martes, 16 de diciembre de 2014

Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo

Ofrenda a la tormenta
Dolores Redondo
Editorial Espasa
544 páginas


Sinopsis:

La muerte por asfixia de un bebé hace que la inspectora Amaia, de la Policía Foral de Navarra, vuelva a la carga contra los seres mitológicos que azotan el Baztán con sus numerosos crímenes. Pero la realidad es mucho más aterradora y esconde una trama de largo recorrido.

Comentario:

Con esta novela se cierra (aparentemente) la trilogía del Baztán, compuesta, además, por El Guardián invisible y Legado en los huesos.

Desde el punto de vista técnico diría que es mejor que las anteriores, tanto en la prosa como en la forma de presentar la trama, aunque da la sensación de que el libro ha sufrido cortes y ediciones que dejan muchos flecos pendientes y muchas preguntas en el aire.

Esto se nota sobre todo cuando analizamos el desenlace de la historia de la madre de la inspectora Amaia, que en las otras obras tenía mucha relevancia y en esta se despacha de un plumazo, dejando al lector un poco desconcertado. Resulta extraño que algo que afecta tanto a la historia personal de la protagonista y a su forma de ser se resuelva de un modo tan poco elaborado.

Tres cuartos de lo mismo pasa con Dupree, el personaje misterioso que solo aparece para decir "reset", "el peligro está más cerca de lo que cree" y frases misteriosas por el estilo. Una se pregunta cómo puede saber Dupree, desde Estados Unidos, lo que le pasa a la inspectora en España (no es lógico a no ser que tenga poderes, lo cual tampoco es que sea muy lógico que digamos). Ni que decir tiene que el tal Dupree al final no sirve para gran cosa. Tampoco se resuelve un misterio relacionado con las hermanas de Amaia.

Llama la atención en esta entrega de la serie el escaso abundamiento en el tema mitológico que era la base de las otras. Parece una novela distinta, más clásica, más convencional, aunque al final no está claro si hay un componente fantástico o no (spoiler, seleccionar para leer: los miembros de la secta se curan de cánceres, medran en sociedad, ganan dinero, etc, tras sus sacrificios; incluso queda la duda de si uno de los personajes puede ser otro rejuvenecido a consecuencia del pacto diabólico).

A mí me ha parecido entretenida, más que las anteriores, aunque deslavazada y algo caótica en su intento de unir las tramas de las otras novelas y darles una explicación conjunta y global. Hay cosas que me chirrían, como la jerarquía de asesinos (cuando parece que descubres a uno, hay otro por encima manejando el cotarro). Por lo demás, me ha parecido bastante previsible el final, dado que desde la segunda entrega hay un personaje que lleva casi un cartel colgando con la leyenda: "soy culpable". Cualquiera que conozca un poco las mecánicas y convenciones de la novela negra entenderá lo que digo.

En cuanto a los personajes, la única algo desarrollada es Amaia, que no se parece en algunos aspectos a la del primer libro. El marido es un florero; la tía que echa las cartas no sirve tampoco para mucho, y las hermanas andan por ahí. A Amaia le pasan cosas pero no parecen afectarle. Su "romance" es totalmente aséptico en cuanto a sentimientos. Por otro lado, incluso a la vista de pruebas e indicios que observa no sospecha de ciertos personajes muy sospechosos.

El giro que tiene que ver con uno de sus compañeros da interés al libro en un punto donde parecía algo estancado, y propicia las únicas escenas donde vemos a Amaia mostrar sentimientos. Sin embargo, resulta poco creíble que ese compañero no le contara nada a ella y esperara mandarle pruebas bajo cierta circunstancia.

El libro es entretenido (son más de 500 páginas que se leen deprisa) pese a que deje cabos sueltos por todos los lados y sea previsible y no muy original que digamos. Recuerda bastante a otros libros de éxito del género como los escandinavos y también a películas y series de TV. Sin embargo, la mejoría desde la primera parte de la trilogía es destacable y obvia. Los recursos están mejor utilizados y el lenguaje es más preciso, la prosa de mejor calidad y más legible. Como final de trilogía esperaba algo más espectacular y más "cerrado", pero bueno, hay cosas extranjeras bastante peores que esta novela.


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viernes, 28 de noviembre de 2014

Milena o el fémur más bello del mundo (Premio Planeta 2014), de Jorge Zepeda

Milena o el fémur más bello del mundo
Jorge Zepeda
Editorial Planeta
Premio Planeta 2014
480 páginas



Sinopsis:

Milena, una prostituta croata de lujo, es perseguida por diversos mafiosos tras la muerte de su protector, el director de un importante diario mexicano. Los amigos y parientes del difunto tratarán de protegerla y averiguar por qué despierta tanto interés en el crimen organizado.


Comentario:

La última novela galardonada con el Premio Planeta (2014) es una obra que podría incluirse en el género del thriller. Aunque la temática se centra en los sucios negocios de las mafias ruso-ucranianas, con especial incidencia en la trata de blancas, en realidad la estructura de la novela se articula en torno a una larga persecución, donde Milena, la prostituta perseguida, que parece disponer de información relevante, es objeto de interés por parte de peligrosos elementos.

El autor intercala en la narración lineal de dicha persecución fragmentos encabezados por el titular "Ellos" donde se muestran en primera persona testimonios de diversos hombres sobre su trato con las prostitutas, casi todos ellos justificativos y tópicos, precisamente para hacer notar la debilidad de sus argumentos. También, paralela a la acción que transcurre en el presente, se nos relata en flashback la historia personal de Milena, seudónimo de una joven croata engañada con la promesa de un trabajo en Alemania que terminó como prostituta. Como no podía ser menos, se trata de una parte bastante cruda que retrata sin edulcorar la realidad de la trata de blancas, su crueldad implacable y su necesidad de carne fresca, así como la pasividad de la mayor parte de los clientes ante las horrendas condiciones de las mujeres sometidas a la moderna esclavitud. En este punto, el autor no oculta su posicionamiento en contra del negocio y el proxenetismo.

La prosa es correcta, aunque tal vez demasiado periodística y plana, y con tendencia a repetir algunas expresiones o estructura como "se dijo que...", que se nota bastante y queda un poco feo. Es cierto que hay algún pequeño intento de frases algo más lucidas, pero en líneas generales el estilo se mantiene en los cánones de lo no artístico y de lo funcional. Eso hace que la lectura sea muy fácil, pese a que el número de páginas es elevado para el argumento que se desgrana.

Me ha llamado la atención la mezcla de vocabulario propio de la Península Ibérica y mexicanismos. Cuando empecé a leer me parecía que la acción transcurría en España, pero luego me di cuenta de que era en México, por alguna palabra concreta y por la mención del PRI y el PRD (dos partidos políticos). Personalmente, he echado de menos un poco más de "sabor local mexicano", aunque también es cierto que los personajes usan sus expresiones propias (muy moderadamente) cuando hablan. Es el narrador el que se muestra más neutro o aséptico.

Los personajes me han parecido un punto débil. Quitando a Milena, de la que sabemos algo más, el resto son bastante planos, e incluso, cuesta distinguirlos y saber cuál es el rol de cada uno o sus relaciones con los demás. A mi modo de ver hay demasiados personajes que distraen y no añaden nada a la historia principal, aparte de confusión (sobre todo en el tema romántico).

Si bien al principio me enganchó un poco la historia de Milena y el secreto que oculta en su libreta, conforme avanza la novela fui perdiendo el interés debido a la irrupción de personajes que no me atraían para nada (los Azules, Luis, Rina, la presidenta del PRD) y cuyas relaciones con ella y entre sí lo único que hacen es añadir páginas y páginas. Al final, es una historia poco memorable en el aspecto literario y algo enrevesada.

Lo más interesante de la novela es la denuncia de la trata de blancas y de los negocios de los proxenetas, aunque la verdad, no es nada novedoso ni rompedor en sus planteamientos. Si se hubiera centrado en las aventuras de Milena en Marbella, con el telón de fondo de la corrupción, las mafias y todo lo demás, habría quedado mucho mejor la historia, para mi gusto.


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martes, 25 de noviembre de 2014

Mi color favorito es verte, de Pilar Eyre

Editorial: Planeta, 2014
336 páginas
20 €
Ebook: 9,99 €

Argumento:

La escritora Pilar Eyre conoce a un hombre con el que mantiene una breve relación y, tras su desaparición, se obsesiona con él.

Comentario:

Aunque en la sinopsis de la novela se dice que es una historia verídica vivida por la protagonista y autora, que sea cierto, o no, es irrelevante, no afecta al contenido de la historia. En cualquier caso también sirve como recurso para acercar a la autora (y narradora) y a la persona que lee, contribuyendo a crear entre ambas un vínculo, sea real o ficticio, una complicidad incrementada tanto por esa sensación de cercanía que produce la narración en primera persona subjetiva que informa de lo que le parece cuando lo desea, en la que Pilar se muestra exagerada, egoísta, egocéntrica, melodramática y, sobre todo, ingeniosa y divertida, crítica consigo misma y con el mundillo literario.

En Mi color favorito es verte, la protagonista utiliza elementos de la biografía de la autora para desgranar lo que no solo es una historia de amor o una (levísima) investigación detectivesca, sino que además trata otros temas, entre los que destacan la literatura, la soledad o el paso del tiempo, logrando que se puedan hacer varias lecturas, unas más evidentes y superficiales que otras.

Así, no es extraño leer cómo afecta la crisis al mundo literario, y a las ventas de Pilar en particular, verla hablar con sus difuntos progenitores, divertirse con sus primas o, cuando se obsesiona con Sébastien, enviarle poemas, canciones que irrumpen en la narración para señalar con acierto los altibajos emocionales de la protagonista, anécdotas relacionadas con su pasado, familia y amistades, o la intervención de algunos personajes (la pareja del restaurante) ajenos a la trama que no pueden evitar darle su opinión sobre lo ocurrido.

La novela cuenta además con una estructura muy bien organizada en la que se alterna la parte romántica con la intriga por lo que sucedió, pese a que Pilar lo sabe desde el principio del relato y lo cuenta todo a posteriori, dosificando la información con destreza, un detalle aquí o allá rápidamente cortado para mantener la curiosidad, una progresión de la historia en la que siempre parece estar pasando algo, aunque solo tenga que ver con el tema principal tangencialmente, y sutiles digresiones (en los últimos capítulos, en especial durante el viaje a Montpellier, quizá se nota más su finalidad) que retrasan la revelación final.

Además de la trama autobiográfica, centrada en ese amor (o pasión) que se diría una excusa para hablar de temas de mayor profundidad, ya mencionados, como la soledad (esa presencia constante de los progenitores difuntos, la necesidad de comunicar su pasión incluso a desconocidos) o el paso del tiempo y la belleza (el uso de la cirugía estética, las alusiones a la diferencia de edad, la defensa de la pasión y el amor en cualquier momento), destaca el juego metaliterario inteligente y culto que desarrolla la autora desde el principio al final de la obra.

La disminución de ventas de sus novelas históricas, la crisis en el sector literario, el encargo de escribir un libro de autoayuda (en cierto modo Mi color favorito es verte lo es), la descarada utilización de sí misma y sus vivencias como material literario, la verdadera identidad de Sébastien y lo que tienen en común son muestra de la intención de la autora: buscar de complicidad con quienes la leen, establecer varios niveles de lectura y escribir una novela que funciona precisamente gracias a todo esto.
  
Citas de Mi color favorito es verte:

¡Sébastien!
Dijo Sébastien, y el mundo no se conmovió y siguió su marcha dando vueltas y vueltas alrededor del sol, como si nada hubiera ocurrido, pero una onda de fuego me recorrió de arriba abajo. Desde ese momento llevo este nombre cincelado en el cerebro. Cuando pienso en las cadencias de cada sílaba, y ese «tien» final, que podría ser «tian» pero no llega a serlo, esa ene larga, prolongada hasta el infinito, tan fuerte como un puñetazo en el estómago, tan suave como la pisada de un niño, tengo que parar de escribir, los dedos se quedan en alto, respiro hondo como si fuera a perder el sentido y hundo la cabeza en las manos preguntándome por qué.
¿Por qué tuvo que pasar todo? ¿Por qué?

***

¡Cómo está tardando esa maldita niña en terminar su cena, Dios! Pero pronto me arrepiento de este exabrupto, esa maldita niña quizás algún día será mi hijastra... Porque yo tengo secretos inconfesables: además de ciertas visitas de las que hablaré luego, ¡soy adivina autodidacta! ¡Tengo pensamientos premonitorios! ¡Por algo me he hecho escritora! Porque yo conozco a un hombre, en el sentido de hola qué tal, y ya me imagino yendo al altar con él, viviendo junto a él, envejeciendo juntos, preparando juntos esas cenas que suelo ofrecer en mi casa en las que las amigas con un marido colgando del brazo me dicen: «¿todavía sola?, ¿pero en qué piensan los hombres de este país?», acompañándome a la fiesta del Premio Planeta, cambiando las bombillas del porche, abrochándome los collares por detrás y echándome unos polvos que tiembla el misterio, así me lo imagino.

***

Desde que me anudé a la editorial de su propiedad con un contrato de un libro al año, me até al cuello una cadena de por vida. Yo he reflotado una empresa en crisis y él me ha convertido en escritora, pero año tras año, con un ritmo de producción infernal, tengo que dar a luz un libro. Como una máquina de elaborar embutidos, produzco salchicha tras salchicha con una pulcritud y docilidad que es el asombro de todos mis colegas, que solo escriben cuando la inspiración llama a su puerta.
Me preguntan con altivez algo burlona en esas mesas redondas a las que vamos a emborracharnos y comer de gorra:
—¿Otro libro?
Y yo contesto avergonzada:
—Sí, otro.
Me levanto todos los días a las siete de la mañana, escribo hasta mediodía, y después de nuevo por la tarde hasta la hora de cenar. A veces, cuando tengo que buscar algún dato que se me atraviesa y que puede ser simplemente el nombre del trovador favorito de la reina, me pongo a rastrear por internet hasta la madrugada, y cuando lo encuentro (Aramís de Galindo), me siento como el aventurero que descubre su primera pepita de oro. Y me duermo abrazada a mi pepita con tal satisfacción que un rastro de baba humedece mi almohada.

***

—Que no se vende nada, coño, y tus libros tampoco... Fin de ciclo, Pilar, las novelas históricas ya no interesan una mierda.
Se me cierra la garganta como si una mano me apretara, la voz me surge quejumbrosa cual pordiosero doliente:
—Pero, cómo, qué me dices, si ahora teníamos preparada la vida de Isabel de Valois, los trovadores, el maltrato de su marido homosexual en el fondo...

—Con Isabel de Valois me limpio el culo, con los trovadores me limpio el culo, con tus libros me limpio el culo...

—Pero, Ricardo, ya tengo todos los libros que existen sobre el siglo XVI, los palacios, los cinturones de castidad, las doncellas promiscuas... Pensaba introducir un elemento fantástico en forma de dragón que habla andaluz y es muy gracioso...
Ricardo da un gran suspiro y barre todo con la gran escoba del desprecio:
—Eso es una mierda ya, Pilar, una mierda pasada de moda... ¡Antigua, apolillada y rancia! Todas las mujeres que compraban tus libros o han muerto o tienen Alzheimer; cambia de registro, monada, yo solo te digo eso, cambia de registro o...

—O qué, Ricardo.
Me separo el teléfono de la oreja temiéndome lo peor, pero mi editor se limita a suspirar y a decirme en tono tan suave que me entra un escalofrío:
—O nos vamos los dos a freír espárragos... En vez de estar todo el día con el chocho al aire, piensa nuevos argumentos... —Y como presa de inspiración, me dice con voz animada—. ¿Por qué no escribes una novela nórdica de misterio?
—¿Nórdica que pase en los países escandinavos, quieres decir?
—Sí. —Mi editor es como un crío, se anima con una piruleta—. Un hombre que odie a las mujeres, un periodista y una chica con piercings..., mucho café, frío, asesinatos rituales...
—Es que eso ya está escrito, Ricardo, se llama Los hombres que no amaban a las mujeres... El autor es Stieg Larsson...
Sé que mi editor está cogiendo papel y lápiz para apuntar:
—A ver, repite, Larsson... Hablaré con él por el tema de los derechos...
Ricardo no lee nada, ni mis libros. Suspiro con cansancio:
—Está muerto. Larsson está muerto.


Nota: Mi color favorito es verte es la novela finalista del Premio Planeta 2014.

También en este blog: Reseña de Nomeolvides.


***T***


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lunes, 10 de noviembre de 2014

El mapa del caos, de Félix J. Palma

El mapa del Caos
Félix J. Palma
Plaza y Janés
672 páginas



Sinopsis:

En un mundo victoriano alternativo donde la tecnología y la ciencia son la religión, un científico descubre que el universo está a punto de desaparecer. La única salida es buscar otros universos donde trasladar a la población. Lewis Carroll propone hacer un agujero para viajar a los otros mundos; Wells, crear un virus que permita a la persona dar "saltos cuánticos".


Comentario:

El mapa del caos pertenece a la llamada Trilogía Victoriana, con la que comparte protagonistas, aunque se puede leer cada tomo de forma independiente sin que eso afecte mucho a la comprensión, ya que más que partes seguidas se trata de variaciones sobre el mismo tema. En esta ocasión, el autor elucubra sobre la teoría del multiverso, con la inclusión de varios escenarios situados en diferentes universos o mundos alternativos que difieren en mayor o menor medida del "original", y en los que podemos encontrar a los mismos personajes (el escritor Wells, su esposa Jane, el millonario Murray, el agente de Scotland Yard Clayton, etc, etc). Además de los digamos fijos en la trilogía aparecen algunos escritores más, como Conan Doyle y Lewis Carroll.

Está dividida en tres partes, de las cuales las dos primeras me han parecido bastante lentas. La tercera resulta más interesante, al entrar ya a fondo en el aspecto cuántico de los mundos alternativos (y en la "verdadera" trama), en la CF más hard (aunque mezclada aún con algo de fantasía). También es la parte más complicada de entender al combinar varios mundos y personajes de unos mundos que saltan a otros y se encuentran consigo mismos.

Algunos pasajes se me han hecho algo pesados, sobre todo las interminables y algo empalagosas charlas de Wells con su mujer o las del escritor con Murray. Hay diálogos muy largos y que no hacen avanzar la trama, y luego, partes en elipsis con extensos resúmenes bastante densos. También es cierto que aunque es algo menos arriesgado en su forma me parece mejor que el segundo, muy lastrado por la "intertextualidad".

A diferencia del primer libro, que me había parecido buenísimo, este diría que ha bajado de nivel en todos los aspectos, tanto en la calidad de la prosa (aunque tampoco es que sea mala, la verdad; aún hay algún destello de ingenio y de imaginación), como en la estructuración de la trama (pasan pocas cosas para lo largo que es); la intervención del narrador y otros detalles (por cierto, ahora recuerdo que el narrador iba a revelar al final quién es y ¡no me acuerdo si lo hace o no!).

Lo que menos me ha gustado en lo formal han sido los diálogos de los personajes cyborg, en algunos casos extremadamente explicativos y poco sutiles a la hora de transmitir información al lector. También falta algo de revisión. Aparece al menos dos veces la expresión "a cada cual más" cuando es "a cual más"; se dice sir Crookes (en lugar de aplicar el sir al nombre, que es lo correcto); "enfrentar" en lugar de "enfrentarse a", etc, etc.

El final, que es lo mejor de la obra, tiene un cierto cariz surrealista y caótico (después de todo, trata del caos), en homenaje a la obra de Alicia en el País de las Maravillas. En realidad, hay homenajes cada dos por tres y referencias a la literatura victoriana o eduardiana continuos: a Sherlock Holmes, al perro de Baskerville, el hombre invisible, La isla del Dr. Moreau... El toque steampunk está más acusado que en las otras dos novelas de la trilogía, sobre todo en la descripción del mundo tecnológico que inicia el relato, pero también en otros mundos descritos (la prótesis que lleva Clayton, etc).

Como comentario off topic: en la publicidad de la novela dan a entender que trata de alguien que busca más allá de la muerte a su amor perdido (¿Qué harías para recuperar a un ser querido, presunto lector? ¿Irias incluso a buscarlo al Mas Alla, desafiando a la propia muerte?). Sin embargo, para llegar a este punto, que a mi modo de ver, tampoco es central en la obra, hay una larguísima introducción de más de medio libro.

Aunque sobran muchas páginas sobre todo del inicio (historia de Clayton), al final, la trama parece cuadrar, aunque tampoco me he parado a pensar y a hacer un croquis con las diferentes líneas temporales y geográficas para ver si hay errores. Sin embargo, he quedado un poco saturada con el desmesurado homenaje a Wells que supone esta trilogía, al que tenemos por triplicado y cuadruplicado (y también a su mujer, lo cual es peor).

En resumen, una novela de corte fantacientífico y steampunk que en el fondo es una alabanza a la literatura y a los mundos imaginarios que esta crea, al factor caótico de la naturaleza humana (poniéndolo por encima de la razón, algo que no me gustado mucho), un tanto escapista en su planteamiento y con muchas hojas sobrantes, aunque mejor escrito que la media.


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viernes, 7 de noviembre de 2014

Cuernos, de Joe Hill

T.O.: Horns, 2010
Editorial: SUMA de letras
Traducción: Laura Vidal
456 páginas
20 €
E-book: 12,99 €

Argumento:

Ig Perrish despierta de una borrachera y se da cuenta de que le han salido cuernos.

Comentario:

"Infierno" es la primera de las cinco partes de diez capítulos cada una en que se divide la novela, caracterizada por un comienzo cuyo interés va en aumento:

"Ignatius Martin Perrish pasó la noche borracho y haciendo cosas terribles. A la mañana siguiente se despertó con dolor de cabeza, se llevó las manos a las sienes y palpó algo extraño: dos protuberancias huesudas y de punta afilada. Se encontraba tan mal —débil y con los ojos llorosos— que al principio no le dio mayor importancia, tenía demasiada resaca como para pensar en ello o preocuparse. Pero mientras se tambaleaba junto al retrete se miró al espejo situado sobre el lavabo y vio que por la noche le habían salido cuernos. Dio un respingo, sorprendido, y, por segunda vez en doce horas, se meó en los pies."

Se trata de una redacción en la que el autor prefiere mostrar lo que ocurre en lugar de explicarlo (confía en que quien lee deduzca lo que implica la escena de Glenna y los dónuts), y avanza junto a la exploración que hace Ig sobre sus nuevas características (la escena en el hospital o las conversaciones con sus familiares, que muestran de forma inquietante lo que hay en el más oculto subconsciente de las personas) y acaba con un impactante clímax (la confesión de su hermano Terry) que impele a continuar leyendo.

“Fuegos artificiales” elude la narración lineal y se lanza a un flashback situado diez años antes, cuando algunos de los personajes principales se conocen y comienza la historia de amor entre Ig y Merrin, con Lee como tercer vértice de un triángulo que quizá es lo más importante de la novela, el catalizador de muchas de las cosas que suceden.

Pese a que sus casi cien páginas se hacen por momentos largas debido al quizá excesivo detalle con el que se relatan algunas cosas, y aunque sorprende que Ig no se dé cuenta de la realidad acerca de Lee, con quien se obstina en iniciar una amistad un tanto incomprensible, se trata de uno de los fragmentos más inquietantes de la novela, quizá por el subtexto enfermizo que se percibe en la relación entre el trío protagonista, manteniendo el interés por seguir leyendo que comienza en “Infierno”.

“El sermón del fuego” parte del presente para sumergirse en un nuevo flashback en el que Ig recuerda su último encuentro con Merrin, y volver a la actualidad, incluyendo la aportación de una testigo, que como todos, se siente impelida a contarle sus secretos mientras él comienza a descubrir su capacidad para manipular las decisiones de las personas que se le confiesan. Una visita a Lee, donde conoce algunos límites a su don y otros encuentros relatados en detalle comienzan a ralentizar el avance de la narración y puede causar momentos de desconexión en una historia que hasta entonces podía calificarse de adictiva.

“El arreglador” está redactada desde el punto de vista de Lee. Como otras partes, da la sensación de tener más texto del necesario para lo que cuenta. Los pasajes dedicados a la relación de Lee con su madre y a la psicología del personaje son convencionales, retratando a un psicópata de manual cuyo desequilibrio ya podía percibirse en “Fuegos artificiales” (aunque Ig no se entera de nada), siendo el texto dedicado a lo que realmente sucedió entre Lee y Merrin lo más relevante, ya que la experiencia de su infancia que le recuerda un comentario materno se relaciona con la parte fantástica (y con la horca que se ve en la cubierta), despertando expectativas que no se desarrollan posteriormente.

“El evangelio según Mick y Keith” cuenta el desenlace de la obra. Si bien en un sentido emotivo cumple su cometido, destacando la sorpresiva carta póstuma de Merrin, el contenido, aparte de cierta retorcida ironía, no parece influir mucho en la historia. También se incide en la evolución de la relación de Ig con Glenna y Terry, quienes adquieren un mayor protagonismo y son parte fundamental de la conclusión.

El aparente intercambio de roles entre el Bien y el Mal (ambos protagonistas/antagonistas sufren unan conversión, Lee a la religión e Ig a la imagen habitualmente asociada al diablo), la incursión en lo que hay en el interior de las personas, o la posibilidad de manipularlas, son parte de las atractivas ideas en las que el autor apenas profundiza. Resulta más satisfactoria la trama romántica y emocional, mientras que la aparición de los cuernos de Ig y los demás hechos fantásticos, como es demasiado habitual en un género en el que a veces son más interesantes las premisas de partida y su desarrollo que su conclusión, pueden resultar tan decepcionantes como un final un tanto precipitado y confuso en el que casi nada de lo sucedido se justifica satisfactoriamente.

Nota: Cuernos ha sido adaptada al cine, dirigida por Alexandre Aja y protagonizada por Daniel Radcliffe (Ig), Juno Temple (Merrin), Max Minghella (Lee), Joe Anderson (Terry), Kelly Garner (Glenna) y James Remar (Derrick), entre otros.



*** T ***


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martes, 4 de noviembre de 2014

La fiesta de la insignificancia, de Milan Kundera

 La fiesta de la insignificancia
La fête de l'insignificance
Milan Kundera
Traductora: Beatriz de Moura
Tusquets
144 páginas


 
Sinopsis:

Varios personajes piensan sobre cosas tan leves como los ombligos de las jóvenes y la vejiga inquieta de los miembros del politburó de la era de Stalin, las botellas de Armagnac o las marionetas, en el París burgués de nuestros tiempos.


Comentario:

La primera novela de Milan Kundera que leo (y que probablemente será la última que escriba el autor, de ochenta y cinco años) no me ha impactado mucho. Tampoco me ha aburrido, ya que se trata de una obra bastante breve que se lee en un día o poco más. Sin embargo, no me han quedado claros ni el argumento ni qué nos quería transmitir el autor con este opúsculo donde varios personajes coinciden en un cóctel y hablan de cosas banales o, haciendo alusión el título, insignificantes.

No sé cómo serían las novelas que hicieron famoso a este autor (La insoportable levedad del ser, por ejemplo), pero esta me parece bastante prescindible y olvidable. De hecho, al haber pasado varios días desde que terminé de leerla se me han olvidado casi por completo los detalles.

Creo recordar que estaba ambientada en París, en algunos de sus lugares emblemáticos, como el Jardín del Luxemburgo; que había un personaje que decía a sus amigos que tenía cáncer sin ser cierto (y sin explicar la razón de esta fantasía); otro que tenía problemas con una madre que al parecer había tratado de suicidarse para evitar su nacimiento; otro que se disfrazaba de criado extranjero y hablaba una lengua inventada también sin ningún motivo; uno más que peroraba y hacía filosofía sobre los ombligos de las mujeres y su valor erótico en contraposición con el erotismo de tiempos pasados centrado en pechos, piernas...

Los personajes hablan continuamente pero no nos dicen nada que no sepamos sobre la vida y el mundo. Es más, ni la forma de decirlo resulta deslumbrante. Quizás pueda despertar cierto interés alguna anécdota, no sé si real o ficticia, sobre Stalin y los políticos de su entorno y sus problemas urinarios pero lo dudo. Lo más destacado es el tono humorístico y surrealista que hace que seamos más benévolos con una obra que no pretende ser seria sino ligera y desmitificadora de lo trascedente, de la propia literatura, de la vida, del sexo, de todo.

Bien escrito sí está, en el sentido de estar redactado con corrección. Las prosa es sencilla y no requiere mucho esfuerzo. Los personajes van alternando sus intervenciones en diversas escenas que saltan del presente al pasado, pero no se ven muchos conflictos fuertes ni siquiera una intriga que aporte significado profundo al texto ya que se trata precisamente de eso, de quitar profundidad a lo grave y dársela a lo que parece tontería o absurdo.

Sí, la vida es insignificante a nivel cósmico, a veces lo banal es lo que se recuerda y nos influye mientras olvidan los grandes hechos (que no lo son tanto, también son insignificantes), el humor es nuestra mejor arma contra la gravedad y el sinsentido de la existencia, etc, etc, pero no necesito este libro para enterarme de ello... aunque tampoco es un bodrio, la verdad, y mucho menos comparando con otras cosas que hay por ahí.

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lunes, 27 de octubre de 2014

Entrevista a Arwen Grey, autora de novela romántica

Hoy traemos al blog una entrevista con Arwen Grey, autora de novela romántica, quien nos hablará un poco de su obra MI HONORABLE CABALLERO, publicada en octubre por RNR (Ediciones B), así como de otras cuestiones relacionadas con su trayectoria literaria, proyectos, etc.

Arwen Grey es el seudónimo que utiliza esta autora nacida en San Sebastián para escribir novela  romántica. Tras el inesperado éxito de su primera novela autopublicada, «Olvida el pasado», varias editoriales se fijaron en su obra. Además de «Mi honorable caballero» (Ediciones B), próximamente publicará con la editorial Harlequin en su sello HQÑ.

Hola, te agradecemos mucho que hayas decidido dedicarnos unos minutos para responder esta entrevista. Para empezar nos gustaría saber qué te motivó escribir, cuándo comenzaste a hacerlo y cómo fue tu evolución de autora autopublicada a ser solicitada por las editoriales. ¿Te consideras un ejemplo del nuevo paradigma de a autores que saltan de autoedición a publicación editorial?

Ante todo, gracias por vuestra atención, teniendo en cuenta que no soy nadie en este mundillo.
Empezaré diciendo que recuerdo haber escrito desde siempre, pero que lo hacía para mí, que nunca pensé en publicar ni en que nadie me leyera. Todavía hoy me resulta raro pensar que haya gente que lo haga. Me siento muy incómoda cuando me lo dicen, no sé muy bien cómo responder.

Publicar, o más bien autopublicar, no fue más que un impulso, no lo planeé. Alguien me dijo que lo que hacía «tenía posibilidades» y que, si no funcionaba, tampoco perdía nada, lo cual era cierto. Así que no lo pensé dos veces (tampoco es que sea muy de pensar dos veces las cosas, me gustan los retos y soy impulsiva por naturaleza), así que puse título a algo que tenía hecho, lo revisé, hicimos una portada, y en cuestión de días estaba publicado. La sorpresa vino fue cuando me dijeron que estaba número 1 en Amazon.com, en las categorías de suspense romántico y contemporánea. Por ese entonces yo ni siquiera sabía ni que eso existía, era joven e inocente. Estuvo varios meses número 1 de romántica allí. De eso hace casi dos años, y la novela sigue entre los 20 primeros puestos la mayoría de los días.

Llegaron otras novelas, algunas nuevas y otras recicladas, y empezaron a funcionar en España, aunque costó un poco más que en Amazon.com. Las últimas han estado durante semanas en el top 100 general, lo que ha hecho que las editoriales se fijen en cosas que antes ignoraban: autora con público fiel y que se coloca en buenos puestos desde el principio. Y no es que yo me considere especial, ni mucho menos, pero es lógico que, como toda empresa, busquen la rentabilidad. Van a lo seguro, o lo que creen que lo va a ser. Conmigo ha sucedido como con otros autores de Amazon. Otra cosa es que su teoría se confirme y que arrastremos nuestro público a la editorial.

 Por ahora solo has publicado en digital: ¿Cómo está siendo la experiencia? ¿Crees que sería diferente en cuanto a «prestigio» y popularidad (u otras cuestiones) hacerlo en papel?

Creo que existe una percepción extremadamente snob hacia la publicación en papel, como si fuera de primera categoría, haciendo la historia mejor, mientras que la publicación en ebook (y con ello su autor), fuera de segunda.

Yo soy una persona práctica y lo veo de otra forma: en papel la distribución es menor, se restringe a tu país (con mucha suerte), por no hablar de que los derechos o royalties son menores, mientras que en ebook llegas a mucho más público (todo el mundo, o casi). En ese sentido, las ventajas del formato digital sobre el papel son mucho mayores.

Sin embargo, sigue existiendo ese prejuicio de que si publicas en papel eres como más… autor. Si llega el día en que me publiquen en papel (fuera de las antologías) tal vez cambie de idea, pero por el momento, solo puedo decir que no tengo quejas sobre el formato digital.

Además, creo que son ideas antiguas que se deberían ir cambiando, los lectores ya lo están haciendo, ¿para cuándo nosotros?

Últimamente hay dos visiones polarizadas sobre Amazon: o se lo odio o se lo ama. ¿En qué punto te encuentras tú?  ¿Crees que el futuro del libro pasa por lo digital o, por el contrario, confías en que el libro impreso logre superar el reto tecnológico?

¿Quién odia Amazon? Dudo que sea la gente que funciona bien allí. Cierto que a veces tiene cosas «malas», como que comentarios negativos no desaparezcan y los positivos no aparezcan, que los ránkings sean tan impenetrables como ciertos logaritmos, o que las ventas sean impredecibles, pero es una plataforma que, a día de hoy, es de lo más democrático que existe, un sitio donde «cualquiera» puede triunfar… y tal vez por eso sea tan odiado.

El libro impreso sobrevivirá, pero seré sincera: yo solo compro en papel libros de consulta, ensayos, libros técnicos como atlas de anatomía o de proyecciones radiológicas para el trabajo (que necesito en color y en buen formato por la calidad de las fotos etc). Porque, seamos sinceros, una novela, y me da igual de quién sea, del genero que sea, ¿qué diferencia hay de leerla en papel o en digital? Solo un libro «especial» merece la pena tenerlo en papel, pero es solo mi opinión.

¿Cuáles fueron las lecturas que más influyeron en ti como lectora y como escritora? ¿Tienes algún libro de cabecera? ¿Qué autores te inspiran o son tus favoritos como lectora?

Yo me crié leyendo a escondidas todo lo que había en casa. De adolescente me gustaban los libros de aventuras de Alejandro Dumas y Verne. Un poco más tarde descubrí la romántica, pero nunca fui lectora de un solo género, a la vez leía lo mismo a Stephen King que a Stendhal o a Jane Austen, que es una de mis autoras favoritas. Mi libro favorito es «Cumbres Borrascosas», una novela a la que se acusa injustamente de ser una novela romántica, cuando es un tratado sobre la maldad y el egoísmo. En toda la novela del siglo XIX, hoy conocida como «esas novelas de amor antiguas», hay casi de todo menos amor, pero nadie se fija, y por eso me gustan. Me gusta descubrir la ironía, la crítica social, las corrientes subterráneas, que es algo que se ha perdido hoy en gran medida.

Si tuviera que escoger, me costaría elegir a uno vivo. Todos los que me gustan de verdad llevan mucho tiempo muertos. Los de ahora, como mucho, me entretienen. Que tampoco está mal, teniendo en cuenta todo lo que he leído.

Has participado en diversas antologías de relatos, ¿qué te ha aportado esta experiencia? ¿Te parece más difícil escribir un relato o una novela?

A veces es más complicado escribir un relato que una novela, sobre todo si el tema no te inspira o es algo que, a priori, no te emociona, pero a la vez es un reto, y los retos me encantan. Suelo usar los relatos y este tipo de convocatorias para probar nuevos géneros y distintas técnicas, hacer experimentos.

En cuanto a dificultad, si es en cuanto a ambientación, documentación, etc, es lógico que una novela sea más difícil, pero a veces rematar bien un relato cuesta más, o cuadrar el espacio limitado que te dan. De todas formas, está bien probar cosas distintas, no me gusta hacer una sola cosa.


Mi honorable caballero, de Arwen Grey

¿Podrías hablarnos un poco de Arwen Grey? ¿En qué se diferencia de ti como escritora? ¿Por qué has elegido tener un seudónimo?

La cuestión del pseudónimo vino al pensar en diferenciar la faceta romántica de lo que escribiera en otros géneros. No es que lo mantenga en secreto, ni mucho menos, porque a estas alturas, es público quién soy, pero los relatos de otros géneros los publico con mi nombre verdadero y lo románticos con el pseudónimo de Arwen.

No sé si las dos facetas se diferencian en algo, creo que en lo esencial las dos tienen muchas cosas en común: el humor con un punto negro, personajes algo extravagantes, las referencias en ocasiones a películas antiguas o a música, un punto de violencia. Si acaso, que a veces puedo ser completamente antiromántica, y eso puede sorprender a los que lean algo de Arwen y luego algo con mi nombre.

En cuanto al nombre en sí, tuve que escogerlo rápido y no se me ocurría nada. Tiré del nombre de un personaje que no acababa demasiado bien en otra historia que tiene poco de romántica, pero que es, ironías de la vida, autora de romántica. Igual debería haberlo pensado mejor, pero ya no hay marcha atrás.

Aunque en tu producción predomina el romance has escrito alguna historia de humor e incluso de terror. ¿Por qué romántica? ¿Te planteas la posibilidad de escribir novelas que no se centren en la relación amorosa?

Precisamente la historia de la que saqué el nombre de Arwen es una historia que no es nada romántica, aunque pueda haber algo por ahí secundario… si surge. Es una historia que me gusta y querría acabarla un día, pero siempre se me alinean los planetas. Tendré que ponerme una fecha y acabarla. Seguramente no funcionaría, pero no es algo que me plantee a la hora de escribir. Siempre he escrito lo que me gusta y para mí, sin pensar en gustos y modas, así que la acabaré. Lo apuntaré en mi agenda…

Empecé a escribir romántica muy joven (la primera historia alrededor de los 18). Me dije que yo podía hacer algo parecido a eso que estaba leyendo, crear mis propias historias, y se ve que era cierto. Pero no me gustaría centrarme en un solo género.

Además, como he dicho, me gusta hacer de todo: me gusta el humor, me gusta el género negro, he hecho hasta terror. Nunca he creído que seamos capaces de una sola cosa. Al menos puedes intentarlo.

Háblanos de tus técnicas. ¿Sueles planificar la novela en sus menores detalles o dejas todo a la inspiración y al azar? ¿A qué le das más importancia, a la trama o a la forma? ¿Te gusta experimentar? ¿Eres de quienes prefieren que los personajes le sorprendan?

Nunca empiezo a escribir sin saber todo lo que va a suceder, improviso lo mínimo. Incluso cuando escribía para mí, nunca escribía al tuntún. Si escribo alguna escena fuera de esquema, es algo sin importancia dentro de la trama, algo de relleno, digamos, algo divertido, relajado. No me gusta el azar, no me gusta la inspiración a la hora de trabajar, puede crear desastres en tu obra. La inspiración que venga a la hora de «inventar» la historia, si acaso.

En cuanto a la trama, he comprobado que lo que mejor funciona, aunque suene triste, es una historia sencilla, con poca complicación. Eso te permite hacer pequeños experimentos y jugar con alguna escena «a tiempo real», por ejemplo, alternando el punto de vista de los personajes en la misma situación, o centrarte en los caracteres.

¿Por qué las tramas sencillas? Porque he visto que las escenas que más has trabajado, esas en las que trabajas un misterio, una escena dramática, lo que sea, apenas se aprecian, la gente se queda con otras cosas, como lo gracioso (en mi caso, la gente se divierte mucho, o eso dicen).
En cuanto a los personajes, me ha costado mucho tiempo intentar dominar a mis secundarios. Durante años tuve problemas con ellos, al punto que acababan por comerse a los protagonistas. Todavía me pasa de vez en cuando que me sale alguno demasiado encantador, pero desde luego, improvisar no improvisan. En mi casa nadie improvisa.

La novela romántica tiene tópicos y clichés más o menos convencionales (belleza física, final feliz, matrimonio, hijos), ¿prefieres atenerte a ellos o te gusta hacer algo diferente en cuanto al tratamiento de personajes y conflictos?

Llevo muy mal algunos de los clichés de la romántica, en especial el matrimonio y los niños. Lo del final feliz lo tengo asumido y ni siquiera me parece mal, pero hay finales y finales, no soporto esos en los que a la gente, en general ellas, parecen haber sufrido una lobotomía y cambian completamente de carácter y dejan todo, carrera, sueños, por marido e hijos, aunque odiaran a los niños y lo hayan dicho 1000 veces en el libro.

Yo tengo una tendencia, tal vez peligrosa, a no casarles, excepto en la última (al ser una novela de Regencia el matrimonio era obligatorio, aunque la boda no se ve). Suelo dejarles al inicio de su relación y que se apañen solos, es asunto suyo se siguen o no. Hasta ahora ninguno ha dejado su trabajo ni sus sueños por el otro ni ha sufrido una mutación preocupante.

Es cierto que no sé si el amor, pero una relación, pueda cambiarte, pero cambiaría a las dos personas, no solo a la parte femenina. Quiero pensar que en mis historias los dos cambian, pero no en lo esencial, que aprenden del otro. Y renunciar a lo importante, como son los sueños y el trabajo, cuando solo lo hace una de las partes, a la larga puede generar conflictos en la pareja. Cierto, son novelas, pero hay que ser realista y responsable.

Con la llegada de las publicaciones digitales ha habido un aumento de la piratería. ¿Piensas que es una forma de dar a conocer a los autores? ¿Crees que os perjudica, que os beneficia, o que no afecta de forma relevante?

Tal vez se conozcan más libros, pero ¿a los autores? Lo dudo. La persona que piratea, baja en masa, lee en masa (con suerte), no se fija en el autor, a no ser que le guste, que tal vez entonces busque más obras. En general leen y olvidan, ni se fijan en el título ni en el autor.

Beneficiar, no nos beneficia en absoluto, por mucho que lo vendan como que así nos conocen en todo el mundo. Perjudicar sí, cuánto no sé. Lo que está claro es que nunca se sabe cuánto se vendería una obra si no se pirateara, pero que también hay libros que se siguen vendiendo aunque estén piratas.

Lo que no entiendo es que haya autores que lo defienden y se lo tomen como propaganda, diciendo que el que le lee pirata le acabará comprando. Esa persona ya tiene el libro, ¿para qué lo va a comprar?


Las novelas de Arwen Grey

Recordando obras anteriores tuyas, llama la atención la evolución mostrada a la hora de plasmar las historias. En las primeras había mucho diálogo, poca ambientación, etc, mientras que «Mi Honorable Caballero» se nota mucho más elaborada, ¿eres consciente de estos cambios?

Sería idiota si no me diera cuenta. Esta novela es la que más he trabajado con diferencia. Es la más larga, la más elaborada, la más… todo. Quise probar otro estilo, hacer algo distinto, probar una histórica «clásica», al estilo de las de antes, como las que yo leía cuando era adolescente.

Las novelas anteriores estaban escritas para mí, y me centraba en lo que para mí importaba, iba al ajo, lo demás no importaba. Total, solo las iba a leer yo, qué más daba.

Yo siempre he sabido que una de mis lagunas es la ambientación, lo sigue siendo, y procuro trabajarla más. En esta obra en concreto era importante, porque algunos escenarios, como DurdleDoor, son casi un personaje más en alguna de las escenas.

Además, no puedo negar que tener buenos consejeros siempre ayuda. Nunca se deja de aprender. Siempre hay algo que mejorar. 

¿Cuál fue tu intención al escribir «Mi Honorable Caballero»? ¿Has querido transmitir algún mensaje con esta novela?

Los protagonistas se conocen hace tiempo y sienten de todo menos cariño el uno hacia el otro, tienen muchos prejuicios. Quería hacer ver que a veces las primeras impresiones no son las que deben quedar en nuestra retina, hay que estar atentos. Ocurre los mismo con los secundarios, tanto con el príncipe, con su hermano, con la prima de la protagonista y su enamorado, con todos ellos las primeras impresiones son falsas. El ser humano es complicado, supongo. Nadie es ni tan bueno ni tan tonto como parece. Todos nos equivocamos. Cuesta, eso sí, hay que estar dispuesto a hacerlo.

¿Qué crees que distingue a «Mi Honorable Caballero» entre otras obras del género? ¿Cuál crees que es su público, a quién podría gustarle y a quién no?

Creo que es una novela un tanto clásica, pero a la vez tiene algo de humor, misterio, un malo de verdad, unos protagonistas con mucho carácter. No se la recomiendo a alguien que busque algo erótico o lleno de sexo, a eso me refiero al decir que es clásica.
Le gustará a quien disfrute de diálogos rápidos y llenos de dobles sentidos, de las historias con un punto de acción y misterio.

Los personajes son uno de los puntos fuertes de tu obra. Parecen gustarte los personajes femeninos fuertes  y los masculinos con ciertos valores y un poco de misterio… ¿Te atreves a hablarnos brevemente de tus héroes? ¿Tienen algún rasgo común contigo? ¿Cómo te gustan: perfectos, con debilidades, etc? Descríbenos un poco cada uno de ellos.

Si hay algo que no me gusta de la romántica, al menos de la de antes, eran esas mujeres desvalidas y lánguidas que esperaban que las rescatase un hombre. Ellos, en contraposición, eran dominantes, masculinos y las arrastraban a su cueva
.
Ahora nos encontramos a hombres casi iguales, pero con traumas, lo que les hace «interesantes» (en eso han evolucionado más bien poco), y a mujeres supuestamente fuertes, pero que se derriten ante ellos.

Tal vez yo tenga un problema, pero me gusta la gente «normal». Es decir, personajes no perfectos, que se cabreen por bobadas, capaces de pelear por lo que les interesa, que no lo dejan todo por unos ojos bonitos. Y cada vez tiendo más a crear personajes comunes, imperfectos.
Mis chicas son fuertes porque las mujeres normales en general lo son. Si nos encontrásemos un hombre que tratase de imponernos algo y nos dijera que nos quiere atar y darnos dos palmadas en el trasero, lo normal es que lo mandásemos al infierno… como mínimo.

En cuanto a ellos, me gustan los hombres tranquilos, pero capaces de luchar por lo que quieren, pero que prefieren negociar antes. No me gusta que avasallen, que se impongan porque sí, porque ellos lo dicen, que arrebaten nada que ellas no quieren (para empezar, ellas tampoco se dejarían).

Todos tienen defectos, me gusta pensar que son humanos. En general, pecan de exceso de confianza, de cabezonería, de creer que saben más que el otro y que nunca se equivocan, pero también son capaces de reconocer un error.

¿Se parecen a mí? Si, soy cabezota, pero a la vez soy realista. La cabezonería la heredan ellas, el realismo lo heredan ellos.

En qué estás trabajando ahora? ¿Tienes alguna otra obra en proceso? ¿Alguna primicia que contarnos?

Tengo varias historias empezadas, pero voy a centrarme en la que yo llamo «Rultinia 2», que es la historia del príncipe Peter de Rultinia. No es exactamente la continuación de «Mi honorable caballero», pero retoma personajes de esta. Hay otras cosas por ahí, como que me gustaría acabar algún día mi historia de crímenes, como he dicho antes.

Primicias no tengo, porque ya lo has avanzado antes, pero a primeros del año que viene, probablemente en febrero, HQÑ publicará otra de mis novelas, esta vez contemporánea y ambientada en el mundo hospitalario. Y no, no es autobiográfica, pero trata de radiología, el departamento más romántico de cualquier hospital, ya que vemos la belleza interior de las personas (sí, es un chiste sin gracia que hacemos cada día).

Gracias por responder a nuestras preguntas.

Gracias a vosotras. Seguid así.



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miércoles, 22 de octubre de 2014

Tristana, de Benito Pérez Galdós

Alianza Editorial 
Biblioteca Pérez Galdós: BA 0120 
234 páginas 
7 € 

Argumento: 

Tristana es seducida por un hombre mayor con el que está condenada a vivir. Al poco tiempo conoce a Horacio Díaz, un pintor del que se enamora. 

Comentario: 

La novela, escrita en 1892, está dividida en tres partes bien diferenciadas: la presentación de los personajes, el desarrollo de sus vidas y el cambio que se produce en ellas. 

En la presentación de los personajes, que Galdós comienza imitando el principio de El Quijote para mostrar a Don Lope Garrido, un Don Juan (ese es su nombre) en declive sobre el que el autor opina y al que analiza destacando tanto lo bueno (es capaz de arruinarse para ayudar a un amigo, como le sucede con los progenitores de su protegida) como lo malo (en cuestiones de seducción apenas respeta a las mujeres casadas con sus amigos), un hombre cuya época ya ha pasado, desfasado, incapaz de aceptar su caducidad como seductor. 

De la misma forma presenta a Tristana de Reluz, una muchacha joven e inocente engañada por el maduro galán, víctima en varios sentidos y el personaje más noble y bueno de todos, ansiosa de libertad, y al joven del que ella se enamora (en realidad parece más enamorada del amor), Horacio Díaz, un pintor que parece tan soñador como ella, con un pasado igualmente poco afortunado, pero con un fondo acomodaticio. 

Galdós desgrana las personalidades y vicisitudes de estos tres personajes y de la criada, Saturna (aunque esta en menor medida) con una prosa rica, quizá algo pasada de moda, precisamente en lo que reside su encanto, llena de imágenes vívidas y muy descriptivas que hubieran sido agobiantes de ser toda la novela así. 

La segunda parte comienza cuando los enamorados han de separarse y se comunican mediante cartas, sobre todo de Tristana a Horacio. Es durante este intercambio de mensajes cuando verdaderamente se conoce y se quiere a Tristana, una mujer ingenua, soñadora, inteligente y con ansias de saber, con dotes artísticas (toca el piano, escribe unas cartas conmovedoras en que se muestra tal cual es), una mujer que aunque creada a finales del siglo XIX podría ser actual (se niega a casarse, quiere tener una profesión, prefiere que sus hijos lleven sus apellidos porque «siempre se sabe quién es la madre»), desbordante de imaginación y fantasía (al estar separados comienza a inventar a un Horacio ideal muy alejado del real) que cuando enferma se muestra positiva, alegre, animando a todos, incapaz de compadecerse de sí misma. 

Y en contraposición Horacio, quien, para hacerle justicia, comienza a alejarse antes de conocer la enfermedad de Tristana, de hecho para cuando se va al campo él ya sabe (o cree) que no merece una mujer como ella, que prefiere la comodidad y la rutina. Sus cartas ya muestran la rápida adaptación a la vida del campo, las excusas para no moverse, el gusto por la vida regalada. 

En la tercera parte se relata lo que sucede tras la enfermedad de la joven, las consecuencias, los intentos de Tristana de recuperar su vida reinventándose una y otra vez con cada golpe, renaciendo de sus cenizas cuando es necesario, y al tiempo, quizá influidos por sus sentimientos hacia la joven, cambian los demás personajes, hasta llegar a un final que no por realista deja de ser frustrante. 

Para estar escrita en 1892, «Tristana» tiene algunos detalles sorprendentemente modernos que la hacen interesante, además de ser una historia de personajes. 

El volumen de Alianza Editorial tiene un prólogo de Ricardo Gullón, que analiza la obra, por lo que si no se quiere saber más de lo debido es mejor leerlo después.

«Tristana» fue llevada al cine en 1970, dirigida por Luis Buñuel y protagonizada por Catherine Deneuve, Fernando Rey y Franco Nero. 


Franco Nero y Catherine Deneuve en Tristana
Cartel de la película, en francés

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