Editorial: Amazon, 2018
Argumento:
400 páginas.
Tapa blanda: 16,05 €
Ebook: 2,99 €
Argumento:
Una familia, contratada
para investigar lo que parecen fenómenos paranormales en una casa abandonada,
comprueba que no tienen la suficiente preparación para hacerlo y recaban la
ayuda de una joven bruja.
Comentario:
«¿Tú me ves?: La maldición de la casa Cavendish»
no es una novela original ni aporta novedades significativas a un género (mezcla
de misterio y terror) del que toma y utiliza los tópicos y clichés más
habituales y reconocibles (casa abandonada, presencias extrañas, situaciones
inexplicables, origen del conflicto en un drama en el pasado…). Tampoco destaca
en dar giros argumentales sorprendentes (se ven venir) ni en la conclusión, que
es la esperada (y lógica, y convincente). Valorar el escepticismo (momentáneo)
de Al, rodeado de «creyentes», que dota de «credibilidad» y verosimilitud a la
narración.
Tras un breve prólogo, cuya pertinencia es
opinable, y cuestionable, la novela se divide en tres partes, dos de ellas
destinadas contar la situación personal de sus protagonistas (Eli y Al)
mientras que en la tercera, ya reunidos, se alternan los puntos de vista de
ambos personajes.
La elección de las voces narradoras es eficaz y
apropiada, desde la primera persona más emocional de Eli a la tercera más
racional de Al, en la que la única pega sería la breve intervención de Laetitia
(capítulo 5 de la segunda parte), con la única finalidad aparente de incluir
una escena de terror, que, de alguna manera, rompe el ritmo y tono de una
narración ejemplar, en la que cada capítulo aporta algo, ya sea acerca de los
personajes y sus conflictos personales o sobre el misterio que encierra la casa
Cavendish. Los dibujos que encabezan cada capítulo (una planchette de ouija
para Eli, una guitarra para Al) son un detalle simpático y atractivo.
En cuanto al resto de los personajes, los que acompañan a Eli en la primera parte
(su madre, Kev y su familia, sus «amigas», la abuela Clarice, sin duda la más
interesante, aunque sus apariciones son muy breves, y no está aprovechada en
todo su potencial) cumplen correctamente el cometido para el que están creados
(propiciar la decisión de la joven) sin más complicaciones.
Por parte de Al (Aleister, por Crowley: « —Yo no tengo la culpa de llamarme Aleister. Es
culpa de mis padres, que están pirados por el espiritismo, la magia negra y
todas esas gilipolleces.») están los secundarios necesarios (el abogado Anderson) y el
resto la familia McNeal: Laetitia, James,
Lucrecia (Alice) y Apolyon, personajes que tampoco desarrollan todas sus
posibilidades, más allá de lo necesario para que avance la historia, en
especial el gato, que, en algún momento, parece que pueda tener cierto
protagonismo.
Los posibles testigos de lo sucedido en el
pasado, o los espíritus que habitan la casa Cavendish, se suman al elenco de
personajes funcionales, entre los que destacaría el señor John Campbell, uno de
los participantes en el caso original, aún atormentado con lo sucedido, y las
posibilidades que se abren (de cara a posibles futuras aventuras) al contactar
con la asociación de Parapsicología Grupo Alpha.
Son Eli (Eloise) y Al (Aleister) quienes llevan
el peso de la novela y su mayor logro y virtud. La autora logra dotarles de
personalidades lo suficiente complejas como para que apetezca seguir su
evolución personal (la inseguridad de Eli, su necesidad de ser aceptada y
pertenecer, o el escepticismo de Al sobre lo que hace su familia) y la relación
que se establece entre ellos (interesantes diálogos y situaciones que marcan el
paso del rechazo al mutuo interés).
Hay situaciones que chirrían por su falta de
lógica, como que cada personaje duerma a solas en una estancia de la casa, en
sacos de dormir, en lugar de hacerlo juntos, y lo sigan haciendo cuando ya han empezado
a pasar cosas extrañas, quizá porque conviene para crear situaciones y escenas
de miedo. Igualmente, la repetición de situaciones para que los protagonistas
averigüen lo que necesitan (consultas en la biblioteca, entrevistas) dan la
sensación tanto de reiteración como de falta de recursos, aunque hay algunas
escenas (Amelia Green) que tienen su punto.
Algo parecido se percibe también en la parte
paranormal, con hasta tres sesiones de ouija, donde la primera sería prescindible.
Llama la atención que Eli cometa el mismo error (en el círculo de protección)
con Molly primero y con Laetitia después, en lugar de aprovechar la oportunidad
de que la protagonista aprenda de la primera experiencia. Más interesante es el
enfrentamiento posterior en el cementerio.
La redacción es correcta y eficaz, apenas se
perciben erratas, con algunos momentos de
humor (en los capítulos de Al) que se agradecen, una estructura más que
correcta en la que casi todo aporta algo
a la historia, en uno u otro sentido, y una historia que, pese a su mencionada
sencillez y previsibilidad, funciona, despierta el interés por lo que va a
pasar, tanto a los protagonistas a nivel personal, como a la resolución del
misterio.
Situar la narración en los años ochenta del siglo XX, con las limitaciones existentes (no había teléfonos móviles, ni internet, lo que dificultaría la investigación de los personajes) es uno de los aciertos de la novela.
Situar la narración en los años ochenta del siglo XX, con las limitaciones existentes (no había teléfonos móviles, ni internet, lo que dificultaría la investigación de los personajes) es uno de los aciertos de la novela.
Mención especial merece la enorme evolución,
tanto en lo formal como en el contenido, de la novela anterior, «Los crímenes
del lago», a esta. Aquella parecía un borrador necesitado de bastante revisión,
con una pésima utilización de la primera persona, en la que los mayores
misterios se deducían apenas planteados, debido, precisamente, a los errores de
redacción, y solo destacaría algún personaje y cierto potencial, intuido, que
se confirma en esta.
En resumen, ¿Tú me ves?: La maldición de la
casa Cavendish es una novela bien redactada, que maneja con soltura los tópicos
del género, tiene algunas escenas de miedo bastantes logradas, es algo
previsible tanto en el desarrollo como en la solución y tiene su mejor baza en
los dos personajes protagonistas. Muy entretenida, de fácil lectura, deja con
interés por leer futuras historias de la autora, ya sea con los mismos
personajes (aunque la novela es autoconclusiva, deja abierta la posibilidad de investigar
más casos) o con otros.
Cita:
«—¿Pero es qué estás sordo? —preguntó su hermana—. Se escucha claramente una voz que dice “Marchaos de aquí”.
—¿En serio oyes eso? ¿Me estás tomando el pelo?
—Por supuesto que lo oigo —contestó ella—. Las psicofonías son así. A los espíritus les cuesta comunicarse con claridad.
—Pues a ver si se muere de una vez algún logopeda y les enseña a pronunciar, porque esto es de pena —sugirió Al.
—Aleister, ¿es que no tienes respeto por nada? —chilló su madre.
—Lo siento, pero yo no oigo nada. Y tampoco creo que alguien invisible haya tirado a Laetitia por las escaleras. Creo que nos estamos dejando llevar por la histeria.
—No es histeria, estúpido. En esa casa hay algo peligroso y que no quiere que estemos ahí —dijo su hermana.
—Yo pienso lo mismo. El ser que habita esa casa parece hostil y muy peligroso —añadió su madre.
—A ver, si lo que estamos diciendo es que deberíamos marcharnos de este sitio y regresar a Newark, tenéis mi voto a favor —sugirió Al.»
***T***
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