Máscaras
Leonardo Padura
240 páginas
Tusquets Editores
Sinopsis:
Un travesti aparece muerto en el Bosque de La Habana. El policía Mario Conde será el encargado de averiguar quién lo mató y por qué, lo cual lo llevará por el submundo homosexual y transexual de la isla caribeña.
Comentario:
"Máscaras" es la tercera novela de la serie del policía Mario Conde, ambientada en La Habana, en esta entrega en los años noventa del siglo XX. Más que novela policial yo la calificaría de novela negra, ya que la trama es una mera excusa para mostrar los problemas de una sociedad como la cubana, y muy en concreto, el asunto de la homosexualidad y el travestismo. Supongo que lo suyo sería haber leído la serie en orden. A veces habla de asuntos que se nota que han ocurrido en otras entregas.
El autor nos muestra un personaje principal, Mario Conde, bastante en los cánones del género, enfrentado a los manejos de la institución policial, y con una mentalidad homófoba muy acusada, que entrará en contraste con los ambientes del submundo gay de su ciudad, por los que en principio siente rechazo. Sin embargo, vemos si no una transformación, si al menos un cierto respeto al final a esa realidad tan distinta de la suya, debido a su cuasi amistad con un dramaturgo represaliado llamado Marqués, homosexual reconocido.
La trama policial o detectivesca, a mi modo de ver, es lo menos importante, y casi parece transcurrir en un segundo plano. Se limita a unos pocos interrogatorios a testigos o sospechosos y a un par de pruebas. La resolución tampoco es que sea de lo más ingenioso o el culpable una sorpresa. Se ve que al autor le importan más la descripción de la vida de Mario Conde, un policía con veleidades artísticas (escritor), y los problemas de la sociedad cubana.
Lo más destacado de la novela y que marca la diferencia con otras del mismo género, es el estilo del autor, que a veces se desmarca con recursos literarios mainstream como seudo fluires de conciencia, flashbacks de tono poético ambientados en el París de los 70, un cuento escrito por el personaje (que al parecer es muy bueno, se lo dicen todos los demás personajes) y prosa preciosista, cargada de metáforas y simbolismos.
El símbolo juega una gran importancia a lo largo de la historia: la transfiguración de Cristo, las máscaras, los disfraces, el travestismo... Si bien la prosa y el uso de estos recursos está bien, a veces te da la sensación de relleno y de que no avanza la historia principal. Es como un regodeo en su "arte" que ha hecho que a menudo mi mente se dispersara y se saliera de la historia. Siendo breve, a mí se me ha hecho bastante larga, y lo que es peor, la distracción hacía que no me enterara mucho de las pistas, quedándome solo con las digresiones y reflexiones artísticas sobre teatro, el asunto de la represión, la hipocresía, los privilegios de los regímenes totalitarios, etc. También puede ser que el tema no me atrajera mucho.
En resumen, una novela donde, a mi modo de ver, el caso policial yace enterrado bajo toneladas de palabras bonitas, que, bien, pueden ser gratas de leer, pero que a veces interfieren en la comprensión de las pesquisas (que al autor le interesan poco, o eso parece). Pero a los fans de la novela negra podría gustarles.
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Hola. Hay un par de novelas de Padura que me encantan. Sobre todo "La neblina del ayer". Sin embargo, siento que, como dices en tu comentario a este libro, la trama policiaca se sacrifica en favor de otros valores (descripción psicológica del protagonista, ambientación, etc.). Además la necesidad de decir cosas importantes sobre la cultura y la sociedad cubana, lo hacen menospreciar la intriga. Eso provoca, en mi opinión, que sus novelas sobre Conde resulten muy disparejas.
ResponderEliminarHaciendo buen uso de su categoría de novela negra, el objetivo de la historia está más allá de la resolución policiaca del crimen acontecido. Una critica inteligente al sistema cubano, sin caer en los lugares comunes coyunturales, es decir, no desde una mirada procapitalista. Sino más bien a la diferencias socio-económica dentro del mismo socialismo amo (en palabras de Orwell, en la sociedad de los iguales, algunos son más iguales que otros), la censura al arte que se escapa de la concepción racionalista, y dialéctica típica del marxismo, y una homofobia latente, que se ve desde conceptos como el prejuicio, la marginalidad, y la poca empatía hacia lo heterogéneo. Otra característica, que según entiendo es una característica también común en la novela negra, es la difuminación del blanconegrismo que existe entre el bien y el mal, donde por ejemplo en su principal personaje, la promiscuidad, el machismo, consumo de alcohol, soberbia, inteligencia, cultura y sensibilidad pueden convivir armónicamente.
ResponderEliminarDe los cinco libros que leí de Padura, probablemente el que menos recomendaría. Asimismo, es un gran libro.