lunes, 27 de febrero de 2017

Nosotros en la noche, de Kent Haruf

T.O.: Our Souls at Night, 2015
Editorial: Literatura Random House, 2016
Traducción: Cruz Rodríguez Juiz
144 páginas
16,90 €
Ebook: 8,99 €

Argumento:

Addie Moore visita a su vecino Lewis Waters, ambos viudos, para preguntarle si le apetece ir alguna vez a su casa, a dormir con ella. Y a hablar.

Comentario:

«Nosotros en la noche» comienza planteando una situación atractiva, interesante, que, en principio, parece augurar que tratará temas importantes, como la soledad, o la necesidad de compañía y conversación. En ese primer acercamiento se dicen cosas como: «Me refiero a que los dos estamos solos. Llevamos solos demasiado tiempo. Años. Me siento sola. Creo que quizá tú también.», «No, sexo no. No lo enfoco así. Creo que perdí el apetito sexual hace tiempo. Yo hablo de pasar la noche. De acostarse calentitos, acompañados. Meterse juntos en la cama y que te quedes toda la noche. Las noches son lo peor, ¿no crees?»

Sin embargo, hay varias cosas que dificultan acercarse a las confidencias de estos personajes. Entre ellas la redacción, que prescinde de las líneas de diálogos y las acotaciones, algo que, sin ser habitual, tampoco es demasiado raro, y ha funcionado en otras obras, por  lo que resulta difícil dilucidar qué falla en ésta. El caso es que en demasiadas ocasiones hay que leer varias veces una conversación para saber quién dice qué a quién.

Que la novela relate lo que hacen los personajes, recreándose en ocasiones en acciones irrelevantes contadas de forma superficial («Ella se marchó y él la vio salir de la habitación y se tumbó a esperar de nuevo al sueño, pero le sirvieron la cena y vio las noticias mientras comía y después apagó la tele y miró por la ventana y contempló caer la noche sobre la vasta llanura al oeste de la ciudad.»), no ayuda a dotar de profundidad a una historia que solo en contadas ocasiones reflexiona con cierta seriedad de los temas que aborda.

El relato de las vidas de Addie y Lewis (ella le cuenta la pérdida de su hija, él a ella la infidelidad a su difunta esposa), en el que completan el conocimiento parcial que cada cual tenía de la vida del otro, con algunos momentos emotivos que permiten empatizar ligeramente con ellos, quizá por lo tópico de las situaciones y las reacciones a ellas.

La aparición en escena de otros personajes, entre los que destacan el hijo (Gene) y el nieto (Jamie) de Addie, además de una anciana vecina (Ruth), cambia la dinámica de la novela y de la relación entre los protagonistas, que parecen rejuvenecer, tener una nueva oportunidad, de corregir errores pasados, con el pequeño Jamie como revitalizador: le llevan a sitios, le compran una perra, vuelven a tener un niño a quien criar y  enseñar lo que saben.

No corren la misma suerte Ruth (su momento emotivo no acaba de conseguir el propósito pretendido) ni Gene, un hombre amargado, infeliz en su matrimonio, que no sabe tratar con su madre ni con su hijo y da lugar a una situación incomprensible al obligar a Addie a tomar una decisión cuya exigencia no parce justificada por la situación, pareciendo más un capricho, un recurso para conseguir el fin que interesa al autor, si bien incoherente con la personalidad del personaje.

Resulta difícil entender que una mujer que al principio hace una declaración de intenciones tajante en cuanto a la relación con el vecino («Me da igual que te vean. Se enterarán. Alguien te verá. Ven por la entrada principal de la calle delantera. He decidido no hacer caso de lo que piense la gente. Le he prestado atención durante demasiado tiempo… toda la vida. No pienso seguir viviendo así. Por el callejón  parece que estemos haciendo algo malo o vergonzoso.») se pliegue con tanta facilidad al capricho de un hijo incapaz de respetar, comprender o escuchar a su madre.

En resumen, «Nosotros en la noche» es una novela perjudicada tanto por la forma como por la superficialidad con la que relata lo que sucede a sus protagonistas, entretenida, quizá por no ser demasiado extensa, que gustará más a quienes tengan facilidad para empatizar e identificarse que a quienes prefieran que se les muestre, y demuestre, lo que quiere transmitir.

«Nosotros en la noche» ha sido adaptada al cine, dirigida por Ritesh Batra y protagonizada por Jane Fonda (Addie), Robert Redford (Lewis), Matthias Schoenaerts (Gene), Phyllis Sommerville (Ruth), Iain Armitage (Jamie) y Bruce Dern (Dorlan) en sus principales personajes.


***T***


¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

jueves, 23 de febrero de 2017

El Motel del Voyeur, de Gay Talese

 El motel del voyeur
The Voyeur's Motel
Gay Talese
Traducción: Damià Alou
Alfaguara
232 páginas
Argumento:

El periodista Gay Talese nos cuenta las vivencias de un voyeur americano.

Comentario:

La mayor gracia de esta obra, encuadrada en el género de no ficción, es el morbo que podrían suscitar las memorias del dueño de un motel, dedicado a espiar a sus clientes, algo que, salta a la vista, es de una muy dudosa moralidad, y hasta delictivo.

Se supone que este hombre se puso en contacto con el periodista Gay Talese para hacerle llegar sus escritos, y que incluso este compartió algunas sesiones de "espionaje" con él. Durante años estuvieron en contacto  para hablar del tema, hasta que finalmente, al prescribir el posible delito en el que hubiera incurrido (las acciones principales tuvieron lugar sobre los años setenta), se decidieron a darle forma y sacarlo a la luz.

El resultado es muy irregular. Talese nos da variadas explicaciones sobre la forma en que hizo su obra (lo que en cine sería una especie de making of), sus relaciones y correspondencia con el dueño del motel, sus encuentros y charlas, así como la escabrosa situación en que el segundo le mostró su método de modo práctico, en un tono periodístico y aséptico.

Intercalado en el texto  están las memorias propiamente dichas, o extractos de estas, con diferentes episodios de diverso grado de escabrosidad, pero tampoco en exceso descriptivas. El dueño del motel también incluye el relato de su modus operandi, describiendo las obras que hizo en el motel para crear puntos de observación, disimulados con rejillas, y reflexiones (algunas de ellas prosaicas, pero otras bastante interesantes) sobre la sexualidad tanto propia (su fijación infantil con su tía, sus experiencias con varias mujeres, la complicidad de estas con sus actos de "mirón", etc) como de sus clientes, y cómo esta fue cambiando a lo largo de las décadas en que se dedicó a "estudiarlos".

El autor nos narra encuentros entre parejas casadas, adulterios, tríos, actos homosexuales, incluso algún incesto, sin olvidarse de opinar y comentar sobre lo que ve. En general, parece tener la opinión de que las relaciones sexuales de la mayor parte de la población son muy mediocres y básicas, poco satisfactorias, salvando, caso curioso, a las lesbianas, que según él ponen más amor y entrega.

El libro no me gustado mucho. Llega a ser repetitivo en algunos aspectos; como punto positivo no resulta demasiado explícito o al menos no se regodea demasiado en las descripciones. Obviamente, no está bien espiar a gente que va a tu negocio, pero el dueño del motel parece querer justificarse aludiendo a una "manera informal de hacer un estudio sociológico sobre la sexualidad", al estilo de Masters y Johnson pero sin que los sujetos tuvieran conciencia de ser estudiados.

Para colmo de males, hay dudas sobre la veracidad de toda esta historia, ya que al parecer algunas informaciones apuntan a que varios datos dados por el dueño del motel no coinciden con la realidad.

En resumen, un libro solo apto para curiosos de la vida sexual y sociología. Los que busquen porno lo llevan mal; y los que busquen buena literatura, aún peor.

Fragmento

¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

lunes, 20 de febrero de 2017

Media vida, de Care Santos

Editorial: Destino, 2017
Colección: Áncora & Delfín
416 páginas
20.50 €
Ebook: 12.99 €

Argumento:

La noche del 29 de julio de 1950 cinco adolescentes se separan tras un hecho traumático para una de ellas. El 29 de julio de 1981, coincidiendo con el 31 aniversario de lo sucedido y con la boda de Lady Diana y Carlos, las amigas, con 45 años, se reencuentran.

Comentario:

A veces, que satisfaga o no la lectura de una novela depende de las perspectivas que se tengan, lo que se crea que se va a encontrar en su interior. En el caso de «Media vida», el primer capítulo, situado en 1950, cuando las cinco protagonistas son adolescentes, parece sugerir que lo sucedido la última noche que comparten en el colegio donde permanecen internas marcará tanto sus vidas como el reencuentro que tiene lugar tres décadas después. No es así.

Este hecho, relacionado con la culpa, el perdón, el remordimiento, no parece afectar a la mayoría de las implicadas: Marta, Lola y Nina ni siquiera saben todo lo que pasó, Olga ha optado por olvidarlo y Julia, principal perjudicada, ha conseguido, de alguna manera, superarlo, crecerse ante la adversidad, tener la vida más plena y satisfactoria de todas (además de los pasajes más emotivos de la novela).

Quizá por eso apenas se le dedican un par de páginas en el último capítulo, una conversación entre Olga y Julia en la que la primera se diría más impresionada por recuperar sus tijeras de bordar doradas que por  lo que le cuenta la segunda, incluida una «sorpresa» a modo de revelación no tan inesperada, quién sabe si un intento de dar un mínimo de relevancia a lo que pasó en 1950.

Excepto el primer capítulo y parte del último, la novela se centra en relatar lo que ha hecho cada una de las cinco mujeres en los 31 años transcurridos, y lo hace a modo de resúmenes más o menos superficiales, centrados en las escenas que la autora considera importantes (la actuación de los Beatles en Barcelona), si bien retratan más la época que la psicología de sus personajes.

En cuanto a las protagonistas y sus experiencias, a veces resulta difícil situar qué pasa a quién, quizá debido a que (excepto Julia, diputada, feminista, con la historia más interesante) se enfrentan a situaciones similares: matrimonios más o menos infelices, maternidad, vida sexual, frustraciones… lo que da lugar a cierta reiteración en las biografías de las cinco amigas y la impresión, demasiado obvia, de que se las utiliza para hablar de un periodo histórico concreto.

Esto se percibe especialmente en la parte titulada Tenebrismo, durante la que las mujeres vuelven a jugar a las prendas con preguntas acerca de su vida sentimental y sexual, con especial atención a la posibilidad de robar la pareja a una amiga o estar con un hombre mucho más joven, además de indagar acerca de la decisión más importante que han tomado.

Si bien las «sorpresas» que se dan durante la cena en el restaurante de Marta son en su mayoría previsibles o irrelevantes, es apreciable la capacidad de la autora para crear expectativa (la tardanza de Julia en medio de la tormenta) y para dar sentido a la «coincidencia» del reencuentro con la boda de Lady Diana y Carlos, cuyo final es bien conocido con el enfrentamiento de las protagonistas a la realidad de sus vidas, tan alejadas del ideal romántico de la juventud.

En resumen, aunque la novela no cumple las expectativas en cuanto al  «misterio»  que sugiere su primer capítulo, se aprecia la intención de mostrar cómo afectan cierto periodo histórico a las mujeres que lo vivieron y sufrieron, está correctamente redactada y, pese a ser algo repetitiva y un tanto superficial, consigue mantener el interés buena parte de la lectura.


«Media vida» es la novela ganadora del Premio Nadal 2017.


***T***



¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

jueves, 16 de febrero de 2017

La invasión del Tearling (La Reina del Tearling 2), de Erika Johansen

La invasión del Tearling
The Invasion of the Tearling
Erika Johansen
Traductora: Gemma Rovira
Fantascy
576 páginas


Argumento:

Kelsea se ha hecho con el poder y ahora, ha de enfrentarse a su mortal enemiga, la Reina Roja. Mientras el ejército de la Reina se acerca a la capital del Tearling, Kelsea tiene visiones sobre una mujer llamada Lily que vivió en el tiempo anterior a la Travesía...

Comentario (con algún spoiler indicado en el texto):

La primera impresión que tenemos nada más empezar a leer la novela es que la autora ha mejorado su narrativa respecto a la primera entrega de la saga ("La Reina del Tearling"). 

Una vez asentada Kelsea en el trono, se describen mejor los entresijos del poder y las dificultades de gobernar, las luchas contra la Iglesia (sic) y sus representantes (todos ellos corruptos y malvados), las medidas tomadas por la reina ante la inminente invasión del país enemigo, dirigido por la Reina Roja... (que se limitan a decretar una evacuación de toda la población en la capital) y otras disposiciones de gobierno y administrativas. También están extensamente descritas las contradicciones, deseos (en especial, el "despertar sexual", un tanto atípico por lo "racional") y luchas internas de la protagonista principal y su deriva un tanto repentina hacia el "lado oscuro", con comportamientos agresivos hacia los demás (llegando a disfrutar de las torturas) y también autodestructivos (últimamente veo muchos personajes literarios que se autolesionan con cortes, ¿será una moda?). Por contra, la reina roja, que tenía una participación más extensa en la anterior novela, sale mucho menos pero, hasta cierto, punto más humanizada. 

La autora logra crear personajes reconocibles y con cierto volumen, dentro de lo que es la historia, y muchos de ellos, no maniqueos, con sombras y luces (en el caso de Kelsea se ve con claridad que tiene un fondo cruel). Desde luego, la protagonista no es un personaje convencional.

El libro es muy extenso, pero si nos fijamos tampoco pasan tantas cosas como para llenar esa cantidad de páginas. La autora tiende a hacer escenas muy largas y a usar una prosa muy densa, llena de descripciones. Sin embargo, se lee bastante bien, con agilidad. Algo que no me ha gustado es que mete partes demasiado extensas relatadas desde el punto de vista de personajes irrelevantes, como un carcelero o soldados, que me aburren. En realidad, las partes que más me han interesado son las que toman el punto de vista de Kelsea y de Lily, la mujer pre-Travesía con la que esta tiene un vínculo mental. 

Es curioso que la obra se titule "la invasión del Tearling" cuando en realidad esperamos todo el rato que hay un enfrentamiento y una batalla y estos no se producen, no al menos como imaginamos... 

La autora alterna la historia de la invasión con una narración distópica ambientada en los Estados Unidos de  nuestro futuro próximo, donde ha tenido lugar una involución que recuerda a "El cuento de la doncella" de Margaret Atwood, en la cual las mujeres han sido relegadas y sufren continuos malos tratos y degradaciones. No me gusta mucho la forma como la autora introduce los flashbacks. No se le ha ocurrido nada mejor que hacer que Kelsea se desmaye y vea por los ojos de Lily (gracias a esta argucia, sabe TODO lo que ocurrió antes de la Travesía). Como ya es norma, estas "visiones" se describen de una forma cronológicamente lineal de modo que Kelsea (y el lector) pueda conocer los hechos en el orden en que sucedieron (este tipo de visiones solo pueden suceder en literatura, ja) y con todo lujo de detalles (incluso demasiados detalles). El relato de Lily es interesante, algo cliché, aunque la verdadera intriga que yo tenía era ver cómo resolvía la autora la "Travesía", es decir, como lograban los seguidores de William Tear llevar sus barcos al "mundo mejor" (el de Kelsea). Y la solución es bastante descacharrante... Y ahí llegamos a uno de los puntos más insatisfactorios de la novela: el uso de la magia.

Sabemos que se trata de una novela de fantasía, y que Kelsea tiene unos zafiros que le dan ciertos poderes. Sin embargo, el uso de estos es del todo arbitrario. Unas veces puede usar la magia y otras no (según convenga a la autora). Lo mismo ocurre con William Tear, que era también dueño de los zafiros de marras. SPOILER Y que es capaz de abrir un agujero en el tiempo (sic) para llevar su flota de barcos al futuro, pero no de derrotar al sistema opresor distópico... 

Otro punto que rebaja mi valoración de la novela son los comportamientos y decisiones absurdas de Kelsea al final de la historia, en su enfrentamiento con la Reina Roja. No lo he entendido.

La autora introduce en su novela una altísima carga crítica: contra las diferencias entre ricos y pobres, contra la opresión de las mujeres, contra la iglesia y la religión. No se corta a la hora de describir el maltrato (incluidas violaciones) y escenas de torturas. Ni a la hora de defender un cierto socialismo un tanto utópico. En ese aspecto, es una novela que difiere del resto de historias de este estilo.

En resumen, una obra, mezcolanza de varios géneros, que despierta cierto interés, aunque también revela algunos errores notables en la construcción del mundo imaginario, y es más osada que la media en ciertos aspectos. A mí me ha entretenido, hasta me ha enganchado, lo cual no quiere decir nada, pero lo cierto es que la autora logra que te caigan simpáticos los personajes principales y te sumerjas en este mundo improbable.

¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

lunes, 13 de febrero de 2017

Mi nombre era Eileen, de Ottessa Moshfegh

T.O.: Eileen, 2015
Editorial: Alfaguara, 2017
Traducción: Damián Alou
280 páginas
18,90 €
Ebook: 11,99 €

Argumento:

Cincuenta años después, Eileen Dunlop relata lo que hizo la semana anterior a irse de su pueblo, X-ville, para nunca más volver.

Comentario:


La publicidad promociona «Mi nombre era Eileen» como: «Un thriller espeluznante, hipnótico y divertido. Una primera novela poderosa, que cautiva y perturba al lector. La voz de Ottessa Moshfegh irrumpe con fuerza en las letras norteamericanas.» Lamentablemente, no es esto lo que se puede encontrar entre sus páginas.

Narrada en primera persona por su protagonista, la Eileen del título, resulta difícil encontrar algo divertido en el pormenorizado relato que hace de su vida rutinaria y deprimente. Anoréxica, ladrona, trabaja en un correccional, vive en una casa sucia y ruinosa con un progenitor alcohólico con quien apenas se comunica, le cuesta mantener relaciones con otras personas, es inestable, emocionalmente inmadura, se recrea en sus manías, se lamenta, sueña con irse del pueblo, incluso lo planea, pero es incapaz de pasar a la acción en ninguna faceta de su vida, se deja llevar por la inercia de las costumbres y rutinas.

Curiosamente, a pesar de lo repetitivo que resulta, tal vez de forma deliberada, para enfatizar hasta qué punto se encuentra Eileen metida en un bucle autodestructivo, quizá sea la construcción de este personaje, con sus desagradables descripciones y pensamientos, que tanto pueden despertar empatía (momentánea) como antipatía (casi siempre), lo mejor de la novela, y la parte que más cerca está de resultar «perturbadora».

Los continuos apuntes, tanto sobre lo que es la actualidad de Eileen, cuya vida parece haber adquirido algún sentido, como acerca de lo que está a punto de pasar, lo que origina que por fin se decida a hacer algo, consiguen mantener el interés durante parte de la lectura, mientras se cree que puede llegar a ocurrir algo interesante, a pesar de las continuas digresiones carentes de interés y relevancia, o un detallismo excesivo en el relato de situaciones que no aportan nada.

La anunciada aparición estelar de Rebecca Saint John (sustituta de Randy, guarda de día y ex interno del reformatorio, en las fantasías obsesivas de la protagonista) y la relación que establece con Eileen (admiración, imitación, torpe cortejo, fascinación), es anticlimática, un mero catalizador para que, por fin, reaccione.

Lo que se podría definir como «thriller» ocupa el último 10% de la novela, y puede ser lo más decepcionante debido a su falta de credibilidad, a lo absurdo de las decisiones que toman los personajes implicados y a una resolución tan torpe como poco satisfactoria.

En resumen, «Mi nombre era Eileen» es una novela correctamente redactada, en la que no pasa casi nada, con exceso de texto y digresiones, al punto que algunos de los pasajes más repetitivos se pueden leer en diagonal sin perderse nada, que funciona únicamente en la construcción del personaje que le da título, alguien con quien resulta difícil simpatizar.


***T***


¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

jueves, 9 de febrero de 2017

Anna, de Niccolò Ammaniti

Anna
Niccolò Ammaniti
Traductor: Juan Manuel Salmerón
Editorial Anagrama
304 páginas

 
Argumento:

Después de una epidemia devastadora que comenzó en Bélgica y se extendió por el mundo, todos las personas adultas han muerto, y solo quedan los niños hasta catorce años. Anna lucha en este ambiente para proteger y alimentar a su hermano pequeño, a sabiendas de que a los catorce ella enfermará como todos y morirá.


Comentario:

Otra novela de Anagrama que me ha decepcionado. A lo mejor no he sabido ver la gran calidad de la historia, pero el caso es que me ha parecido simple, plana, sosa y sin el menor interés, nada digno de figurar en una editorial con este prestigio. Es más, podría haber sido publicada perfectamente en cualquier sello especializado en este tipo de historias de Ciencia Ficción, ya que parece una novela de zombis pero sin zombis, y mucho más aburrida.

Como buena novela apocalíptica nos incluye todos los tópicos sobre epidemias devastadoras y hundimiento de la civilización, sin olvidarse tampoco de los "homenajes" a obras como "La carretera" o incluso a "El Señor de las Moscas". En un mundo sin adultos, los niños adoptan rituales casi tribales llenos de salvajismo, que incluyen el sacrificio humano y las drogas, mientras otros buscan desesperadamente comida.

La protagonista principal, a diferencia de los grupos dominados por lo salvaje, lucha por la vida con una cierta racionalidad (sigue los consejos escritos en una libreta por su madre antes de morir, y que sabe ha de legar a su hermano),  y se aferra a ella pese a saber que no le queda mucho. Parece prevalecer el mensaje de que la vida merece vivirse incluso en estas condiciones precarias y de degradación de la civilización. Para mostrarlo, nos incluye el breve interludio casi amoroso de la joven con otro joven que la ayuda a ella y a su hermano en su búsqueda de una salvación, un deseo irracional que cristaliza en la creencia de que en el continente todavía queda algún adulto o existe una cura para el mal.

Lo más significativo, dentro de tanto lugar común apocalíptico, es que la historia se desarrolla en Sicilia, a través de la cual tiene lugar el periplo de Anna y su hermano Astor, que intentan llegar a la península italiana.

La prosa es sencilla, y se agradece. No tiene nada destacable, salvo su brevedad, que hace que la lectura de esta obra prescindible no nos haga perder mucho tiempo de vida. De vez en cuando, nos mete flashbacks innecesarios contando la vida de alguno de los personajes, aunque eso no afecta mucho a la trama general. Es curioso que a una obra tan corta le sobren páginas...

En resumen, una novela que gustará a lo mejor a los aficionados a las historias de caída de la civilización pero que tampoco es nada del otro mundo. Demasiado tópica para llamar la atención. Demasiado plana para despertar pasiones. ¡Y encima tiene un final abierto!

¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

lunes, 6 de febrero de 2017

La escritora, de Carmen Conde

Editorial: Ediciones B, 2017
368 páginas
18 €

Argumento:

Una escritora aparece asesinada, devorada por ratas, y solo es la primera víctima.

Comentario:

Desde los primeros capítulos (un prólogo situado en 1976 y un presente en 2011) se nota que la autora sabe escribir, con una prosa sumamente visual, intensa y bien medida, con la que no duda en describir escenas de gran crudeza no aptas para personas sensibles a lo gore (bebés, ratas, cadáveres) y presentar a personajes poco convencionales, como lo es Lucrecia Vázquez, una joven de 27 años, no muy atractiva, negra literaria, que sufre el síndrome de Gilles de Tourette. («Ahora se llevan las novelas policíacas con protagonistas femeninas raras —le había dicho su editor—.)

Si bien al principio parece que se trata de la protagonista, pronto se ve que su papel es el de principal sospechosa e interés romántico del policía, Gerard Castillo, desde cuyo punto de vista, subjetivo, se cuenta casi todo lo que pasa. Esto permite conocer lo que sabe, sospecha o intuye, influido por sus propios prejuicios, deseos o temores, aunque la inclusión del prólogo propicia que, al menos en buena parte de la novela, se vaya por delante de él en cuanto al posible motivo de los crímenes etc…

Como fondo de la trama policial está la literaria, en la que la autora, por medio de Lucrecia y los otros personajes relacionados con la literatura (la difunta Dana Green, el autor de libros de autoayuda Alejandro Paz, el editor Ramón Aparicio), hace una crítica tan certera como implacable, y poco sutil, de varios géneros y los métodos utilizados para publicitarlos, incluido el de la propia novela.

En lo formal, destaca una redacción cuidada en la que apenas se pueden «reprochar» detalles como la repetición de información en una o dos ocasiones, la breve incursión de Lucrecia en el pov de Gerard o algunas digresiones, en especial durante el viaje a Galicia, minucias que no desmerecen los aciertos, desde la adecuada progresión del misterio y las revelaciones, la elección de punto de vista, o el tono melodramático (lo que ocurre en el pasado y sus consecuencias), que no tiene duda en utilizar algunos de los tópicos que critica.

En resumen, «La escritora» es una novela bien redactada, visual, con personajes complejos, alguno poco convencional (Lucrecia), crítica a varios géneros literarios, humor e ingenio, desarrollo en el que las revelaciones, dudas y posibilidades incrementan el interés y la intriga, exceso de escenas gore (demasiadas ratas), cierta previsibilidad al final (lo que relata el prólogo y la escasez de personajes acotan bastante las posibilidades) y un último tercio de los que «enganchan».


Citas literarias:

«Lucrecia se había fogueado creando decenas de novelas eróticas de argumentos clónicos y demenciales que desembocaban implacablemente en multitud de coitos entre la pareja protagonista, que incluían sexo oral, anal y vaginal en varias posturas distintas, una de ellas digna de contorsionistas experimentados, más una escena estelar con participación de mucha más gente, animales, hortalizas y objetos de diversa índole.»

«Cuando Ramón Aparicio le explicó qué tenían pensado, ella casi se desmayó de la alegría. Por fin podía liberarse de los tríos, del sexo anal, de las lluvias doradas, de la zoofilia y de todas esas cosas de las que todo el mundo habla con naturalidad, pero que casi nadie practica. Por fin podría pasar por delante de un quiosco sin ver aquellas portadas infames y el nombre de Shayla Deveraux en letras doradas, y no temer que alguien, algún día, llegase a descubrir que Shayla Deveraux era ella.»
«—¿Qué quieres? Es el mundo que nos da de comer. Así que si Alejandro consigue concluir su novela, la publicaremos con un seudónimo bien raro, que suene a escandinavo. Un seudónimo impronunciable y repleto de ø, æ, ä, y ö. Luego, en la contracubierta nos inventaremos varias reseñas extraídas de tres o cuatro prestigiosos y conocidísimos diarios, como por ejemplo The Bananas Republic, The Sri Lanka Independent o The Sebastopol Publishers. Diremos que el autor es un tejedor de intrigas sensacional, que es la nueva voz de la novela negra, o que es un narrador superlativo. Y por si no fuese suficiente, adornaremos el libro con una faja verde chillón que diga que ha vendido un millón de ejemplares en Bután y que ha sido traducido a ochenta y siete idiomas, incluyendo el kikuyu y el arameo clásico... Antes de que nadie se dé cuenta de que es un pedazo truño, ya habremos vendido los cinco mil ejemplares de la primera edición, lo suficiente para recuperar gastos y para que a Alejandro se le caiga la cara de vergüenza cuando comiencen a lloverle las críticas en los blogs literarios, que las habrá. Tú puedes comprar a un par de periodistas y conseguir que te hagan una buena reseña en su diario, pero no a cinco mil lectores. Y los lectores no son idiotas, por mucho que a nosotros nos gustaría que lo fueran.»

«—Entiéndalo, sargento. Yo no le tenía ningún afecto, pero me siento obligado a defenderla. Piense que entre las presentaciones, las entrevistas y los congresos, Dana Green tenía un programa más apretado que Lady Gaga, y cumplía a rajatabla con él. En ese sentido era toda una profesional.—Yo pensé que los escritores se dedicaban a escribir.—Eso era antes, cuando no existía el ordenador. Ahora cualquier imbécil se baja cuatro informaciones de Google y teclea trescientas páginas que vende a peso y que compiten en las estanterías de los supermercados al lado de Muérdeme, vampiro y de Fóllame, vizconde. Por poner un ejemplo.—Veo que no es muy optimista.Ramón Aparicio se encogió de hombros.—No sé si me creerá, pero el mundo editorial cada día se parece más a la televisión. Antes se decía que eran mundos antagónicos, que la televisión era un medio de masas, de consumo pasivo y superficial y que la literatura era de consumo activo y con aspiración a trascendencia. Bla, bla, bla. Hoy en día, si la televisión está sometida al share, nosotros también lo estamos a la maldita lista Nielsen, así que tampoco podemos ofrecer calidad si queremos salir en la lista de los libros más vendidos. ¡Mírelo usted mismo! Salvo gloriosas excepciones, el pastel se lo reparten entre cuatro, y los cuatro hablan de lo mismo. Cuando iba de thrillers religiosos, todos se dedicaron a sacarle novias e hijos secretos a Jesucristo, o a los apóstoles, o a construir catedrales entre violación y violación, que mire que es morboso el personal. Ahora parece que triunfan los psicópatas, y se trata de inventar crímenes espeluznantes, cuanto más espeluznantes mejor. Que si desollado con un cortaúñas suizo, que si asfixiado con sus propias cuerdas vocales... ¡Qué asco! Es lamentable, pero hay que seguir estas estúpidas modas si se pretende sobrevivir. Y eso sin contar con que el pirateo en internet nos va a quitar el pan de la boca a más de uno...»


 
***T***

¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

jueves, 2 de febrero de 2017

El gigante enterrado, de Kazuo Ishiguro

El gigante Enterrado
The Buried Giant
Kazuo Ishiguro
Traducido por: Mauricio Bach
Editorial Anagrama
368 páginas


Argumento:

Una pareja de ancianos abandona su aldea en busca de su hijo,que vive en otro pueblo, pero por el camino se encuentran con extraños personajes, como un barquero que lleva gente a una isla, un guerrero sajón que desea matar un dragón, etc, etc.


Comentario:

Lo cierto es que afronté este libro pensando que se trataría de una obra de cierta calidad literaria, ya que está publicada por Anagrama, con algún toque fantástico. Pero nada más empezar a leer, me embargó el desconcierto. El escenario que plantea el autor es la época posterior a la caída del Imperio Romano en las Islas Británicas, es decir, la época de los enfrentamientos entre los britanos y los invasores sajones, pasado también el periodo mítico del rey Arturo.

Sin embargo, no podría calificar el libro como histórico. De hecho, al principio, me dio la impresión de que se trataba de una ambientación un tanto irreal, atemporal, y casi hasta distópica, con ese mundo sumido en una niebla que nadie sabe cómo ha llegado hasta ahí y que borra los recuerdos, haciendo que el pasado no esté muy claro.

Después de la primera impresión, la novela toma un cariz de relato fantástico y de aventuras, como si fuera un viaje iniciático de tintes crepusculares, pero no escrito según los cánones de este subgénero.
Así pues, la historia se queda a medio camino entre una aventurilla fantástica (y no demasiado desarrollada) con dragones, trolls, brujas, lances de espadas, y la pretensión artística, que a mí no me ha parecido para tanto.

Entre surrealismo y onirismo transcurre el viaje de estos dos ancianos britanos en busca de su hijo (cuyo destino se imagina quizás demasiado pronto, así como la metáfora implícita de los barqueros), quienes se encuentran hasta con un miembro de la familia del rey Arturo, el anciano sir Gawain.

Lo mejor es el ambiente fantasmagórico y la metáfora de la niebla emanada del aliento del dragón. La niebla borra la memoria, lo cual, en algunos casos no es tan malo, pues enmascara hechos traumáticos y hace olvidar la parte mala de las personas. Paradójicamente, cuando muere el dragón, cuando muere el mundo legendario y la niebla se disuelve, la gente recupera la memoria y comienzan los conflictos bélicos de nuevo. El pasado utópico se desvanece con el aliento de las criaturas fabulosas.

En cuanto a la redacción, no me ha deslumbrado, aunque tampoco sea mala. La prosa es densa, con pocos diálogos, muy descriptiva. Los diálogos que hay me han resultado algo cargantes y repetitivos, en especial, la manía de uno de los personajes de llamar "princesa" a otro. Las escenas son muy largas también, aunque si uno analiza, al final no ocurren tantas cosas como para justificar la gran cantidad de páginas. La trama es bastante simple, la verdad, y muchos personajes no he acabado de entenderlos.

En resumen, una novela a medio camino entre el mainstream y la fantasía, que habla del olvido como algo no tan negativo, pero que a mí me ha costado un poco terminar, debido a su densidad y su escaso argumento.

 
¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)