cosas y nuestra comodidad psicológica en contraste con los testimonios escritos, la palabra, que permanece y nos permite abrir una ventana al pasado. Se hace paralelismo entre la Historia y la intrahistoria de los seres que son sus actores secundarios y las diferencias entre las vidas novelescas y las reales. También se habla de la mitificación basada en el desconocimiento de los hechos, de la percepción de personas y cosas y su distorsión a lo largo de los años. Sobre todo en la parte inicial abundan las reflexiones filosóficas sobre el sentido de la vida, el amor, el sexo, la juventud y sus ideales. 

El algún momento del tramo final resulta desconcertante o desasosegante, pero pese a su perfección formal (una estructura muy bien pensada) no alcanza el estatus de obra maestra, no sé muy bien por qué. Con todo, supera la media de lo que se publica habitualmente, no siendo, no obstante, apta para devoradores de intrigas prefabricadas estilo Dan Brown. La trama es bastante sencilla, e incluso siendo novela breve, a veces parece alargada, aunque en ningún momento se me ha hecho pesada. La prosa de Barnes es profunda y al tiempo fácil de leer.

En resumen, un libro interesante, con un final que no me esperaba, lleno de instrospección y buena prosa, quizás algo repetitivo, pero no pesado.

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