How to be a woman
Caitlin Moran
Anagrama
Traducida por Marta Salís
360 páginas
Caitlin Moran nos cuenta su vida en una zona pobre de Inglaterra (y su posterior trabajo en el mundo de la música y al hilo de ello hace valoraciones y comentarios sobre el feminismo.
Comentario:
Empecé el libro pensando que se trataba de una novela pero en realidad es una mezcla entre ensayo y autobiografía en la cual la autora utiliza hechos de su vida para hablar de temas relacionados con el hecho de ser mujer bajo un prisma de humor (sobre todo al principio).
La primera parte de la novela, cuando habla de su adolescencia y es más novelesca y ácida, resulta bastante entretenida. Conforme avanzamos, el ensayo toma más fuerza y también se pierde humor, al tocar temas más serios como el aborto, por ejemplo. Resultan interesantes los primeros años de vida de la autora, en esa familia numerosa y al parecer pobre, y sus problemas con la gordura y otras neurosis.
La autora toca muchos temas, la moda, la menstruación, los hijos, el machismo, el aborto, los iconos y modelos que toman como guía las mujeres, la gordura, la depilación, la cirugía estética... Sin embargo, resulta mucho más interesante lo que omite. Por ejemplo, para la autora el striptease es "malo", mientras que el cabaret es "bueno y creativo", al dar poder a quien se desnuda. Pero no hay ni una sola palabra de análisis de la violencia sexual contra las mujeres y niñas ni tampoco sobre la prostitución. Claro está que ya al principio la autora señala que va a hablar de cosas que parecen frívolas pero para ella son más importantes que la lucha de las mujeres por la equiparación salarial o la igualdad ante las leyes...
Tampoco sabemos cómo fue a parar a su trabajo a edad tan joven. Explica muy poco de sus experiencias laborales, en un capítulo titulado "me encuentro un poco de machismo". (Sí, un poco).
Es curioso que en el capítulo "por qué debes tener hijos" no nos explique por qué los tuvo ella. Aparece de pronto pariendo, sin explicar nada más. Las referencias a su esposo son mínimas, y brilla por su ausencia la valoración crítica de la situación de su familia, con una madre teniendo miles de niños y enfermando con cada parto en medio de una situación socioeconómica nada boyante. No sabemos qué opina de este asunto, ni de sus padres no poniendo medios para evitar la concepción.
Aunque hay ideas interesantes que comparto en casi todos los temas que se exponen (es el típico libro en el cual lees ideas que ya se te han ocurrido a ti o has hablado en miles de charlas de salón), se echa en falta mayor profundidad, más implicación y menos tratar de complacer a todo el mundo. La obra se ha vendido como polémica (e incluso como "sucia"), pero a mí me ha parecido más bien todo lo contrario, muy políticamente correcta, exceptuando el capítulo sobre el aborto, que sí me parece novedoso y que puede levantar ampollas en algunas personas y círculos (aunque si lo lees dos veces te das cuenta de que se trata de una nueva autojustificación de la autora, innecesaria, porque puede hacer lo que le venga en gana, pero demuestra su inseguridad al tener que defenderse). Pero lo demás... se ve que no quiere meterse en camisas de once varas en temas como los que ya menté anteriormente como la prostitución, la violencia sexual etc.
Resulta pasmosamente frívola su valoración sobre el origen de la "opresión" de las mujeres, achacándola a que es el "sexo físicamente débil" y olvidando otro tipo de condicionanantes sociológicos, históricos, económicos, psicológicos y hormonales:
"Basándome en mi propia experiencia personal, los cien mil años de superioridad masculina tienen su origen en el mero hecho de que los hombres no sufren cistitis. ¿Por qué no fue una mujer quien descubrió América en 1492? Porque, en la época anterior a los antibióticos, qué mujer se hubiera arriesgado a coger una cistitis en mitad del Atlántico y pasarse el resto del viaje confinada en el retrete, llorando y gritando de vez en cuando? (...)
Somos, físicamente, el sexo débil. No somos tan buenas levantando piedras, matando mamuts o remando. Además, el sexo comporta a veces la complicación añadida de dejarnos embarazadas y hacernos sentir "demasiado gordas" para conducir un ejército a la India. No es una coincidencia que los intentos de emancipación femenina consiguieran avanzar solo con la doble exégesis de la industrialización y la anticoncepción; cuando las máquinas nos hicieron iguales a los hombres en el trabajo, y la píldora nos hizo iguales a los hombres a la hora de expresar nuestros deseos...
No creo que la idea de que la mujer es inferior sea un prejuicio basado en el odio masculino a las mujeres. Cuando te fijas en la historia, es un prejuicio basado en simples hechos."
(Los textos anteriores demuestran el escaso rigor de la autora, ya que las mujeres sí han ido en barcos en las épocas que dice, han trabajado duramente en el campo y en las minas, en muchos ámbitos a decir verdad y además cuidaban a sus hijos; por lo demás, más adelante dice que no hubo ningún Einstein ni ningún Galileo entre las mujeres, y tiene razón, pero no creo que fuera por las razones que aduce, después de todo Galileo no se hizo famoso por levantar piedras ni por remar).
Luego hay algunas contradicciones o incoherencias en el discurso, como que denosta el hecho de que las mujeres "tengan" que llevar tacones, los rechace y luego nos cuente toda la lista de zapatos de tacones que tiene (y que supuestamente no usa, ¿para qué demonios los compra? Por cierto, acabo de ver una foto en internet donde aparece con tacones). También rechaza la cirugía estética y las operaciones para aparentar más joven, sin embargo, es benévola en los cambios de sexo. Alguien podría decir "no es lo mismo". De acuerdo, no es lo mismo, pero el discurso debería estar mejor artículado para explicarnos por qué no lo es y en qué se basa para afirmarlo un poco más allá de la idea del "miedo". Por otro lado le disgusta la depilación "brasileña" porque "pica" y porque las jóvenes deberían gastar su dinero en libros, discos, conciertos etc y no en eso; pero la protagonista se pasa toda la novela borracha, drogándose con cocaína y con éxtasis (que supongo que no ve tan dañinas para su cuerpo como la depilación mentada y no son precisamente baratas; la depilación es MUCHO MÁS BARATA).
Me ha parecido una obra de pensamiento "débil" y menos combativa de lo que parecía en un principio, donde a veces a la autora se le ve "el plumero". Por ejemplo, como es amiga de Lady Gaga para ella es un icono y un ejemplo para las mujeres y el feminismo, y la pone por las nubes. La manera como defiende el que tener una empleada de hogar sí es feminista hace pensar que en efecto ella tiene una y se trata de una autojustificación (como algunas otras partes de la obra). Y es que como ella dice: le gustaría que hubiera más mujeres que no tuvieran hijos para que pudieran ser creativas y dedicarse a sí mismas. Pero luego resulta que ella tiene dos hijas y también puede ser creativa y dedicarse a sus cosas... En ningún momento se plantea que los hombres puedan dejar de mirar la tv y jugar con la Xbox como ella misma dice para hacer las tareas de casa. Para ella está muy bien que los hombres no cambien... Como en el discurso más rancio, son siempre las mujeres las que deben hacerlo. Y estoy de acuerdo; hay muchas cosas que cambiar en la forma de comportarse de las mujeres si se aspira a "algo más". Pero ¿acaso los hombres no deben hacer nada al respecto?
La autora dice que para detectar machismo hay que hacerse la siguiente pregunta ¿lo harían los hombres? Yo me pregunto ahora ¿escribiría un varón un libro como este contando "cómo ser hombre" y las miserias intrínsecas a su ser y su sexo? ¿Tendría el mismo éxito? ¿Es igual de "cool"?
En otro orden de cosas, el libro es entretenido aunque a veces poco informado y frívolo en sus valoraciones y generalizaciones (pinta a las mujeres como neuróticas, locas, etc) e intentos de autojustificarse, con humor (me ha gustado la reivindicación sobre la mujer graciosa), ideas poco novedosas que más o menos piensa todo el mundo y con las que es difícil no estar de acuerdo, pero certeras y expresadas con ironía. Lo malo es su plasmación en realidades... Me temo que muchas dirán: ¡ah, sí, es cierto, Caitlin tiene razón en tooooodo! Y seguirán haciendo exactamente lo mismo (depilación, torturarse para parecer guapas, tacones, etc, etc) sin cuestionar por qué lo hacen.
Más fragmentos:
Si existiera una especie de Casco Psíquico que permitiera leer los pensamientos de las mujeres, cualquier hombre que lo llevara se quedaría aterrorizado al descubrir el nivel oculto de locura femenina.
(Perdona, guapa; pero eso aplícatelo a ti, así como lo de ser neurótica, etc)
No se trata solo de que un bebé traiga al mundo a una persona llena de problemas. Es que también quita del mundo a una persona útil (...) Cuando tienes hijos pequeños dejas de ser útil para las fuerzas de la revolución y la justicia.
(Esto es directamente insultante para las millones de mujeres que son madres y personas útiles a la sociedad no solo en familia, sino también fuera de ella)
Los hombres no tienen que cambiar ni una sola cosa. Por lo que a mi respecta, los hombres pueden seguir haciendo lo que quieran.
(Pues yo quiero que se liberen también de sus prejuicios y de las ideas preconcebidas que los atenazan y no les dejan ser ellos mismos, igual que las mujeres)
Hola, me encantan tus crìticas!
ResponderEliminarHola, no he leído el libro pero precisamente salgo de ojearlo en una librería. No creo que lo compre... He mirado el capítulo de me topo con un poco de machismo y he pensado exactamente lo mismo que tú. ¿Punzante? ¿Transgresora? En vez de llamar machismo a lo que es machismo ¿llamarlo desconsideración? Así no se lucha por la igualdad... Había oído buenas críticas de esta mujer, y es verdad que coincido con muchas cosas de las que dice pero me parece que se reprime por complacer.
ResponderEliminarPues la misma editorial le ha publicado otro libro, en este caso una novela, "Cómo se hace una chica", que ya es prácticamente autobiográfico. Así que ha tenido éxito con sus propuestas. Si se lee entre líneas se ven cosas que no pegan mucho en el discurso oficial de la autora. Y como digo en la crítica, resulta muy elocuente que minimice ciertos asuntos y frivolice sobre otros. Supongo que tiene miedo de ser tachada de "feminazi", que es una palabra con la que te etiquetan últimamente como te atrevas a defender algún asunto de estos. De ahí que diga que los hombres no necesitan cambiar (pero las mujeres, sí, ejem). En otros aspectos sí me parece que tiene razón, como en lo de reivindicar el sentido del humor en las mujeres, etc, etc, que parece una bobada, pero hasta no hace mucho, mujeres humoristas había bastantes pocas. En los últimos años han salido más, por suerte. El humor, venga de donde venga, nunca está de más.
EliminarMenos mal que encontré tu critica. Te doy la razón en todo.
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