lunes, 30 de julio de 2018

¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish, de Gemma Herrero Virto

Editorial: Amazon, 2018
400 páginas.
Tapa blanda: 16,05 €
Ebook: 2,99 €

Argumento:

Una familia, contratada para investigar lo que parecen fenómenos paranormales en una casa abandonada, comprueba que no tienen la suficiente preparación para hacerlo y recaban la ayuda de una joven bruja.

Comentario:

«¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish» no es una novela original ni aporta novedades significativas a un género (mezcla de misterio y terror) del que toma y utiliza los tópicos y clichés más habituales y reconocibles (casa abandonada, presencias extrañas, situaciones inexplicables, origen del conflicto en un drama en el pasado…). Tampoco destaca en dar giros argumentales sorprendentes (se ven venir) ni en la conclusión, que es la esperada (y lógica, y convincente). Valorar el escepticismo (momentáneo) de Al, rodeado de «creyentes», que dota de «credibilidad» y verosimilitud a la narración.

Tras un breve prólogo, cuya pertinencia es opinable, y cuestionable, la novela se divide en tres partes, dos de ellas destinadas contar la situación personal de sus protagonistas (Eli y Al) mientras que en la tercera, ya reunidos, se alternan los puntos de vista de ambos personajes.

La elección de las voces narradoras es eficaz y apropiada, desde la primera persona más emocional de Eli a la tercera más racional de Al, en la que la única pega sería la breve intervención de Laetitia (capítulo 5 de la segunda parte), con la única finalidad aparente de incluir una escena de terror, que, de alguna manera, rompe el ritmo y tono de una narración ejemplar, en la que cada capítulo aporta algo, ya sea acerca de los personajes y sus conflictos personales o sobre el misterio que encierra la casa Cavendish. Los dibujos que encabezan cada capítulo (una planchette de ouija para Eli, una guitarra para Al) son un detalle simpático y atractivo.

En cuanto al resto de los personajes,  los que acompañan a Eli en la primera parte (su madre, Kev y su familia, sus «amigas», la abuela Clarice, sin duda la más interesante, aunque sus apariciones son muy breves, y no está aprovechada en todo su potencial) cumplen correctamente el cometido para el que están creados (propiciar la decisión de la joven) sin más complicaciones.

Por parte de Al (Aleister, por Crowley: « —Yo no tengo la culpa de llamarme Aleister. Es culpa de mis padres, que están pirados por el espiritismo, la magia negra y todas esas gilipolleces.») están los secundarios necesarios (el abogado Anderson) y el resto la familia McNeal: Laetitia,  James, Lucrecia (Alice) y Apolyon, personajes que tampoco desarrollan todas sus posibilidades, más allá de lo necesario para que avance la historia, en especial el gato, que, en algún momento, parece que pueda tener cierto protagonismo.

Los posibles testigos de lo sucedido en el pasado, o los espíritus que habitan la casa Cavendish, se suman al elenco de personajes funcionales, entre los que destacaría el señor John Campbell, uno de los participantes en el caso original, aún atormentado con lo sucedido, y las posibilidades que se abren (de cara a posibles futuras aventuras) al contactar con la asociación de Parapsicología Grupo Alpha.

Son Eli (Eloise) y Al (Aleister) quienes llevan el peso de la novela y su mayor logro y virtud. La autora logra dotarles de personalidades lo suficiente complejas como para que apetezca seguir su evolución personal (la inseguridad de Eli, su necesidad de ser aceptada y pertenecer, o el escepticismo de Al sobre lo que hace su familia) y la relación que se establece entre ellos (interesantes diálogos y situaciones que marcan el paso del rechazo al mutuo interés).

Hay situaciones que chirrían por su falta de lógica, como que cada personaje duerma a solas en una estancia de la casa, en sacos de dormir, en lugar de hacerlo juntos, y lo sigan haciendo cuando ya han empezado a pasar cosas extrañas, quizá porque conviene para crear situaciones y escenas de miedo. Igualmente, la repetición de situaciones para que los protagonistas averigüen lo que necesitan (consultas en la biblioteca, entrevistas) dan la sensación tanto de reiteración como de falta de recursos, aunque hay algunas escenas (Amelia Green) que tienen su punto.

Algo parecido se percibe también en la parte paranormal, con hasta tres sesiones de ouija, donde la primera sería prescindible. Llama la atención que Eli cometa el mismo error (en el círculo de protección) con Molly primero y con Laetitia después, en lugar de aprovechar la oportunidad de que la protagonista aprenda de la primera experiencia. Más interesante es el enfrentamiento posterior en el cementerio.

La redacción es correcta y eficaz, apenas se perciben erratas, con algunos momentos de humor (en los capítulos de Al) que se agradecen, una estructura más que correcta  en la que casi todo aporta algo a la historia, en uno u otro sentido, y una historia que, pese a su mencionada sencillez y previsibilidad, funciona, despierta el interés por lo que va a pasar, tanto a los protagonistas a nivel personal, como a la resolución del misterio.

Situar la narración en los años ochenta del siglo XX, con las limitaciones existentes (no había teléfonos móviles, ni internet, lo que dificultaría la investigación de los personajes) es uno de los aciertos de la novela.

Mención especial merece la enorme evolución, tanto en lo formal como en el contenido, de la novela anterior, «Los crímenes del lago», a esta. Aquella parecía un borrador necesitado de bastante revisión, con una pésima utilización de la primera persona, en la que los mayores misterios se deducían apenas planteados, debido, precisamente, a los errores de redacción, y solo destacaría algún personaje y cierto potencial, intuido, que se confirma en esta.

En resumen,  ¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish es una novela bien redactada, que maneja con soltura los tópicos del género, tiene algunas escenas de miedo bastantes logradas, es algo previsible tanto en el desarrollo como en la solución y tiene su mejor baza en los dos personajes protagonistas. Muy entretenida, de fácil lectura, deja con interés por leer futuras historias de la autora, ya sea con los mismos personajes (aunque la novela es autoconclusiva, deja abierta la posibilidad de investigar más casos) o con otros. 


Cita:

«—¿Pero es qué estás sordo? —preguntó su hermana—. Se escucha claramente una voz que dice “Marchaos de aquí”.
     —¿En serio oyes eso? ¿Me estás tomando el pelo?
     —Por supuesto que lo oigo —contestó ella—. Las psicofonías son así. A los espíritus les cuesta comunicarse con claridad.
     —Pues a ver si se muere de una vez algún logopeda y les enseña a pronunciar, porque esto es de pena —sugirió Al.
     —Aleister, ¿es que no tienes respeto por nada? —chilló su madre.
     —Lo siento, pero yo no oigo nada. Y tampoco creo que alguien invisible haya tirado a Laetitia por las escaleras. Creo que nos estamos dejando llevar por la histeria.
     —No es histeria, estúpido. En esa casa hay algo peligroso y que no quiere que estemos ahí —dijo su hermana.
     —Yo pienso lo mismo. El ser que habita esa casa parece hostil y muy peligroso —añadió su madre.
     —A ver, si lo que estamos diciendo es que deberíamos marcharnos de este sitio y regresar a Newark, tenéis mi voto a favor —sugirió Al.»


***T***


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lunes, 23 de julio de 2018

El Presidente ha desaparecido, de Bill Clinton / James Patterson

El presidente ha desaparecido
The President is missing
Bill Clinton / James Patterson
Traductores: Pilar de la Peña Minguell, María José Díez Pérez y Julio Hermoso
Editorial Planeta
579 páginas

Argumento:

Estados Unidos está bajo la amenaza más brutal de su historia y solo hay un hombre que puede detenerla: su presidente.

Comentario:

No vamos a decir que esta novela es "literatura" en un sentido culto, porque no lo es. La prosa es totalmente funcional y orientada a una narración rápida que hace hincapié en los diálogos y la acción, es decir, como si fuera un guion de cine. En realidad, la obra es muy cinematográfica. Mientras lees vas visualizando cómo quedaría en una peli, ya que todo es bastante convencional dentro del género thriller, con cosas que hemos visto miles de veces en la pantalla grande.

Así pues, no es sorprendente que haya topicos a patadas, clichés y situaciones que "nos suenan", empezando por esa caracterización del presidente de los Estados Unidos como si fuera un súper héroe que todo lo puede y cuyo patriotismo está a prueba de bombas, incluso cuando se enfrenta a dilemas morales que, por cierto, también hemos visto en alguna peli (niños en el escenario bélico rodeados de terroristas: ¿Los matamos o no?). Naturalmente, es un héroe veterano de la guerra de Irak, en la cual fue derribado y torturado sin revelar ni un solo secreto o información. Amoroso padre y creyente, es que lo tiene todo para ser un "norteamericano modelo". Además, es un hombre de acción, que decide encargarse casi en persona de lidiar con la amenaza, cosa que me ha parecido muy poco creíble, pero bueno, es una novela...

Teniendo en cuenta que James Patterson, famoso autor de bestsellers, está detrás de la obra, no es de extrañar que esté realizada con cierto oficio desde el punto de vista de este género. Se abusa de los cliffhangers a final de capítulo, no obstante. Y al final, también se alarga de forma desmesurada el desenlace al añadir seudofinales con revelaciones adicionales que dan más vueltas de tuerca al principal. Es como si no quedara satisfecho con la traca final y nos regalara más petardazos. 

Ni que decir tiene que se usan todos recursos cliché del thriller con generosidad, incluso los más manidos, como la cuenta regresiva, los intentos de desbloquear un proceso diciendo contraseñas en los últimos segundos, el infiltrado del círculo de confianza al cual hay que descubrir, y la forma cómo este se descubre (muy estilo detective clásico), los orquestadores del complot en la sombra, tiroteos, persecuciones, hackers, o sea, todo... Por cierto, sobre el plan último de los "malos"... un poco exagerado. No debieron de pensar que los "daños colaterales" derivados de lograr su objetivo los arrastrarían a la catástrofe a ellos también, además de a todo el mundo, algo lógico en un sistema globalizado.

La historia está narrada en primera persona por el propio presidente, aunque alterna con algunas partes en tercera, que explican las acciones de una tópica asesina profesional, veterana, cómo no, de las guerras de los Balcanes. Así pues, el presidente es el personaje mejor descrito y representado, intuimos que gracias a las aportaciones de Bill Clinton. Como dije arriba, se trata de un presidente arquetípico que encarna los valores norteamericanos, pero que, en algunos momentos, también hace alguna reflexión un poco crítica con su país y más progresista (es decir, las ideas de Bill Clinton), y con un talante bastante feminista. 

A destacar, relacionado con esto, que hay muchos personajes femeninos en situaciones de poder (vicepresidenta, asesina, hacker, primera ministra de país extranjero, etc) hasta casi poder decir que hay "paridad", no sé si buscada o no. Me ha llamado la atención la importancia que se le da a la religión, ya que para describir a algunos personajes se menciona, como valor positivo y garantía de confianza, "que leen la Biblia". El propio protagonista es religioso.

La novela termina con una especie de alegato o discurso de Bill Clinton... digo del presidente protagonista, que casi parece un programa electoral sobre lo que hay que hacer para mejorar EE.UU. Para mí, esta parte claramente ideológica se sale del tono general de la novela y sobra.

En resumen, una novela entretenida, si a uno le gustan los tópicos del cine de acción de Hollywood, con capítulos cortos, cliffhangers, intrigas políticas, espionaje, tiroteos, hackers listísimos, presidentes supermán, amenazas terroristas, geopolítica descacharrante en la que solo cuentan los siguientes países: Rusia, Israel, Arabia Saudí y Alemania, una trama manida y en algunos puntos previsible y el morbo de haber sido escrita por alguien que, por experiencia, sabe muy bien cómo actúa y piensa un presidente de los Estados Unidos. No está mal para el veranito.

PDF de la editorial con los primeros capítulos aquí.


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lunes, 16 de julio de 2018

El que susurra, de Malenka Ramos

Editorial: Ediciones B, 2018
510 páginas
19,90 €
Ebook: 7,99 €

Argumento:

El fallecimiento de la pequeña Penny es el inicio de una serie de sucesos extraños que afectan tanto a su familia como al resto del pueblo, Point Spirit.

Comentario:

En ocasiones resulta difícil evitar la comparación entre distintas obras de un autor, en especial si pertenecen al mismo género, lo que puede acentuar, o no, las similitudes de todo tipo, sobre todo si se reseñan ambas, como ocurre con «El que susurra» y la anterior novela de su autora, «Lo que habita dentro».

En el comentario de «Lo que habita dentro» se mencionaban varios «defectos»: repetición de sucesos, en resumen y desarrollados; exceso de escenas dramáticas y de terror, con el riesgo de perder efectividad; pasajes demasiado largos que ocasionan altibajos de ritmo e interés; ambientación poco convincente que dificulta «ver» Galicia como escenario de la acción; personajes efectivos pero sin gran profundidad en su caracterización… Pero, sobre todo, una similitud demasiado evidente con la novela It, de Stephen King.

En «El que susurra», aun con un exceso de capítulos destinados a inquietar y crear intriga (se insiste demasiado en lo de la marioneta, que no aporta nada a la historia), se prescinde de los resúmenes explicativos y la autora crea escenas que hacen avanzar la narración, ya sea en la presentación de los personajes y las relaciones entre ellos (varias de ellas románticas) o en el desarrollo de la intriga, abriendo distintas opciones que impulsan a seguir leyendo para averiguar qué pasará a continuación, cómo se resolverán las situaciones planteadas.

La ambientación es convincente, al punto de creer que la novela se desarrolla en un pueblecito estadounidense, Point Spirit, cuya historia es parte imprescindible para entender lo que sucede y a quienes, con distintos escenarios bastante logrados y hasta una investigación, bastante sencilla, en la que casi todo se averigua con facilidad y poco esfuerzo por parte de los protagonistas.

Aunque hay muchos personajes secundarios (en su mayoría sobrantes, se podrían eliminar sin afectar a la historia que se relata), cuya única finalidad es la de protagonizar escenas truculentas, con exceso de información sobre ellos, en esta ocasión destacan los personajes principales, las mujeres de la familia Morelli y los hombres que las rodean e intentan ayudarlas y protegerlas, cuyas detalladas biografías, que incluyen emociones, contradicciones y dilemas de diversa índole, contribuyen a crear empatía e interés por sus vidas.

Si en «Lo que habita dentro» las similitudes con «It» eran evidentes, en «El que susurra» las referencias son más vagas, menos identificables, aunque la mayoría de las situaciones recuerdan a novelas y películas del género (el origen de lo que pasa), sin que resulten sorprendentes u originales, aunque, eso sí, están bien integradas, se nota que todo tiene un sentido y una razón de ser y que la autora ha escrito una novela bien estructurada y pensada, destacando de otros autores españoles, en su mayoría hombres, que también tienen como referente a Stephen King, por estar dotada de más profundidad e interés, tanto en forma como en fondo.

La relación que se establece entre dos personajes, uno bastante mayor que el otro, recuerda, de alguna manera, a otras obras de la autora, de género erótico, si bien hay marcadas diferencias entre una y otra forma de tratar el tema. En esta novela, se cuestiona desde el primer momento por varios de los personajes, incluido uno de los protagonistas de la trama, que intenta no caer en la tentación, se analiza y, además, son unos sentimientos (mutuos) en gran parte condicionados por un agente externo. El reconocimiento de que no es algo dentro de la norma, el análisis de los pros y contras, los motivos, la reticencia, sugieren respeto y prudencia, marcando distancias con la trilogía «Venganza», cuya primera entrega, «De rodillas», ha sido reseñada en este blog.

En resumen, «El que susurra» es una muy digna historia de misterio y terror, bien redactada y planificada, con personajes interesantes, que maneja los tópicos del género con destreza y eficacia, muy entretenida, con algunas escenas de gran intensidad emotiva y dramática. Se perciben varios intereses de la autora, temas y situaciones comunes a las de la novela anterior (con la que tiene en común más de lo que se aprecia en una lectura superficial), lo que puede ser bueno, al crear un mundo propio, o un problema a la hora de sorprender con los giros argumentales. En cualquier caso, la evolución es notable, y deja con las ganas de leer más obras de Malenka Ramos.


***T***


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lunes, 9 de julio de 2018

La desaparición de Stephanie Mailer, de Joël Dicker

T.O.: La Disparition de Stephanie Mailer
Editorial: Alfaguara, 2018
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego
650 páginas
22,90 €
Ebook: 12,99 €

Argumento:

Una conversación entre la periodista Stephanie Mailer y  Jesse Rosenberg, un policía a punto de jubilarse, hace que se reabra un caso de asesinato ocurrido veinte años atrás, bajo la sospecha de que no se halló al verdadero culpable.

Comentario:

«La desaparición de Stephanie Mailer» se antoja una novela desmedida, irreflexiva, demasiado extensa, en la que el autor pone demasiado de todo, desde personajes a tramas, o a giros más o menos sorprendentes, lo que ocasiona un ritmo irregular, lleno de altibajos de interés muy marcados.

Gran parte de la historia se ocupa del cuádruple crimen ocurrido casi dos décadas atrás, centrada tanto en la investigación realizada en la actualidad como en los flashbacks que relatan cómo se llevó el caso entonces. Estas incursiones en el pasado, además de irrumpir de forma abrupta son innecesarias, al menos tan desarrolladas, y se agradecería un resumen mucho más conciso, que aligeraría tanto la lectura como el número de páginas.

La narración hace especial hincapié en la vida de uno de los protagonistas, Jesse Rosenberg, y en lo que sucedió con su novia, Natasha (de tal previsibilidad que sorprende la cantidad de páginas que se le dedican, tanto a tratar de hacer que parezca un misterio como a evitar decirlo), sin que ni así se consiga despertar empatía o simpatía por Jesse, ni por cualquiera de los innumerables personajes que desfilan por la novela con el único afán aparente de evitar que se averigüe quién hizo qué, o no, o por qué.

Y es que hay multitud de personajes con punto de vista, desde policías y sospechosos hasta otros que no tienen implicación con los asesinatos pero gozan igualmente de su correspondiente punto de vista, ya sea en tercera o primera persona, con largos capítulos en los que relatan sus vidas, sin el menor interés y, lo que es peor, sin afectar a la trama principal. Quizá sí, a veces, tienen que ver con la parte metaliteraria, metida casi por la fuerza para que el autor, como en «La verdad sobre el caso Harry Quebert» (con la que comparte varias similitudes, tanto en forma como en fondo), suelte sus reflexiones sobre literatura y crítica, tan superficiales como tópicas, aunque en algunos momentos funcionen.

Los capítulos relacionados con la obra de teatro «La noche negra», su autor, Harvey Kirk  y los intentos de representarla (lleva años de ensayos para elegir el reparto…) o los de Meta Ostrovski y sus contradicciones quizá sean de  los más curiosos de la novela:

«—Desde ayer me tiene obsesionado una idea; me apetece presentarme a la audición de La noche negra. —Y ¿por qué no?—¡Porque es imposible! ¡Soy crítico literario y crítico de teatro! No puedo ser ni escritor, ni intérprete.—Creo que me he perdido, Meta... —¡Hombre, Steven, esfuércese un poquito, por Dios! Explíqueme por qué milagro un crítico de teatro iba a poder actuar en una obra. ¿Se imagina qué pasaría si los críticos literarios se pusieran a escribir y los escritores se hicieran críticos literarios? ¿Se imagina a Don DeLillo escribiendo en The New Yorker una crítica de la última obra de David Mamet? ¿Se imagina qué habría pasado si Pollock hubiera hecho la crítica de la última exposición de Rothko en The New York Times? ¿Se imagina a Jeff Koons desmenuzando la última creación de Damien Hirst en The Washington Post? ¿Puede concebir que Spielberg escriba la crítica de lo último de Coppola en Los Angeles Times? «No vayan a ver esa porquería. Es una abominación.» A todo el mundo le parecería, con razón, escandaloso y falto de objetividad. No se puede hacer la crítica de un arte que se ejerce.Bergdorf, captando el derrotero intelectual de Ostrovski, le comentó entonces:—Técnicamente, Meta, usted ya no es crítico, puesto que lo he despedido.»

La redacción, sin personalidad destacable, demasiado sencilla y convencional, incluso superficial, acompañada de un texto que parece el de un borrador en el que el autor pone casi todo lo que se le ocurre, antes de decidir lo que resulta útil y necesario y eliminar lo superfluo, contribuyen a inflar una novela excesiva en todos los aspecto, desde el mencionado número de páginas al de personajes y subtramas, algo que también parece tener como finalidad enredar tanto los hechos que resulte imposible deducir todo lo sucedido, tanto en el pasado como en el presente.

Afortunadamente, pese a las vueltas que da el autor a lo sucedido tanto en 1994 como en 2013, tiene el suficiente oficio como para lograr que no se pierda de vista quién es quién y su papel (en caso de tenerlo) en la historia, lo que permite adelantarse a los protagonistas en varias ocasiones, pese a lo «tramposo» de algunas situaciones, como el repentino romance sorpresa que se cuenta al final.

En resumen, «La desaparición de Stephanie Mailer» es una novela irregular, a veces entretenida y otras exasperante, excesiva, con solo algunos momentos de interés. Puede interesar a incondicionales del autor o a quienes les gusten los «sorprendentes» giros argumentales (aunque sean a costa de la verosimilitud de la historia: Alice y Steven).


***T***

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lunes, 2 de julio de 2018

Muerte contrarreloj, de Jorge Zepeda Patterson

Muerte contrarreloj
Jorge Zepeda Patterson
Editorial Planeta
312 páginas

Argumento:

Va a comenzar el Tour de Francia. Marc, gregario de uno de los principales equipos, sabe que ha de sacrificarse para garantizar la victoria de su gran amigo y líder del grupo, Steve. Pronto comienzan a suceder percances extraños, incluido un suicidio que podría no serlo...

Comentario:

Es poco frecuente encontrarse con una novela ambientada en el mundillo del ciclismo, en concreto, del mundillo que rodea a la más famosa carrera por etapas del mundo, el Tour de Francia. Para mí ese es el mayor aliciente de esta historia, en la que se introducen varias tramas, una de las cuales nos narra, siguiendo la propia estructura de la carrera (cada capítulo es una etapa o un flashback), la competición deportiva, con sus alegrías y sus miserias, la camaradería y rivalidad, la carga épica, los accidentes, las relaciones con los miembros del equipo técnico o la organización, e incluso con la prensa especializada; mientras, por otro lado, la policía trata de dilucidar la autoría de varios sabotajes sobre los corredores. Es decir, la consabida trama misteriosa para enganchar al lector, como si no confiaran en que el resto de la historia fuera suficientemente potente. Desde mi punto de vista, la novela podría funcionar sin esa concesión comercial.

Aunque no conozco mucho de las interioridades del Tour, diría que la obra está bastante bien documentada en lo que a este se refiere. Se nota, al menos, una cierta investigación, con la inclusión de numerosos detalles y anécdotas (por ejemplo, cómo orinan los ciclistas sobre la bici). Hay también alusiones a corredores famosos reales como Lance Armstrong, Induráin, Anquetil y otros. No se puede decir lo mismo del tema policial, cuyo desarrollo a mí al menos me ha parecido poco concreto (también es cierto que, al ser en primera persona, no había muchas posibilidades de desarrollar), con un "comisario" genérico y algo tópico de dudosa actuación (le cuenta demasiadas cosas de las pesquisas a Marc, quien podría ser sospechoso). Durante una buena parte de la novela, la investigación no existe, limitándose Marc a referir sus sospechas sobre algunos de sus compañeros.

La historia, como dije, está narrada en primera persona por Marc, un ciclista de origen medio colombiano, medio francés. El uso de la primera persona tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Ventajas, que permite conocer de primera mano los sufrimientos del protagonista en la bici y aumenta el tono heroico; desventajas, que, como es costumbre en esta forma de narrar, apenas se profundiza en los otros personajes, a los que conocemos solo a través de los ojos del personaje principal; eso sí, el uso de la primera persona introduce una cierta dosis de ambigüedad en algunas cuestiones, como el desenlace...  

A mi modo de ver, y relacionado con esto, el registro de lenguaje de Marc es demasiado culto, teniendo en cuenta los orígenes y desarrollo del personaje; usa un estilo quizás demasiado de literato, que no permite creérselo del todo. Hay partes donde abundan las frases hechas; y otras donde el autor hace comparaciones un tanto forzadas. Para ser una primera persona, el tono es demasiado racional, en especial cuando narra temas amorosos o sentimentales, lo que hace que suene todo muy frío.

Pero la prosa, en general, es fluida, aunque la novela en sí me parece algo densa, al haber más narración o pensamientos que diálogos. Me da la impresión de que es más larga de lo que debería ser o a mí se me ha hecho larga. Se relatan con mucha prolijidad varias escenas en ruta, aunque comprendo que el libro trata de eso, y es inevitable. También es cierto que hay escenas atractivas al final, en las etapas de los Alpes, donde se exprime del todo el tono y potencial épico del ciclismo, con una narración muy visual y efectiva. Me ha llamado la atención la cantidad de series de TV que se citan, desde Juego de Tronos hasta Los Soprano. (Gazapo: cuando Fiona cita la famosa frase en inglés de "No sabes nada, Jon Nieve", dice, por dos veces, "You don't know nothing, Jon Snow". No soy una experta en inglés pero juraría que lo correcto es "You know nothing, Jon Snow")

Como en toda novela de misterio criminal que se precie, las sospechas van pasando de uno a otro personaje casi de forma continua, aunque, a decir verdad, a veces se trata solo de especulaciones del protagonista u opiniones sin fundamento. Me ha chocado que, de pronto, se hable de un asesino cuando no es seguro que haya cometido ni un asesinato, y casi en todos los casos, sus actuaciones parezcan más propias de un sabotaje. Incluso la prensa, que se supone no conoce todos los detalles, habla de un asesino. 

La intervención policial es mínima, limitándose a las apariciones del "comisario" que mencioné anteriormente para informar al protagonista, lo cual queda un poco extraño. No me ha quedado claro si el policía pertenece a la Gendarmería o a la Policía Nacional francesa. En un momento, dice que viene de París para investigar, pero todo lo relacionado con él es ambiguo y poco claro. 

Con todo, la novela no carece de alicientes, aunque al menos para mí, saber quién era el asesino era el menor de ellos...

En resumen, una curiosa novela de "crímenes", ambientada en el mundo del ciclismo, un Tour de Francia en papel o tinta electrónica, bastante entretenido. Ah, por cierto, parece que están rodando una serie de TV sobre el libro.


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