miércoles, 10 de marzo de 2010

La Elegancia del Erizo, de Muriel Barbery

 La Elegancia del Erizo
Muriel Barbery
Traducción: Isabel González-Gallarza
Seix Barral
367 pp.



Argumento:

La portera del 7 de la Rue Grenelle esconde un secreto, y es que es muy lista, muy leida, y muy intelectual; Paloma, la hija de unos burgueses, también es muy lista, muy leida y muy intelectual. Inevitablemente, van a congeniar estas dos extrañas criaturas...


Comentario:

Lo que más me ha llamado la atención de esta novela no es que tenga un sustrato filosófico tan fuerte, ni que sea tan intelectual y tan "francesa", sino que a pesar de ello haya vendido miles de ejemplares no solo en Europa sino incluso en España. Y es que esta obra tan atípica, tan personal, sería difícil que ningún español no solo la escribiera sino mucho más difícil que la publicara en editoriales como las nuestras, donde lo comercial y la moda priman por encima de cualquier otro valor. Y mucho  más extraordinario, que haya tanta gente que la lea y que ¡le guste!

Todo en la novela es "diferente", desde los personajes hasta la estructura. La autora nos presenta una narración en primera persona realizada por dos personajes, Renée, una portera de visos intelectuales, que trata de ocultar su superioridad, para conservarse en el rol estereotipado que le confiere la sociedad (las porteras no piensan), y Paloma, una niña de doce años, superdotada hasta el extremo de estar ya cansada de todo y desear suicidarse.

En torno a ellas, bulle la fauna humana del inmueble 7 de la rue Grenelle, un lugar que se nos describe como reducto de las clases altas, políticas e intelectuales de París. No imagino esta historia en otro entorno geográfico.

Realmente, si nos basamos únicamente en la trama o anécdota argumental, lo cierto es que pasan muy pocas cosas en la novela. Desde el principio, asistimos a las reflexiones artísticas, filosóficas, humorísticas y de todo tipo (unas más interesantes que otras) por parte de las dos protagonistas, una de la cual lleva un diario. Aunque se trata de personajes distintos, a mí la verdad es que me parecen la misma persona: ambas se consideran a un nivel muy superior al resto de sus convecinos, los analizan, critican y diseccionan; hablan de la belleza, de Marx, de Husselr, de cine, y sobre todo, de lo japonés, que tiene una gran importancia en la novela (las alusiones a los mangas de Taniguchi y al cine de Ozu, por ejemplo). Solo en las páginas finales hay una breve acción, precipitada por la llegada de un vecino japonés (del mismo apellido que el cineasta Ozu) que fascina a todo el edificio, y suscita una especie de romance otoñal, pero en líneas generales, la acción es puramente intelectual.

La prosa es en apariencia sencilla, pero oculta buenas imágenes, juegos de palabras y poesía; algunas frases epigramáticas que tratan de sentar cátedra; y también hay humor e ironía, como en el episodio en el que la portera que con tanto celo trata de encubrir su superioridad y sus tendencias y gustos (como el erizo, feo y espinoso por fuera, pero elegante a fin de cuentas), es descubierta por el japonés gracias a una cita de Ana Karenina que ambos reconocen. ¡Solo en una novela tan intelectual como esta podría ser posible semejante sofisticación!

Se ha dicho que la novela rebosa pedantería y elitismo intelectual; para otras personas, es la demostración de todo lo contrario: que las apariencias engañan, y que debajo de la imagen de un ser aparentemente tosco, de una persona de clase baja, puede haber un cerebro inquieto, inteligente y exquisito, en contraposición con los burgueses vacíos y superficiales, flor y nata de la intelectualidad francesa, que miran con condescendencia a los empleados inferiores, y que son duramente cuestionados por el personaje de Paloma, implacable con su hermana, sus socialistas padres, etc. A mí me parece una novela elistista, pero en este caso la distinción no se refiere ni a la economía ni a las clases sociales, sino a un peculiar estado del ser.

A mí no me ha parecido una lectura fácil por las reflexiones que hace, y por las citas a filósofos e ideológos cuyas ideas no conozco; sin embargo, eso no quiere decir que sea una obra desdeñable. Creo que posee el encanto de lo "francés", de la "grandeur", del debate de ideas, tan desafasado ya en nuestro país, por ejemplo, de lo selecto, que no obstante, se entrega al común del pueblo para que este lo deguste. Es la clase de obra que genera amores incondicionales y odios absolutos, y también, desconcierto en ocasiones, pero nunca indiferencia. Tal vez eso sea una característica del arte.

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

1 comentario:

  1. "A mí me parece una novela elistista, pero en este caso la distinción no se refiere ni a la economía ni a las clases sociales, sino a un peculiar estado del ser."

    Totalmente de acuerdo. No es una novela fácil de leer, de hecho tardé bastante a pesar de lo breve que en principio pueda parecer, pero me pareció tan genial ese entendimiento entre Paloma y Renée! Es especial y quizá sea ese el eje de su elitismo, las personas especiales sólo se entienden con las personas especiales. En la novela, estas personas especiales se muestran como seres superiores a las personas convencionales (recordamos, convencionales en cuanto a estado del ser).

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