lunes, 25 de agosto de 2025

Los diablos, de Joe Abercrombie

Los diablos
The Devils
Joe Abercrombie
Traductor: Manu Viciano
Alianza Editorial (Colección Runas)
808 páginas 


Resumen

En una Europa sumida en una especie de Edad Media alternativa o ucrónica, la papisa de la religión imperante envía a un grupo de personajes de habilidades diversas y naturaleza monstruosa, bajo el mando del inexperto hermano Díaz, a proteger a Alex, una joven ladrona cuyo tío asegura que es la heredera de un lejano reino en el Este. El viaje no será fácil, pero aún será peor lidiar con las intrigas palaciegas del reino de Troya.

Comentario

No es la primera novela que leo de Abercrombie, aunque esta es algo diferente, por el tono, de la que había leído antes.

En primer lugar, el mundo imaginario es nuestra vieja Europa, solo que un tanto alterada por ciertas circunstancias históricas que se deducen de la trama. Parece ser que los cartagineses vencieron a los romanos y se convirtieron en la civilización hegemónica. No solo eso: también poseían conocimientos profundos de ingeniería y de magia, dejando esparcidas por este mundo algunas muestras de su genio. Con todo, el centro espiritual de la ucronía es Roma, donde reside la papisa, una niña con supuestos poderes oraculares, junto con toda la jerarquía de su iglesia.

En algunas cosas, parece una traslación casi literal de los ritos y estructuras de la religión cristiana (en lugar de hacer la señal de la cruz hacen un círculo; en lugar de Jesús, tienen una Salvadora, etc.), pero en otras cuestiones se apartan un poco de este paradigma, aunque no en demasiadas, a decir verdad. Lo más llamativo es el poder femenino en la religión y en la vida secular. Las mujeres ocupan los puestos de poder tanto en la iglesia como en muchos reinos.

Otra cuestión curiosa es que el lugar que ocuparían los musulmanes —como enemigos, vamos— lo ocupan los elfos, que en esta narrativa son caníbales y considerados monstruos horribles a los que hay que matar sin piedad. Eso viene muy bien para evitar problemáticas de ofensas a razas y religiones reales, je, je. Además, también permite ver cómo los constructos sociales imperantes estigmatizan a todo un pueblo.

Volviendo a la construcción del mundo, a veces resulta un poco extraño y confuso. Tanto las descripciones que se dan como algunos de los dibujos de los personajes que incluye la novela parecen aludir a ropajes y estilos de épocas diferentes, que van desde la Edad Media real hasta el siglo XVIII o incluso tiempos más cercanos.

Entiendo que es una obra de fantasía, una ucronía, y todo puede ser; pero me resulta un poco difícil crear una composición estética coherente de un mundo donde uno va vestido como un cruzado medieval y otra como una pirata del siglo XVIII. Por no mencionar el atuendo del “vampiro” o la descripción de la mujer loba vikinga. Es como una mezcolanza de épocas y situaciones tópicas de la historia europea que, a veces, no queda bien trabada.

La trama tampoco es muy original. Abercrombie sabe escribir y crear escenas y situaciones, pero usa todos los tópicos habidos y por haber, aunque en algunos casos sea para darles la vuelta.

El inicio de la novela sigue la típica estructura de “reclutamiento” de diversos elementos díscolos o antiheroicos que van a realizar una misión imposible o muy peligrosa. Esta es la parte más interesante, a decir verdad. Vamos conociendo al hermano Díaz y al grupo variopinto que lo va a acompañar, en algunos casos no precisamente de forma voluntaria.

Hay un hechicero o brujo que está atado a la orden por una especie de conjuro mágico que no es capaz de romper; una mujer que parece haber ejercido todos los oficios y conoce a todo el mundo importante; una mujer loba vikinga ligeramente promiscua; un vampiro que va rejuveneciendo según chupa sangre (lo propio); un cruzado inmortal (literalmente) con cierta crisis de conciencia; y una elfa que trabajaba en un circo...

Aunque tampoco puede decirse que sean personajes súper profundos, para lo que es la historia están bien perfilados y son distinguibles unos de otros. En cuanto a cómo se relacionan entre sí, me ha parecido curioso que la interrelación vaya por parejas: el hermano Díaz y la loba; el mago Baltasar y Baptiste; la elfa y Alex, etc.

Después de esta presentación, que está bastante bien lograda, viene una parte algo tediosa, al menos para mi gusto: el inevitable viaje, larguísimo y lleno de peleas, combates y lances, algunos repetitivos, todo contado de la forma más extensa posible. Durante él, Alex y su grupo han de enfrentarse a sus primos, que tratan de impedir que llegue a Troya a reclamar el trono.

Así la cosa se alarga hasta ochocientas páginas, con demasiados detalles innecesarios...

Finalmente, la parte de Troya resulta algo más interesante. Ahí tienen lugar varios giros argumentales que rompen un poco la monotonía de los combates, aunque no puedo decir que no los viera venir. Era justo todo lo que esperaba: tanto en la identidad de los verdaderos villanos como en el secreto de Alex, todo resulta bastante previsible.

En cuanto al estilo, el autor introduce un exceso de chistes y chascarrillos que asemejan esta obra, más que a una novela de fantasía, a una comedia disparatada. Eso no es malo de por sí, aunque puede resultar agotador cuando se repiten varias veces los mismos chistes y situaciones.

Pese a este tono ligero, y a veces autoparódico, el autor también lanza alguna pulla contra las religiones y los fanatismos, comentarios sobre el poder y consideraciones sobre el bien y el mal, siempre relativos. Algunos de los personajes, como el cruzado, son conscientes de que hacen cosas horribles al servicio de un supuesto “bien”.

En resumen: una novela de aventuras, fantasía y humor, con algunas buenas escenas, pero que se hubiera beneficiado de cortes radicales en su parte media. Es entretenida si uno se la toma con mucha paciencia (o se salta las páginas problemáticas de peleas), aunque muy básica en cuanto a argumento.

Hay opiniones divergentes en internet sobre si es o no autoconclusiva. Al parecer, se puede leer la historia independientemente, pero para completarla hay que leer otros dos tomos... Puuuuf. Que serán, casi con seguridad, de ochocientas páginas como mínimo.


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miércoles, 6 de agosto de 2025

Thomas Helder, de Muriel Barbery

Thomas Helder
Muriel Barbery
Traductora: Isabel González‑Gallarza 
Seix Barral (Colección Biblioteca Formentor) 
208 páginas 


Argumento:

Margaux y sus amigos rememoran la vida y muerte de su amigo, el escritor Thomas Helder.

Comentario:

La autora de La elegancia del erizo (probablemente su única obra buena) nos "deleita" en esta ocasión con una novela simbólica, abstracta y llena de pretenciosidades y figuras estilísticas sobrecargadas sobre el tema de la muerte, supongo; de estilo plúmbeo y con nula progresión dramática.

Sé que hay gente que considera que esto es "escribir bien", pero la verdad es que resulta toda una odisea mantener la vista en las líneas de esta novela, por suerte breve. Está escrita con ese tipo de prosa opaca, retorcida e inconcreta que requiere un esfuerzo de atención extra. Es muy fácil, mientras intentas seguir un párrafo hasta el punto final, que se cuelen pensamientos e ideas ajenas (como la lista de la compra), ya que es imposible fijar los sentidos en algo tan evanescente y genérico, que no avanza y gira una y otra vez sobre lo mismo. 

No, para mí esto no es escribir bien. Hasta en los manuales de buena escritura se dice que hay que ir a lo concreto y no a lo abstracto, que no hay que contar las cosas sino mostrarlas, que hay que dosificar los recursos y no sobrecargar con imágenes, que hay que CONTAR algo. Es cierto que hay novelas más contemplativas, pero de seguro también más efectivas a la hora de transmitir el mensaje. Podría decir que Amélie Nothomb, que también vivió sus épocas gloriosas hace años (aunque de vez en cuando le sale algo decente), al menos sí tiene una prosa de calidad: pulida, estilizada, sencilla pero no simple, que demuestra sus años de oficio. Barbery no ha aprendido nada, en cambio. Estoy convencida de que habrá mucha gente fascinada por la "elegante prosa" sin percatarse de que, en realidad, muchas de las frases no significan nada o enmascaran puras simplezas y obviedades.

A modo de ejemplo, pongo varios párrafos de la novela para que se vea lo intrincado e inconcreto de esta narrativa.


"La elección de las armas. La elección del lugar. La elección de los testigos.

 ¿Y para qué?, le preguntó al amigo invisible. El diablo te encadena a tu ficción predilecta a costa de lo más preciado para ti, dijo la voz de Jorg en su cabeza, te impide convertirte en quien eres, te encadena a quien crees que debes ser. Contempló la nieve que caía ahora con dulce placidez; lo que hace el diablo y lo que hacen los lugares de espíritu: un marco para la oscuridad o para la luz, para cegarse o para ver, pensó. Se quedó ahí un momento, inmóvil, erraba sin pensar entre dos mundos, entre dos eras; entonces, cuando ya casi se estaba quedando dormida, él surgió."

"No construyo desde la nada, dijo ella, doy una forma al vacío, y esa forma viene de lejos —Al fin una palabra sensata en ese océano de mutismo, o gracias a él, quizá, ironizó él, mi cháchara te permite el lujo de callar y meditar tus respuestas. No te tendré en cuenta que estás haciendo caso omiso de mi última pregunta, hay tiempo de sobra para distraer la atención antes del duelo final... Una forma al vacío, dices, una forma que viene de lejos. Pero ¿de qué lejanía hablamos, si me permites la pregunta? "


Esta novela casi podría terminar en cualquier capítulo o parte. Y concluye sin que conozcamos realmente a ninguno de los personajes, ni qué los hacía especiales, ni cómo eran sus relaciones entre sí, debido a las vagas descripciones y lo genérico que es todo. No me extraña que esta novela haya pasado tan desapercibida, ya que es la pura nada. Lo único bueno que puedo decir de ella es que no te hace perder muchas horas de tu vida. Puede que haya quien vea aquí un derroche de sensibilidad, poesía y emotividad, pero yo soy más simple (lo admito) y no estoy preparada para obras de este estilo tan elevado... Así que sí, el error puede estar en mí.

En resumen: una novela con un tema poco original, contada de forma abstracta, con prosa de una elevada pretenciosidad, de tema deprimente, pero que logra, por paradoja, alegrarte sobremanera cuando termina...


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