jueves, 13 de noviembre de 2025

Cuando el viento hable, de Ángela Banzas (Finalista Premio Planeta 2025)

Editorial: Planeta, 2025
360 páginas

Editorial: Planeta, 2025
360 páginas

Argumento:

Sofía es testigo del drama familiar desde su nacimiento hasta veinte años después, cuando acaba de resolver todos los misterios que la han rodeado desde la infancia.

Comentario:

Al final de Cuando el viento hable, mediante una nota, la autora relata lo que le inspiró para escribir la novela, entre otras cosas su estancia en un hospital, cuando tenía siete años, y que puede estar relacionado con el ingreso de Sofía y lo que le hacen, que no queda claro en la novela, cuya finalidad parece la de tener una excusa para mantenerla allí durante varios capítulos mientras se suceden hechos misteriosos que enredan más y más una historia que, en el fondo, es más sencilla y previsible de o que aparenta.

También se mencionan otros temas, como la familia, los horrores de la guerra, la memoria, etc... de los que la autora quería hablar y que no sería adecuado enumerar en su totalidad, para no estropear la sorpresa a quienes no hayan leído la novela, y que sugieren la intención de hablar de cosas profundas.

Lamentablemente, esos temas quedan escondidos por la trama de misterio, que ocupa la mayor parte de la novela. Escenas y más escenas en las que se da información parcial, se ocultan hechos, se intenta crear impresiones erróneas... lo que hace pensar que la intriga es el género protagonista, dejando lo que en realidad quiere contar la autora como un fondo, más o menos creíble, para desarrollar lo otro.

Buena parte de la novela está contada en primera persona por Sofía. Hay autores, y lectores, que piensan que así aumenta la empatía por lo que sucede, por su protagonista, la cercanía, quién sabe. Aunque para eso habría que escribir muy bien, que no es el caso. Utilizar determinado tiempo verbal tendría que ser útil a la narración, como establecer un narrador poco fiable o, en el caso de Sofía, quizá, mostrar la inocencia e ignorancia de la niña, que en ningún momento comprende lo que ocurre a su alrededor. Y que el personaje relate su vida, y las de sus familiares, desde el futuro, también debería obedecer a algo.

Al cabo de cierto momento, la narración de Sofía se alterna con la de Daniel, esta en tercera persona, a la que no se le saca todo el partido que sería posible. Por ejemplo, hay bastantes capítulos que acaban con un misterio, o momento de peligro, que se resuelve al empezar el siguiente, cuando se aprovecharía mejor intercalando los puntos de vista para retrasar, al menos un poco, la revelación de lo sucedido.

Si bien la autora aclara, por medio de Sofía, que todo lo que no vivió, o era demasiado niña para recordarlo, se lo contaron los protagonistas, no resulta creíble que le fuera relatado con tantos detalles, que nadie recordaría con el paso del tiempo. Incluso hay un par de ocasiones que se le escapa relatar pensamientos de personajes que no puede conocer, en lo que se intuye un intento de la autora de dramatizar o enriquecer las escenas.

En la obra hay muchos personajes secundarios, demasiados, que a veces dificultan la comprensión de la historia, y cuyos lazos familiares no siempre son fáciles de entender. En el Hospital Real de Santiago, por ejemplo, resulta fácil perderse, aunque varios tienen roles más o menos definidos, como el villano, la amiga, los que le dan información necesaria para que la trama avance (el cura Avelino, el médico Freire) y otros de menor interés.

Sofía, aun siendo la narradora de su propia historia es un personaje pasivo. Ella misma dice que es obediente a lo que le indican sus abuelos, haciendo que sea una protagonista menos atractiva de lo que podría ser, casi siempre necesitada de ser salvada, incapaz de investigar, dependiente de que el resto la ayude y la guíe. Daniel hace algo más, su punto de vista parece, de alguna manera, más aprovechado..

La novela comienza con una escena en la que la protagonista se desplaza por un cementerio, dando la impresión de que corre peligro, de que alguien la persigue, en un tono de misterio exagerado y  melodramático, casi gótico, hasta encontrar una tumba con su nombre y fecha de nacimiento y defunción escritas en la lápida... Quizá sea fastidiar la intriga, pero... Sofía no está en peligro real.

Lo que sucede en este prólogo, que además está peor escrito que el resto de la novela, y da la impresión de ser un pegote, quizá con la intención de crear intriga e impulsar a seguir leyendo, se repite en la parte final, con otras palabras, y tono diferente, mucho más breve, adecuado a lo que realmente sucede en la escena. En cualquier caso, engañoso, y sobra.

El desenlace es decepcionante y anticlimático. La explicación que se le da a lo de la niña que se le aparece varias veces y tiene un tinte fantástico, sobrenatural, resulta ser bastante normalita, no acorde a las expectativas. Lo mismo sucede con lo de la lápida con su nombre, el motivo de que exista y la credibilidad de que sea posible si se hace sabiendo que no es ella quien está enterrada allí...

La motivación del villano es, como mínimo, contradictoria. Además, no se comprende que se entere de la supuesta defunción de Sofía («No tardó en llegar a oídos del coronel que habías muerto y estabas aquí enterrada...»), cuando es algo que se llevaba más o menos en secreto. ¿Quién ha podido informarle, y con qué motivo? Y el final que se le da al personaje, en absoluto a la altura de sus actos…

En resumen, Cuando el viento hable es una novela relativamente entretenida, bienintencionada, bastante previsible, que se hace demasiado larga y densa debido a la excesiva extensión de muchas escenas (hay un momento en el que uno de los personajes le dice a otro que no tiene tiempo de contarle todo lo que sabe, y se entretiene con una larga parrafada no relacionada con el misterio) y el enrevesamiento de las tramas, lo que contribuye a desdibujar los temas que quiere tratar la autora.

***T***

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lunes, 10 de noviembre de 2025

Vera, una historia de amor, de Juan del Val (Premio Planeta 2025)

Vera, una historia de amor
Premio Planeta 2025
Juan del Val
Editorial Planeta
360 páginas


Argumento:

Una mujer de la alta sociedad sevillana se divorcia de su marido y decide comprar un "modesto" ático en el centro de la capital andaluza. El agente inmobiliario le enseña dos pisitos de un millón y pico de euros y ella le da un beso. Eso será el inicio de una historia de "amor" entre la señoritinga ricachona y el joven de extracción humilde.

Comentario:

Bueno, aquí vamos con el Premio Planeta, ese galardón que pierde prestigio y aumenta la dotación económica para el ganador cada año que pasa. Como suele suceder en las últimas ediciones, se lo han dado a un personaje vinculado con los negocios de la casa. Por suerte, yo solo conozco a este autor de oídas, ya que apenas veo la tele. Eso significa que no le tengo ninguna inquina, ni manía ni nada, ya que no lo conozco ni sé a qué se dedica, salvo que sale en algún programa y es marido de otra famosa.

Digo esto porque veo muchas reseñas que se ensañan con la obra solo porque el autor cae mal o es de la ideología contraria, ya saben... Yo de eso paso. Yo solo juzgo lo literario.

Y lo literario tampoco es bueno. El caso es que la premisa parecía interesante, aunque no sea muy original: la relación entre una mujer de clase alta y un hombre más joven, de extracción humilde. Eso podría haber dado mucho de sí, pero el autor desperdicia todas las oportunidades de sacar algo decente de este punto de partida.

El primer escollo es que no sabe escribir. No digo redactar frases más o menos acordes con la gramática española, sino narrar, que es muy diferente. El arte literario requiere saber introducir a los personajes, describirlos cuando y cómo toca, mostrar sin contar, crear escenas, eliminar o meter elipsis en las partes que no son necesarias para la trama, dosificar, poner jerarquía a escenas y personajes (no todos tienen el mismo peso).

El arte literario también exige un poco de coherencia con el uso de los puntos de vista narrativos y los tiempos verbales. No queda bien narrar una frase en presente y la siguiente en pasado.

Cuando lees esta novela sientes lo mismo que la protagonista visitando el ático: que necesita reformas por todas partes para hacerlo habitable (o legible, en este caso).

El inicio es bastante malo, ya que no presenta de forma correcta a los personajes y su situación. Es como un resumen. De hecho, pasan muchas páginas hasta que vemos una escena, es decir, unos hechos dramatizados, con diálogos, etc., donde pase algo concreto. Y, cuando esta escena sucede, la de la visita a los pisos, estás todo el rato con la ceja elevada. No conozco a nadie que haya ido a ver pisos y le dé un beso de pronto al vendedor inmobiliario "porque es muy guapo".

Paradójicamente, siento que el autor es sincero, es decir, escribe de cosas que conoce y que para él son verdaderas. Para mí eso es algo positivo. Por ejemplo, la novela de la finalista me ha dado la impresión contraria, de ser algo impostado y artificioso. La obra de Del Val suena auténtica. Así que sí, también tiene puntos positivos. El otro es que lee muy fácil.

Pero, por otro lado, y de ahí la paradoja, hay muchas situaciones y escenas que parecen irreales. Ejemplo: el vendedor de la inmobiliaria le muestra un apartamento de más de un millón a una mujer claramente rica, ex de un marqués, de la alta sociedad sevillana ¿y él va con zapatos viejos y con esa actitud tan "desinhibida"? En relación con esto, no puedo dejar de mencionar algo que me hizo mucha gracia. La amiga de la protagonista preguntándole a ella "¿pero él sabe que tú eres rica?". Bueno, bueno, vas a mirar un piso de un millón y pico ¿y hay alguna duda de que seas muuuy rica? Cosas de escritores privilegiados, que ya no viven a pie de calle. Para mí un piso de 140.000 es ya carísimo.

Los personajes no están descritos con profundidad. El autor cree que basta con tirarte ahí un montón de páginas de "fichas de personaje", llenas de detalles biográficos que no afectan a la trama de la novela. Pero eso no es lo peor. Podríamos perdonar que nos soltara un rollo sobre cada uno de los protas, pero no que lo haga incluso con secundarios cuya intervención es muy, muy limitada. Por ejemplo, se nos cuenta en detalle la vida de la amiga de Vera, que si visita a su madre en la residencia, etc. ¿y? O la vida del inspector de policía que lleva la investigación de un delito que sucede en la novela. Si hasta nos cuenta la vida de los criados. ¡Y de los sicarios búlgaros!

Hay errores de bulto en cuanto a la creación de personajes. Muchos no hace falta ni que tengan nombre, pues no intervienen en la trama. En realidad, hay dos personajes: Vera y Antonio. Y luego Borja, que apenas está descrito, y quizás, apurando mucho, el hermano de Antonio, pero eso ya abriendo mucho la manga. El resto no tiene participación ni rol en el drama principal. Pero llenan páginas, ya lo creo, muchas páginas.

Con lo breve que es la obra, al menos sobran dos tercios de ella, ya que la trama es casi inexistente. La estructura es tenue; es que, por no haber, no hay ni final. Bueno, termina, pero parece un final abierto que está en ese punto como podría estar en otro cualquiera. Tampoco está bien desarrollado el conflicto, ni las razones del "antagonista" ni sus acciones. Falta un poco de justificación de hechos, pero para eso hay que saber escribir. Ah, que no se me olvide que también hay casualidades increíbles en el peor sentido de la palabra, como que en Sevilla, una ciudad grandísima, se encuentren el hermano de él con la hermana de ella una noche que salen de copas...

Por otro lado, la obra carece de intriga, emoción, pasión, misterio o cualquiera de los ingredientes que se supone hacen de una historia algo "comercial". El supuesto romance es muy soso, muy de andar por casa. El autor, pese a los hechos dramáticos que suceden, es incapaz de dotar a la lectura de una carga emotiva que te llegue. Ahora que lo pienso, ¿cómo no va a ser soso el relato si sus protagonistas son como dos piedras en cuanto a intereses y desarrollo interior? A ella solo le interesa decorar su ático y, al final, pintar cuadros. Nada más.

No entiendo a la gente que dice que hay muchas escenas de sexo. Que no mientan. Hay como dos o tres, y tampoco son tan obscenas o morbosas. Cualquier novela "romántica" actual tiene muchas más y más detalladas y pornográficas. Pero da igual, está descrito tan soso que ni impresión causa. Tenemos que creer que es una novela de amor porque lo pone el título, pero falta desarrollo y, sobre todo, no contar, sino mostrar.

En resumen, un borrador de novela que necesita un poquito de edición, cortar descripciones de personajes que no tienen importancia en la trama principal, añadir escenas de desarrollo de personajes y de trama, mejorar los puntos de vista y unificar el tiempo verbal de narración (o bien en presente o bien en pasado, pero que sea coherente), meter pasión, intriga, un villano con acciones que podamos entender y comprender, quitar como dos tercios de la novela, quizá, darle un significado y mensaje claro, un subtexto... Eso, para empezar.

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