T.O.: A History of Loneliness, 2014
Editorial: Salamandra, 2020
Traducción: Eduardo Hojman
400 páginas
22 €
Ebook: 9,99 €
Argumento:
Odran
Yates, un sacerdote católico irlandés, hace un repaso de su vida, como cura y
como persona.
Comentario (con
SPOILERS):
Las huellas del
silencio trata, supuestamente, de los abusos cometidos por sacerdotes
de la Iglesia católica en Irlanda durante décadas, aunque durante buena parte
de su desarrollo es difícil suponerlo, dando más la impresión de que cuenta la anodina
vida del protagonista.
Relatada
mediante saltos temporales que no parecen obedecer a otra intención que ocultar
supuestas revelaciones hasta que el autor lo cree conveniente, estos producen
cierta sensación de caos y desorden, y hasta la impresión de que una narración convencional,
ordenada, hubiera justificado mejor la “inocente ignorancia” de Odran.
El
narrador en primera persona, subjetivo y engañoso (omite contar ciertos
detalles que no le dejan en buen lugar hasta que, de nuevo, conviene al autor y
a la historia), también se diría que intenta retrasar la “sorpresa”, con poco
éxito, dada la falta de sutileza tanto del autor como de su protagonista al
insinuar lo que ha hecho quién a quién (lo de Aidan no puede ser más obvio).
Capítulos
largos plagados de digresiones cuyo interés y relevancia son dudosos, como las conversaciones
entre Yates y varias personas de su familia, incluidas las vidas de sus
progenitores o la relación con su hermana (solo algunos pasajes tienen
importancia en la historia), una “persecución” en Roma, las páginas dedicadas a
su trabajo de profesor o las menciones de lecturas y autores irlandeses.
El
trabajo del cura con varios papas, en especial Juan Pablo I, cuya temprana
defunción parece relacionar de alguna manera con el tema principal, quizá esté
entre lo más justificado en una novela que en demasiados momentos parece
avanzar sin rumbo ni sentido, con una redacción tan apática y superficial como la
vida de Yates.
Solo
al final de la obra se centra en el tema principal (los curas pederastas y los
juicios a los que fueron sometidos), y se da explicación a una mínima parte de
las anodinas vivencias de Odran Yates. Lamentablemente, no hay ni sorpresas ni
interés en este relato, todo se había intuido en los capítulos anteriores.
Quizá
lo más interesante se encuentre en los dos capítulos finales, y son las
conversaciones del protagonista con Aidan Ramsfjeld y Tom Cardle, en especial
la última, donde, de alguna manera, se da sentido al relato y personalidad de
Yates, y permite reflexionar sobre la responsabilidad de quienes, aun sabiendo
lo que ocurría, prefirieron fingir, por uno u otro motivo, que no existía.
En resumen, Las huellas
del silencio es una novela que se hace larga y
confusa, con demasiado texto sobrante y personajes poco interesantes. La buena
intención del mensaje que quiere transmitir y un par de reflexiones, demasiado cerca
del final, no son suficientes para producir reacciones en cualquier sentido, ni
siquiera es entretenida.
***T***
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Es el título propuesto para el club de lectura al que pertenezco. Aún no me he puesto con el, pero me asaltan muchas dudas ya que el libro ha sido propuesto por una persona creyente y practicante. Espero no encontrarme un texto con trampa que aborde la cuestión como una redención encubierta. La estructura de la institución eclesiástica como tal, sus cimientos, no han hecho un verdadero ejercicio de reconversión moral, de reflexión autocrítica INTERNA, han puesto paños calientes y no han asumido la magnitud de un abuso irreparable amparándose en su omnipotente posición moral.
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