El secreto de los Assassini
Mario Escobar Golderos
Ed. Factoría de Ideas
346 páginas
Argumento:
Una princesa huida de un harén pide ayuda a Hércules Guzmán Fox, Lincoln y Alicia Mantorella, que se encuentran de vacaciones en Estambul, en su viaje a lo más profundo del desierto en busca de un tesoro trascendental y misterioso, con toques esotéricos. Mientras tanto, en Europa, las naciones se destrozan en la Gran Guerra, ajenas a los manejos de la peligrosa secta de los Assassini, que también está interesada en el Tesoro y en cosas peores.
Comentario:
La tercera aventura de la pareja Lincoln-Hércules Fox (acompañados en esta ocasión, como en El Mesias Ario por Alicia Mantorella) se inicia con un prólogo lleno de acción que nos introduce de lleno en la aventura, dejando caer algunas gotas de misterio para lograr la pertinente intriga. Tras el prólogo, la acción continúa en el exótico decorado de la Iglesia de San Sergio, en Estambul, en el año 1914, donde al elemento misterioso se une la insinuación de una incursión en lo fantástico, que luego se desarrolla. Así pues, ya solo leyendo estos dos primeros capítulos podemos intuir cómo va a ser la tónica general de la novela: acción a raudales para contar la historia de un viaje por tierras de Oriente en busca de un fabuloso tesoro (cuyo valor no es material).
Como en las otras novelas, Mario Escobar sacrifica un poco el tema intimista y el desarrollo de las personalidades de los personajes a favor de la aventura, siempre salpicada por extensas notas históricas que nos permiten situarnos en un contexto más amplio que el de la peripecia argumental propiamente dicha. Como historiador, Mario nos ofrece el panorama de inicios de la I Guerra Mundial, a través de las intervenciones de varios personajes que los protagonistas se van encontrando en su viaje, con el rigor y eficiencia que le da su formación profesional. Una vez más, nos vuelve a acercar a unos hechos que si bien no son tan desconocidos como los que tocaba en sus anteriores novelas, sí que se pueden considerar poco explotados en el marco de las novelas de género, como es el del exterminio del pueblo armenio por parte de los turcos, la existencia de las escrituras Lineal A y B, o el reino de Meroe.
Vuelven también a aparecer personajes históricos reales que se relacionan con los novelescos, algo que resuelve bien en el caso de Churchill (al cual los protagonistas ya conocían desde Conspiración Maine) o no tan bien, a mi modo de ver, en el caso de Nikos Kazantzakis, a quien se le atribuyen arbitrariamente unos conocimientos de escrituras antiguas de los que carecía (según nota del propio autor, al final), y cuya inclusión en el elenco no se entiende mucho (su rol podría haberlo realizado un personaje ficticio, sin que la novela se resintiera). Entre las figuras históricas me ha gustado sobre todo Ataturk. El autor huye del maniqueismo y de la tentación de retratar buenos y malos, dejando ver las disensiones internas del gobierno turco en el tema armenio. Es curioso que también en el asunto espinoso del derecho de los pueblos a la autodeterminación Mario Escobar mantiene, a través de sus personajes, una actitud objetiva (Lincoln pregunta a algún rebelde armenio si merece la pena la insurrección, si no están bien en un marco multicultural como el Imperio Otomano, etc) Y digo que es curioso porque normalmente los autores suelen optar por la visión "romántica" del "luchador de la libertad".
Aunque como mencionaba anteriormente el autor no se para mucho en el desarrollo de los personajes, que quedan caracterizados por unos cuantos rasgos (Lincoln es un creyente que siempre lee la Biblia; Hércules es un tipo racional y lógico, sin creencias sobrenaturales, más lanzado que su amigo, etc), estos que resultan visibles y distinguibles. Destacable es que por fin Alicia se muestra con fuerza. El autor aprovecha los diálogos con la otra mujer, la misteriosa Yamile, proveniente de otra cultura, para hacer ver las ideas avanzadas y feministas de Alicia, que se define casi como una solterona independiente y enamorada (dice que tiene más de treinta años y que es dudoso que se case), que parece tomar la iniciativa con el tímido Lincoln, un poco inseguro en lo que respecta a su relación con ella debido a su color de piel (es afroamericano). El autor, como su personaje, se muestra algo pudoroso al mostrarnos los sentimientos de ambos, cuyo amor se pone de manifiesto en la escena del beso y poco más. Claro que en aquella época tal vez la gente se reprimiera mucho más que ahora. Sin embargo, hay algunos comportamientos de los personajes que están poco justificados, como las razones de Hércules al final de la novela para ir a cierto lugar, o por qué ayudan a Yamile sin conocerla de nada, etc, etc.
Algo que me ha llamado la atención, en relación con el resto de novelas de la serie, es la irrupción de ese elemento fantástico que mencionaba al principio, y que el propio autor deja caer ya en el primer capítulo, con la insinuación de que esa mujer exótica con la que tratan los aventureros y que se muestra tan joven y guapa, podría tener más edad de la que aparenta... No he podido evitar recordar a las viejas novelas del XIX, en especial a "Ella" de Rider Haggard en este punto. De hecho, toda la novela recuerda a los clásicos de aventuras, con viajes en camello por el desierto, ruinas de viejas civilizaciones, ataques de hombres armados, escaramuzas, valles solitarios cargados de leyendas, castillo poblados por enigmáticos villanos que drogan a sus sicarios...
Otro detalle es que pese a que la obra está rigurosamente documentada, el autor se permite fantasear (basandose en datos reales). Eso es algo que yo siempre valoro porque en el fondo una novela es una ficción, y no un ensayo. En esta ocasión, se toma el hecho real del exterminio armenio y el de la existencia de la secta de los Assassini y ciertas ideas mesíanicas (o mejor dicho referidas a la figura equivalente del Islam, El Mahdi) para construir una trama conspiratoria original y que puede sorprender por sus implicaciones y repercusiones incluso en la actualidad.
La prosa es sencilla y fácil de leer, aunque considero que el autor abusa de las conjunciones copulativas para unir frases. Entre las cosas que menos me han gustado, o que me parecen innecesarias, está lo de meter flashbacks o historias del pasado relacionadas con la joya, que creo que no aportan gran cosa, ya que todo lo importante nos lo cuentan los personajes del presente. Lo bueno es que tampoco ocupan mucho espacio en la obra.
En resumen, una novela para amantes de las aventuras con un trasfondo histórico riguroso y su dosis de fantasía. Y una buena ocasión para recordar que la historia a veces se repite, sobre todo en lo malo...
Mario Escobar Golderos
Ed. Factoría de Ideas
346 páginas
Argumento:
Una princesa huida de un harén pide ayuda a Hércules Guzmán Fox, Lincoln y Alicia Mantorella, que se encuentran de vacaciones en Estambul, en su viaje a lo más profundo del desierto en busca de un tesoro trascendental y misterioso, con toques esotéricos. Mientras tanto, en Europa, las naciones se destrozan en la Gran Guerra, ajenas a los manejos de la peligrosa secta de los Assassini, que también está interesada en el Tesoro y en cosas peores.
Comentario:
La tercera aventura de la pareja Lincoln-Hércules Fox (acompañados en esta ocasión, como en El Mesias Ario por Alicia Mantorella) se inicia con un prólogo lleno de acción que nos introduce de lleno en la aventura, dejando caer algunas gotas de misterio para lograr la pertinente intriga. Tras el prólogo, la acción continúa en el exótico decorado de la Iglesia de San Sergio, en Estambul, en el año 1914, donde al elemento misterioso se une la insinuación de una incursión en lo fantástico, que luego se desarrolla. Así pues, ya solo leyendo estos dos primeros capítulos podemos intuir cómo va a ser la tónica general de la novela: acción a raudales para contar la historia de un viaje por tierras de Oriente en busca de un fabuloso tesoro (cuyo valor no es material).
Como en las otras novelas, Mario Escobar sacrifica un poco el tema intimista y el desarrollo de las personalidades de los personajes a favor de la aventura, siempre salpicada por extensas notas históricas que nos permiten situarnos en un contexto más amplio que el de la peripecia argumental propiamente dicha. Como historiador, Mario nos ofrece el panorama de inicios de la I Guerra Mundial, a través de las intervenciones de varios personajes que los protagonistas se van encontrando en su viaje, con el rigor y eficiencia que le da su formación profesional. Una vez más, nos vuelve a acercar a unos hechos que si bien no son tan desconocidos como los que tocaba en sus anteriores novelas, sí que se pueden considerar poco explotados en el marco de las novelas de género, como es el del exterminio del pueblo armenio por parte de los turcos, la existencia de las escrituras Lineal A y B, o el reino de Meroe.
Vuelven también a aparecer personajes históricos reales que se relacionan con los novelescos, algo que resuelve bien en el caso de Churchill (al cual los protagonistas ya conocían desde Conspiración Maine) o no tan bien, a mi modo de ver, en el caso de Nikos Kazantzakis, a quien se le atribuyen arbitrariamente unos conocimientos de escrituras antiguas de los que carecía (según nota del propio autor, al final), y cuya inclusión en el elenco no se entiende mucho (su rol podría haberlo realizado un personaje ficticio, sin que la novela se resintiera). Entre las figuras históricas me ha gustado sobre todo Ataturk. El autor huye del maniqueismo y de la tentación de retratar buenos y malos, dejando ver las disensiones internas del gobierno turco en el tema armenio. Es curioso que también en el asunto espinoso del derecho de los pueblos a la autodeterminación Mario Escobar mantiene, a través de sus personajes, una actitud objetiva (Lincoln pregunta a algún rebelde armenio si merece la pena la insurrección, si no están bien en un marco multicultural como el Imperio Otomano, etc) Y digo que es curioso porque normalmente los autores suelen optar por la visión "romántica" del "luchador de la libertad".
Aunque como mencionaba anteriormente el autor no se para mucho en el desarrollo de los personajes, que quedan caracterizados por unos cuantos rasgos (Lincoln es un creyente que siempre lee la Biblia; Hércules es un tipo racional y lógico, sin creencias sobrenaturales, más lanzado que su amigo, etc), estos que resultan visibles y distinguibles. Destacable es que por fin Alicia se muestra con fuerza. El autor aprovecha los diálogos con la otra mujer, la misteriosa Yamile, proveniente de otra cultura, para hacer ver las ideas avanzadas y feministas de Alicia, que se define casi como una solterona independiente y enamorada (dice que tiene más de treinta años y que es dudoso que se case), que parece tomar la iniciativa con el tímido Lincoln, un poco inseguro en lo que respecta a su relación con ella debido a su color de piel (es afroamericano). El autor, como su personaje, se muestra algo pudoroso al mostrarnos los sentimientos de ambos, cuyo amor se pone de manifiesto en la escena del beso y poco más. Claro que en aquella época tal vez la gente se reprimiera mucho más que ahora. Sin embargo, hay algunos comportamientos de los personajes que están poco justificados, como las razones de Hércules al final de la novela para ir a cierto lugar, o por qué ayudan a Yamile sin conocerla de nada, etc, etc.
Algo que me ha llamado la atención, en relación con el resto de novelas de la serie, es la irrupción de ese elemento fantástico que mencionaba al principio, y que el propio autor deja caer ya en el primer capítulo, con la insinuación de que esa mujer exótica con la que tratan los aventureros y que se muestra tan joven y guapa, podría tener más edad de la que aparenta... No he podido evitar recordar a las viejas novelas del XIX, en especial a "Ella" de Rider Haggard en este punto. De hecho, toda la novela recuerda a los clásicos de aventuras, con viajes en camello por el desierto, ruinas de viejas civilizaciones, ataques de hombres armados, escaramuzas, valles solitarios cargados de leyendas, castillo poblados por enigmáticos villanos que drogan a sus sicarios...
Otro detalle es que pese a que la obra está rigurosamente documentada, el autor se permite fantasear (basandose en datos reales). Eso es algo que yo siempre valoro porque en el fondo una novela es una ficción, y no un ensayo. En esta ocasión, se toma el hecho real del exterminio armenio y el de la existencia de la secta de los Assassini y ciertas ideas mesíanicas (o mejor dicho referidas a la figura equivalente del Islam, El Mahdi) para construir una trama conspiratoria original y que puede sorprender por sus implicaciones y repercusiones incluso en la actualidad.
La prosa es sencilla y fácil de leer, aunque considero que el autor abusa de las conjunciones copulativas para unir frases. Entre las cosas que menos me han gustado, o que me parecen innecesarias, está lo de meter flashbacks o historias del pasado relacionadas con la joya, que creo que no aportan gran cosa, ya que todo lo importante nos lo cuentan los personajes del presente. Lo bueno es que tampoco ocupan mucho espacio en la obra.
En resumen, una novela para amantes de las aventuras con un trasfondo histórico riguroso y su dosis de fantasía. Y una buena ocasión para recordar que la historia a veces se repite, sobre todo en lo malo...
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