martes, 16 de junio de 2020

Las huellas del silencio, de John Boyne

T.O.: A History of Loneliness, 2014
Editorial: Salamandra, 2020
Traducción: Eduardo Hojman
400 páginas
22 €
Ebook: 9,99 €

Argumento:

Odran Yates, un sacerdote católico irlandés, hace un repaso de su vida, como cura y como persona.

Comentario (con SPOILERS):

Las huellas del silencio trata, supuestamente, de los abusos cometidos por sacerdotes de la Iglesia católica en Irlanda durante décadas, aunque durante buena parte de su desarrollo es difícil suponerlo, dando más la impresión de que cuenta la anodina vida del protagonista.

Relatada mediante saltos temporales que no parecen obedecer a otra intención que ocultar supuestas revelaciones hasta que el autor lo cree conveniente, estos producen cierta sensación de caos y desorden, y hasta la impresión de que una narración convencional, ordenada, hubiera justificado mejor la “inocente ignorancia” de Odran.

El narrador en primera persona, subjetivo y engañoso (omite contar ciertos detalles que no le dejan en buen lugar hasta que, de nuevo, conviene al autor y a la historia), también se diría que intenta retrasar la “sorpresa”, con poco éxito, dada la falta de sutileza tanto del autor como de su protagonista al insinuar lo que ha hecho quién a quién (lo de Aidan no puede ser más obvio).

Capítulos largos plagados de digresiones cuyo interés y relevancia son dudosos, como las conversaciones entre Yates y varias personas de su familia, incluidas las vidas de sus progenitores o la relación con su hermana (solo algunos pasajes tienen importancia en la historia), una “persecución” en Roma, las páginas dedicadas a su trabajo de profesor o las menciones de lecturas y autores irlandeses.

El trabajo del cura con varios papas, en especial Juan Pablo I, cuya temprana defunción parece relacionar de alguna manera con el tema principal, quizá esté entre lo más justificado en una novela que en demasiados momentos parece avanzar sin rumbo ni sentido, con una redacción tan apática y superficial como la vida de Yates.

Solo al final de la obra se centra en el tema principal (los curas pederastas y los juicios a los que fueron sometidos), y se da explicación a una mínima parte de las anodinas vivencias de Odran Yates. Lamentablemente, no hay ni sorpresas ni interés en este relato, todo se había intuido en los capítulos anteriores.

Quizá lo más interesante se encuentre en los dos capítulos finales, y son las conversaciones del protagonista con Aidan Ramsfjeld y Tom Cardle, en especial la última, donde, de alguna manera, se da sentido al relato y personalidad de Yates, y permite reflexionar sobre la responsabilidad de quienes, aun sabiendo lo que ocurría, prefirieron fingir, por uno u otro motivo, que no existía.

En resumen, Las huellas del silencio es una novela que se hace larga y confusa, con demasiado texto sobrante y personajes poco interesantes. La buena intención del mensaje que quiere transmitir y un par de reflexiones, demasiado cerca del final, no son suficientes para producir reacciones en cualquier sentido, ni siquiera es entretenida.


***T***


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1 comentario:

  1. Es el título propuesto para el club de lectura al que pertenezco. Aún no me he puesto con el, pero me asaltan muchas dudas ya que el libro ha sido propuesto por una persona creyente y practicante. Espero no encontrarme un texto con trampa que aborde la cuestión como una redención encubierta. La estructura de la institución eclesiástica como tal, sus cimientos, no han hecho un verdadero ejercicio de reconversión moral, de reflexión autocrítica INTERNA, han puesto paños calientes y no han asumido la magnitud de un abuso irreparable amparándose en su omnipotente posición moral.

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