570 páginas
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Argumento:
María se
recluye en Mon Repos para intentar superar una pérdida. Durante su estancia en
la casa le cuentan historias de la familia a quien pertenece y repasa su propio
pasado.
Comentario
(con SPOILERS):
«Esas
mujeres rubias» es una novela difícil de clasificar, quizá porque, aunque en
apariencia podría participar de varios géneros (la lectura del primer
capítulo hace pensar que se trate de una historia de misterio o romántica), no
se adscribe claramente a ninguno.
Hay varias
tramas principales: la estancia de María en la casa y la relación con los
vecinos, el relato de un pasado que incluye tanto a la protagonista presente
como a la ausente, esa Estela cuyo destino se desconoce, y a las familias de
ambas, historias que se cuentan como si de sendas sagas se tratase,
en una evolución cuyo final se acaba intuyendo, o el duelo que lleva a
la mujer a ese retiro en soledad que, mediante la reconstrucción de sus
orígenes y la ocupación en temas aparentemente ajenos (la traducción de «El
jardín secreto» de Frances Hodgson Burnett, cuya vida y citas al principio
de cada capítulo tienen parte relevante e incluso un paralelismo con la
historia de María, el interés por la ausente Estela etc...) pretende
iniciar el proceso de sanación.
La novela
está inusualmente bien estructurada, alternando con destreza escenarios,
personajes y épocas (los Vallés-Bruguera desde finales del XIX en Cuba
hasta el XXI, la adolescencia de María en los años ochenta madrileños o su
vida actual en Barcelona) y escrita con una prosa visual que permite sumergirse
tanto en las relaciones emocionales de la protagonista (en especial con su
madre, el que será su marido, Fernando, y su hija Alma, aunque también con
Román y Josefina) como en los lugares que recrea (la
vívida descripción de Mon Repos, la casa de la abuela Anselma).
La autora
inserta la documentación necesaria para la ambientación histórica con
elegancia, sin que dé en ningún momento la impresión de exceso de
información o que haya recurrido al copia-pega, sino que la integra en la
trama con naturalidad, como parte de un todo, dando en ocasiones la
sensación de que ha estado en los lugares descritos.
Si bien la
historia está narrada en primera persona, y por tanto el personaje de María es
el más complejo, también destacan otros: Fernando, el marido distante con dificultad
para expresar lo que siente, está muy bien retratado, sin que en ningún momento
la protagonista se pronuncie en su contra. La madre insatisfecha que
quiere manejar la vida de su hija y oculta sus propios secretos. El anciano
Román y sus rebeldías, o su hija Josefina, quienes le relatan
pasajes importantes de la historia de los Vallés-Bruguera...
En resumen,
una novela muy bien escrita, en la que destaca la capacidad de la autora para
manejar una estructura compleja (saltos en el tiempo, construcción de una saga
familiar sin perder de vista las relaciones entre los personajes, aunque se le
escapa algún gazapo), que recrea otras épocas y los sentimientos de
María ante el amor o la pérdida con una prosa vívida, visual, tanto en las
descripciones como en los abundantes diálogos: quizá uno de los peros que se
podrían poner es cierta desmesura, la inclusión de escenas que harían el mismo
efecto descritas en un par de frases y que pueden hacer que se pierda la
perspectiva de lo que es importante para la historia que se relata.
Tal vez la
mencionada dificultad para ajustarla a un género o definir un tema principal
(trata tanto de la pérdida como del proceso de recuperación, de la influencia
del pasado sobre el presente, de la diferencia entre distintos tipos de
mujeres, unas sumisas y resignadas, incapaces de tomar las riendas de sus vidas
(las morenas entre las que se encuentra María) en contraste con las que viven
la vida plenamente ignorando las convenciones sociales (rubias como Estela)
junto a cierta imprecisión en sus aspiraciones, aunque al final se
cierra el círculo, se comprende a qué venía contar las historias de varias
familias y sus mujeres y se ve que María ha comenzado a sanar sus heridas, ha
iniciado el camino de la redención, sería lo menos positivo de una primera
novela más que digna.
Citas:
Página 61:
Traducir
las palabras de otros te convierte en un ser distinto: te obliga a ser fiel a
un pensamiento extraño, a una lengua ajena, a dar vida a otras voces, a meterte
en las cabezas que te son desconocidas. Te convierte en un camaleón.
Traducir es
ser otro y desaparecer.
Página 66:
Contar una
historia es complicado, incluso cuando creemos que disponemos de todos los
datos. Resulta mucho más difícil que traducir una ya escrita. Las historias
ajenas, y según con qué autores, a veces hasta se pueden mejorar. Con la
realidad, resulta del todo imposible.
Enlace relacionado:
*** T ***
Los
comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu
opinión.
Es la primera vez que leo una reseña de esta novela. Y me gusta lo que cuentas. La prosa cuidada y elegante me parece muy atractiva más allá de la trama.
ResponderEliminarSaludos,
Pues yo acabo de comenzarla y ya llevo dos errores increíbles: 1.La vendedora lleva pantalones en una escena "se ajusta la camisa dentro de los pantalones" y a continuación "se sujeta la falda por el viento". 2- Comiendo la familia de la protagonista, canelones, el padre se está sacando un trocito de carne q se le ha quedado en la muela, para a continuación decir que son canelones de atún. Nunca me había ocurrido leer una novela con estas contradicciones. 😬
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