Editorial: Amazon, 2017
Longitud de impresión: 155
2.99 €
Argumento:
Fabiola es contratada para escribir una biografía. Cuando
llega al pueblo donde tiene que hacer su trabajo empiezan a suceder cosas extrañas.
Comentario:
Alguien que haya leído alguna de las novelas anteriores de la autora podría pensar, tras la lectura de los dos o tres primeros capítulos de «Y si fuera cierto», que, al menos en lo formal, tiene muchas similitudes con estas: narración en primera persona de protagonista femenina en crisis, frases entre lo melodramático, lo superficial y lo incomprensible, repetitivas, con menos contenido del que aparentan, desorden narrativo (comienza con el viaje y vuelve a un acontecimiento anterior), ausencia de fecha o lugar en el que se desarrolla la historia, palabras usadas fuera de contexto, erratas, puntuación caótica en la que faltan tildes y comas, etc….
Alguien que haya leído alguna de las novelas anteriores de la autora podría pensar, tras la lectura de los dos o tres primeros capítulos de «Y si fuera cierto», que, al menos en lo formal, tiene muchas similitudes con estas: narración en primera persona de protagonista femenina en crisis, frases entre lo melodramático, lo superficial y lo incomprensible, repetitivas, con menos contenido del que aparentan, desorden narrativo (comienza con el viaje y vuelve a un acontecimiento anterior), ausencia de fecha o lugar en el que se desarrolla la historia, palabras usadas fuera de contexto, erratas, puntuación caótica en la que faltan tildes y comas, etc….
Por fortuna, poco después de la llegada de Fabiola a su
destino, algunas de estas características empiezan a diluirse. La autora
abandona durante la mayor parte de la novela el tono exagerado y las frases tan
grandilocuentes como vacías para adoptar una narración sencilla y eficaz, en
algunos momentos emotiva, sobre todo en el relato, bastante tópico y por tanto susceptible
de despertar empatía, de la vida matrimonial de la protagonista y su ex marido,
Ezequiel, o la breve escena que esta comparte con su madre enferma.
También se nota que, además de mejorar la comprensión y
facilitar la lectura, la drástica disminución de este tipo de frases permite distinguir
la historia bajo la superficie, y el trabajo realizado para dotarla de
estructura y coherencia, y de una profundidad ausente en varias de las obras
anteriores de la autora, más centradas en el relato de generalidades
emocionales que en contar algo con sentido, como sí ocurre en «Y si fuera
cierto», obra más «novelada», con escenas, diálogos y un mensaje claro, directo
y positivo.
Como ejemplo de estructura destaca la relación entre lo que
sucede en la primera parte de la novela y en la segunda (se explica incluso el
ruido que hace el tren camino del pueblo), la sutileza con la que a media
novela cambia un escenario por otro, o la muy eficaz revelación de los
misterios, con un toque fantástico, que rodean el lugar y a sus habitantes, en
un crescendo de intriga y curiosidad. Que haya quien pueda deducir lo que
sucede en realidad (no es tan difícil) no resta interés a la lectura, ni
tampoco la relativa previsibilidad de lo que ocurre tras la revelación, si bien
la autora consigue dar un par de sorpresas sin perder la credibilidad (dentro
de lo fantástico) de la historia.
La elección de la primera persona (habitual en la obra de la
autora) cobra significado y sentido en la historia de Fabiola, en la
subjetividad de lo que experimenta. Aunque la definición del personaje no es
muy profunda, si está lo bastante caracterizada para mostrar a una mujer en
crisis: separada de su marido, con un amante, la madre enferma y una novela que
lleva años escribiendo sin ser capaz de terminarla. La estancia en el pueblo,
lo que allí vive y las consecuencias, que cambian su vida, son una suerte de
viaje iniciático (de nueve meses, como un embarazo) que ordena sus prioridades
y le hace tomar decisiones que cambian su vida. El resto de los personajes
(Santos, Jacinta, Margaret, Ezequiel, Torcuato…) y sus actos están al servicio
de la trama.
En el aspecto fantástico, destaca la recreación del pueblo y
sus circunstancias: la sabiduría de Jacinta, los colores, el simbolismo de la
hoja de arce roja (en novelas anteriores fue un paraguas rojo o una jirafa
albina), a modo de contacto con la realidad, recordatorio de la vida de Fabiola
antes de llegar al pueblo, objeto «mágico» que actúa como nexo de unión entre
un lugar y otro.
En resumen, pese a las evidentes similitudes entre «Y si fuera
cierto» y otras de sus novelas (mujeres heridas, «fantasía», símbolos, cambios,
amistad femenina, viajes iniciáticos, relaciones románticas difíciles...), se percibe
en esta una evolución (sería mayor con una revisión formal más profunda para
«limpiar» la prosa), que la convierte en la que mejor consigue transmitir las
inquietudes de su autora.
***T***
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