jueves, 28 de noviembre de 2013

Ambiciones y reflexiones, de Belén Esteban

Editorial: Espasa, 2013
268 páginas
18,90 euros 

Argumento:


Relato «autobiográfico» de las vivencias más relevantes de Belén Esteban.

Comentario:

«Ambiciones y reflexiones» está dividido en un prólogo, escrito a modo de presentación por Boris Izaguirre, encargado también de entrevistarse con Belén Esteban y dar forma a sus palabras, 25 capítulos en los que relata de forma cronológica los pasajes que considera más importantes de su vida, y unas páginas finales para incluir los agradecimientos a familia, amistades y personas del trabajo.

Desde el comienzo se percibe que la redacción es meramente correcta (aunque no recuerda a la forma de expresarse verbalmente la autora) y que los recuerdos que desgrana Esteban son tratados de forma superficial, enumerados sin profundizar en detalles o emociones, dando la impresión de que se trata de un discurso que por muy repetido ha perdido la capacidad de afectar a su protagonista, o que es bien incapaz o reticente a dar más datos.

Quien espere que Belén Esteban se explaye en el relato de sus adicciones se encontrará con lo ya comentado en diferentes programas de TV: no quiere darles nombre ni incidir en los detalles, basta saber que ha salido de ello y no va a volver. Nada más.

En cuanto a referencias a sus compañeros de trabajo, presentes y pasados, cualquiera que haya visto sus recientes intervenciones en distintos programas conocerá ya todo lo que opina de relaciones polémicas como las que mantiene con Ana Rosa Quintana, María Patiño, Lydia Lozano o Aurelio Manzano, a quien aún responsabiliza al 90% de la ruptura de un matrimonio al que dedica un par de capítulos centrados en lo apasionada que era su relación con Fran Álvarez, el amor de su vida por encima del torero y cómo, también, se ha desenganchado de él.

Quizá los capítulos más novedosos, los que entran en detalles menos conocidos, son en los que habla de su hija, Andrea, y lo que quiere para su futuro, o su madre, con quien la relación ha sido difícil en algunos momentos.

También aparecen las personas fallecidas, desde el progenitor, a la abuela Pilar o su monja, sor Mercedes, si bien, de nuevo, no añade nada nuevo a lo ya manifestado en diferentes programas.

Igualmente conocidos son los relatos de su relación con Jesús Janeiro y los familiares de este, en la que solo salen bien paradas Carmen Bazán y Carmen Janeiro (las únicas que quieren a su hija), reservando los comentarios más duros, previsiblemente, para María José Campanario (incluida su familia) y Humberto Janeiro, al que llama el Cojo. En ninguno de estos casos aporta novedades.

La obra incluye fotos de la vida de su autora desde su niñez hasta la actualidad (octubre de 2013), incluyendo a su familia, su hija Andrea, Jesús Janeiro o su ex marido, Fran Álvarez (curiosamente hay más imágenes del torero, o del representante de Esteban, Antonio Sanchís, a quien dedica bastantes y agradecidas páginas, que de este).

Se observan además un par de errores, como escribir mal el nombre de Jimmy Giménez Arnau (Jiménez) o asociar de forma indirecta la serie «Falcon Crest» con JR, personaje que aparecía en «Dallas».

En resumen, se trata un libro para incondicionales de la autora en la que ni estos ni sus detractores encontraran material novedoso más allá de las fotografías personales que acompañan al texto.


Extractos de la obra


Boris Izaguirre en el prólogo:

«Fue esa imagen: Belén, con Andrea en brazos, viendo cómo la puerta de Ambiciones se cerraba para siempre y ella se quedaba fuera, también para siempre, junto a un coche que las devolvería a Madrid, la que me reveló que Belén era símbolo de la mujer española, la de provincias o urbana, universitaria o desempleada. La mujer que tiene que enfrentarse sola a un mundo empeñado en ser adverso.»

***

«Mi asombro estaba justificado ante las dimensiones melodramáticas del relato, pero se incrementó al comprender que en ese momento, ante las puertas cerradas de Ambiciones, estaba naciendo una nueva Scarlett O’Hara, auténtica, española, completamente real.»

***

«Aunque fuera producto de una burbuja, que estalló con abrumadoras consecuencias, Belén Esteban significó precisamente un punto de arraigo en medio del huracán colectivo de nuevos ricos por el que transitó este país en los últimos años. Era la chica de barrio que se convierte en rica y famosa. Pero sin perder su voz de barrio. Se movía y comportaba como una vecina que podría vivir dos puertas más abajo en la escalera. Era católica, creía en el matrimonio, pero la vida la había convertido en madre soltera y repudiada evidentemente por los más poderosos. Era difícil lo que vivía, pero tenía una manera de hacernos reír cuando lo contaba, creando poderosísimas frases que ya pertenecen al público. «Ni que yo fuera Bin Laden», es realmente portentosa.»


Belén Esteban:

«Por supuesto que también habrá gente a la que no le guste, e incluso que me tenga manía, que con eso ya cuento. Pero son los menos. La mayoría me quiere y me aprecia muchísimo. Y una de las cosas que más valoran de mí es la sinceridad. Porque jamás me he preparado un guion cuando he ido a hablar a la tele o con algún periodista. Siempre me he puesto muy nerviosa antes de empezar, pero cuando llega el momento de sentarme ante todos, pienso: «Pero, vamos a ver, Belén. ¿Por qué te vas a poner nerviosa si solo tienes que decir lo que sientes?». Y como digo lo que siento, siempre voy con la verdad por delante. Por lo menos con la mía… Salvo en la última etapa, que reconozco que en algún momento he mentido por Fran, mi exmarido.»


***T***

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

lunes, 25 de noviembre de 2013

El buen hijo, de Ángeles González-Sinde


Editorial: Planeta, 2013
320 páginas
19,50 €
Epub: 9,99 €

Argumento:
Tras un vívido sueño con su fallecido progenitor y un accidente doméstico materno, Vicente decide cambiar su vida, aunque las cosas no salen como él las planifica.

Comentario:
El buen hijo es una de esas novelas en las que da la impresión de que no pasa gran cosa porque carece de “acción” y misterio (el que pudiera haber lo anula la sinopsis oficial, que cuenta la mitad de la historia), recreándose, sin embargo, en el relato de la suerte de viaje iniciático que emprende el protagonista, en tono intimista.

La obra está contada en una primera persona que, al contrario que en otras novelas, no solo es adecuada, incluso visual, sino que no molesta ni choca al incluir datos que el personaje no podría saber, quizá porque la autora sabe escribir, redacta con una prosa limpia, en la que no se aprecian los errores habituales en este tipo de relato, no incluye acciones irrelevantes y se centra, con la ayuda de títulos representativos de su contenido al principio de cada capítulo, en las reflexiones sobre la familia, el amor, la amistad, de un personaje en plena crisis de identidad.

Si bien el protagonista es Vicente, se muestra tanto a su madre (Margarita) como a su hermana (Nuria) y sus tres hijos (Amelie, Mauro y Sergio), su amigo (José Carlos), la asistenta rumana (Corina) a quien cree la solución a sus problemas, la copropietaria del salón de belleza (Eva… o Laura) o su perro, Parker, desde su punto de vista, lo que él opina de todos ellos, recuerdos y anécdotas. La autora consigue así dotarlos de voz y personalidad propias, e incluso logra que se distinga la diferencia entre lo que Vicente cree, o quiere creer, y la realidad, permitiendo que quien lee pueda adelantarse al protagonista en algunas conclusiones, previendo lo que va a pasar y creando expectativa acerca de cómo reaccionará él a determinados hechos.

Aderezada con referencias musicales, cinematográficas y literarias tan breves que no obstaculizan la lectura, la vida de un Vicente que durante gran parte de la novela aborrece las diferentes versiones que se dan de su nombre, transcurre entre la familia, el negocio (una librería) y sus cuitas sentimentales, mostrando una peripecia vital común a la mayoría de personas, lo que facilita identificarse tanto con él como con sus dudas, contradicciones, un amor que incluye tanto el familiar como el romántico o a Parker, y la búsqueda de la felicidad.

Quizá hay pasajes que pueden resultar algo lentos por el detalle en el que se relatan, aunque se diría algo deliberado, buscando una reacción, al igual que lo es el tono entre el diario y la autobiografía (desde el principio se dirige a alguien cuando cuenta su historia desde el punto de partida propiciado por el accidente materno y el sueño paterno), el humor y el drama, de un personaje en continua búsqueda de su identidad, de la felicidad, contradictorio, que se engaña a sí mismo, que sufre reveses y alegrías cotidianos, que nunca se rinde y concluye en una situación diferente a cómo empieza.

El buen hijo puede agradar a quien le gusten las historias bien escritas, protagonizadas por personajes cercanos con los que resulta sencillo empatizar, un equilibrio entre la comedia y el drama, y una profundidad mayor de la habitual en el relato de la crisis existencial del protagonista.

Nota

Esta novela es la finalista del premio Planeta 2013

***T***

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jueves, 21 de noviembre de 2013

El Último Lapón, de Olivier Truc


El último Lapón
Le Dernier Lapon
Olivier Truc
Traductor: Joan Riambau Möller
512 páginas
Editorial Destino

Argumento:
La policía de los Renos del lejano norte investiga dos sucesos que perturban la noche perpetua: la desaparición de un tambor ancestral de los samis y la muerte misteriosa de un ganadero sami al que han cortado las orejas.


Comentario:

La obra que nos ocupa se podría encasillar en la corriente de moda de de las novelas negras nórdicas, con la salvedad de que está escrita por un francés. Pero la ambientación es puramente escandinava, pues nos situa en la Laponia, tanto la noruega como la sueca, haciéndose hincapié en lo desdibujado de las fronteras por aquellos lares del lejano norte.

La historia toma como referencia la mitología y folklore del pueblo sami, conocido en occidente como Lapón, los únicos indigenas de Europa. Se habla de sus creencias, costumbres, forma de vida como ganaderos de renos y sobre todo, de sus famosos tambores, uno de los cuales desencadena una de las tramas de la novela. La otra involucra a un ganadero sami asesinado y mutilado en medio de la nieve.

La pareja de investigadores, unos guardias de los renos (policía especial dedicada al control de conflictos entre ganaderos) está formada por el veterano sami Klemet y la joven noruega del sur Nina, que sirve para contraponer las costumbres noruegas y su feminismo y tranquilidad proverbiales con la rudeza de los habitantes del norte, mucho más pasionales y acostumbrados a la vida en condiciones muy extremas. Ejemplo de estas es la época en la que se ubica la acción, enero, justo cuando tras largos meses de oscuridad perpetua, aparece el sol por unos minutos, desgarrando las tinieblas. El lector encontrará pues, mucha nieve, auroras boreales, frío a tope y todo lo que uno vincula con esas latitudes en invierno.

Siendo una obra del género negro, no se desdeña la crítica social, centrada en este caso en la discriminación del pueblo sami por parte de suecos y noruegos, los cuales trataron de obligar a estas gentes a olvidar su idioma y costumbres y en algunos casos intentaron exterminarlos, y expoliar sus tierras con explotaciones mineras y de otro tipo. Se nos muestran las tendencias ultraderechistas de los países nórdicos (el partido del Progreso noruego, por ejemplo) empecinado en restar privilegios a los samis o las corrientes religiosas también ultras de los laestadianos, una secta protestante muy rígida y austera que pulula por esa zona. Klemet, el protagonista de la obra, nos cuenta a través de sus recuerdos su infancia como sami oprimido y los conflictos con su familia. Es el personaje más desarrollado, quedando Nina en un segundo plano.

Entre los secundarios llama la atención el degenerado geólogo francés Racagnal, el sami extremo Aslak, que vive como sus antepasados, y el sami medio loco Mattis. Pero la obra muestra un amplio elenco de personajes, algunos de los cuales se distinguen con breves pinceladas.

La investigación del robo del tambor y de la muerte de un sami ganadero se toma realmente su tiempo, pudiendose considerar esta obra de ritmo "lento" por decir algo. Agrava el efecto el hecho de que se repiten informaciones constantemente, tanto sobre los hechos como sobre los personajes. Solo al final toma un poco de velocidad hasta el extraño desenlace, bastante deprimente.

Lo mejor de la obra es la ambientación, pero sobran muchas páginas de idas y venidas por la nieve, y de charlas, descripciones y demás que alargan en demasía una novela que podría ser más corta y más efectiva. En lo demás, se deja leer, y  hasta puede resultar interesante para quien no conozca las contradicciones y conflictos internos de los países escandinavos, tan llenos de trapos sucios como los del sur... bueno, no tanto pero tampoco tan perfectos.

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viernes, 15 de noviembre de 2013

As de corazones, de Antonia J. Corrales


As de corazones
Editorial: Vergara, 2013
272 páginas
14 €

Argumento:
Las vidas de Ayala, Bastián y Samantha se entrecruzan a lo largo de los años en diferentes paisajes y situaciones.

Comentario:
As de corazones es una novela de personajes y sentimientos, en los que el misterio que rodea al trío protagonista se diría más una excusa para incidir en el "romance" que un intento real de crear intriga (es fácil que personas que lean habitualmente deduzcan enseguida lo que pasa, aunque la autora no lo revela hasta la última parte de la historia), ya que se van soltando sugerencias e insinuaciones (quién sabe si buscando que se adivine o solo intentando crear expectativa) a lo largo de la narración por parte de los tres implicados.

Curiosamente, cuando al final se revela el misterio, se descubre también que varios personajes tenían conocimiento del mismo y han adoptado una actitud de silencio y ocultación tan chocante como incomprensible y carente de lógica y credibilidad, sobre todo en cuanto a un hecho del pasado, que condiciona el presente, forzando de forma inverosimil que se acepte cierta situación.

La historia está contada en primera persona a modo de reflexiones y recuerdos de Samantha, Ayala y Bastián, cuyas «voces» pueden confundirse en ocasiones, pese a que cada capítulo comienza con el nombre de quién lo relata, pues todos ellos utilizan similar tono (entre lo dramático y lo pretendidamente poético) y vocabulario, aunque uno de ellos sea un hombre y que la desaparición de Samantha como narradora apenas alteraría el contenido de la obra.

Ellos tres son los buenos de la historia (pese a la insistencia de Samantha en su maldad), frente a otros, como los tíos, cierto militar y algunos más que parecen representar el mal por el mal, aunque también hay personajes positivos, sobre todo por parte de Ayala, si bien dos de ellos, Víctor y Anthony, tienen roles similares y poco convincentes.

Esta redacción en primera persona, que quizá intenta implicar a quien lee con quienes cuentan sus vidas, tiene como consecuencia involuntaria un tono a veces discursivo, que cuenta las cosas más que mostrarlas, sin apenas diálogos, que cuando aparecen resultan casi irrelevantes y poco representativos, como también lo es la subtrama relacionada con cierto manuscrito y su autor pese a propiciar el encuentro de dos personajes o la demasiado casual y oportuna intervención del mentado coronel.

La obra contiene también varias repeticiones de información (algo que afecta sobre todo a dos de los protagonistas), algún «momento Wikipedia» (Tanzania y el Kilimanjaro), cierta crítica (a Dios, al mundo editorial) que resulta tan tópica como superficial y un simbolismo que pasa de los paraguas rojos de una novela anterior de la autora, En un rincón del alma, al de las amapolas y las jirafas albinas en esta.

Cabe destacar además, cierto tono anticuado, tanto en las actitudes y comportamientos de los protagonistas como en la propia ambientación de la historia, con detalles tan vagos que se hace imposible distinguir en qué época se desarrolla.

Quizá la mejor baza de la novela es su carácter intimista, el tono poético y el conflicto que atormenta a los personajes, lo que puede crear en algunos lectores la buscada implicación emocional que consigue que una lectura resulte satisfactoria.

***T***

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martes, 5 de noviembre de 2013

Matar a papá, de Carina Bergfeldt




Editorial: Seix Barral, 2013
Colección: Biblioteca Formentor
Traducción: Gemma Pecharromán Miguel
448 páginas
18,50 €

Argumento:

Mientras una mujer planea cómo matar a su progenitor sin ser descubierta, dos periodistas y una policía intentan resolver el asesinato de una mujer encontrada en el hielo. 

Comentario:
Matar a papá es la primera obra de su autora, quien dice haberse documentado en internet y en una sección de la web de Camilla Lackberg para escribir una novela de misterio que se asemeja bastante en estructura a las de la propia Lackberg, incluyendo una subtrama originada en el pasado, temas sociales (los malos tratos a mujeres y niños) e información de la vida privada de sus protagonistas principales.

También se menciona en un par de ocasiones la trilogía Millenium, de Stieg Larsson, y a su heroína, Lisbeth Salander, obra con la que coincide en el protagonismo de periodistas, de nuevo el maltrato, y un claro tono de información y denuncia presente en muchas de las páginas de esta novela.

Además de estas influencias reconocidas por Bergfeldt, también se percibe la de la “cultura” norteamericana, plasmada en las múltiples referencias a sus series de misterio y crímenes, entre las que destacan las tres de CSI (Las Vegas, New York y Miami) además de sus personajes principales (Gil Grissom, Mac Taylor y Horatio Caine), héroes de una de las protagonistas y , sobre todo, Dexter, cuyo modus operandi (que incluye creer que mata a quien lo merece) utiliza para planear sus propios actos.

En cuanto al misterio, la autora maneja dos tramas principales, la que da título a la novela (¿Cuál de las protagonistas: Anna, Ing-Marie o Julia, quiere matar a su progenitor? ¿Lo hará o no?) y la resolución de asesinato de Elisabeth Hjort, a los que dedica similar atención aunque no con los mismos resultados.

El crimen aún por cometer consume muchas páginas, tanto en cursiva, contando incidentes de cuando la candidata a asesina era una niña, como en primera persona, relatando sus planes, basados en las mencionadas series norteamericanas, que ve de forma casi obsesiva en su afán de cometer el asesinato perfecto.

En este aspecto, la novela puede considerarse un tanto fallida, sobre todo porque repite demasiado la información. Hay tal cantidad de sucesos recordados que acaban por perder efectividad, y lo mismo pasa con las entradas que hace en una libreta con la cubierta adornada por 35 magdalenas relatando los pros y contras de cada idea que se le ocurre. Además, no se dan pistas que permitan deducir su identidad, sino que se revela en el momento que conviene a la trama.

El asesinato de Elisabeth Hjort está mejor llevado, aunque llama la atención que averigüen más las periodistas que la policía o la actitud casi superficial y hasta competitiva con la que afrontan las respectivas investigaciones, muy similar a la que se observa en las series norteamericanas que se mencionan.

Afortunadamente, la autora conoce el género que escribe, y da pistas que llevan a la resolución del caso tras recorrer un largo camino lleno de los equívocos, interrogatorios, sospechosos que resultan inocentes y demás convenciones habituales en las novelas de misterio.

El resultado final es una historia bien redactada y mejor traducida de lo habitual en obras similares, con algunos excesos quizá debidos a ser la primera novela de la autora, que cumple los requisitos del subgénero al que se adscribe (misterio nórdico) y entretiene.


***T***

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