lunes, 27 de octubre de 2014

Entrevista a Arwen Grey, autora de novela romántica

Hoy traemos al blog una entrevista con Arwen Grey, autora de novela romántica, quien nos hablará un poco de su obra MI HONORABLE CABALLERO, publicada en octubre por RNR (Ediciones B), así como de otras cuestiones relacionadas con su trayectoria literaria, proyectos, etc.

Arwen Grey es el seudónimo que utiliza esta autora nacida en San Sebastián para escribir novela  romántica. Tras el inesperado éxito de su primera novela autopublicada, «Olvida el pasado», varias editoriales se fijaron en su obra. Además de «Mi honorable caballero» (Ediciones B), próximamente publicará con la editorial Harlequin en su sello HQÑ.

Hola, te agradecemos mucho que hayas decidido dedicarnos unos minutos para responder esta entrevista. Para empezar nos gustaría saber qué te motivó escribir, cuándo comenzaste a hacerlo y cómo fue tu evolución de autora autopublicada a ser solicitada por las editoriales. ¿Te consideras un ejemplo del nuevo paradigma de a autores que saltan de autoedición a publicación editorial?

Ante todo, gracias por vuestra atención, teniendo en cuenta que no soy nadie en este mundillo.
Empezaré diciendo que recuerdo haber escrito desde siempre, pero que lo hacía para mí, que nunca pensé en publicar ni en que nadie me leyera. Todavía hoy me resulta raro pensar que haya gente que lo haga. Me siento muy incómoda cuando me lo dicen, no sé muy bien cómo responder.

Publicar, o más bien autopublicar, no fue más que un impulso, no lo planeé. Alguien me dijo que lo que hacía «tenía posibilidades» y que, si no funcionaba, tampoco perdía nada, lo cual era cierto. Así que no lo pensé dos veces (tampoco es que sea muy de pensar dos veces las cosas, me gustan los retos y soy impulsiva por naturaleza), así que puse título a algo que tenía hecho, lo revisé, hicimos una portada, y en cuestión de días estaba publicado. La sorpresa vino fue cuando me dijeron que estaba número 1 en Amazon.com, en las categorías de suspense romántico y contemporánea. Por ese entonces yo ni siquiera sabía ni que eso existía, era joven e inocente. Estuvo varios meses número 1 de romántica allí. De eso hace casi dos años, y la novela sigue entre los 20 primeros puestos la mayoría de los días.

Llegaron otras novelas, algunas nuevas y otras recicladas, y empezaron a funcionar en España, aunque costó un poco más que en Amazon.com. Las últimas han estado durante semanas en el top 100 general, lo que ha hecho que las editoriales se fijen en cosas que antes ignoraban: autora con público fiel y que se coloca en buenos puestos desde el principio. Y no es que yo me considere especial, ni mucho menos, pero es lógico que, como toda empresa, busquen la rentabilidad. Van a lo seguro, o lo que creen que lo va a ser. Conmigo ha sucedido como con otros autores de Amazon. Otra cosa es que su teoría se confirme y que arrastremos nuestro público a la editorial.

 Por ahora solo has publicado en digital: ¿Cómo está siendo la experiencia? ¿Crees que sería diferente en cuanto a «prestigio» y popularidad (u otras cuestiones) hacerlo en papel?

Creo que existe una percepción extremadamente snob hacia la publicación en papel, como si fuera de primera categoría, haciendo la historia mejor, mientras que la publicación en ebook (y con ello su autor), fuera de segunda.

Yo soy una persona práctica y lo veo de otra forma: en papel la distribución es menor, se restringe a tu país (con mucha suerte), por no hablar de que los derechos o royalties son menores, mientras que en ebook llegas a mucho más público (todo el mundo, o casi). En ese sentido, las ventajas del formato digital sobre el papel son mucho mayores.

Sin embargo, sigue existiendo ese prejuicio de que si publicas en papel eres como más… autor. Si llega el día en que me publiquen en papel (fuera de las antologías) tal vez cambie de idea, pero por el momento, solo puedo decir que no tengo quejas sobre el formato digital.

Además, creo que son ideas antiguas que se deberían ir cambiando, los lectores ya lo están haciendo, ¿para cuándo nosotros?

Últimamente hay dos visiones polarizadas sobre Amazon: o se lo odio o se lo ama. ¿En qué punto te encuentras tú?  ¿Crees que el futuro del libro pasa por lo digital o, por el contrario, confías en que el libro impreso logre superar el reto tecnológico?

¿Quién odia Amazon? Dudo que sea la gente que funciona bien allí. Cierto que a veces tiene cosas «malas», como que comentarios negativos no desaparezcan y los positivos no aparezcan, que los ránkings sean tan impenetrables como ciertos logaritmos, o que las ventas sean impredecibles, pero es una plataforma que, a día de hoy, es de lo más democrático que existe, un sitio donde «cualquiera» puede triunfar… y tal vez por eso sea tan odiado.

El libro impreso sobrevivirá, pero seré sincera: yo solo compro en papel libros de consulta, ensayos, libros técnicos como atlas de anatomía o de proyecciones radiológicas para el trabajo (que necesito en color y en buen formato por la calidad de las fotos etc). Porque, seamos sinceros, una novela, y me da igual de quién sea, del genero que sea, ¿qué diferencia hay de leerla en papel o en digital? Solo un libro «especial» merece la pena tenerlo en papel, pero es solo mi opinión.

¿Cuáles fueron las lecturas que más influyeron en ti como lectora y como escritora? ¿Tienes algún libro de cabecera? ¿Qué autores te inspiran o son tus favoritos como lectora?

Yo me crié leyendo a escondidas todo lo que había en casa. De adolescente me gustaban los libros de aventuras de Alejandro Dumas y Verne. Un poco más tarde descubrí la romántica, pero nunca fui lectora de un solo género, a la vez leía lo mismo a Stephen King que a Stendhal o a Jane Austen, que es una de mis autoras favoritas. Mi libro favorito es «Cumbres Borrascosas», una novela a la que se acusa injustamente de ser una novela romántica, cuando es un tratado sobre la maldad y el egoísmo. En toda la novela del siglo XIX, hoy conocida como «esas novelas de amor antiguas», hay casi de todo menos amor, pero nadie se fija, y por eso me gustan. Me gusta descubrir la ironía, la crítica social, las corrientes subterráneas, que es algo que se ha perdido hoy en gran medida.

Si tuviera que escoger, me costaría elegir a uno vivo. Todos los que me gustan de verdad llevan mucho tiempo muertos. Los de ahora, como mucho, me entretienen. Que tampoco está mal, teniendo en cuenta todo lo que he leído.

Has participado en diversas antologías de relatos, ¿qué te ha aportado esta experiencia? ¿Te parece más difícil escribir un relato o una novela?

A veces es más complicado escribir un relato que una novela, sobre todo si el tema no te inspira o es algo que, a priori, no te emociona, pero a la vez es un reto, y los retos me encantan. Suelo usar los relatos y este tipo de convocatorias para probar nuevos géneros y distintas técnicas, hacer experimentos.

En cuanto a dificultad, si es en cuanto a ambientación, documentación, etc, es lógico que una novela sea más difícil, pero a veces rematar bien un relato cuesta más, o cuadrar el espacio limitado que te dan. De todas formas, está bien probar cosas distintas, no me gusta hacer una sola cosa.


Mi honorable caballero, de Arwen Grey

¿Podrías hablarnos un poco de Arwen Grey? ¿En qué se diferencia de ti como escritora? ¿Por qué has elegido tener un seudónimo?

La cuestión del pseudónimo vino al pensar en diferenciar la faceta romántica de lo que escribiera en otros géneros. No es que lo mantenga en secreto, ni mucho menos, porque a estas alturas, es público quién soy, pero los relatos de otros géneros los publico con mi nombre verdadero y lo románticos con el pseudónimo de Arwen.

No sé si las dos facetas se diferencian en algo, creo que en lo esencial las dos tienen muchas cosas en común: el humor con un punto negro, personajes algo extravagantes, las referencias en ocasiones a películas antiguas o a música, un punto de violencia. Si acaso, que a veces puedo ser completamente antiromántica, y eso puede sorprender a los que lean algo de Arwen y luego algo con mi nombre.

En cuanto al nombre en sí, tuve que escogerlo rápido y no se me ocurría nada. Tiré del nombre de un personaje que no acababa demasiado bien en otra historia que tiene poco de romántica, pero que es, ironías de la vida, autora de romántica. Igual debería haberlo pensado mejor, pero ya no hay marcha atrás.

Aunque en tu producción predomina el romance has escrito alguna historia de humor e incluso de terror. ¿Por qué romántica? ¿Te planteas la posibilidad de escribir novelas que no se centren en la relación amorosa?

Precisamente la historia de la que saqué el nombre de Arwen es una historia que no es nada romántica, aunque pueda haber algo por ahí secundario… si surge. Es una historia que me gusta y querría acabarla un día, pero siempre se me alinean los planetas. Tendré que ponerme una fecha y acabarla. Seguramente no funcionaría, pero no es algo que me plantee a la hora de escribir. Siempre he escrito lo que me gusta y para mí, sin pensar en gustos y modas, así que la acabaré. Lo apuntaré en mi agenda…

Empecé a escribir romántica muy joven (la primera historia alrededor de los 18). Me dije que yo podía hacer algo parecido a eso que estaba leyendo, crear mis propias historias, y se ve que era cierto. Pero no me gustaría centrarme en un solo género.

Además, como he dicho, me gusta hacer de todo: me gusta el humor, me gusta el género negro, he hecho hasta terror. Nunca he creído que seamos capaces de una sola cosa. Al menos puedes intentarlo.

Háblanos de tus técnicas. ¿Sueles planificar la novela en sus menores detalles o dejas todo a la inspiración y al azar? ¿A qué le das más importancia, a la trama o a la forma? ¿Te gusta experimentar? ¿Eres de quienes prefieren que los personajes le sorprendan?

Nunca empiezo a escribir sin saber todo lo que va a suceder, improviso lo mínimo. Incluso cuando escribía para mí, nunca escribía al tuntún. Si escribo alguna escena fuera de esquema, es algo sin importancia dentro de la trama, algo de relleno, digamos, algo divertido, relajado. No me gusta el azar, no me gusta la inspiración a la hora de trabajar, puede crear desastres en tu obra. La inspiración que venga a la hora de «inventar» la historia, si acaso.

En cuanto a la trama, he comprobado que lo que mejor funciona, aunque suene triste, es una historia sencilla, con poca complicación. Eso te permite hacer pequeños experimentos y jugar con alguna escena «a tiempo real», por ejemplo, alternando el punto de vista de los personajes en la misma situación, o centrarte en los caracteres.

¿Por qué las tramas sencillas? Porque he visto que las escenas que más has trabajado, esas en las que trabajas un misterio, una escena dramática, lo que sea, apenas se aprecian, la gente se queda con otras cosas, como lo gracioso (en mi caso, la gente se divierte mucho, o eso dicen).
En cuanto a los personajes, me ha costado mucho tiempo intentar dominar a mis secundarios. Durante años tuve problemas con ellos, al punto que acababan por comerse a los protagonistas. Todavía me pasa de vez en cuando que me sale alguno demasiado encantador, pero desde luego, improvisar no improvisan. En mi casa nadie improvisa.

La novela romántica tiene tópicos y clichés más o menos convencionales (belleza física, final feliz, matrimonio, hijos), ¿prefieres atenerte a ellos o te gusta hacer algo diferente en cuanto al tratamiento de personajes y conflictos?

Llevo muy mal algunos de los clichés de la romántica, en especial el matrimonio y los niños. Lo del final feliz lo tengo asumido y ni siquiera me parece mal, pero hay finales y finales, no soporto esos en los que a la gente, en general ellas, parecen haber sufrido una lobotomía y cambian completamente de carácter y dejan todo, carrera, sueños, por marido e hijos, aunque odiaran a los niños y lo hayan dicho 1000 veces en el libro.

Yo tengo una tendencia, tal vez peligrosa, a no casarles, excepto en la última (al ser una novela de Regencia el matrimonio era obligatorio, aunque la boda no se ve). Suelo dejarles al inicio de su relación y que se apañen solos, es asunto suyo se siguen o no. Hasta ahora ninguno ha dejado su trabajo ni sus sueños por el otro ni ha sufrido una mutación preocupante.

Es cierto que no sé si el amor, pero una relación, pueda cambiarte, pero cambiaría a las dos personas, no solo a la parte femenina. Quiero pensar que en mis historias los dos cambian, pero no en lo esencial, que aprenden del otro. Y renunciar a lo importante, como son los sueños y el trabajo, cuando solo lo hace una de las partes, a la larga puede generar conflictos en la pareja. Cierto, son novelas, pero hay que ser realista y responsable.

Con la llegada de las publicaciones digitales ha habido un aumento de la piratería. ¿Piensas que es una forma de dar a conocer a los autores? ¿Crees que os perjudica, que os beneficia, o que no afecta de forma relevante?

Tal vez se conozcan más libros, pero ¿a los autores? Lo dudo. La persona que piratea, baja en masa, lee en masa (con suerte), no se fija en el autor, a no ser que le guste, que tal vez entonces busque más obras. En general leen y olvidan, ni se fijan en el título ni en el autor.

Beneficiar, no nos beneficia en absoluto, por mucho que lo vendan como que así nos conocen en todo el mundo. Perjudicar sí, cuánto no sé. Lo que está claro es que nunca se sabe cuánto se vendería una obra si no se pirateara, pero que también hay libros que se siguen vendiendo aunque estén piratas.

Lo que no entiendo es que haya autores que lo defienden y se lo tomen como propaganda, diciendo que el que le lee pirata le acabará comprando. Esa persona ya tiene el libro, ¿para qué lo va a comprar?


Las novelas de Arwen Grey

Recordando obras anteriores tuyas, llama la atención la evolución mostrada a la hora de plasmar las historias. En las primeras había mucho diálogo, poca ambientación, etc, mientras que «Mi Honorable Caballero» se nota mucho más elaborada, ¿eres consciente de estos cambios?

Sería idiota si no me diera cuenta. Esta novela es la que más he trabajado con diferencia. Es la más larga, la más elaborada, la más… todo. Quise probar otro estilo, hacer algo distinto, probar una histórica «clásica», al estilo de las de antes, como las que yo leía cuando era adolescente.

Las novelas anteriores estaban escritas para mí, y me centraba en lo que para mí importaba, iba al ajo, lo demás no importaba. Total, solo las iba a leer yo, qué más daba.

Yo siempre he sabido que una de mis lagunas es la ambientación, lo sigue siendo, y procuro trabajarla más. En esta obra en concreto era importante, porque algunos escenarios, como DurdleDoor, son casi un personaje más en alguna de las escenas.

Además, no puedo negar que tener buenos consejeros siempre ayuda. Nunca se deja de aprender. Siempre hay algo que mejorar. 

¿Cuál fue tu intención al escribir «Mi Honorable Caballero»? ¿Has querido transmitir algún mensaje con esta novela?

Los protagonistas se conocen hace tiempo y sienten de todo menos cariño el uno hacia el otro, tienen muchos prejuicios. Quería hacer ver que a veces las primeras impresiones no son las que deben quedar en nuestra retina, hay que estar atentos. Ocurre los mismo con los secundarios, tanto con el príncipe, con su hermano, con la prima de la protagonista y su enamorado, con todos ellos las primeras impresiones son falsas. El ser humano es complicado, supongo. Nadie es ni tan bueno ni tan tonto como parece. Todos nos equivocamos. Cuesta, eso sí, hay que estar dispuesto a hacerlo.

¿Qué crees que distingue a «Mi Honorable Caballero» entre otras obras del género? ¿Cuál crees que es su público, a quién podría gustarle y a quién no?

Creo que es una novela un tanto clásica, pero a la vez tiene algo de humor, misterio, un malo de verdad, unos protagonistas con mucho carácter. No se la recomiendo a alguien que busque algo erótico o lleno de sexo, a eso me refiero al decir que es clásica.
Le gustará a quien disfrute de diálogos rápidos y llenos de dobles sentidos, de las historias con un punto de acción y misterio.

Los personajes son uno de los puntos fuertes de tu obra. Parecen gustarte los personajes femeninos fuertes  y los masculinos con ciertos valores y un poco de misterio… ¿Te atreves a hablarnos brevemente de tus héroes? ¿Tienen algún rasgo común contigo? ¿Cómo te gustan: perfectos, con debilidades, etc? Descríbenos un poco cada uno de ellos.

Si hay algo que no me gusta de la romántica, al menos de la de antes, eran esas mujeres desvalidas y lánguidas que esperaban que las rescatase un hombre. Ellos, en contraposición, eran dominantes, masculinos y las arrastraban a su cueva
.
Ahora nos encontramos a hombres casi iguales, pero con traumas, lo que les hace «interesantes» (en eso han evolucionado más bien poco), y a mujeres supuestamente fuertes, pero que se derriten ante ellos.

Tal vez yo tenga un problema, pero me gusta la gente «normal». Es decir, personajes no perfectos, que se cabreen por bobadas, capaces de pelear por lo que les interesa, que no lo dejan todo por unos ojos bonitos. Y cada vez tiendo más a crear personajes comunes, imperfectos.
Mis chicas son fuertes porque las mujeres normales en general lo son. Si nos encontrásemos un hombre que tratase de imponernos algo y nos dijera que nos quiere atar y darnos dos palmadas en el trasero, lo normal es que lo mandásemos al infierno… como mínimo.

En cuanto a ellos, me gustan los hombres tranquilos, pero capaces de luchar por lo que quieren, pero que prefieren negociar antes. No me gusta que avasallen, que se impongan porque sí, porque ellos lo dicen, que arrebaten nada que ellas no quieren (para empezar, ellas tampoco se dejarían).

Todos tienen defectos, me gusta pensar que son humanos. En general, pecan de exceso de confianza, de cabezonería, de creer que saben más que el otro y que nunca se equivocan, pero también son capaces de reconocer un error.

¿Se parecen a mí? Si, soy cabezota, pero a la vez soy realista. La cabezonería la heredan ellas, el realismo lo heredan ellos.

En qué estás trabajando ahora? ¿Tienes alguna otra obra en proceso? ¿Alguna primicia que contarnos?

Tengo varias historias empezadas, pero voy a centrarme en la que yo llamo «Rultinia 2», que es la historia del príncipe Peter de Rultinia. No es exactamente la continuación de «Mi honorable caballero», pero retoma personajes de esta. Hay otras cosas por ahí, como que me gustaría acabar algún día mi historia de crímenes, como he dicho antes.

Primicias no tengo, porque ya lo has avanzado antes, pero a primeros del año que viene, probablemente en febrero, HQÑ publicará otra de mis novelas, esta vez contemporánea y ambientada en el mundo hospitalario. Y no, no es autobiográfica, pero trata de radiología, el departamento más romántico de cualquier hospital, ya que vemos la belleza interior de las personas (sí, es un chiste sin gracia que hacemos cada día).

Gracias por responder a nuestras preguntas.

Gracias a vosotras. Seguid así.



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miércoles, 22 de octubre de 2014

Tristana, de Benito Pérez Galdós

Alianza Editorial 
Biblioteca Pérez Galdós: BA 0120 
234 páginas 
7 € 

Argumento: 

Tristana es seducida por un hombre mayor con el que está condenada a vivir. Al poco tiempo conoce a Horacio Díaz, un pintor del que se enamora. 

Comentario: 

La novela, escrita en 1892, está dividida en tres partes bien diferenciadas: la presentación de los personajes, el desarrollo de sus vidas y el cambio que se produce en ellas. 

En la presentación de los personajes, que Galdós comienza imitando el principio de El Quijote para mostrar a Don Lope Garrido, un Don Juan (ese es su nombre) en declive sobre el que el autor opina y al que analiza destacando tanto lo bueno (es capaz de arruinarse para ayudar a un amigo, como le sucede con los progenitores de su protegida) como lo malo (en cuestiones de seducción apenas respeta a las mujeres casadas con sus amigos), un hombre cuya época ya ha pasado, desfasado, incapaz de aceptar su caducidad como seductor. 

De la misma forma presenta a Tristana de Reluz, una muchacha joven e inocente engañada por el maduro galán, víctima en varios sentidos y el personaje más noble y bueno de todos, ansiosa de libertad, y al joven del que ella se enamora (en realidad parece más enamorada del amor), Horacio Díaz, un pintor que parece tan soñador como ella, con un pasado igualmente poco afortunado, pero con un fondo acomodaticio. 

Galdós desgrana las personalidades y vicisitudes de estos tres personajes y de la criada, Saturna (aunque esta en menor medida) con una prosa rica, quizá algo pasada de moda, precisamente en lo que reside su encanto, llena de imágenes vívidas y muy descriptivas que hubieran sido agobiantes de ser toda la novela así. 

La segunda parte comienza cuando los enamorados han de separarse y se comunican mediante cartas, sobre todo de Tristana a Horacio. Es durante este intercambio de mensajes cuando verdaderamente se conoce y se quiere a Tristana, una mujer ingenua, soñadora, inteligente y con ansias de saber, con dotes artísticas (toca el piano, escribe unas cartas conmovedoras en que se muestra tal cual es), una mujer que aunque creada a finales del siglo XIX podría ser actual (se niega a casarse, quiere tener una profesión, prefiere que sus hijos lleven sus apellidos porque «siempre se sabe quién es la madre»), desbordante de imaginación y fantasía (al estar separados comienza a inventar a un Horacio ideal muy alejado del real) que cuando enferma se muestra positiva, alegre, animando a todos, incapaz de compadecerse de sí misma. 

Y en contraposición Horacio, quien, para hacerle justicia, comienza a alejarse antes de conocer la enfermedad de Tristana, de hecho para cuando se va al campo él ya sabe (o cree) que no merece una mujer como ella, que prefiere la comodidad y la rutina. Sus cartas ya muestran la rápida adaptación a la vida del campo, las excusas para no moverse, el gusto por la vida regalada. 

En la tercera parte se relata lo que sucede tras la enfermedad de la joven, las consecuencias, los intentos de Tristana de recuperar su vida reinventándose una y otra vez con cada golpe, renaciendo de sus cenizas cuando es necesario, y al tiempo, quizá influidos por sus sentimientos hacia la joven, cambian los demás personajes, hasta llegar a un final que no por realista deja de ser frustrante. 

Para estar escrita en 1892, «Tristana» tiene algunos detalles sorprendentemente modernos que la hacen interesante, además de ser una historia de personajes. 

El volumen de Alianza Editorial tiene un prólogo de Ricardo Gullón, que analiza la obra, por lo que si no se quiere saber más de lo debido es mejor leerlo después.

«Tristana» fue llevada al cine en 1970, dirigida por Luis Buñuel y protagonizada por Catherine Deneuve, Fernando Rey y Franco Nero. 


Franco Nero y Catherine Deneuve en Tristana
Cartel de la película, en francés

***T***

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miércoles, 15 de octubre de 2014

Las Olas, de Virginia Woolf

Las olas
The Waves
Virginia Woolf
Cátedra. Letras Universales
Traductor: Dámaso López
370 páginas

Sinopsis:

Varios amigos recuerdan a otro, Percival, que murió en la India en un accidente.

Comentario:

Lo cierto es que me resulta bastante difícil afrontar el comentario de una obra tan grande, en el sentido literario, como esta. Tal es la riqueza de la prosa, de las ideas, de las imágenes en ella vertidas que todo lo que se diga palidece ante el original.

Lo primero que llama la atención es la forma en que está compuesta la historia. A decir, verdad, la trama y los hechos novelescos no existen; lo que cuenta es el estilo lírico y las técnicas vanguardistas que la autora utiliza para hacernos llegar las emociones y pensamientos de los personajes (y romper con las formas de la novelística clásica). Eso quiere decir que la acción externa es mínima. Todo el tiempo estamos en el interior de esos seis personajes (o voces) que, a modo de coro, van desgranando sus sentimientos en torno a un episodio decisivo como es la muerte de su amigo Percival, ocurrida de un modo accidental, cuando cabalgaba. 

Percival, sin embargo, pronto se nos presenta como un símbolo de algo más grande, de la muerte en sí, tema sobre el que gira la novela realmente. La vida sin sentido, el pesimismo existencial de la autora (que terminaría suicidándose debido a una depresión), la crítica a la sociedad occidental (inglesa). Los personajes nos hablan en primera persona alternando sus voces y nos cuentan su vida desde la infancia a la madurez, pasando  por sus ilusiones de juventud. Pasamos de una mente a otra y vemos el mundo a través de sus ojos, de un modo estático, en el sentido de que no hay acciones ni diálogos, pero al tiempo fluido en lo cronológico.

Cada uno de los capítulos abarca un periodo de la vida de los miembros de este grupo de amigos, menos el último, donde uno de ellos, Bernard, hace una especie de recapitulación, y donde más claramente se aprecia que el tema es la muerte. 

La obra es de lectura pausada; imposible ir deprisa cuando de lo que se trata es de apreciar las increíbles imágenes surgidas de la mente de la escritora como un torrente. Es un libro que se disfruta más por la forma que por la trama, que repito, es mínima, casi inexistente. 

El fluir de conciencia o diálogo interior es el recurso utilizado para poner de manifiesto la intimidad de los personajes. Existen varios leit motivs que se van repitiendo y referencias a los clásicos latinos e ingleses. La repetición y la forma rítmica de escritura crean la ilusión del ir y venir de las olas a las que hace mención el título. Cada capítulo se encabeza, además, con una parte en cursiva donde literalmente, se describen olas muriendo en la orilla, una especie de paisaje siempre el mismo y siempre diferente. Los símbolos del amanecer y el atardecer están también muy presentes.

Este es un libro para lectores curtidos y que busquen en la literatura la belleza y la profundidad. A mí me ha costado un poco leerlo, y eso que  ya conocía la obra de Virginia Woolf en textos como "Al Faro", "La señora Dalloway", "Fin de viaje" y otros.

La edición de Cátedra que he leído viene con una amplísima introducción de 130 páginas, indispensable para introducirse en el mundo de Virginia Woolf y en el significado profundo de su obra en general y de esta en concreto. Impagables también las notas al pie, que aclaran muchas de las referencias clásicas, juegos de palabras etc. Una gran edición de Maria Lozano que aporta mucha información complementaria, además del texto de la obra en sí.

Algunos fragmentos (no de la edición de Cátedra, tomados de internet):

Yo no deseo estar sentado esta noche junto a una sola persona, sino junto a cincuenta. Pero yo soy el único entre vosotros que se siente bien aquí sin necesidad de asumir actitudes. No soy vulgar ni tampoco un snob. Si bien me abandono a la presión del mundo, mi lengua hábil consigue a menudo deslizar, en plena corriente, frases peligrosas. ¡Ved cómo mis pequeños juguetes que fabrico de la nada,en un segundo, divierten a todo el mundo! No soy un atesorador de vanidades ( cuando muera, sólo dejaré un armario lleno de trajes viejos) y soy casi indiferente a esas bagatelas que tanto atormentan a Louis. Pero he hecho muchos sacrificios. Yo, que estoy forjado de hierro, con vetas de plata y mezcla de vulgar barro, soy incapaz de contraerme como un puño, como aquellos cuya energía no depende de estímulos extraños. Soy incapaz de los renunciamientos, de los heroísmos de Luis y de Rhoda. Yo no lograré jamás, ni siquiera en la conversación, producir una frase perfecta. Pero, habré contribuido al momento que pasa, más que ninguno de vosotros, habré penetrado en mayor cantidad de habitaciones, diferentes unas de otras, que todos vosotros. Pero, como hay en mí algo que viene de afuera y no desde adentro, seré pronto olvidado: cuando mi voz haya enmudecido, vosotros no me recordaréis, excepto como el eco de una voz que antaño trenzó este cesto de frutas en frases

Y en mí también la marea sube. La ola se hincha: arquea el dorso. Una vez más, siento nacer en mí un nuevo deseo: algo se alza debajo de mí como el fiero caballo al que su jinete aprieta las espuelas y retiene enseguida. ¡Oh, tú, mi montura, ¿cuál es el enemigoque percibimos avanzando hacia nosotros, en este momento en que golpeas con tu herradura el pavimento de las calles? Es la Muerte. La Muerte es nuestro enemigo. Y al encuentro de la Muerte cabalgo blandiendo la espada, con mis cabellos flotando al viento como los de un joven, como flotaban al viento los cabellos de Percival cuando galopaba en la India. hincando las espuelas contra los flancos de mi caballo, invencido, indomado, me precipito a tu encuentro, ¡oh Muerte!…
Y las olas se quebraron sobre la orilla.


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martes, 7 de octubre de 2014

Tesla y la conspiración de la luz, de Miguel A. Delgado

Tesla y la conspiración de la luz
Miguel Ángel Delgado
Ediciones Destino
432 páginas



Sinopsis:

El joven mensajero Edgar, habitante de una Nueva York alternativa de inicios del siglo XX donde toda la energía se toma de una Red inalámbrica, se ve involucrado por azar en una trama para reivindicar a Nikola Tesla, del que nunca ha oído hablar, en el marco del funeral de Edison.

Comentario:

Otra novela enmarcada en la moda de los retrofuturismos, en esta ocasión, ambientada en las primeras décadas del siglo XX y en un entorno de ciencia ficción. Naturalmente, también es una ucronía, cuyo punto divergente es la opción de la humanidad por las energías limpias y ecológicas en lugar de por los combustibles fósiles. 

La obra nos presenta un mundo en el cual la información y la energía se transmiten de manera inalámbrica desde un punto central situado en Nueva York, lugar donde transcurre la mayor parte de la acción. Esta tecnología, cuyo desarrollo no me queda muy claro, se inspira en la diseñada por el famoso ingeniero Nikola Tesla, reivindicado en los últimos años e inventor, entre otras cosas, de la radio, aunque en la novela se supone que su nombre ha sido ninguneado y todo el mérito se lo ha llevado Edison, adorado casi como un dios, con la connivencia de banqueros y otros magnates (en la vida real Tesla estuvo a punto de recibir el Nobel, pero se negó a aceptarlo).

En esta ucronía no existen los transportes autopropulsados por motores de combustión. Todos los aparatos reciben la energía de la red, de un modo que no he entendido, así como tampoco si esto se hace mediante una tarifa plana o de manera gratuita.

La primera parte, donde se nos muestra el mundo, es la más interesante. Sus características peculiaries se nos muestran bien integradas en la acción, introduciendo también referencias a personajes y hechos reales de la época (actores, películas, banqueros, etc), algunos con un desarrollo alejado del verdadero. En la segunda hay un estancamiento apreciable, mientras que en la tercera abundan las escenas de acción, incluso protagonizadas por personajes secundarios: muchas las he leído en diagonal, pues son tiroteos, persecuciones y destrucciones que bien podrían haberse contado más resumidamente. 

La trama no está demasiado elaborada, a decir verdad, es muy sencilla y básica; recuerda a las obras de Julio Verne y otros pioneros de la ficción científica (submarinos, sabios locos, inventores solitarios que viven en bases secretas, robots). Incluso hay homenajes a Wells y su Guerra de los Mundos (como en la obra de Félix J. Palma de El Mapa del Tiempo y sus secuelas, a las que también recuerda, pero esta con menos calado literario). 

Algunos aspectos de la trama no los he entendido. Como por ejemplo: si tan peligroso les parecía Tesla a los gobernantes o magnates que dirigían el sistema, ¿por qué esperan a la muerte de Edison para detenerlo? Podrían haberlo neutralizado mucho antes, ¿no? 

En cuanto a los personajes, están en consonancia con lo que se espera de una novela de ciencia ficción ligera, con un toque un poco naïf: son bastante planos, no trasmiten mucho; además, hay algunos que parecen sobrar, como el viejo que vive en la pensión. El villano pasaba por allí, nunca conocemos sus motivaciones por su propia boca. A decir verdad, no aparece siquiera. Pensaba que al final nos revelarían quién era o que habría relación entre este y otro personaje que parece no pintar nada, pero no, no se explica. La prosa es correcta, pero tampoco brilla especialmente en el sentido literario.

Como ucronía resulta similar a las visiones ingenuas del XIX sobre cómo habría de ser el futuro. No se sabe muy bien por qué hay que luchar contra este "sistema", cuando en realidad parece bastante bueno y todo el mundo está encantado con vivir así. No se mencionan problemas sociales ni políticos e incluso el clima está regulado. Podría decirse que es una distopía donde se muestra un "mundo feliz" que no lo es tanto, pero en realidad, solo unos pocos individuos parecen insatisfechos y más bien por asuntos algo abstractos y muy personales. También podría ser una "crítica" del mundo actual, en exceso controlado y con poco margen para las aventuras y la indeterminación, pero no resulta muy efectivo. Solo sabemos que al protagonista le gustaría ser piloto y poco más. Tal vez sea una alegoría del poder de quien posee la tecnología sobre los demás, pero no estoy segura. El conflicto de la novela a mí personalmente no me ha enganchado ni convencido. Esperaba que se revelara algún secreto más impactante o con más repercusión en la vida de los habitantes del mundo imaginario.

En cuanto a la tecnología mostrada o la imagen que se da de Tesla... bueno, se trata de una obra de fantasía que supongo no trata de ser rigurosa sino tan solo explotar el nombre mitificado del ingeniero, pero echo en falta más explicación sobre cómo funciona la Red, cómo pueden enviar la energía a distancia sin pérdidas y cómo está organizado el sistema económico en un mundo así donde es tan fácil lograr energía, esos pequeños detalles...

En general, no me ha satisfecho mucho la obra, aunque se lee fácil y está correctamente redactada.

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viernes, 3 de octubre de 2014

El rompecabezas del cabo Holmes, de Carlos Laredo

Editorial: Sinerrata, 2012
Ebook: 4,99 €

Argumento:

Una modelo aparece ahogada en la costa gallega. El cabo Holmes en Galicia y el detective Santos en Madrid intentan averiguar lo sucedido.

Comentario:

«El rompecabezas del cabo Holmes» comienza de forma clásica en su género: un cadáver, una familia, la de Julio de Val, quien ha desaparecido junto al yate en el que viajaba, personajes que intentan ocultar cosas, relacionadas, o no, con lo sucedido, algunas mujeres bellas, negocios sucios etc…

Sin embargo, pronto surgen las dificultades, ocasionadas por la forma en que está redactada la novela. El autor incluye multitud de pequeños detalles que no solo son innecesarios para la trama de misterio, sino que tampoco aportan nada a la construcción de personajes o a la ambientación de la historia, desde diálogos que no sirven para nada a pormenorizadas escenas de por qué tal personaje va en un coche concreto, por unas calles determinadas para llegar por fin al lugar donde se desarrolla la acción que sí es relevante.

La decisión del autor de repartir el protagonismo entre varios personajes, entre los que destacan el cabo José Souto y el detective Julio César Santos, aunque también Julieta de Val, hija del desaparecido y clienta del último, o su amiga, y directora de la empresa, Lina Monier, parece ocasionarle cierta dificultad para sintetizar la información.  Llega un momento, a partir de que el protagonismo de Santos es mayor,  en el que este personaje no solo vive los hechos, sino que, además, se los cuenta a Julieta, a Souto o a alguno de sus empleados, en ocasiones hasta a varios de ellos, uno tras otro. Esto da una falsa sensación de complejidad en una trama básica y superficial en la que pese al tiempo que transcurre, y el número de páginas, apenas se suceden hechos significativos.

Esta diversificación también dificulta la identificación de Holmes como protagonista, quizá porque Santos, un personaje más «complejo», al que se le dedican más páginas, tiene un carisma personal, desde el atractivo físico a una capacidad de actuar que le está vedada al cabo, e incluso protagoniza un romance, escenas de acción y es víctima de varios ataques, le «roba» todas las escenas, haciéndose cargo incluso de especular posibilidades con más empeño que el policía y ese rompecabezas cuya resolución es, como mínimo, poco convincente.

Que los propios protagonistas, Santos y Souto, tarden más de lo creíble, y lógico, sobre todo en un cabo que se reconoce consumidor de novelas policíacas, en abordar las sospechas más lógicas (por motivos absurdos), la excesiva extensión de la obra para lo que cuenta, las digresiones, repeticiones y «ambientación» que solo alargan aún más una historia en la que sobra demasiado en varios aspectos (subtramas, secundarios a los que en ocasiones se les da rango da protagonistas), contribuyen a hacer de «El rompecabezas del cabo Holmes» una historia con demasiados altibajos de todo tipo como para resultar una lectura satisfactoria.

***T***


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