jueves, 23 de abril de 2009

El Fuego, de Katherine Neville


The Fire
EL FUEGO
Katherine Neville
Traducción de Ana Alcaina, Laura Manero, Laura Martín de Dios y Nuria Salinas
PLAZA & JANES
546 páginas



Argumento:

La hija de Solarin y Cat se ve inmersa en un extraño juego esotérico que tiene por leit motiv el ajedrez, pero que nadie me pida que explique en qué consiste.


Comentario:

Suele decirse que segundas partes no son buenas. Si las primeras tampoco eran para tirar cohetes, ya se imaginan lo que puede salir, un engendro como El Fuego, que casi no me atrevo ni a calificar de novela (las novelas tienen argumento y personajes)

La acción continúa veinte años después del final de El Ocho, famoso bestseller mundial que inició la moda de las investigaciones esotéricas en torno a un hecho u objeto, la madre de todos los bestsellers.

Tenemos pues a los mismos personajes y a sus hijos y descendientes varios involucrados en una especie de "juego" en el que el ajedrez tiene mucho que ver. Así pues algunos personajes son la Reina Blanca o Negra, el Rey negro, etc... Luego, por otro lado, hay un ajedrez que perteneció a Carlomagno y que contiene unas fórmulas místicas, es decir, tiene poderes mágicos o algo de eso.

La autora nos narra la historia dando saltos del pasado al presente. Tenemos una parte narrada en tercera persona y situada en el siglo XIX, que cuenta las vicisitudes de Charlot, el hijo de la monja que encontró el ajedrez en la anterior novela, y que posee poderes visionarios. Intercalado con eso vemos la narración en primera persona de la hija de Catherine Velis y Alexander Solarin, Alexandra, una joven que trabaja como cocinera para un chef vasco llamado Boujaron (que no Bujarrón...).

Como es de rigor en los bestsellers, el primer capítulo cuenta un hecho impactante, la muerte de Alexander Solarin a manos de un francotirador cuando acompañaba a su pequeña Alexandra a un torneo de ajedrez. Aunque el primer capítulo aburre un poco con su exceso de palabrería, al menos pasa algo en él. Sin embargo, no será la tónica del resto del libro.

Porque El Fuego, dígamoslo de nuevo, no es una novela. El argumento está tan enrevesado que  es imposible entender lo que pasa. Confieso que yo al menos no he entendido nada. No sé para qué sirve ser la Reina blanca, o la Negra, qué implica eso, por qué es importante, quién ha organizado tamaño delirio, cuál es el Juego dichoso en el que están envueltos los protagonistas, y cuál es su trascendencia. En el libro no hay ni una gota de acción, todo son personajes soltando discursos seudoesotéricos donde te vinculan cosas sin sentido. Por ejemplo, el vasco te habla del Olenztero (el Papá Noel euskaldún) como si también tuviera que ver con la trama, y así con todo, con casi cada objeto que aparece: todo se explica atendiendo a simbolismos herméticos, alquímicos, etc. Hasta los nombres de los personajes ¡ahí es nada! tienen significados ocultos. Y como en anteriores bodrios de la autora (El Ocho, el Círculo Mágico) la conspiración parece circunscribirse al círculo familiar y amistoso de los protagonistas. Todos se conocen, todos están metidos en el ajo, hasta el cocinero vasco. Y en el relato del pasado solo intervienen personajes famosos como Lord Byron, Teyllerand y otros, lo cual queda sumamente ridículo y forzado. Además, muchas de estas intervenciones, por no decir TODA LA PARTE DEL PASADO, sobra, no añade nada, y podría suprimirse sin ningún efecto en el libro.

El libro es muy aburrido, denso, lento y no tiene ni pies ni cabeza. Más que una novela parece un compendio de esoterismo y simbología del que además es difícil retener algo. Mezcla tantas cosas y de forma tan aleatoria que realmente es imposible meterse en la trama, en algo tan vacío, que pretende ser lo contrario. Al final te quedas igual que al principio, porque no ves un desenlace lógico ni claro.

Solo desperté del tedio que me produjo esta novela en algunos contados párrafos, justo los que hablan del cocinero vasco. Porque lo de esta autora es de risa. Se supone que vivió durante una temporada en el País Vasco, y aún así se ha documentado sobre el tema como si fuera Dan Brown con Sevilla, vamos, de pena.

Resulta que el cocinero Boujarón vive en una villa que se llama ¡atención! EUSKAL HERRIA, y su servicio doméstico y de guardaespaldas recibe el nombre de BRIGADA VASCA. Si ya con esto parece que estuvieramos hablando de un grupo terrorista, resulta que para hacerlo aún más ridículo, la autora dice que van disfrazados con txapelas (boina vasca) y fajines. Pero eso no es todo, bailan la Espatadanzta y la utilizan como arte marcial contra sus enemigos. ¿No es alucinanteeee? La parte en la que esta brigada, que luego resulta que no eran vascos auténticos, sino derviches disfrazados, ataca a los malos es de carcajada. Previamente una camarera en patines lanza botellas de sidra vasca (sagardo, dice Neville, y añade que es tan mala que no gusta a los españoles) para defender a la chica;  y luego llegan los vascos falsos y se lían a espatadantzazos. Delirante. Para quien no haya visto nunca una Espatadantza, este video de youtube. Así recrean las escenas pergeñadas por Neville...




Pero toda la novela carece de sentido. No tiene interés ninguno. La he leído solo para poder hacer este comentario, aunque en algunos tramos estuve tentada de dejarla por imposible. Hay que tener una gran voluntad para leer este cumulo de dislates y de datos inconexos que no se sabe muy bien qué quieren decir.

Los personajes, no hay ni que mencionarlo, son planos totales. La autora los describe de forma chapucera. Así el cocinero vasco habla mezclando el vasco, el francés y el español; y hay otro personaje que dice muchos refranes y así es el desarrollo que hace de ellos. Bueno, se me olvida que el chico es super guapo y atractivo y tiene una preciosa melena rizada, y que la pareja protagonista se enamora de pronto, sí, de pronto, sin que se vea ni un atisbo de relación (por cierto, la historia de amor da algo de asco). Todo es inverosímil y ridículo. Por no mencionar otros personajes, como Sage Livingstone, SPOILER que lleva una pulsera espía, y es una especie de niña pija con ganas de dominar el mundo .FIN SPOILER

La autora ha llenado su obra de muchos nombres, que no personajes, que no solo no aportan nada, sino que confunden y distraen. Cada dos por tres estos genios descifran los enigmas más inverosímiles (hum, qué podrá significar una pieza de ajedrez sobre una mesa de billar...) y saben de todo, pero de todo todo, griego, latín, etimología, Historia, matemáticas... Y de pronto, tienen iluminaciones del estilo "entonces lo comprendí". Neville debe de pensar que con poner eso y terminar todos los capítulos con "Fulanita era la Reina Negra/blanca, etc" como si fuera la gran revelación (que a ti te importa un bledo porque no sabes de qué va el rollo), ya puede despertar a sus lectores de la profunda somnolencia.

El noventa por ciento de este libro lo he leído de forma casi automática, sin entender lo que pasaba. A lo mejor es problema mío, que soy tonta, pero me da que no soy la única a la que le ha pasado...

Para terminar, algunos fragmentos escogidos de esta gran obra de la imaginación humana (perdón, quería decir, del marketing)

CON SPOILERS.

Una vasija con cuatro litros de sagardo salió disparada a través de un hueco, estalló en el suelo de piedra a los pies de Sage y lo salpicó todo de sidra. Tratando instintivamente de proteger sus zapatos de seiscientos dólares, Sage dio un saltito hacia atrás, pero cuando Vartan hizo amago de abalanzarse sobre ella, volvió a disuadirlo apuntándole con el arma. En ese preciso instante, otra jarra salió volando despedida desde lo alto de la estantería directamente a la cabeza de Sage, pero esta rápidamente se agachó detrás de una mesa que había cerca mientras la jarra se estrellaba contra el suelo, a su lado


Pero ¿cómo habéis logrado desarmar a esos tipos de ahí fuera? —Los han destrozado un par de movimientos de la ezpatadantza que, sin duda, no se esperaban —dijo Erramon—. E. B. no ha fallado ni una sola vez con sus patadas en el aire.


Iba vestido, como tenía por costumbre, de blanco: pantalones de sport, camisa de cuello abierto y alpargatas atadas a los tobillos con lazos largos, el atuendo que suele llevarse en ocasiones festivas con el pañuelo al cuello y el fajín de color rojo intenso

Es decir, tenía un sentido del humor disparatado, un especial interés por las damas —sobre todo por Leda— y una inexplicable debilidad por el sagardo, la espantosa sidra vasca que ni los españoles son capaces de beber.

—Los hombres de Euskal Herria —contestó Rodo, sentándose a la mesa y haciéndonos señas para que hiciésemos lo mismo—. Les gusta ponerse boinas y fajines rojos y fingir que son vascos, aunque resulta que, con el entrenamiento adecuado, los derviches profesionales también  pueden dar esos saltos en el aire propios de la ezpata-dantza.
—¿La brigada vasca son en realidad derviches? —pregunté, aunque ya empezaba a captar el mensaje.


Erramon, el conserje de Rodo de cabellera plateada, ya me esperaba para descargar el coche junto con su banda, media docena de tipos musculosos vestidos de negro, con pañuelos y txapelas, grandes boinas oscuras: la Brigada Vasca.


Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

martes, 7 de abril de 2009

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson


La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina
Flickan som lekte med elden
Stieg Larsson
Traducción: Martín Lexell y Juan José Ortega Román
Ediciones Destino
752 páginas

Argumento:

Dos periodistas que iban a escribir un libro sobre trata de blancas son asesinados. Le echan la culpa a la Salander, la loca supuestamente asocial de la otra novela, la que llevaba los piercings y los tatuajes, pero ya sabemos que ella no ha sido, claro.

Comentario (posibles spoilers):

Después de la lectura de la segunda parte de la trilogía Milennium del finado Stieg Larsson he podido confirmar lo tantas veces afirmado sobre las secuelas de las novelas de éxito: nunca son buenas; esta, en concreto, convierte en obra de premio Nobel a la primera parte, con decir eso, ya se dice todo.

En "La chica que soñaba..." Larsson exacerba los errores que arrastraba en el otro libro, especialmente la incapacidad de centrarse en la trama principal, y su manía de contar miles de cosas que no vienen a cuento y que no están relacionadas con el argumento. Aunque primero habría que plantearse qué es lo que Larsson quiso contar con esta novela, cuál es el "tema" porque la cosa no está nada clara.

Como en la otra novela, Larsson tarda una eternidad en entrar en materia. El libro prosigue la historia en el punto donde dejó el anterior, con la protagonista Lisbeth Salander de vacaciones por el Caribe. Se trata de una parte que no aporta nada en absoluto. Ahí la vemos tomar el sol, estudiar matemáticas y tratar de resolver el teorema de Fermat (para demostrar lo lista que es), ligar con un chico (menos mal que es insociable) y demostrar lo mucho que odia a los hombres que odian a las mujeres. Larsson se complace en contarnos todos y cada uno de los movimientos de Salander, si va en coche, que come, qué viste, con un detallismo maníaco e inútil. Ya viendo como resuelve este relato insertado en la novela, con la espectacularidad FX de las películas (hasta interviene un huracán, nada menos) ya tenemos el tono de lo que seguirá, donde la suspensión de la incredulidad funciona levemente hasta cierto punto pero luego se cae por completo.

Al contrario que en la primera parte donde Mikael era el personaje central, aquí el protagonismo descansa casi totalmente sobre Lisbeth Salander, un personaje que evoluciona hacia la inverosimilitud conforme avanza la acción. El autor nos dice que madura, y eso se manifiesta en que se quita algunos piercings y tatuajes... Como todo personaje de best seller está construido para gustar y caer bien, pese a su aparente "insociabilidad y rareza". Es violenta pero solo con los malos, "tiene su moral", y es sexualmente desinhibida (tiene relaciones íntimas con una chica, pero se matiza que no es lesbiana).  La descripción del personaje es meramente externa, limitándose Larsson a hacernos un inventario de sus compras en H&M y sobre todo en el IKEA, que para mí que ha tenido que pagar al autor por la publicidad gratuita que le hace en casi todas las páginas de la novela. Así pues asistimos al despliegue del catálogo completo de muebles de la famosa cadena sueca.


"Compró dos sofás del modelo Karlanda, en tela de color arena, cinco sillones Poäng, de estructura flexible, dos mesitas redondas lacadas de color abedul claro, una mesa baja de centro Svansbo y unas cuantas mesas auxiliares Lack. En el departamento de estanterías y almacenaje encargó dos juegos Ivar -combinación de almacenaje- y dos librerías Bonde, un mueble para el televisor y unas estanterías de almacenaje Magiker con puertas. Lo completó todo con un armario Pax Nexus, de tres puertas, y dos pequeñas cómodas Malm.
Tardó un buen rato en elegir la cama, pero finalmente se decantó por el modelo Hemnes, una estructura de cama con colchón y accesorios. Como precaución también compró una cama Lillehammer para la habitación de invitados. (esto dura dos páginas)
"


No, no se corta nada el autor; nos dice el modelo de la sillas, mesas y de todo cuanto compra la Salander, y para que no falte nada, también cpmo vienen los chicos a montarlo todo. Y luego, cuando ya está amueblada la casa, vamos al H&M y nos describe lo que compra. Y lo que come, faltaría más. Si hubiera que juzgar a la sociedad sueca leyendo estas novelas habríamos de concluir que solo comen sandwiches y beben café a todas horas, que visitan mucho el 7eleven, usan palabras en inglés en sus diálogos, y todos amueblan sus casas con Ikea. Todo eso narrado con la prosa periodística, plana, pobre y sosa de Larsson, que parece la de un notario que levanta acta de TODAS las acciones de los personajes, incluso las más banales. No me extraña que la obra tenga más de 700 páginas. De ellas sobran dos terceras partes. Si quitaran la paja el libro se quedaría en 250 pp. o menos, porque la trama real es realmente escasa. Las descripciones de lugares son meros listados de calles y carreteras por donde pasan los protagonistas, aunque casi mejor, que son más de 700 páginas, y si hubiera ahondado en esto, igual nos daban las mil.

Hablado de esto, se supone que versa sobre la trata de blancas (llamada de forma snob en el libro "trafficking"), pero en realidad el tratamiento de este tema es totalmente superficial y un mero pretexto para persecuciones, peleas a puño limpio, "acción", interrogatorios que rozan la tortura (como el que hace Salander, pero como es la buena y se lo hace a un malo entonces está bien), y una investigación policial tediosa y redundante, que no avanza hacia ningún lado y que hace quedar a las fuerzas del orden suecas a la altura del betún. Se supone que han matado a dos periodistas que iban a publicar un libro sobre el asunto, donde se daban nombres de algunos "puteros" y testimonios de chicas violadas por los traficantes y demás, y el resto de la novela es tratar de averiguar por qué (vamos, viendo los antecedentes es casi obvio, pero bueno). Los polis sospechan de Salander porque fue la última que estuvo con ellos y se empeñan en que es una loca psicópata violenta y peligrosísima y asi lo repiten casi en cada página para que no se nos olvide (pese a que el lector sabe que eso no es cierto, que ella es buena e incomprendida, y que es rebelde porque el mundo la ha hecho así )

Larsson se enrolla como una persiana. Nos cuenta los nombres de todos los policías de la investigación (y son muchos, por desgracia), e incluso sus vidas, cuando eso nos importa un bledo. Hay tantos nombres y tan raros que resulta casi imposible saber quién es quien. Por lo demás, esa investigación policial es inútil de cara a crear intriga en el lector puesto que este ya sabe todo (porque ya nos dijo Larsson lo que pasó, contado desde la perspectiva de Salander). Todos esos interrogatorios a los amigos y conocidos de Salander aburren a las piedras y ademas rozan el ridículo cuando los policías se ponen a elaborar hipótesis (secta de lesbianas satánicas, toma ya). También hay diálogos risibles cuando los expertos policiales estudian las pruebas balísticas  (por cierto, se nos incluye hasta un dibujo del lugar del crimen y una exhaustiva lista de detalles aburridos que luego no añaden mucho para la resolución del caso, por no decir que no añaden nada...) y tras concluir que habían usado balas de caza uno de los policías dice: "Así que, en otras palabras, el objetivo era matar". Mira tú qué lumbrera, si acaba de ver dos cadáveres con el cerebro destrozado (Larsson nos describe esto con detalle, los sesos y la sangre y eso) ¿cómo no va a ser el objetivo matar? Vamos, que digo yo que cuando te disparan a la cabeza no es que quieran asustar precisamente.

Para rematar todo este dislate, tenemos un final de los que llaman "trepidantes", con acciones inverosímiles como gente que la entierran viva con un tiro en la cabeza (se nos dice que se toca hasta el cerebro por el hueco) y ¡sale de la tumba!, como la de Kill Bill. Y encima todos los protagonistas saben lucha o boxeo, incluso las mujeres, y se pueden enfrentar con tipos de dos metros de altura tipo el Tiburón de las películas de James Bond.

En fin, que no sigo porque la verdad ya ha quedado claro que me ha parecido un libro malísimo, mucho peor que el primero, pero MUCHO PEOR. Parece un borrador sin revisar, con montones de repeticiones, escenas sobrantes y apenas una estructura clara y visible.

Una novela superficial en todos sus aspectos (especialmente en su descripción de la trata de blancas, que se queda en nada), a la que le sobran cientos de páginas, y con unos personajes cada vez menos creíbles, que llegan casi al estatus de superhéroes dotados de increíbles poderes de resistencia a los golpes, las balas y el fuego...

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.