Editorial: Suma, 2024
360 páginas
Argumento:
La periodista Mia Kobayashi llega desde EEUU a Tokio a realizar una investigación que pronto la pone en peligro. La aparición de el Samurái, empleado del clan que la persigue, da inicio a una huida que cambia sus vidas.
Comentario (con SPOILERS):
El corazón del samurái es en esencia una novela romántica rodeada de algunas situaciones, como la investigación de Mia y sus consecuencias, que propician la reunión de ambos protagonistas y que pasen la mitad de la historia convenientemente a solas.
Algo que se nota al leer los primeros capítulos es la aparente intención de ambientar la historia con referencias a calles, lugares y situaciones. Llama la atención el uso de términos japoneses con su correspondiente traducción, incluso cuando se supone que los personajes hablan en este idioma, recurso habitual en todo tipo de novelas y géneros, y un tanto facilón, que no siempre funciona.
La imagen que se muestra del país y su capital tiene un alto componente de desmitificación, muy lejos de la que se conoce mayoritariamente por cierto cine y literatura, en la que se muestra a los japoneses como personas honorables, educadas, disciplinadas, distantes, algo que choca con el comportamiento de varios de los personajes de la novela (maleducados y gritones), que parecen más norteamericanos, o incluso españoles, que japoneses.
Además, los pasajes sobre corrupción, tanto de los poderosos como de la prensa, no solo carecen de originalidad, sino que equiparan al país con cualquier otro del mundo, eliminando las características que pudieran hacerle único. Curiosamente, excepto las entrevistas iniciales de Mia, y lo que averigua en cierta escena, son los únicos pasajes de «acción» de una historia, que dedica las 3/4 partes restantes a desarrollar el romance, con sus aparentes dificultades, volviendo al tema solo al final y a modo de relato contado, sin sensación de verdadero peligro o intriga sobre lo que pueda suceder.
La obra está narrada en su primera parte por Mia y en la segunda, más breve y tras un muy previsible giro, por Kenji, el samurái que le da título, ese personaje al que en la propia sinopsis se describe como «un asesino con fama de despiadado a las órdenes del clan más sanguinario de Tokio» y que, debido al género romántico de la historia, se sabe, antes incluso de empezar la lectura, que no va a ser nada de eso. De hecho, yo supe al instante a qué se dedicaba y por qué motivo.
El problema está en que la protagonista no lo sabe, y las circunstancias, que en la vida real supondrían un conflicto de difícil solución, no afectan a Mia. De hecho, llama la atención que la revelación que resolvería la aparente imposibilidad de la relación, sea vista y tratada por ella como un drama y una dificultad casi insuperable para el romance.
Aunque, de nuevo en la sinopsis, dice que se trata de un «enemigos a amantes» el comportamiento de la protagonista lo transforma en una situación de atracción física a primera vista en la que ella parece más interesada en admirar los hoyuelos de las mejillas de él que en inquietarse por su fama de asesino.
Precisamente las reacciones de Mia son uno de los principales «problemas» de la historia, restándole lógica y credibilidad. Que no se disfrace teniendo un aspecto tan peculiar, o la escapada a la lavandería chocan. Que siga a un aparente asesino que se erige en inesperado protector, sin cuestionarse mucho que pueda estar mintiendo, el paseo bajo la lluvia (por cierto, ¿Cómo se sujeta una persona con un solo dedo a la raíz de un árbol para evitar caer?) no la dejan muy bien.
Que no le importen los posibles motivos de él para mantenerla incomunicada, que nadie la busque, ni su madre (con quien está convenientemente enemistada) ni sus jefes, o que no se preocupe por ello hasta que se encuentra en otras circunstancias, tampoco contribuyen a dotar de credibilidad a la historia. Y es que la autora, y las lectoras, sabemos ciertas cosas, propias del género, que Mia no puede saber ni, por tanto, reaccionar como si las conociera.
En resumen, El corazón del samurái es una novela correctamente redactada y entretenida, con un romance un tanto melodramático, en la que la parte de investigación periodística parece una excusa para reunir a los protagonistas, con escenas muy dramáticas, y hasta exageradas.
***T***
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