T.O.: This House Is Haunted, 2013
Editorial: Salamandra, 2014
Traducción: Patricia Antón de Vez
252 páginas
17 €
Ebook: 11,99 €
Argumento:
Tras quedarse huérfana, Eliza Caine
abandona su trabajo como maestra para ser institutriz en Gaudlin Hall.
Comentario:
«El secreto de Gaudlin Hall» es una
historia de terror de estilo y contenido clásico, un homenaje al género gótico
y, también, a Dickens y su obra. De hecho, el escritor tiene una aparición
estelar al comienzo de la novela, tanto en una frase inicial («Charles Dickens
fue el culpable de la muerte de mi padre») más efectista que real, como en la
lectura que hace ante la protagonista de su relato de fantasmas: «El
guardavía».
Casi desde el principio empiezan a
suceder cosas raras, de las que Eliza no es del todo consciente hasta que pasa
cierto tiempo, mediante una lograda atmósfera inquietante y misteriosa que
imita con destreza el género que se homenajea, aun sin extenderse en ambientar
la obra con detalles que ayuden a situarla a finales del XIX más allá de la
referencia a autores de la época, como el mencionado Dickens, Wilkie Collins,
el «Hamlet» de Shakespeare (que utiliza para hablar con el reverendo Deacons
sobre Dios, la biblia y los fantasmas) o la «Jane Eyre» de Charlotte Brontë
(Las maestras no aprovechaban la menor oportunidad para azotar a las
desafortunadas niñas a su cargo, o para obligarlas a deambular por el patio con
una tablilla que rezara: «Cuidado, que muerde.» Y tampoco había ningún señor
Brocklehurst en nuestra escuela. No, tratábamos a nuestras pupilas con
amabilidad, y a cambio ellas mostraban respeto e interés en sus tareas. Al
menos la mayor parte de las veces.), y varias menciones de la protagonista
acerca de la situación de las mujeres.
Narrada en primera persona por Eliza
Caine, ella es el personaje más complejo (ingenua, idealista, decidida),
mientras que el resto se muestra a través de la percepción que la joven tiene
de ellos, logrando que parezcan más o menos misteriosos, interesantes o
atractivos, destacando la intensidad de Santina y la fragilidad de los niños,
Isabelle y Eustace, quienes despiertan el instinto protector de su institutriz.
Este tipo de narración, permite hacer
sugerencias e insinuaciones que se aclaran poco a poco, incluso del pasado de
la protagonista, que habla de su interés romántico hacia Arthur Coven, un
compañero profesor, historia frustrada cuyas causas se revelan poco a poco,
logrando que la propia Eliza parezca sospechosa o, posteriormente, hacia Alfred
Raisin, un hombre casado, abogado de la familia Westerley.
Curiosamente, no es hasta la mitad de la
novela, cuando quienes la rodean, antes reticentes a la confidencia, comienzan
a contestar las preguntas de Eliza, mediante el recurso de dar datos a medias,
cada personaje un poco más que el anterior, para mantener la intriga y el
interés por lo que sucedió, y sucede, en la mansión.
Dado que «El secreto de Gaudlin Hall» es
una novela de estilo clásico, no es difícil averiguar antes que protagonista la
mayoría de los secretos que se le ocultan, aunque la intriga, las revelaciones
y los momentos de intensidad están tan bien distribuidos que el autor logra
crear la adecuada atmósfera desasosegante y el interés por saber qué pasará a
continuación, cómo se resolverán los diferentes misterios.
A destacar que, además de escribir una
historia de fantasmas digna de los clásicos del género, el autor también aborda
temas como los derechos de las mujeres (Eliza admira a conocidas que han
logrado superar los límites sociales y fantasea con un futuro mejor), las
consecuencias de los malos tratos en la infancia o el amor convertido en locura
entre otros, dando lugar a una lectura más «compleja» de lo habitual que
funciona en varios niveles.
Citas
El único cambio en tales circunstancias
vino de la mano de Arthur Covan, profesor de nuestras niñas mayores, y con
quien, como he mencionado, forjé una amistad especial. El señor Covan procedía
de Harrow y necesitaba un año de experiencia docente para acceder a la
universidad como profesor de Clásicas. Arthur me hacía reír (era un mimo
estupendo) y me halagaba con sus atenciones. Era un joven apuesto, un año menor
que yo, de cabello oscuro y sonrisa fácil. Para mi bochorno, me permití las más
benévolas fantasías sobre cómo sería «salir juntos», aunque él nunca fomentara
semejante ilusión. Ni siquiera cuando meses después todo quedó al descubierto,
su nombre apareció en los periódicos y la gente pidió a gritos su cabeza, ni
siquiera entonces fui capaz de condenarlo por completo, aunque, claro, nunca
más volví a hablarle. Y luego él, por supuesto, se quitó la vida.
***
—¡Usted no está allí, padre! —exclamé
exasperada—. Me despierto en Gaudlin Hall, paso en la casa la mayor parte del
día, duermo allí por las noches. Y todo ese tiempo sólo hay una cosa que me da
vueltas en la cabeza.
—¿Y cuál es?
—Que esa casa está embrujada.
Soltó un gruñido de protesta y miró
hacia otro lado; su rostro era un compendio de dolor y rabia.
—Me niego a escuchar semejantes cosas.
—Pues claro que se niega —le espeté,
alejándome de él—. Porque es usted un estrecho de miras, como todos los de su
condición.
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***T***
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Lo tengo para leer,espero que no me desfraude la historia me interesa.Parecida a Otra vuelta de tuerca
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