Argumento:
Un intento de asesinato de un jerarca franquista en los años cuarenta, la muerte de la esposa del jerarca, la acusación falsa a un modesto maestro, el silencio culpable de un soldado que lo vio todo, el ansia de venganza del hijo de la mujer muerta… Una abogada con un tumor cerebral en los años turbulentos de la Transición tendrá que hacer frente a las consecuencias de todos estos hechos.
Comentario:
Esta obra podría encuadrarse en el género negro, más por recrear las miserias de dos épocas de la historia de España que por desgranar una investigación policial. Se habla de la dictadura de Franco, de la División Azul y su participación en el frente de Leningrado, de la corrupción política en los años ochenta… En realidad, pocos misterios hay en la novela. La intriga se reduce a conocer el final de los personajes, en su juego de venganzas y torcidos complots políticos, algunos de ellos relacionados con hechos reales como el golpe de estado del 23 de febrero.
La narración salta continuamente del año 1981 a los años cuarenta, de modo que podemos conocer un poco del panorama político respectivamente de la Transición española y del franquismo resultante de la Guerra Civil, aunque el grueso de la obra se centra en las relaciones humanas y las pasiones.
En cuanto a lo formal, está bastante bien escrito, aunque para mi gusto sobran páginas. El inicio despierta interés, pero luego el desarrollo se hace algo pesado, en parte debido a que el autor guarda pocos ases en la manga.
Los personajes están bien descritos, sin edulcorar, y casi todos arrastran vidas duras y llenas de tragedias. No hay buenos ni malos; el autor huye del maniqueismo para mostrar personas con aristas y oscuridades. Un hecho del pasado marcará tanto a los que lo protagonizaron como a sus descendientes, siendo el tema de la obra, pues, el de la culpa que se transmite a través de las generaciones. Las relaciones entre los personajes son realmente complejas, sobre todo porque se desarrollan a lo largo de cuarenta años.
Como si de una tragedia griega se tratara el clímax llevará a la purificación y a la catarsis. Sin embargo, el desenlace es algo precipitado, sobre todo a la hora de resumir el final de algunos de los personajes.
Aunque no se le puede reprochar casi nada a la obra en estructura, personajes y redacción, diría que le falta algo para causar un efecto profundo en el lector. Lo mejor es la dureza sin concesiones; lo peor, lo retorcido del personaje del psicópata y el final algo peliculero relacionado con la katana que da título a la novela “La tristeza del samurái”. Aún así, es mucho mejor que otra obras más afamadas.
En resumen, una novela bien escrita con escenas y situaciones duras, que trata el tema de las culpas del pasado y de la venganza como obsesión, ambientada en dos épocas emblemáticas de la historia reciente de España: la postguerra y la Transición.
Un intento de asesinato de un jerarca franquista en los años cuarenta, la muerte de la esposa del jerarca, la acusación falsa a un modesto maestro, el silencio culpable de un soldado que lo vio todo, el ansia de venganza del hijo de la mujer muerta… Una abogada con un tumor cerebral en los años turbulentos de la Transición tendrá que hacer frente a las consecuencias de todos estos hechos.
Comentario:
Esta obra podría encuadrarse en el género negro, más por recrear las miserias de dos épocas de la historia de España que por desgranar una investigación policial. Se habla de la dictadura de Franco, de la División Azul y su participación en el frente de Leningrado, de la corrupción política en los años ochenta… En realidad, pocos misterios hay en la novela. La intriga se reduce a conocer el final de los personajes, en su juego de venganzas y torcidos complots políticos, algunos de ellos relacionados con hechos reales como el golpe de estado del 23 de febrero.
La narración salta continuamente del año 1981 a los años cuarenta, de modo que podemos conocer un poco del panorama político respectivamente de la Transición española y del franquismo resultante de la Guerra Civil, aunque el grueso de la obra se centra en las relaciones humanas y las pasiones.
En cuanto a lo formal, está bastante bien escrito, aunque para mi gusto sobran páginas. El inicio despierta interés, pero luego el desarrollo se hace algo pesado, en parte debido a que el autor guarda pocos ases en la manga.
Los personajes están bien descritos, sin edulcorar, y casi todos arrastran vidas duras y llenas de tragedias. No hay buenos ni malos; el autor huye del maniqueismo para mostrar personas con aristas y oscuridades. Un hecho del pasado marcará tanto a los que lo protagonizaron como a sus descendientes, siendo el tema de la obra, pues, el de la culpa que se transmite a través de las generaciones. Las relaciones entre los personajes son realmente complejas, sobre todo porque se desarrollan a lo largo de cuarenta años.
Como si de una tragedia griega se tratara el clímax llevará a la purificación y a la catarsis. Sin embargo, el desenlace es algo precipitado, sobre todo a la hora de resumir el final de algunos de los personajes.
Aunque no se le puede reprochar casi nada a la obra en estructura, personajes y redacción, diría que le falta algo para causar un efecto profundo en el lector. Lo mejor es la dureza sin concesiones; lo peor, lo retorcido del personaje del psicópata y el final algo peliculero relacionado con la katana que da título a la novela “La tristeza del samurái”. Aún así, es mucho mejor que otra obras más afamadas.
En resumen, una novela bien escrita con escenas y situaciones duras, que trata el tema de las culpas del pasado y de la venganza como obsesión, ambientada en dos épocas emblemáticas de la historia reciente de España: la postguerra y la Transición.
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