320 páginas
20.90 €
Ebook: 12.99 €
Argumento:
Tras un breve encuentro con un hombre que se identifica como Paul Dingle, Flora
Gascón, insatisfecha con su vida, viaja a Tánger en su busca, guiada por una
novela en la que él aparece como protagonista.
Comentario:
«Niebla en Tánger» es una de esas novelas que intentan aunar
varios géneros (misterio, romance, metaliteratura, viaje iniciático y hasta un
intento de fantástico) con resultados más o menos satisfactorios.
Una de las primeras cosas que se notan es que se trata de una
obra bien redactada, con imágenes personales (nada de «Ojos como platos» y
coletillas/frases hechas similares), creativas, en ocasiones poéticas y una
estructura que, alternando puntos de vista (Flora en tercera persona y
presente, la novela que lee, «Niebla en Tánger» en primera persona y pasado),
avanza con seguridad hasta su conclusión.
Quizá se podría objetar que los capítulos de la novela que
lee la protagonista (cinco, y un epílogo) están algo abarrotados, con mucha
información en poco espacio, partiendo de una narración despaciosa y detallista
que se precipita según llega la necesidad de concluir la historia, algo que
hubiera quedado más disimulado de haber puesto estos pasajes a modo de
fragmentos escogidos en lugar de simular la obra completa.
Entre los personajes destacan ambas narradoras, en especial
Flora, quien, buscando a Paul Dingle (el actual, el del pasado, ambos, ¿el
mismo?), se busca a sí misma, sumida en una situación insatisfactoria (un
matrimonio en busca de descendencia, un trabajo anodino, una madre a quien teme
decepcionar) en la que su amante de una noche es una excusa para el cambio.
Marina Ivannova, alter ego de su autora, Bella Nur,
contribuye tanto a la trama de crimen y misterio como a la metaliteraria,
jugando a la autobiografía, a las identidades (también Flora Gascón utiliza el
apellido de su abuela, Linardi, y simula tener un blog literario), a la sutil línea
que hay entre la realidad y la ficción,
con repetidas referencias a la obra de Oscar Wilde («El retrato de Dorian Grey»,
«La decadencia de la mentir») a modo de apoyo a su opinión:
«—Usted conoce a Paul.
Los ojos de Bella Nur se
iluminan.
—Le conocí igual que tú —dice.
¿Bella Nur también fue amante de Paul?, se
pregunta Flora.
—¿Cuándo sucedió?
—Hace muchos años, ya soy una
anciana. Además, yo conozco muy bien a mis personajes.
—Paul también es un hombre de carne y
hueso.
—Y un personaje de mi novela. Oscar
Wilde tiene un maravilloso libro que se titula La decadencia de la
mentira. ¿Lo conoces?
—He oído hablar de él, pero no lo he
leído.
—Bien, pues Wilde afirma, y yo estoy
de acuerdo, que el arte, la escritura en este caso, no debe imitar a la vida,
sino la vida al arte la mayoría de las veces. Wilde decía que en su época se
escribía mal porque los escritores mentían muy poco. La mentira en el arte
había caído en el oprobio. Escritores como Zola se aferraban demasiado a la
realidad, hacían realismo sin imaginación y no realidad imaginativa. Sin
embargo, los personajes de Balzac poseían el vivo colorido de los sueños. El
arte, si es verdadero, toma la vida como materia bruta, la recrea, la inventa,
la imagina, la sueña, dice Wilde. El artista ha de crear la vida, no copiarla.
—¿Mintió usted entonces en Niebla en
Tánger?
—No entiendes nada, querida Flora, yo
no mentí, creé vida. Espero que puedas comprenderlo.»
Otros personajes (el marido y la madre quedan pronto
desdibujados, una molestia, algo que rechazar, de lo que huir), son Deidé
Spinelli, la psicoanalista, por Skipe, de la protagonista, excéntrica,
divertida, consejera. Y Armand Cohen, quien acompaña a Flora en su recorrido
por Tánger (otro personaje destacado), por el presente y por el pasado,
colaborador en la «investigación» que lleva a cabo.
La trama de misterio está bien llevada, aunque la conclusión
sea un tanto previsible (en el sentido de lógica, no como algo negativo), si
bien puede extrañar que a Flora no se le ocurra hasta bien avanzada la obra la
explicación de algo que, por momentos, adquiere tintes fantásticos.
En resumen, «Niebla en Tánger» es una novela bien escrita, que
mantiene el interés, y logra conjugar las diversas tramas (misterio,
metaliteratura, romance) y su resolución manteniéndose dentro de la lógica y el
realismo, sin caer en sorpresas o giros espectaculares que le hubieran restado
credibilidad.
Nota: Niebla en Tánger es la novela Finalista del Premio Planeta 2017.
***T***
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Estará muy bien escrita pero es previsible y aburre al lector cuando esa historia del pasado se enreda ocultando la que el lector quiere seguir: la evolución de Flora y su matrimonio. El final precipitado y los personajes con poca potencia. Muy floja para ser finalista de un premio.
ResponderEliminarMe parece un libro muy liado de las dos historias que se relatan, al principio con muy poco interés y final previsible, a mi también me parece floja para el premio planeta, pero me ha gustado más que El Fuego Invisible.
ResponderEliminarMe parece un libro muy liado de las dos historias que se relatan, al principio con muy poco interés y final previsible, a mi también me parece floja para el premio planeta, pero me ha gustado más que El Fuego Invisible.
ResponderEliminarestos premios ya están dados de ante mano es decir acá no se premia la calidad literaria sino la calidad comercial
ResponderEliminarNovela flojísima, con pretensiones pero sin verdadera calidad literaria para ser finalista del Planeta.
ResponderEliminarNovela que por el título, creía que viajaría en la historia, ya que la novela de Bella Nur transcurre en unos años históricos que debería de haber desarrollado y no haber hecho mención de pasada. Tánger por entonces era un protectorado ejercido por varios paises. Se podría haber desarrollado más y no sólo comentar que Tánger era internacional. Igualmente menciona a Mohammed V, sólo eso, mención. Creo que la autora tenía prisa en escribir el libro. Muchos datos, muy liados y prisas. Lo terminé de leer aún sabiendo cual sería el final. Para mi no es finalista de los premios Planeta
ResponderEliminarCoincido con la opinión de los demás, novela muy muy floja para ser finalista del Premio Planeta. No está bien escrita, puesto que hay veces que tengo que releer algunos párrafos para enterarme bien lo que está diciendo. Me esperaba mucho más de un finalista del Planeta.
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