lunes, 30 de julio de 2018

¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish, de Gemma Herrero Virto

Editorial: Amazon, 2018
400 páginas.
Tapa blanda: 16,05 €
Ebook: 2,99 €

Argumento:

Una familia, contratada para investigar lo que parecen fenómenos paranormales en una casa abandonada, comprueba que no tienen la suficiente preparación para hacerlo y recaban la ayuda de una joven bruja.

Comentario:

«¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish» no es una novela original ni aporta novedades significativas a un género (mezcla de misterio y terror) del que toma y utiliza los tópicos y clichés más habituales y reconocibles (casa abandonada, presencias extrañas, situaciones inexplicables, origen del conflicto en un drama en el pasado…). Tampoco destaca en dar giros argumentales sorprendentes (se ven venir) ni en la conclusión, que es la esperada (y lógica, y convincente). Valorar el escepticismo (momentáneo) de Al, rodeado de «creyentes», que dota de «credibilidad» y verosimilitud a la narración.

Tras un breve prólogo, cuya pertinencia es opinable, y cuestionable, la novela se divide en tres partes, dos de ellas destinadas contar la situación personal de sus protagonistas (Eli y Al) mientras que en la tercera, ya reunidos, se alternan los puntos de vista de ambos personajes.

La elección de las voces narradoras es eficaz y apropiada, desde la primera persona más emocional de Eli a la tercera más racional de Al, en la que la única pega sería la breve intervención de Laetitia (capítulo 5 de la segunda parte), con la única finalidad aparente de incluir una escena de terror, que, de alguna manera, rompe el ritmo y tono de una narración ejemplar, en la que cada capítulo aporta algo, ya sea acerca de los personajes y sus conflictos personales o sobre el misterio que encierra la casa Cavendish. Los dibujos que encabezan cada capítulo (una planchette de ouija para Eli, una guitarra para Al) son un detalle simpático y atractivo.

En cuanto al resto de los personajes,  los que acompañan a Eli en la primera parte (su madre, Kev y su familia, sus «amigas», la abuela Clarice, sin duda la más interesante, aunque sus apariciones son muy breves, y no está aprovechada en todo su potencial) cumplen correctamente el cometido para el que están creados (propiciar la decisión de la joven) sin más complicaciones.

Por parte de Al (Aleister, por Crowley: « —Yo no tengo la culpa de llamarme Aleister. Es culpa de mis padres, que están pirados por el espiritismo, la magia negra y todas esas gilipolleces.») están los secundarios necesarios (el abogado Anderson) y el resto la familia McNeal: Laetitia,  James, Lucrecia (Alice) y Apolyon, personajes que tampoco desarrollan todas sus posibilidades, más allá de lo necesario para que avance la historia, en especial el gato, que, en algún momento, parece que pueda tener cierto protagonismo.

Los posibles testigos de lo sucedido en el pasado, o los espíritus que habitan la casa Cavendish, se suman al elenco de personajes funcionales, entre los que destacaría el señor John Campbell, uno de los participantes en el caso original, aún atormentado con lo sucedido, y las posibilidades que se abren (de cara a posibles futuras aventuras) al contactar con la asociación de Parapsicología Grupo Alpha.

Son Eli (Eloise) y Al (Aleister) quienes llevan el peso de la novela y su mayor logro y virtud. La autora logra dotarles de personalidades lo suficiente complejas como para que apetezca seguir su evolución personal (la inseguridad de Eli, su necesidad de ser aceptada y pertenecer, o el escepticismo de Al sobre lo que hace su familia) y la relación que se establece entre ellos (interesantes diálogos y situaciones que marcan el paso del rechazo al mutuo interés).

Hay situaciones que chirrían por su falta de lógica, como que cada personaje duerma a solas en una estancia de la casa, en sacos de dormir, en lugar de hacerlo juntos, y lo sigan haciendo cuando ya han empezado a pasar cosas extrañas, quizá porque conviene para crear situaciones y escenas de miedo. Igualmente, la repetición de situaciones para que los protagonistas averigüen lo que necesitan (consultas en la biblioteca, entrevistas) dan la sensación tanto de reiteración como de falta de recursos, aunque hay algunas escenas (Amelia Green) que tienen su punto.

Algo parecido se percibe también en la parte paranormal, con hasta tres sesiones de ouija, donde la primera sería prescindible. Llama la atención que Eli cometa el mismo error (en el círculo de protección) con Molly primero y con Laetitia después, en lugar de aprovechar la oportunidad de que la protagonista aprenda de la primera experiencia. Más interesante es el enfrentamiento posterior en el cementerio.

La redacción es correcta y eficaz, apenas se perciben erratas, con algunos momentos de humor (en los capítulos de Al) que se agradecen, una estructura más que correcta  en la que casi todo aporta algo a la historia, en uno u otro sentido, y una historia que, pese a su mencionada sencillez y previsibilidad, funciona, despierta el interés por lo que va a pasar, tanto a los protagonistas a nivel personal, como a la resolución del misterio.

Situar la narración en los años ochenta del siglo XX, con las limitaciones existentes (no había teléfonos móviles, ni internet, lo que dificultaría la investigación de los personajes) es uno de los aciertos de la novela.

Mención especial merece la enorme evolución, tanto en lo formal como en el contenido, de la novela anterior, «Los crímenes del lago», a esta. Aquella parecía un borrador necesitado de bastante revisión, con una pésima utilización de la primera persona, en la que los mayores misterios se deducían apenas planteados, debido, precisamente, a los errores de redacción, y solo destacaría algún personaje y cierto potencial, intuido, que se confirma en esta.

En resumen,  ¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish es una novela bien redactada, que maneja con soltura los tópicos del género, tiene algunas escenas de miedo bastantes logradas, es algo previsible tanto en el desarrollo como en la solución y tiene su mejor baza en los dos personajes protagonistas. Muy entretenida, de fácil lectura, deja con interés por leer futuras historias de la autora, ya sea con los mismos personajes (aunque la novela es autoconclusiva, deja abierta la posibilidad de investigar más casos) o con otros. 


Cita:

«—¿Pero es qué estás sordo? —preguntó su hermana—. Se escucha claramente una voz que dice “Marchaos de aquí”.
     —¿En serio oyes eso? ¿Me estás tomando el pelo?
     —Por supuesto que lo oigo —contestó ella—. Las psicofonías son así. A los espíritus les cuesta comunicarse con claridad.
     —Pues a ver si se muere de una vez algún logopeda y les enseña a pronunciar, porque esto es de pena —sugirió Al.
     —Aleister, ¿es que no tienes respeto por nada? —chilló su madre.
     —Lo siento, pero yo no oigo nada. Y tampoco creo que alguien invisible haya tirado a Laetitia por las escaleras. Creo que nos estamos dejando llevar por la histeria.
     —No es histeria, estúpido. En esa casa hay algo peligroso y que no quiere que estemos ahí —dijo su hermana.
     —Yo pienso lo mismo. El ser que habita esa casa parece hostil y muy peligroso —añadió su madre.
     —A ver, si lo que estamos diciendo es que deberíamos marcharnos de este sitio y regresar a Newark, tenéis mi voto a favor —sugirió Al.»


***T***


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