domingo, 7 de agosto de 2005

Amsterdam, de Ian McEwan

 Amsterdam
Ian McEwan
Traducción: Jesús Zulaika
Editorial Anagrama- Panorama de Narrativas
200 pp
1998
 

Argumento:

Los amigos Vernon, periodista, y Clive, músico, acuden al entierro de su antigua amante, Molly Lane, fallecida tras un largo periodo de deterioro mental. En el funeral están también el marido de la difunta, George, un millonario, y su amante el político conservador y ministro, Julian Garmony. Días después del entierro, George le entrega al periodista unas fotos que hizo su mujer al ministro, donde este aparece vestido con ropas de mujer. Naturalmente, en lo primero que piensa es en publicarlas en su periodicucho para arruinar su carrera, y su posible candidatura primer ministro, ya que representa todo lo reaccionario, todo lo que tanto él como Clive odian. Pero Clive no está de acuerdo con la publicación, y ahí empiezan los amigos a distanciarse. Clive va un día al campo y ve a una mujer peleando con un hombre. Pero como en ese momento le está dando la inspiración, decide quedarse aparte mientras compone una sinfonía. Luego le dirá su amigo que el tipo ese era un famoso violador y que ha hecho mal en no intervenir. Clive le echa en cara a su amigo que sea tan moral para eso y tan inmoral para lo de las fotos... Y siguen distanciándose. 

Comentario:

Para mí que he leído otra novela diferente que los críticos que han puesto sus reseñas en la contraportada del libro: "su novela más divertida"; uf, pues si esta es la más divertida... mejor no lo intento con las otras; "Amsterdam es una novela extremadamente divertida"; ya estoy empezando a preocuparme, he debido de perder el sentido del humor...; "un argumento impecable, lleno de suspense... Me recuerda a las mejores obras de Chesterton y Huxley..."; ay, Dios.

La novela empieza de un modo que parece que va a seguir el esquema clásico de "gente rememorando al difunto el día de su entierro". Como nos pintan a la tal Molly como si fuera un prodigio, una mujer estupenda, libre, creativa..., esperas que el libro gire en torno a tal ejemplar maravilloso. Sin embargo, se la menciona brevemente, y pronto nos damos cuenta de que la historia es otra: la de los dos amigos y ex-amantes de la susodicha.

En el libro se los pinta como muy muy amigos desde la juventud, y tan liberales que compartían amante y todo. Su relación parece muy idílica. Sin embargo, el episodio de las fotos y el otro empiezan a quebrantar esa amistad hasta concluir de un modo exagerado e inverosímil que, como es espoiler, no se puede decir, pero que es una cosa que no parece que encaje mucho. Los dos tienen una moral progresista, y critican al marido de la muerta por no haberle hecho la eutanasia antes de permitir que se degradara tanto; también critican al ministro, claro, que es de derechas.

El título de Amsterdam, hace alusión a la ciudad donde el músico va a presentar su sinfonía del Milenio, un encargo que le han hecho y que resulta una basura.

El libro, a pesar de su corta, extensión, se dispersa muchísimo. La excursión al campo de Clive ocupa muchísimas páginas de reflexiones sobre la naturaleza, la música, etc... Incluso muchos de los diálogos entre los personajes parecen apuntar hacia otros temas. Hasta que se centra en la relación de los amigos, no se sabe muy bien de qué va a ir la novela.

En cuanto a los dilemas morales planteados... Pues ciertamente parece más verosímil que un periodista de izquierdas quiera destruir la carrera de un posible primer ministro conservador que que un músico elija la "inspiración" en lugar de ayudar a una mujer en peligro. En el libro se plantea, no obstante, la inmoralidad del periodista, puesta en evidencia por Clive cuando le dice que ellos son liberales y que no hay nada de malo en que un hombre se vista de mujer, y que publicar eso es ir en contra de sus principios. La verdad es que eso de que unas fotos de alguien travestido puedan arruinar su carrera demuestra lo conservadora que es la sociedad todavía hoy en día. En el libro hay una crítica hacia el sensacionalismo bastante evidente.

El final es rápido y precipitado, y lo que es peor, bastante poco creíble. Y hace aparecer de nuevo al marido de Molly, con unas reflexiones que lo hacen parecer instigador de lo que ha ocurrido. Es un poco el desencadenador de los acontecimientos, que sale al inicio y al final.

La novela me ha gustado más que la de "Amor perdurable". La prosa de McEwan es buena, aunque tiende a enrollarse y a la reflexión gratuita (puf, sobre todo las fases de las creación de su sinfonía, todas esas alusiones musicales que los profanos no entendemos); algunos de los problemas morales planteados son interesantes, aunque no se les saca toda la punta que debería; es interesante también eso de la amistad que empieza a degradarse al ponerse en evidencia las contradicciones de pensamiento y acción... 

Sin embargo, el final resulta... un poco forzado y extravagante, casi más orientado a conseguir la perfección formal de la obra que la verosimilitud. Es más como una fábula con moraleja que una historia realista. Tal vez esa sea la intención. En lo que no estoy de acuerdo con los críticos es en eso del "humor". Yo no se lo veo por ninguna parte. Quizás más bien la ironía de las situaciones, que no llega a hacer sonreír. Es un humor, si existe, tenue, soterrado y demasiado intelectual, anclado en la estructura de la novela y en sus intenciones.

En el año 1998 le dieron el premio Booker por esta obra.

McEwan presume de su libro

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