miércoles, 24 de septiembre de 2025

El último secreto, de Dan Brown


T.O.: The Secret of Secrets, 2025
Editorial: Planeta, 2025
Traducción: Aleix Montoto y Claudia Conde
810 páginas

Argumento: 

¡Robert Langdon está enamorado! Tras asistir a una conferencia de ella, y pasar la noche juntos,  Katherine desaparece... y no responde a sus llamadas. Langdon teme que le haya pasado algo malo y se lanza a recorrer Praga y resolver enigmas en busca de su amada.

Comentario:

El último secreto es la sexta novela protagonizada por Robert Langdon. Aunque no es necesario haber leído las anteriores para asistir a la inexistente evolución del personaje, que parece reiniciarse de una aventura a otra, sin recordar lo sucedido en las anteriores, en algún caso grandes cambios a nivel mundial, quizá sí convendría leer El símbolo perdido, en la que aparece por primera vez Katherine Solomon, coprotagonista de esta historia, aunque se pasa casi la primera mitad desaparecida.

Además de Langdon y Solomon, hay otros personajes en la obra, todos, como ellos, carentes de personalidad, varios sobrantes. Entre ellos, el editor de Penguin Random House, Jonas Faukman, el empleado del departamento de Seguridad Informática, Alex Conan, y el resto de quienes intervienen en esta trama que, pese a la cantidad de capítulos que ocupa, podría eliminarse sin que afectase a la narración más allá de beneficiarla al disminuir la cantidad de páginas sin interés que no habría que leer.

De los componentes del servicio de inteligencia checo, Janáček y Pavel, mejor no hablar, sobre todo del segundo y cómo se resuelve su absurda trama, en un par de frases decepcionantes, a la altura de su nula importancia. Al menos Sasha Vesna, el inevitable Golěm (estamos en Praga), clásico personaje poco convencional del autor, o la embajadora de Estados Unidos, Heide Nagel, tienen roles más o menos necesarios para que la historia avance. 

Se podría tomar a Praga como otro personaje, uno de los que más páginas ocupan: descripciones de lugares largas, sosas, aburridas, monótonas, que no aportan nada, no te hacen sentir que estás en la ciudad, ni conocer su historia, sus leyendas o cualquier cosa que se pretenda aportar. Pero es otra de las señas de identidad de Brown. Y más texto sobrante. 

Como suele hacer el autor, se alternan capítulos breves protagonizados por distintos personajes, que muchas veces acaban en un momento de intriga o peligro, buscando que se quiera seguir leyendo para saber cómo se resuelve… casi nunca de forma satisfactoria. Por lo general, vuelve a contar lo mismo que en el pasaje anterior con un par de frases más, que dan la sensación de que se está avanzando, aunque demasiado despacio. Puede resultar frustrante.

Brown recurre también a los flashbacks habituales en sus novelas, en este caso para recordar los días anteriores al que se desarrolla la acción (otro clásico, que toda la acción transcurra en un día). Se centra en el contenido de la charla de Katherine a la que asistió poco antes, la relación romántica que ha nacido entre ellos y conversaciones con otros personajes que, se supone, le sirven para hacer deducciones y resolver enigmas, en esta ocasión pocos y simples, como encontrar la clave para entrar en cierto lugar.

En cuanto a las partes más o menos científicas, místicas etc... se exponen ideas, sugieren posibilidades, hay varios experimentos y poco más. Pese a que se insiste una y otra vez en relatar lo que sería el motivo de tantas persecuciones, asesinatos y conspiraciones, no resulta fácil comprender en qué consiste, y eso que las explicaciones son largas y repetitivas. Y confusas. Una vez, y otra, y otra.

En resumen, El último secreto es una novela típica de su autor, que repite un esquema similar a las anteriores, sin grandes alardes literarios, sin  personajes, solo acción, muy lenta y aburrida, ideas de cierto interés que no llega a desarrollar en todo su potencial, apenas esbozadas, quién sabe si por alguna carencia, quizá de imaginación. Se deja leer, y hasta entretiene, a ratos, pero es tan larga que se ven demasiado sus carencias tanto de forma como de fondo. Para incondicionales. O no.


***T***


¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. El blog no se hace responsable de los spoilers que puedan aparecer en los comentarios, ya que Blogger no permite editarlos. Se ruega que se ponga un aviso si se van a mencionar. Gracias por tu opinión)

lunes, 15 de septiembre de 2025

Misión en París, de Arturo Pérez-Reverte

Misión en París
Arturo Pérez-Reverte
Editorial Alfaguara
360 páginas



Argumento:

El capitán Alatriste y sus amigos son reclutados para realizar una misión en Francia, en un crossover con los Tres mosqueteros de Dumas.

Comentario:

He de reconocer que solo leí un libro de la serie de Alatriste, Limpieza de sangre, que no me gustó mucho. El primero de la saga intenté leerlo un par de veces, sin éxito. Pero este, la verdad, me ha entrado mucho mejor. No se puede negar que el autor tiene oficio: sabe crear escenas casi cinematográficas y hace que la lectura resulte bastante fácil.

A mi modo de ver, es más entretenido que otros títulos del autor que leí en fechas recientes, o, al menos, da la apariencia de que lo va a ser. Sin embargo, tengo algunas objeciones.

En primer lugar, no me parece muy lógico que en un libro de aventuras la acción propiamente dicha comience hacia el 60 % y que dure un suspiro. No exagero: la famosa misión del título es un visto y no visto. Para colmo, ni siquiera sucede en París, si nos atenemos a lo que la novela plantea. Es cierto que buena parte de la narración transcurre en la capital francesa, pero allí abundan más bien charlas, romances, duelos, descripciones de la ciudad y cosas por el estilo. La misión verdadera tiene lugar en La Rochela, durante el famoso asedio de las guerras de religión contra los hugonotes.

Aunque el libro comienza bien y parece prometer, en cuanto ves que los protagonistas ignoran para qué los han hecho llamar a París y todo se alarga, con rellenos “románticos” repetitivos de otros volúmenes de la serie (como la relación poco creíble e inexplicable entre Íñigo y Angélica), y aparecen personajes de los Tres mosqueteros a modo de cameo, acabas por sentir que todo es una cortina de humo y vas perdiendo interés.

Ya ni menciono que los personajes son siempre los mismos, sin evolucionar por muchos años que pasen ni por muchas aventuras o desgracias que sufran. A ver, siendo un libro de aventuras tampoco vamos a pedir arcos narrativos complejos y profundos, pero sí un mínimo de personalidad distintiva. A mí me parecen casi todos iguales, con idénticos valores y comportamientos.

En el libro aparecen porque sí Athos, D’Artagnan, el señor de Tréville, Richelieu, Luis XIII y Ana de Austria. Solo faltan Aramis y Milady (a Porthos no se le nombra explícitamente, pero juraría que anda por ahí pululando). La presencia de estos personajes parece justificada únicamente por el deseo del autor de hacer su crossover. En realidad, solo Richelieu resulta necesario para la trama; el resto…

Dado que conocemos la historia, el resultado de la famosa misión es fácilmente predecible. Eso resta varios puntos al desenlace, que, además, se solventa con una elipsis y un deus ex machina.

Aunque el autor trata de recrear un lenguaje que suene al Siglo de Oro, a veces se le cuelan expresiones modernas como “en plan” y algún “joder”, que dudo mucho que se usara entonces como interjección de forma generalizada y común. Pero bueno, eso es lo de menos: lo importante es que “dé el pego” y no que sea filológicamente real (si lo fuera, nadie lo leería). Me hace gracia que haya quien crea que aprende historia con las pinceladas que da el autor sobre hechos reales, mezcladas con puras fantasías literarias.

Me ha resultado extraño el punto de vista de la narración, que alterna la primera persona de Íñigo (la cual a veces parece saber cosas del interior de otros personajes) con una tercera persona omnisciente e impersonal. ¿Quién cuenta esa parte? ¿No deberían ser recuerdos de Íñigo? Supongo que el resto de los libros tienen este formato y, por coherencia, no lo va a cambiar ahora, pero a mí me parece raro.

Lo curioso es que, con todos sus defectos y la falta de acción real, el libro se lee bien. Eso también tiene su mérito, desde luego: un libro donde apenas pasa nada y que aun así no se hace pesado.



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