lunes, 22 de abril de 2019

Fungus, de Albert Sánchez Piñol

Fungus. El Rei dels Pirineus
Albert Sánchez Piñol
Traductora. Noemí Sobregués
416 páginas
Alfaguara


Argumento:

Un excéntrico anarquista que vive en los Pirineos despierta sin querer a varias setas gigantes capaces de pensar y de moverse. Decide utilizarlas como ejército contra el sistema para realizar la revolución. Naturalmente, los poderes terrenales no están de acuerdo con eso.


Comentario:

Definitivamente, esta no es la mejor novela del autor (mi favorita sigue siendo "Pandora en el Congo", muy denostada en su momento, y quizás yo también la denostaría si la releyera... quién sabe). No se puede negar su oficio en la redacción, sin embargo se puede criticar y mucho, su falta del mismo en el desarrollo de la premisa, a priori, interesante y algo rara avis dentro de la literatura española. Cuando digo que se puede criticar no dudo de la capacidad de Sánchez Piñol, sino más bien de la pereza (por no decir otra cosa: €€€€) de los editores que publican lo que parece un borrador sin pulir, ni definir, sin forma.

Y es que pasados los primeros momentos de sorpresa (e interés) ante la valentía de un autor que se atreve a salirse un poco el camino trillado, te invade la desesperanza más absoluta al darte cuenta de que las peripecias del personaje protagonista no llevan a ningún lado (el que espere ver la revolución, que espere sentado, a ser posible). Y entonces, el libro deja de interesarte. 

En realidad, poco pasa para la cantidad de páginas que hay. Tenemos un  montón de batallas y de "acciones" (que no acción) prolijamente descritas para abundar en el sopor y el tedio, y obligarte a leer en "diagonal" o más bien a saltarte páginas que sabes que no van a aportar nada a la trama. Las descripciones son pesadas y repetitivas. No hay muchos diálogos, lo cual contribuye a acrecentar la sensación de prosa densa y plúmbea. Las situaciones, huelga decir, son bastante surrealistas, pero eso no sería un problema en sí mismo si estuvieran al servicio de ALGO.

Además, el autor va cambiando de punto de vista de los personajes, a menudo sin una lógica clara. Por tener, tenemos hasta puntos de vista de los propios "fungus", que aburren incluso más que los de los humanos. El autor no jerarquiza entre personajes, y parece darles a todos la misma importancia, cuando no la tienen. Así que tenemos páginas y páginas dedicadas a secundarios cuya intervención o duración en la trama es mínima o episódica (y cuyas vidas, hemos de reconocer, nos importan un pimiento). Aunque no es obligatorio en una novela que los personajes nos caigan bien... aquí es que no te cae bien nadie, excepto quizás la única mujer que aparece, solo porque los otros caen fatal, casi por eliminación.

Sobre las reiteraciones que mencionaba antes, son especialmente notorias cuando el autor se pone a describir a los personajes, ya que repite una y mil veces ciertos leit motivs asociados a ellos, que al principio, bueno, se pueden aceptar como figura estilística, pero luego ya cansan (alusiones a la raya del coronel de la guardia civil, su deseo de ser cierto tenor, etc, etc).

Para rematar, el autor vuelve a darnos un hachazo al final de la obra explicándonos de forma antiliteraria cuál es la moraleja de la obra, como si no confiara en nuestra capacidad para entenderla. Es casi insultante, cuando incluso te lo dicen en la contraportada y en la sinopsis oficial... 

En resumen, un borrador publicado sin pies ni cabeza que ganaría mucho con un buen recorte de páginas, un argumento coherente, personajes mejores y mejor desarrollados... vamos, si estuviera editado y corregido. Solo lo he terminado, a duras penas, para poder hacer la reseña.


¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. El blog no se hace responsable de los spoilers que puedan aparecer en los comentarios, ya que Blogger no permite editarlos. Se ruega que se ponga un aviso si se van a mencionar. Gracias por tu opinión)

lunes, 15 de abril de 2019

La melodía de la oscuridad, de Daniel Fopiani

La melodía de la oscuridad
Daniel Fopiani
Espasa
250 páginas

Argumento:

En la ciudad de Cádiz, un guardia de museo es asesinado en su lugar de trabajo. La guardia civil pide ayuda a uno de los suyos, retirado por las secuelas de un atentado terrorista, que ahora es ciego. Pronto intuye que el asesino trata de remedar los trabajos de Hércules.

Comentario:

El inicio de la novela no puede ser más típico y cliché. De un tiempo a esta parte parece que en lo único en lo que se rompen la cabeza los autores del género "policial" es en crear los asesinos con las motivaciones más absurdas y los modus operandi más rocambolescos. Pues aquí tenemos nada menos que un imitador del propio Hércules. Lo peor de esto no es la imitación, sino que no está muy lograda. Según creo recordar, no solo no completa siquiera toda la serie de crímenes (lo cual, por otro lado, habría sido tedioso de leer), sino que, además, las recreaciones son muy "pilladas por los pelos" en la mayor parte de los casos. 

La novela tiene un inicio largo; luego se explican como tres o cuatro crímenes, y cuando ves que quedan pocas páginas, te empiezas a temer lo peor, que el autor va a finiquitar el asunto de forma brusca para no alargar páginas, aunque falte desarrollo. A lo que llegamos es a uno de los finales más abruptos  y peor trabados con el resto que recuerdo de mis últimas lecturas. Tal pareciera que se le fue el libro de páginas al autor y decidió poner el final ya, de cualquiera manera, sin que hubiera habido apenas espacio para la investigación.

Algo que no me ha gustado es que haya varios puntos de vista en la novela, no por el recurso, sino por lo  mal usado que está. En primer lugar, te incluye puntos de vista insólitos como el del perro del protagonista... y una se pregunta ¿cuál es el objeto de esto? ¿Qué aporta? En efecto, no aporta gran cosa. También está el típico punto de vista del asesino, regodeándose en sus crímenes, y con largos flashbacks sobre su pasado, que tratan de "justificar" lo desviado de su mente. Esto ya es más típico y normal, aunque a mí me aburre, lo reconozco.

Luego también inserta larguísimas partes para contar una historia paralela de la mujer del protagonista, que incide sobre la relación de pareja que mantienen, y las dudas de ella, etc, y que solamente se podría justificar si estos personajes fueran a tener continuidad en una serie o algo así. Lo mismo digo del teniente de la guardia civil. Aunque las historias no están mal narradas, parece que dispersan un poco la obra.

En cuanto al protagonista, se nos muestra una personalidad torturada y amargada por culpa de su desgracia, lo cual es comprensible, pero tampoco novedoso, pues no es el primer ni el último "detective" ciego de la ficción. Ahora se llevan, además, los policías con vidas traumáticas y mentes atormentadas, así que nada nuevo bajo el sol. Eso sí, está bien plasmada su antipatía, tanto que hasta te llega a caer mal el hombre.

El estilo intenta alejarse un poco de lo lineal y del texto plano, pero el resultado no es bueno. Parece que tanto artificio verbal no pega con el tipo de historia que se trata de contar. Un poco de moderación en esto habría venido bien, pero mucho mejor que la trama estuviera bien narrada en la estructura y no tuviera ese corte tan brusco al final, antes del desenlace. No hay muchas sorpresas, pues el asesino no es nadie que se cite previamente en la novela (no permite al lector adelantarse al detective).

En resumen, una obra breve, pero que a mí se me ha hecho algo larga, con un desarrollo imperfecto de la investigación criminal y un final rápido en exceso, pero que quizás guste a los devoradores de historias de asesinos en serie especiales.



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martes, 9 de abril de 2019

La Red Púrpura, de Carmen Mola

Editorial: Alfaguara, 2019
430 páginas
19.90 €
Ebook: 9.99 €

Argumento:

La inspectora Elena Blanco y su equipo investigan la organización Red Púrpura, a la que cree relacionada con la desaparición de su hijo, Lucas, ocho años atrás.

Comentario (con SPOILERS):

Si de la anterior novela de la autora, «La novia gitana», se podía decir que era previsible, que utilizaba los tópicos de las historias con asesino en serie que comete crímenes macabros, de «La Red Púrpura» se puede decir lo mismo, en esta ocasión con bastante menos dosis de escenas desagradables, aunque todavía hay alguna.

Quizá la principal diferencia entre ambas obras sea que, en la segunda, el caso se ha convertido en algo personal, con lo que eso conlleva en el tratamiento de situaciones y personajes. Se agradece, además, el relativo cambio argumental, del asesino en serie a la organización criminal, aunque tampoco esta vez se libra de los tópicos del género y da como resultado una historia que es incluso más previsible que la primera.

Que se pueda prever lo que va a suceder no tiene que ser necesariamente algo negativo. En «La Red Púrpura» la autora da las pistas necesarias para que alguien que haya leído unas cuantas novelas similares sea capaz de adelantar lo que va a ocurrir, casi cada giro, lo que elimina el factor sorpresa casi por completo, aunque también evita engañar a quien lee con la única finalidad de sorprender.

No es difícil intuir lo que ocurrirá con la trama de Orduño o cómo se resolverá la relación entre Elena y Lucas (la más lógica, casi la única posible y, desde luego, la mejor a nivel emocional y dramático). Incluso se puede deducir la identidad del personaje responsable de la organización (no hay muchas opciones).

A excepción de la protagonista y el mencionado Orduño, cuyo relativo protagonismo se origina en las «exigencias del guión», el resto de los personajes, como en la novela anterior, carecen casi por completo de personalidad o interés, siendo uno de los más perjudicados Zárate, quien pasa a ser mero comparsa, confundido entre el resto de los componentes de la BAC, dedicados a tareas de interrogatorios y poco más.

Curiosamente, algunos de los secundarios tienen una misión más interesante, aun sin estar muy desarrollados, al servicio de la historia principal, la que subyace por debajo del caso, la relación entre madres (y padres) y sus hijos (e hijas). Así, lo que sucede en la familia compuesta por Soledad, Alberto y su hijo Daniel, se utiliza para que Elena Blanco reflexione sobre lo que puede ocurrir si encuentra a Lucas, en cómo reaccionaría ella, ¿haría como Soledad, o como Alberto?

Incluso Lucas, durante su secuestro, se encuentra con personas que ejercen de figuras materna y paterna, y se habla del máximo responsable de la Red Púrpura como el Padre (y tiene su propia historia familiar con raíces en el pasado).

También el caso de Mar Sepúlveda, decidida a recuperar a su hija Aurora, se relaciona con la búsqueda de Blanco y la afecta a nivel emocional, volviéndola, al contrario de lo que cree Orduño −No, Chesca, es peor que eso. Elena nos trata como si fuéramos piezas de un engranaje. Para ella no somos personas. Ha perdido por completo la capacidad de empatizar.»), más humana, capaz de identificarse con el sufrimiento de otras personas. La búsqueda de su hijo convierte a la protagonista en un personaje más interesante y «real» que en «La novia gitana», y la evolución, lógica y creíble, que sufre a lo largo de la historia, en lo más interesante de la novela.

Una redacción tan convencional como falta de personalidad, para bien y para mal, y una sucesión de hechos que siguen el orden adecuado, con ocasionales excesos, más evidentes en las dos ocasiones en las que un personaje está en peligro (es evidente que no le va a pasar nada grave) y el resto se dedica a buscarle, alternando las escenas con la finalidad, no del todo lograda, de crear tensión e intriga.

El clímax final, consistente en dos partes: el reencuentro entre Elena y Lucas y la identidad de el Padre, se resuelve con desigual interés. Por una parte, está el reconocimiento de la identidad y el relato presuntuoso de todo lo que ha hecho y por qué en una escena muy vista. Por otro lado, da la impresión de que falta algo en la última escena que comparten madre e hijo, quizá algo que le dé más profundidad.

En resumen, «La red púrpura» es una novela sencilla, previsible, entretenida, que no aporta novedades al género pero tampoco es su peor exponente, siendo su mejor baza la evolución de la protagonista.


***T***


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martes, 2 de abril de 2019

Un lugar donde esconderse, de Nora Roberts


T.O.: Shelter in Place, 2018
Editorial: Plaza & Janés, 2019
Traducción: Ana Isabel Sánchez
528 páginas
21.90 €
Ebook: 9.99 €

Argumento:

Tres personas asaltan un centro de comercial dejando decenas de víctimas. Los supervivientes intentan recuperarse de lo sucedido.

Comentario:

Un lugar donde esconderse es una de esas novelas que participan de varios géneros. En este caso, al romance y al misterio, habituales en la obra de la autora, se suma el seguimiento de unos personajes que han resultado heridos, ya sea de forma física, emocional, o ambas, en un proceso de sanación durante más de una década.

Varios de los personajes, víctimas de lo sucedido en el centro comercial, cuentan con un punto de vista propio y caracterizaciones cuidadas, de cierta profundidad y matices, que les dotan de “vida” y credibilidad, que consiguen transmitir sus emociones. Quizá se podría decir que, muchos de ellos, son demasiado buenos, ingeniosos, divertidos etc… para creérselos del todo, no parecen reales, sobre todo en contraste con el personaje que comete los crímenes.

Apenas transcurrida una tercera parte de la novela, se revela tanto que había alguien más detrás de lo sucedido como su identidad, lo que resta mucho interés a esa subtrama, cuya principal característica parece ser la descripción pormenorizada, y repetitiva hasta el aburrimiento, de los asesinatos que lleva a cabo durante los siguientes años. El retrato de este personaje, sus motivaciones y características, son tan tópicos que nada sorprende ni llama la atención, se trata de hacer el mal por hacerlo.

La historia de amor entre Simone y Reed, quizá lo que más ocupa de la segunda mitad de la novela, con sus momentos divertidos y emotivos, tampoco da sorpresas, todo fluye como es habitual, en las novelas románticas, entre dos personas destinadas a estar juntas.

En resumen, Un lugar donde esconderse es una novela bien escrita, con personajes interesantes y un mensaje de superación que quizá sea lo más interesante. Lamentablemente se ve lastrada por un exceso de páginas, bastantes de las cuales están ocupadas por escenas repetitivas (los crímenes) y/o que no aportan mucho a la historia (desde que Reed se instala en la isla…). El resultado, como cabría esperar de una autora profesional, es una obra entretenida que se lee con bastante facilidad.

***T***

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