El Rey recibe
Eduardo Mendoza
Editorial Seix Barral. Colección Biblioteca Breve
368 páginas
Argumento:
Un joven recibe el encargo de entrevistar al supuesto aspirante a un reino cuyo territorio está en la antigua Unión Soviética, allá por los sesenta. Y luego nos cuenta su vida y lo que pasó en el mundo en los sesenta y setenta.
Comentario:
Lo primero que cabe comentar de esta novela, la última de Mendoza, es que, según la reseña promocional, se trata de una "trilogía". Eso es importante, o muy importante, ya que afecta a la consideración y valoración que se puede hacer de la obra como texto independiente o no...
Veamos, para mí una trilogía es una serie de novelas con un hilo común, pero con diferentes inicios, nudos y desenlaces. Mientras que un libro partido en tres es eso, un libro que tiene su estructura dividida en los tres tomos. En este caso, se dice que es trilogía, pero el primer tomo termina de forma abrupta, o dicho de otro modo "no tiene final". A mi esto me ha incomodado. Pero si se trata de un libro "partido" entonces tiene sentido si continúan en las siguientes entregas las peripecias del personaje principal.
Teniendo esto en cuenta se hace muy difícil comentar la obra. Para mí el principal punto negativo es precisamente ese final que no finaliza nada y esa trama que no trata de nada en apariencia o que apunta y no remata.
A diferencia de las últimas obras del autor que he leído, esta sí me ha parecido bien escrita, con una prosa elegante, sencilla pero muy fluida y limpia, trufada de reflexiones sobre el arte, la política, la historia del España y del mundo y otras cuestiones que van surgiendo... Y es que a lo largo de las páginas de la novela el personaje principal va transitando por diversos países, un poco como a salto de mata, y contándonos sus experiencias, mezcladas con alusiones a la situación histórica de dichos territorios (como por ejemplo, la antigua Checoslovaquia, Berlín o Nueva York). También hay abundantes menciones al franquismo, en especial a la muerte de Carrero Blanco y las postrimerías del régimen. Son estos comentarios, casi como de ensayo, lo que me ha parecido más interesante, ya que la "trama" no ha logrado engancharme (a destacar la anécdota de la visita del rey, entonces príncipe, Juan Carlos y su esposa Sofia, y las opiniones que le suscita al personaje...).
En principio, esperaba que el famoso rey o príncipe del título tuviera mayor participación, pero todo su hilo argumental queda truncado, aparece y desaparece entre medias de las aventuras personales, románticas y laborales del protagonista, que tampoco es que destaque mucho por su personalidad. Sin embargo, sí me ha gustado que sea pragmático y se deje llevar, algo muy realista... Eso sí está bien descrito. Pero el hecho de estar narrado en primera persona todo el libro y el que se abarquen varios años, hace que muchas veces la historia parezca una autobiografía (¿Relación del personaje con el autor?) con poca dramatización en forma de escenas, lo cual no necesariamente es malo, eso ya va en gustos, pero le da menos agilidad a la narración, a mi modo de ver.
El aire un tanto surrealista de la novela y los personajes, y el propio aspirante al trono del reino "imaginario" de Livonia (este territorio histórico existe) me han recordado, remotamente, a Pálido Fuego de Nabokov. Sobre este particular de Livonia decir que una de las partes que menos me gusta de la novela es la inclusión de unos fragmentos sobre la historia de este lugar al estilo wikipedia, que, a no ser que tengan sentido en posteriores entregas... como que sobran o parecen sobrar un poco. Tampoco sé muy bien si es una parte inventada o el autor se ha basado en algún texto realmente histórico... En todo caso, son muchas páginas.
A mí la novela no se me ha hecho pesada, pero sí que me ha resultado frustrante por la falta de un aparente objetivo en la trama, por el no desarrollo del asunto del príncipe y su mujer, la reina Isabella, y sobre todo por ese final brusco que deja abiertos muchos interrogantes sobre cosas que menciona el personaje (por ejemplo, todo lo relativo a su familia, su hermano de Alemania, etc, etc). Eso sí, el estilo de escritura de Mendoza en este libro me ha gustado. Bueno, le daremos una oportunidad al segundo libro... para alguien que escribe bien...
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Para mí la primera entrega, no me engancha, el perfil del protagonista demasiado conformista.. y a la vez sin enganche!! Habla de un príncipe sin trono, el Sr. Rufo Batalla no da demasiado juego! En fin no voy a dejar de leer la segunda parte..pero esta un cuarta parte del libro me a costado seguir..hostia Eduardo Mendoza si aún no está hecha la segunda entrada pon más de ti!!tú puedes levantar esto que has empezado!!!
ResponderEliminarNo me digas que tú eras así!! No me lo puedo creer...eres mi ídolo, siempre pensé que fuistes un buen escritor y que con todos tus libros me reído, pero con Rufo me cuesta imaginar que seas tú mismo como primera persona y el protagonista de esta primera entrega!! Con esta parte de tu biografía no estoy nada satisfecho, te tengo mucho aprecio y me gusta hablar de tus obra literaria, en este libro ahora que he leído, veo el gato de la portada y de verdad que refleja mucho tu primera tu historia, como que todo te da igual... interés mínimo en explicar...perezoso..eso mismo perezoso veo el libro!??
ResponderEliminarMendoza decepciona en esta novela(?); insustancial, aburrido, mediocre. Un tipo sin pulso ni tensión, gris, miedoso y errático, que espera que pase algo que lo libere de su grisura. Mendoza se extiende 370 páginas en contar nada de interés.
ResponderEliminarIncluso en algun momento, parece burlarse del lector contando una pretendida distopia de un no-país (Livonia). Yo consideré a Mendoza un inteligente, divertido, excelente narrador. Hasta aquí.
La obra no tiene ritmo, no hay tensión, ni interés. Va pasando por los acontecimientos de la segunda mitad del sigloXX como alma en pena, sin hilo argumental. Ni el más mínimo atisbo de la fina ironia de Mendoza.
ResponderEliminarNo entiendo porque los críticos profesionales la describen como Mendoza “at his best”, “obra maestra” y pseudo alabanzas varias. Hacen un flaco favor a los lectores y a la literatura.
Muy decepcionado.