sábado, 10 de mayo de 2008

Un mundo sin fin, de Ken Follett




World Without End, 2007
Editorial: Plaza & Janés
Traducción: Anuvela
1.136 páginas
29,90€

Argumento:

En 1327 cuatro niños van a jugar en el bosque cercano a Kingsbridge: Caris, de buena familia, Gwenda, hija de un ladrón, que comienza a iniciarse en la misma profesión, y los hermanos Merthin y Ralph, descendientes de Jack y Aliena ("Los Pilares de la Tierra"). Juntos presencian el ataque a un hombre y (Merthin) el entierro de un documento.

Comentario (con Spoilers):

Aunque desde el principio se indica que no se trata de una continuación, pues no está protagonizada por los mismos personajes, también queda claro que algunos de los personajes son descendientes de la pareja protagonista de "Los Pilares de la Tierra", situando la acción casi doscientos años después de la primera. El autor recuerda el hecho varias veces a lo largo de la historia, aunque sin insistir demasiado.

Desde el prólogo en la infancia de los protagonistas, no caben dudas sobre quienes serán los héroes y los villanos de la historia, lo cual a menudo resta interés a los sucesos posteriores: No es difícil deducir que los buenos van a sufrir mucho y los malos van a hacer todo lo posible por vencerlos aunque al final unos serán recompensados y los otros castigados (preferiblemente con una feliz boda y familia los primeros y con una terrible muerte los segundos), como es habitual.

Aún así, hay lugar para alguna pequeña "sorpresa", como permitir que los personajes positivos cometan errores, mejor o peor justificados, o que las mujeres sean menos pasivas de lo que se esperaría por la época en la que viven.

En este aspecto destaca Caris, verdadera protagonista de la novela, que muestra una independencia poco habitual incluso hoy en día, hasta el punto de haberse preguntado al autor sobre el "exagerado feminismo" del personaje:
"En todas las épocas de la historia hay gente que se rebela frente a las limitaciones de la sociedad. En la Edad Media había mujeres que se negaban a aceptar el papel que tenían que desempeñar y se convirtieron en prioras o comerciantes por toda Europa. Eran una minoría, es cierto, pero siempre había alguna rebelde, y esas son las personas sobre las cuales se escriben historias, porque son las más interesantes".

Durante la mayor parte de la novela Caris muestra emociones contradictorias y a veces poco justificadas de forma lógica, aunque quizá no en un sentido emocional, entre su deseo de libertad y su amor por Merthin, lo que la convierte en el personaje más complejo de la historia, pese al exceso de páginas que se dedica a la relación entre ellos y todos los escollos que les separan, ya sean puestos por ellos o por otros personajes.

También es poco convencional la reacción de Gwenda (un personaje que podría haber tenido más protagonismo) a la violación a la que someten a las mujeres tan a menudo en las novelas de ambientación histórica, ante la cual se niega a mostrarse como una víctima y a la que reacciona con determinación.

De todas formas, las escenas de sexo son pocas y breves, y cuando se trata de personas del mismo sexo (Caris y Mair...) se recurre hábilmente a la elipsis.

En cuanto a los principales protagonistas masculinos, los hermanos Merthin y Ralph, uno bueno y otro malo, cómo no, o el ambicioso prior Godwyn, dependiente de la inteligencia de su madre, Petranilla, resuelta a su triunfo, y su ayudante Philemon, o Wulfric (estos últimos hermano y marido de Gwenda), todos ellos reaccionan de forma previsible.

Si bien es evidente que el autor tiene mucho oficio, sabe crear diálogos y emociones y hacer avanzar la trama con interés mantenido, la trama se ve perjudicada por su excesiva longitud, en la que hechos y conversaciones llegan a repetirse sin evolucionar, y hay desequilibrios y baches de interés propiciados en ocasiones por escenas demasiado largas (conversaciones, dramas) o carentes de interés.

También se nota que se ha documentado sobre la época y ha sabido incluir lo necesario dentro de la trama sin desentonar, tanto las descripciones de cosas cotidianas como la forma de vestir o distribución de los edificios como la forma en que se fabricaba y teñía la tela, se construían puentes o se desarrollaba la vida dentro de un convento en cuanto a rutinas y política interna.

La novela cuenta con los ingredientes habituales del género: varios romances con trabas en su desarrollo, buenos buenísimos, malos malísimos, reconstrucción de catedrales y puentes, intriga política, leve misterio... todo ello mezclado con tanto oficio como previsibilidad, con los mencionados baches de interés producidos por el exceso de situaciones repetitivas y alargadas que quienes hayan leído unas cuantas novelas del género (de "Los Pilares de la Tierra" hasta "La Catedral del Mar", por ejemplo) pueden encontrar decepcionante.


*** T ***
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