T.O.: Memoirs of a
Mother-in-Law, 1881
Editorial: Siruela, 2015
Colección: Libros del Tiempo, 325
Traducción: Alejandro Palomas
228 páginas
Argumento:
Jane Tressider, harta de la mala imagen que tienen las
suegras, decide escribir sus experiencias como tal, resuelta a contar su
verdad.
Comentario:
La señora Tressider da comienzo a las dieciocho memorias
(cada una precedida por un título indicativo de su contenido, siendo el de la
primera «Yo») que componen su historia con una declaración de
intenciones:
«Las suegras hemos sido siempre unas incomprendidas, y
supongo que siempre lo seremos. Nadie ha expresado jamás con rigor su postura.
Eso es lo que yo intento hacer aquí, y por eso, ahora que todos mis hijos,
excepto dos, están casados y dispongo de más tiempo, he decidido defender la
causa de la más maligna de las razas sobre la capa de la tierra. Estoy
convencida de que cuando haya relatado mis experiencias habré dado un cariz
distinto a la cuestión. Intuyo que ofenderé a algunos de mis yernos y que
algunas de mis nueras se sentirán agraviadas, pero eso es algo que no puedo
remediar. Siempre he dicho lo que pensaba y desde luego no voy a empezar ahora
a medir mis palabras.»
Para conseguir su propósito, la protagonista recurre a un
diario que lleva años escribiendo, del que escoge los pasajes que considera
adecuados para ilustrar su opinión acerca de las suegras. Momentos de las vidas
de sus hijas e hijos, nueras y yernos, e incluso de su propio matrimonio,
algunos emotivos, otros excéntricos, divertidos, curiosos o tristes, cotidianos,
todos útiles a su propósito, siempre desde el reconocimiento de sus
limitaciones («…no soy una escritora profesional. Es más fácil decir lo que
queremos decir que escribirlo»).
Así, no es raro que comience una memoria con la intención de
relatar un acontecimiento para, como sin darse cuenta, pasar a contar algo
diferente, lo que a veces deja historias sin terminar, esperando una mejor
oportunidad que no siempre llega, o alterna anécdotas protagonizadas por sus
hijos con otras de sus nietos, lo que puede producir una sensación de desorden,
de caos, aunque también sirve para mostrar la personalidad compleja,
contradictoria y fascinante de Jane Tressider.
Y es que la protagonista es capaz de ser sensible, cariñosa,
impetuosa, impaciente, responsable, justa e injusta, excéntrica, obsesiva,
mandona, espontánea, tan implacable como capaz de ceder a las peticiones de sus
familiares, miedosa, valiente, maternal, justiciera, todo al servicio de la
misión que ella misma se ha impuesto, una cruzada personal que sirve para
mostrar, mediante la narración de pequeños dramas cotidianos (hay anécdotas
divertidas, extravagantes, convencionales, tiernas, emotivas...), una época y
una forma de vida.
El marido, hijas e hijos, nueras y yernos, son secundarios de
lujo, imprescindibles para que Jane desgrane sus teorías al tiempo que retrata
la sociedad inglesa de finales del XIX, donde da cabida a los recuerdos de su
juventud y matrimonio con John Tressider, hace comentarios críticos sobre el
servicio doméstico y las diferencias de clase, incidiendo en las profesiones y
nacionalidad de los yernos (Sabina se casa con Gus Walkinshaw, hijo de un
vicario; el marido de Jane, Carl Gutziet es alemán; Lavinia hace el mejor
matrimonio, con Charles Wigram, un caballero bien situado), alude a la
picaresca de quienes alquilan casas en mal estado, a los vecinos o a familiares
poco convencionales entre otros temas.
En resumen, «Memorias de una suegra» es una novela bien
escrita y muy entretenida, con pasajes divertidos, emotivos, misteriosos,
románticos, y a la vez una sátira social, cuya lectura puede resultar
satisfactoria a varios niveles.
Citas de la novela
Memoria VIII:
«A decir verdad, resultó muy peculiar que se enamorara
de una joven a la que no conocía, pues la vida real nada tiene que ver con la
que se describe en las viejas baladas y romances. En el siglo XIX, un joven no
puede venir y tocar la guitarra ante tu puerta y no quedan ya apuestos pajes
que pueda utilizar para enviar sus billets-doux, y naturalmente yo tampoco
habría dado alas a semejante comportamiento.»
«De eso han pasado mucho años, mis hijos se han
hecho mayores a mi alrededor, muchos se han casado y ahora los pequeños trepan
a mi rodilla y me llaman «abuelita», pero aquí sentada, mientras escribo estas
memorias a la luz menguante de una tarde de verano, mi mirada se pierde en la
bruma cada vez más condensada y vuelvo a descubrirme como una feliz y sonrojada
muchacha. Oh, esos maravillosos días de antaño cuando todo parecía tan luminoso
y bello, cuando teníamos el mundo a nuestros pies y el negro buey no nos había
pisoteado los pies.»
«Oh, cielos, oh, cielos, ¿quién iba a decirme que
un día me convertiría en una pobre y preocupada suegra, aquejada de reúma, gota
y espantosas jaquecas, y con hijos que se parecen a mí y que me matan a
disgustos, algunos de ellos tan delicados? ¿Y cómo imaginar que aquel apuesto
joven caballero sentado en la plataforma superior del ómnibus, que se sonrojaba
a menudo cuando su mirada encontraba la mía, llegaría a casa un día y tiraría
buñuelos de manzana por la ventana?»
«¡Ah, el joven sueño del amor! ¿Por qué
despertamos de tus brazos para descubrir que eras un sueño? En fin, no puedo
quejarme: he disfrutado de no pocas bendiciones y, aunque las cosas han
resultado en ocasiones un poco complicadas, John Tressider no ha sido un mal
padre ni tampoco un mal marido, comparado con el resto de los padres y de los
maridos de hoy en día, y mis queridos y cariñosos hijos han sido para mí un
gran consuelo, a pesar de todas las ansiedades que han provocado en mí, y ahora
tengo a un buen número de nietos en los que pensar, pequeñuelos míos, y cuando
vuelvo a tener de nuevo un par de brazos de bebé al cuello y siento pegados a
las mejillas los suaves labios de un niño, sé que no he vivido ni he sufrido en
vano.»
Memoria XVIII:
«Estas memorias han tenido el efecto de una bomba
lanzada en pleno corazón de un círculo doméstico, y el marido de Maud ha
llegado al extremo de declarar que va a escribir las memorias de un yerno y
tomarse así su venganza. Qué
terrible es que una pequeña e íntegra verdad resulte tan intragable.»
***T***
¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro?
¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco
en salir. Gracias por tu opinión)
Después de leer tu reseña me animé a leerla y XD, ¡que divertida!
ResponderEliminarHola, Jelechal:
EliminarMe alegra que la reseña te haya sido útil.
Y, sobre todo, que te haya gustado la novela.
Saludos.