Los estados carenciales
Angela Vallvey
EDICIONES DESTINO, S.A.
216 pgs
Argumento:
Vili dirige una academia de filosofía a la que acude una gran variedad de personas, con el propósito de hallar la felicidad. Dos de esas personas son Ulises y Penélope, que estuvieron casados y ahora están separados.
Comentario:
La excusa argumental de "Los estados carenciales" es bastante breve y limitada. En realidad, se trata de una novela casi filosófica, en la que se trata el tema eterno de la búsqueda de la felicidad, en este caso a través de la filosofía. Así pues el argumento es lo de menos.
Al principio del libro se nos presenta, en diferentes estampas, a algunos de los participantes de la academia de Vili, entre los que hay inmigrantes, una mujer que cohabita con sus dos maridos, etc. Esta parte desorienta un poco, ya que la dispersión de personajes no permite saber cuál es el protagonista. Sin embargo, pronto la historia se centra en las vicisitudes de Ulises y Penélope, y sus discusiones post-matrimoniales. De todas formas, los secundarios de la Academia tienen cada uno su punto diferencial y su historia. La actuación de uno de ellos tendrá una cierta importancia para el relato. A partir de ahí, quedan en segundo plano.
Los personajes principales están bien perfilados, especialmente Penélope, Ulises y Vili. Ulises es el típico artista un poco narcisista e infiel por naturaleza que se lía con todas sus modelos y galeristas, y hace del coqueteo con el sexo opuesto casi un deporte. Penélope es modelo y siente que su ex marido le echa en cara que haya abandonado a su hijo (el niño vive con el padre), y ella trata de recuperarlo. Las relaciones entre ambos son muy tensas y están llenas de mezquindad y rencor.
La prosa es lo mejor de la novela. Algunas de las imágenes son muy originales e ingeniosas. No entra en caminos trillados. Eso es un punto a favor de la autora, que trufa su texto con citas de filósofos y autores de la Antigüedad. Sin embargo, no es nada espeso ni de difícil comprensión; todo lo contrario: el libro se lee muy bien, de un tirón. Resumiendo, que está muy bien escrito.
Hay algunas escenas de humor surrealista, sobre todo en las conversaciones entre tres amigas que llevan los nombres de las tres gracias, y que hacen una sátira de la obsesión por la juventud y la belleza. Sus charlas son muy atrevidas (hablan de operaciones de cirugía plástica para rejuvenecer los genitales, extirpación de grasa del Monte de Venus, etc) pero no llegan a caer en lo chabacano casi nunca.
En el aspecto formal (prosa, calidad literaria, etc) no se le puede reprochar nada a esta novela. Si no me ha satisfecho del todo, o me ha sabido a poco es más bien porque esperaba algo más de argumento o más contenido, pero dentro de su género es una obra notable.
La autora cierra el libro con una recopilación de citas de autores famosos sobre la felicidad. Y con una nota en la que hace alusión a su predilección por la filosofía de Schopenhauer, que le ha inspirado.
Una novela diferente para que el que se deleite en las prosa y el contenido trascendente, pero con un toque de humor.
Esta novela ganó el Premio Nadal 2002
Angela Vallvey
EDICIONES DESTINO, S.A.
216 pgs
Argumento:
Vili dirige una academia de filosofía a la que acude una gran variedad de personas, con el propósito de hallar la felicidad. Dos de esas personas son Ulises y Penélope, que estuvieron casados y ahora están separados.
Comentario:
La excusa argumental de "Los estados carenciales" es bastante breve y limitada. En realidad, se trata de una novela casi filosófica, en la que se trata el tema eterno de la búsqueda de la felicidad, en este caso a través de la filosofía. Así pues el argumento es lo de menos.
Al principio del libro se nos presenta, en diferentes estampas, a algunos de los participantes de la academia de Vili, entre los que hay inmigrantes, una mujer que cohabita con sus dos maridos, etc. Esta parte desorienta un poco, ya que la dispersión de personajes no permite saber cuál es el protagonista. Sin embargo, pronto la historia se centra en las vicisitudes de Ulises y Penélope, y sus discusiones post-matrimoniales. De todas formas, los secundarios de la Academia tienen cada uno su punto diferencial y su historia. La actuación de uno de ellos tendrá una cierta importancia para el relato. A partir de ahí, quedan en segundo plano.
Los personajes principales están bien perfilados, especialmente Penélope, Ulises y Vili. Ulises es el típico artista un poco narcisista e infiel por naturaleza que se lía con todas sus modelos y galeristas, y hace del coqueteo con el sexo opuesto casi un deporte. Penélope es modelo y siente que su ex marido le echa en cara que haya abandonado a su hijo (el niño vive con el padre), y ella trata de recuperarlo. Las relaciones entre ambos son muy tensas y están llenas de mezquindad y rencor.
La prosa es lo mejor de la novela. Algunas de las imágenes son muy originales e ingeniosas. No entra en caminos trillados. Eso es un punto a favor de la autora, que trufa su texto con citas de filósofos y autores de la Antigüedad. Sin embargo, no es nada espeso ni de difícil comprensión; todo lo contrario: el libro se lee muy bien, de un tirón. Resumiendo, que está muy bien escrito.
Hay algunas escenas de humor surrealista, sobre todo en las conversaciones entre tres amigas que llevan los nombres de las tres gracias, y que hacen una sátira de la obsesión por la juventud y la belleza. Sus charlas son muy atrevidas (hablan de operaciones de cirugía plástica para rejuvenecer los genitales, extirpación de grasa del Monte de Venus, etc) pero no llegan a caer en lo chabacano casi nunca.
En el aspecto formal (prosa, calidad literaria, etc) no se le puede reprochar nada a esta novela. Si no me ha satisfecho del todo, o me ha sabido a poco es más bien porque esperaba algo más de argumento o más contenido, pero dentro de su género es una obra notable.
La autora cierra el libro con una recopilación de citas de autores famosos sobre la felicidad. Y con una nota en la que hace alusión a su predilección por la filosofía de Schopenhauer, que le ha inspirado.
Una novela diferente para que el que se deleite en las prosa y el contenido trascendente, pero con un toque de humor.
Esta novela ganó el Premio Nadal 2002
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