The Frozen
Lake, 2004
Editorial:
Suma de Letras
Traducción:
Libertad Aguilera
485 páginas
21 €
Ebook: 7,99
Argumento:
Westmoreland,
norte de Inglaterra. En vísperas de la Navidad de 1936 los miembros de dos
familias amigas se reúnen en las respectivas mansiones con motivo de patinar en
el lago, que se ha helado por primera vez en los últimos dieciséis años. La
joven Alix Richardson se empeñará en desentrañar los viejos secretos familiares
y, quizá, encontrar el amor junto a Hal Grindley.
Comentario:
Es curioso
ver en varios lugares que se califica a esta novela como romántica cuando no lo
es, no en el sentido habitual del término, al menos no únicamente. Y la
sugerencia que se hace en la contraportada de un posible romance entre Alix y
Hal se puede hacer respecto a bastantes personajes más, aunque ninguna de las
relaciones es el centro del protagonismo de una historia de carácter coral.
La otra
vertiente que se apunta en la contraportada es la trama de misterio y sí, lo
hay, desde el comienzo se plantean interrogantes sobre la muerte de la madre y
la hermana menor de la protagonista años atrás, un personaje (Michael, que no
pertenece a ninguna de las familias) sufre pesadillas que sugieren un terrible
recuerdo reprimido de la anterior ocasión en que se heló el lago...
Aunque se
diría que la intención de la autora es más la de mostrar las consecuencias de
vivir bajo una férrea tiranía familiar que resolver misterios, pues se encarga
de esparcir «pistas» a lo largo de toda la novela que permiten adelantarse
bastante a las sucesivas revelaciones de los dramas acontecidos en el pasado,
por demás nada originales y quizá hasta previsibles.
Sin
embargo, y aún teniendo parte de ambos géneros, la novela es también una
recreación de la Inglaterra de los años treinta, en que se hace hincapié en la
inminencia de la II Guerra Mundial, de la Guerra Civil española o del nazismo,
la posibilidad de hacer negocios con Alemania y las diferentes posturas de cada
personaje en cuanto a estos temas.
Tanto los
Richardson como los Grindley giran alrededor de sus respectivas matriarcas, que
gobiernan a los suyos, aunque de diferente manera. Mientras Lady Caroline
Richardson es una dictadora que aterra a marido, hijos y nietos, la tía abuela
Daphne, recién llegada, administra su poder (acciones en el negocio familiar,
riqueza, obligado respeto a los mayores) en bien de familiares menos favorecidos.
Lady
Caroline representa una sociedad pasada de moda, que intenta mantener a las
mujeres de su familia dependientes de un marido... o de ella, contraria al voto
femenino, a que «quiten» los trabajos a los hombres o a que tengan dinero
propio.
Alix en una
familia, con su trabajo en la ciudad, y Cecy en la otra, estudiante de
medicina, representan a la mujer moderna que lucha por sus derechos e
independencia, por conocer y afrontar la realidad que sus mayores intentan que
ignoren, y salvar a sus hermanas menores.
Poco a
poco, a veces con gran detallismo en las descripciones de lugares y vestuario o
largas conversaciones que muestran alternativamente desencanto por la vida y
lucha por el cambio, en ocasiones mediante elipsis poco afortunadas que llegan
a confundir por un instante sobre lo que está sucediendo, la novela desarrolla
un mosaico de la época anterior a la II Guerra Mundial que estaría mejor
definida como histórica que como romántica.
Curiosidad: La
autora se inspiró para la novela en una foto de una excéntrica tía suya
caminando por el hielo y en viejos recuerdos familiares.
*** T ***
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opinión.
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