viernes, 28 de noviembre de 2014

Milena o el fémur más bello del mundo (Premio Planeta 2014), de Jorge Zepeda

Milena o el fémur más bello del mundo
Jorge Zepeda
Editorial Planeta
Premio Planeta 2014
480 páginas



Sinopsis:

Milena, una prostituta croata de lujo, es perseguida por diversos mafiosos tras la muerte de su protector, el director de un importante diario mexicano. Los amigos y parientes del difunto tratarán de protegerla y averiguar por qué despierta tanto interés en el crimen organizado.


Comentario:

La última novela galardonada con el Premio Planeta (2014) es una obra que podría incluirse en el género del thriller. Aunque la temática se centra en los sucios negocios de las mafias ruso-ucranianas, con especial incidencia en la trata de blancas, en realidad la estructura de la novela se articula en torno a una larga persecución, donde Milena, la prostituta perseguida, que parece disponer de información relevante, es objeto de interés por parte de peligrosos elementos.

El autor intercala en la narración lineal de dicha persecución fragmentos encabezados por el titular "Ellos" donde se muestran en primera persona testimonios de diversos hombres sobre su trato con las prostitutas, casi todos ellos justificativos y tópicos, precisamente para hacer notar la debilidad de sus argumentos. También, paralela a la acción que transcurre en el presente, se nos relata en flashback la historia personal de Milena, seudónimo de una joven croata engañada con la promesa de un trabajo en Alemania que terminó como prostituta. Como no podía ser menos, se trata de una parte bastante cruda que retrata sin edulcorar la realidad de la trata de blancas, su crueldad implacable y su necesidad de carne fresca, así como la pasividad de la mayor parte de los clientes ante las horrendas condiciones de las mujeres sometidas a la moderna esclavitud. En este punto, el autor no oculta su posicionamiento en contra del negocio y el proxenetismo.

La prosa es correcta, aunque tal vez demasiado periodística y plana, y con tendencia a repetir algunas expresiones o estructura como "se dijo que...", que se nota bastante y queda un poco feo. Es cierto que hay algún pequeño intento de frases algo más lucidas, pero en líneas generales el estilo se mantiene en los cánones de lo no artístico y de lo funcional. Eso hace que la lectura sea muy fácil, pese a que el número de páginas es elevado para el argumento que se desgrana.

Me ha llamado la atención la mezcla de vocabulario propio de la Península Ibérica y mexicanismos. Cuando empecé a leer me parecía que la acción transcurría en España, pero luego me di cuenta de que era en México, por alguna palabra concreta y por la mención del PRI y el PRD (dos partidos políticos). Personalmente, he echado de menos un poco más de "sabor local mexicano", aunque también es cierto que los personajes usan sus expresiones propias (muy moderadamente) cuando hablan. Es el narrador el que se muestra más neutro o aséptico.

Los personajes me han parecido un punto débil. Quitando a Milena, de la que sabemos algo más, el resto son bastante planos, e incluso, cuesta distinguirlos y saber cuál es el rol de cada uno o sus relaciones con los demás. A mi modo de ver hay demasiados personajes que distraen y no añaden nada a la historia principal, aparte de confusión (sobre todo en el tema romántico).

Si bien al principio me enganchó un poco la historia de Milena y el secreto que oculta en su libreta, conforme avanza la novela fui perdiendo el interés debido a la irrupción de personajes que no me atraían para nada (los Azules, Luis, Rina, la presidenta del PRD) y cuyas relaciones con ella y entre sí lo único que hacen es añadir páginas y páginas. Al final, es una historia poco memorable en el aspecto literario y algo enrevesada.

Lo más interesante de la novela es la denuncia de la trata de blancas y de los negocios de los proxenetas, aunque la verdad, no es nada novedoso ni rompedor en sus planteamientos. Si se hubiera centrado en las aventuras de Milena en Marbella, con el telón de fondo de la corrupción, las mafias y todo lo demás, habría quedado mucho mejor la historia, para mi gusto.


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martes, 25 de noviembre de 2014

Mi color favorito es verte, de Pilar Eyre

Editorial: Planeta, 2014
336 páginas
20 €
Ebook: 9,99 €

Argumento:

La escritora Pilar Eyre conoce a un hombre con el que mantiene una breve relación y, tras su desaparición, se obsesiona con él.

Comentario:

Aunque en la sinopsis de la novela se dice que es una historia verídica vivida por la protagonista y autora, que sea cierto, o no, es irrelevante, no afecta al contenido de la historia. En cualquier caso también sirve como recurso para acercar a la autora (y narradora) y a la persona que lee, contribuyendo a crear entre ambas un vínculo, sea real o ficticio, una complicidad incrementada tanto por esa sensación de cercanía que produce la narración en primera persona subjetiva que informa de lo que le parece cuando lo desea, en la que Pilar se muestra exagerada, egoísta, egocéntrica, melodramática y, sobre todo, ingeniosa y divertida, crítica consigo misma y con el mundillo literario.

En Mi color favorito es verte, la protagonista utiliza elementos de la biografía de la autora para desgranar lo que no solo es una historia de amor o una (levísima) investigación detectivesca, sino que además trata otros temas, entre los que destacan la literatura, la soledad o el paso del tiempo, logrando que se puedan hacer varias lecturas, unas más evidentes y superficiales que otras.

Así, no es extraño leer cómo afecta la crisis al mundo literario, y a las ventas de Pilar en particular, verla hablar con sus difuntos progenitores, divertirse con sus primas o, cuando se obsesiona con Sébastien, enviarle poemas, canciones que irrumpen en la narración para señalar con acierto los altibajos emocionales de la protagonista, anécdotas relacionadas con su pasado, familia y amistades, o la intervención de algunos personajes (la pareja del restaurante) ajenos a la trama que no pueden evitar darle su opinión sobre lo ocurrido.

La novela cuenta además con una estructura muy bien organizada en la que se alterna la parte romántica con la intriga por lo que sucedió, pese a que Pilar lo sabe desde el principio del relato y lo cuenta todo a posteriori, dosificando la información con destreza, un detalle aquí o allá rápidamente cortado para mantener la curiosidad, una progresión de la historia en la que siempre parece estar pasando algo, aunque solo tenga que ver con el tema principal tangencialmente, y sutiles digresiones (en los últimos capítulos, en especial durante el viaje a Montpellier, quizá se nota más su finalidad) que retrasan la revelación final.

Además de la trama autobiográfica, centrada en ese amor (o pasión) que se diría una excusa para hablar de temas de mayor profundidad, ya mencionados, como la soledad (esa presencia constante de los progenitores difuntos, la necesidad de comunicar su pasión incluso a desconocidos) o el paso del tiempo y la belleza (el uso de la cirugía estética, las alusiones a la diferencia de edad, la defensa de la pasión y el amor en cualquier momento), destaca el juego metaliterario inteligente y culto que desarrolla la autora desde el principio al final de la obra.

La disminución de ventas de sus novelas históricas, la crisis en el sector literario, el encargo de escribir un libro de autoayuda (en cierto modo Mi color favorito es verte lo es), la descarada utilización de sí misma y sus vivencias como material literario, la verdadera identidad de Sébastien y lo que tienen en común son muestra de la intención de la autora: buscar de complicidad con quienes la leen, establecer varios niveles de lectura y escribir una novela que funciona precisamente gracias a todo esto.
  
Citas de Mi color favorito es verte:

¡Sébastien!
Dijo Sébastien, y el mundo no se conmovió y siguió su marcha dando vueltas y vueltas alrededor del sol, como si nada hubiera ocurrido, pero una onda de fuego me recorrió de arriba abajo. Desde ese momento llevo este nombre cincelado en el cerebro. Cuando pienso en las cadencias de cada sílaba, y ese «tien» final, que podría ser «tian» pero no llega a serlo, esa ene larga, prolongada hasta el infinito, tan fuerte como un puñetazo en el estómago, tan suave como la pisada de un niño, tengo que parar de escribir, los dedos se quedan en alto, respiro hondo como si fuera a perder el sentido y hundo la cabeza en las manos preguntándome por qué.
¿Por qué tuvo que pasar todo? ¿Por qué?

***

¡Cómo está tardando esa maldita niña en terminar su cena, Dios! Pero pronto me arrepiento de este exabrupto, esa maldita niña quizás algún día será mi hijastra... Porque yo tengo secretos inconfesables: además de ciertas visitas de las que hablaré luego, ¡soy adivina autodidacta! ¡Tengo pensamientos premonitorios! ¡Por algo me he hecho escritora! Porque yo conozco a un hombre, en el sentido de hola qué tal, y ya me imagino yendo al altar con él, viviendo junto a él, envejeciendo juntos, preparando juntos esas cenas que suelo ofrecer en mi casa en las que las amigas con un marido colgando del brazo me dicen: «¿todavía sola?, ¿pero en qué piensan los hombres de este país?», acompañándome a la fiesta del Premio Planeta, cambiando las bombillas del porche, abrochándome los collares por detrás y echándome unos polvos que tiembla el misterio, así me lo imagino.

***

Desde que me anudé a la editorial de su propiedad con un contrato de un libro al año, me até al cuello una cadena de por vida. Yo he reflotado una empresa en crisis y él me ha convertido en escritora, pero año tras año, con un ritmo de producción infernal, tengo que dar a luz un libro. Como una máquina de elaborar embutidos, produzco salchicha tras salchicha con una pulcritud y docilidad que es el asombro de todos mis colegas, que solo escriben cuando la inspiración llama a su puerta.
Me preguntan con altivez algo burlona en esas mesas redondas a las que vamos a emborracharnos y comer de gorra:
—¿Otro libro?
Y yo contesto avergonzada:
—Sí, otro.
Me levanto todos los días a las siete de la mañana, escribo hasta mediodía, y después de nuevo por la tarde hasta la hora de cenar. A veces, cuando tengo que buscar algún dato que se me atraviesa y que puede ser simplemente el nombre del trovador favorito de la reina, me pongo a rastrear por internet hasta la madrugada, y cuando lo encuentro (Aramís de Galindo), me siento como el aventurero que descubre su primera pepita de oro. Y me duermo abrazada a mi pepita con tal satisfacción que un rastro de baba humedece mi almohada.

***

—Que no se vende nada, coño, y tus libros tampoco... Fin de ciclo, Pilar, las novelas históricas ya no interesan una mierda.
Se me cierra la garganta como si una mano me apretara, la voz me surge quejumbrosa cual pordiosero doliente:
—Pero, cómo, qué me dices, si ahora teníamos preparada la vida de Isabel de Valois, los trovadores, el maltrato de su marido homosexual en el fondo...

—Con Isabel de Valois me limpio el culo, con los trovadores me limpio el culo, con tus libros me limpio el culo...

—Pero, Ricardo, ya tengo todos los libros que existen sobre el siglo XVI, los palacios, los cinturones de castidad, las doncellas promiscuas... Pensaba introducir un elemento fantástico en forma de dragón que habla andaluz y es muy gracioso...
Ricardo da un gran suspiro y barre todo con la gran escoba del desprecio:
—Eso es una mierda ya, Pilar, una mierda pasada de moda... ¡Antigua, apolillada y rancia! Todas las mujeres que compraban tus libros o han muerto o tienen Alzheimer; cambia de registro, monada, yo solo te digo eso, cambia de registro o...

—O qué, Ricardo.
Me separo el teléfono de la oreja temiéndome lo peor, pero mi editor se limita a suspirar y a decirme en tono tan suave que me entra un escalofrío:
—O nos vamos los dos a freír espárragos... En vez de estar todo el día con el chocho al aire, piensa nuevos argumentos... —Y como presa de inspiración, me dice con voz animada—. ¿Por qué no escribes una novela nórdica de misterio?
—¿Nórdica que pase en los países escandinavos, quieres decir?
—Sí. —Mi editor es como un crío, se anima con una piruleta—. Un hombre que odie a las mujeres, un periodista y una chica con piercings..., mucho café, frío, asesinatos rituales...
—Es que eso ya está escrito, Ricardo, se llama Los hombres que no amaban a las mujeres... El autor es Stieg Larsson...
Sé que mi editor está cogiendo papel y lápiz para apuntar:
—A ver, repite, Larsson... Hablaré con él por el tema de los derechos...
Ricardo no lee nada, ni mis libros. Suspiro con cansancio:
—Está muerto. Larsson está muerto.


Nota: Mi color favorito es verte es la novela finalista del Premio Planeta 2014.

También en este blog: Reseña de Nomeolvides.


***T***


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lunes, 10 de noviembre de 2014

El mapa del caos, de Félix J. Palma

El mapa del Caos
Félix J. Palma
Plaza y Janés
672 páginas



Sinopsis:

En un mundo victoriano alternativo donde la tecnología y la ciencia son la religión, un científico descubre que el universo está a punto de desaparecer. La única salida es buscar otros universos donde trasladar a la población. Lewis Carroll propone hacer un agujero para viajar a los otros mundos; Wells, crear un virus que permita a la persona dar "saltos cuánticos".


Comentario:

El mapa del caos pertenece a la llamada Trilogía Victoriana, con la que comparte protagonistas, aunque se puede leer cada tomo de forma independiente sin que eso afecte mucho a la comprensión, ya que más que partes seguidas se trata de variaciones sobre el mismo tema. En esta ocasión, el autor elucubra sobre la teoría del multiverso, con la inclusión de varios escenarios situados en diferentes universos o mundos alternativos que difieren en mayor o menor medida del "original", y en los que podemos encontrar a los mismos personajes (el escritor Wells, su esposa Jane, el millonario Murray, el agente de Scotland Yard Clayton, etc, etc). Además de los digamos fijos en la trilogía aparecen algunos escritores más, como Conan Doyle y Lewis Carroll.

Está dividida en tres partes, de las cuales las dos primeras me han parecido bastante lentas. La tercera resulta más interesante, al entrar ya a fondo en el aspecto cuántico de los mundos alternativos (y en la "verdadera" trama), en la CF más hard (aunque mezclada aún con algo de fantasía). También es la parte más complicada de entender al combinar varios mundos y personajes de unos mundos que saltan a otros y se encuentran consigo mismos.

Algunos pasajes se me han hecho algo pesados, sobre todo las interminables y algo empalagosas charlas de Wells con su mujer o las del escritor con Murray. Hay diálogos muy largos y que no hacen avanzar la trama, y luego, partes en elipsis con extensos resúmenes bastante densos. También es cierto que aunque es algo menos arriesgado en su forma me parece mejor que el segundo, muy lastrado por la "intertextualidad".

A diferencia del primer libro, que me había parecido buenísimo, este diría que ha bajado de nivel en todos los aspectos, tanto en la calidad de la prosa (aunque tampoco es que sea mala, la verdad; aún hay algún destello de ingenio y de imaginación), como en la estructuración de la trama (pasan pocas cosas para lo largo que es); la intervención del narrador y otros detalles (por cierto, ahora recuerdo que el narrador iba a revelar al final quién es y ¡no me acuerdo si lo hace o no!).

Lo que menos me ha gustado en lo formal han sido los diálogos de los personajes cyborg, en algunos casos extremadamente explicativos y poco sutiles a la hora de transmitir información al lector. También falta algo de revisión. Aparece al menos dos veces la expresión "a cada cual más" cuando es "a cual más"; se dice sir Crookes (en lugar de aplicar el sir al nombre, que es lo correcto); "enfrentar" en lugar de "enfrentarse a", etc, etc.

El final, que es lo mejor de la obra, tiene un cierto cariz surrealista y caótico (después de todo, trata del caos), en homenaje a la obra de Alicia en el País de las Maravillas. En realidad, hay homenajes cada dos por tres y referencias a la literatura victoriana o eduardiana continuos: a Sherlock Holmes, al perro de Baskerville, el hombre invisible, La isla del Dr. Moreau... El toque steampunk está más acusado que en las otras dos novelas de la trilogía, sobre todo en la descripción del mundo tecnológico que inicia el relato, pero también en otros mundos descritos (la prótesis que lleva Clayton, etc).

Como comentario off topic: en la publicidad de la novela dan a entender que trata de alguien que busca más allá de la muerte a su amor perdido (¿Qué harías para recuperar a un ser querido, presunto lector? ¿Irias incluso a buscarlo al Mas Alla, desafiando a la propia muerte?). Sin embargo, para llegar a este punto, que a mi modo de ver, tampoco es central en la obra, hay una larguísima introducción de más de medio libro.

Aunque sobran muchas páginas sobre todo del inicio (historia de Clayton), al final, la trama parece cuadrar, aunque tampoco me he parado a pensar y a hacer un croquis con las diferentes líneas temporales y geográficas para ver si hay errores. Sin embargo, he quedado un poco saturada con el desmesurado homenaje a Wells que supone esta trilogía, al que tenemos por triplicado y cuadruplicado (y también a su mujer, lo cual es peor).

En resumen, una novela de corte fantacientífico y steampunk que en el fondo es una alabanza a la literatura y a los mundos imaginarios que esta crea, al factor caótico de la naturaleza humana (poniéndolo por encima de la razón, algo que no me gustado mucho), un tanto escapista en su planteamiento y con muchas hojas sobrantes, aunque mejor escrito que la media.


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viernes, 7 de noviembre de 2014

Cuernos, de Joe Hill

T.O.: Horns, 2010
Editorial: SUMA de letras
Traducción: Laura Vidal
456 páginas
20 €
E-book: 12,99 €

Argumento:

Ig Perrish despierta de una borrachera y se da cuenta de que le han salido cuernos.

Comentario:

"Infierno" es la primera de las cinco partes de diez capítulos cada una en que se divide la novela, caracterizada por un comienzo cuyo interés va en aumento:

"Ignatius Martin Perrish pasó la noche borracho y haciendo cosas terribles. A la mañana siguiente se despertó con dolor de cabeza, se llevó las manos a las sienes y palpó algo extraño: dos protuberancias huesudas y de punta afilada. Se encontraba tan mal —débil y con los ojos llorosos— que al principio no le dio mayor importancia, tenía demasiada resaca como para pensar en ello o preocuparse. Pero mientras se tambaleaba junto al retrete se miró al espejo situado sobre el lavabo y vio que por la noche le habían salido cuernos. Dio un respingo, sorprendido, y, por segunda vez en doce horas, se meó en los pies."

Se trata de una redacción en la que el autor prefiere mostrar lo que ocurre en lugar de explicarlo (confía en que quien lee deduzca lo que implica la escena de Glenna y los dónuts), y avanza junto a la exploración que hace Ig sobre sus nuevas características (la escena en el hospital o las conversaciones con sus familiares, que muestran de forma inquietante lo que hay en el más oculto subconsciente de las personas) y acaba con un impactante clímax (la confesión de su hermano Terry) que impele a continuar leyendo.

“Fuegos artificiales” elude la narración lineal y se lanza a un flashback situado diez años antes, cuando algunos de los personajes principales se conocen y comienza la historia de amor entre Ig y Merrin, con Lee como tercer vértice de un triángulo que quizá es lo más importante de la novela, el catalizador de muchas de las cosas que suceden.

Pese a que sus casi cien páginas se hacen por momentos largas debido al quizá excesivo detalle con el que se relatan algunas cosas, y aunque sorprende que Ig no se dé cuenta de la realidad acerca de Lee, con quien se obstina en iniciar una amistad un tanto incomprensible, se trata de uno de los fragmentos más inquietantes de la novela, quizá por el subtexto enfermizo que se percibe en la relación entre el trío protagonista, manteniendo el interés por seguir leyendo que comienza en “Infierno”.

“El sermón del fuego” parte del presente para sumergirse en un nuevo flashback en el que Ig recuerda su último encuentro con Merrin, y volver a la actualidad, incluyendo la aportación de una testigo, que como todos, se siente impelida a contarle sus secretos mientras él comienza a descubrir su capacidad para manipular las decisiones de las personas que se le confiesan. Una visita a Lee, donde conoce algunos límites a su don y otros encuentros relatados en detalle comienzan a ralentizar el avance de la narración y puede causar momentos de desconexión en una historia que hasta entonces podía calificarse de adictiva.

“El arreglador” está redactada desde el punto de vista de Lee. Como otras partes, da la sensación de tener más texto del necesario para lo que cuenta. Los pasajes dedicados a la relación de Lee con su madre y a la psicología del personaje son convencionales, retratando a un psicópata de manual cuyo desequilibrio ya podía percibirse en “Fuegos artificiales” (aunque Ig no se entera de nada), siendo el texto dedicado a lo que realmente sucedió entre Lee y Merrin lo más relevante, ya que la experiencia de su infancia que le recuerda un comentario materno se relaciona con la parte fantástica (y con la horca que se ve en la cubierta), despertando expectativas que no se desarrollan posteriormente.

“El evangelio según Mick y Keith” cuenta el desenlace de la obra. Si bien en un sentido emotivo cumple su cometido, destacando la sorpresiva carta póstuma de Merrin, el contenido, aparte de cierta retorcida ironía, no parece influir mucho en la historia. También se incide en la evolución de la relación de Ig con Glenna y Terry, quienes adquieren un mayor protagonismo y son parte fundamental de la conclusión.

El aparente intercambio de roles entre el Bien y el Mal (ambos protagonistas/antagonistas sufren unan conversión, Lee a la religión e Ig a la imagen habitualmente asociada al diablo), la incursión en lo que hay en el interior de las personas, o la posibilidad de manipularlas, son parte de las atractivas ideas en las que el autor apenas profundiza. Resulta más satisfactoria la trama romántica y emocional, mientras que la aparición de los cuernos de Ig y los demás hechos fantásticos, como es demasiado habitual en un género en el que a veces son más interesantes las premisas de partida y su desarrollo que su conclusión, pueden resultar tan decepcionantes como un final un tanto precipitado y confuso en el que casi nada de lo sucedido se justifica satisfactoriamente.

Nota: Cuernos ha sido adaptada al cine, dirigida por Alexandre Aja y protagonizada por Daniel Radcliffe (Ig), Juno Temple (Merrin), Max Minghella (Lee), Joe Anderson (Terry), Kelly Garner (Glenna) y James Remar (Derrick), entre otros.



*** T ***


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martes, 4 de noviembre de 2014

La fiesta de la insignificancia, de Milan Kundera

 La fiesta de la insignificancia
La fête de l'insignificance
Milan Kundera
Traductora: Beatriz de Moura
Tusquets
144 páginas


 
Sinopsis:

Varios personajes piensan sobre cosas tan leves como los ombligos de las jóvenes y la vejiga inquieta de los miembros del politburó de la era de Stalin, las botellas de Armagnac o las marionetas, en el París burgués de nuestros tiempos.


Comentario:

La primera novela de Milan Kundera que leo (y que probablemente será la última que escriba el autor, de ochenta y cinco años) no me ha impactado mucho. Tampoco me ha aburrido, ya que se trata de una obra bastante breve que se lee en un día o poco más. Sin embargo, no me han quedado claros ni el argumento ni qué nos quería transmitir el autor con este opúsculo donde varios personajes coinciden en un cóctel y hablan de cosas banales o, haciendo alusión el título, insignificantes.

No sé cómo serían las novelas que hicieron famoso a este autor (La insoportable levedad del ser, por ejemplo), pero esta me parece bastante prescindible y olvidable. De hecho, al haber pasado varios días desde que terminé de leerla se me han olvidado casi por completo los detalles.

Creo recordar que estaba ambientada en París, en algunos de sus lugares emblemáticos, como el Jardín del Luxemburgo; que había un personaje que decía a sus amigos que tenía cáncer sin ser cierto (y sin explicar la razón de esta fantasía); otro que tenía problemas con una madre que al parecer había tratado de suicidarse para evitar su nacimiento; otro que se disfrazaba de criado extranjero y hablaba una lengua inventada también sin ningún motivo; uno más que peroraba y hacía filosofía sobre los ombligos de las mujeres y su valor erótico en contraposición con el erotismo de tiempos pasados centrado en pechos, piernas...

Los personajes hablan continuamente pero no nos dicen nada que no sepamos sobre la vida y el mundo. Es más, ni la forma de decirlo resulta deslumbrante. Quizás pueda despertar cierto interés alguna anécdota, no sé si real o ficticia, sobre Stalin y los políticos de su entorno y sus problemas urinarios pero lo dudo. Lo más destacado es el tono humorístico y surrealista que hace que seamos más benévolos con una obra que no pretende ser seria sino ligera y desmitificadora de lo trascedente, de la propia literatura, de la vida, del sexo, de todo.

Bien escrito sí está, en el sentido de estar redactado con corrección. Las prosa es sencilla y no requiere mucho esfuerzo. Los personajes van alternando sus intervenciones en diversas escenas que saltan del presente al pasado, pero no se ven muchos conflictos fuertes ni siquiera una intriga que aporte significado profundo al texto ya que se trata precisamente de eso, de quitar profundidad a lo grave y dársela a lo que parece tontería o absurdo.

Sí, la vida es insignificante a nivel cósmico, a veces lo banal es lo que se recuerda y nos influye mientras olvidan los grandes hechos (que no lo son tanto, también son insignificantes), el humor es nuestra mejor arma contra la gravedad y el sinsentido de la existencia, etc, etc, pero no necesito este libro para enterarme de ello... aunque tampoco es un bodrio, la verdad, y mucho menos comparando con otras cosas que hay por ahí.

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