Editorial: Algaida, 2017
416 páginas
20 €
Ebook: 7.99 €
Argumento:
Isabel Amat descubre, por casualidad, que unos crímenes
cometidos cuarenta años atrás tienen muchas similitudes con otros que se están
cometiendo en la actualidad en su pueblo, lo que la impulsa a investigar lo
sucedido.
Comentario:
La novela no empieza del todo mal: un pueblecito del pirineo
aragonés, una aparición en Halloween con tintes sobrenaturales, misterio que se
remite a cuarenta y un años atrás, una protagonista, Isabel, en crisis
(matrimonial, maternal, personal), que se pone a investigar por su cuenta lo
que en un principio parecen exageraciones y coincidencias… Cierto que no es
original, aunque se diría una premisa capaz de dar lugar a una historia
entretenida y con capacidad de enganchar.
Desafortunadamente, no tardan mucho en aparecer lo que ya son
constantes en la obra del autor: incontables repeticiones de información (casi
cada capítulo relata la situación personal de Isabel, los motivos de la visita
a la hemeroteca, las similitudes entre lo sucedido en el pasado y en la
actualidad, que nadie le comentara los crímenes antiguos, clasificación de
asesinos en serie, visión remota, imitador, y un largo etcétera), extraños saltos
temporales por los cuales es difícil saber cuánto tiempo ha pasado entre cada
escena, algunos creando situaciones extrañas e ilógicas, o cambios de tiempo
verbal en una misma frase (se supone que la narración es en tercera persona y
presente) que dan lugar a equívocos y obligan a releer varias veces algunos
pasajes. También hay unas cuantas erratas, frases hechas y dos o tres conatos
de cambiar el punto de vista, situado en casi todo momento en la protagonista.
Si bien se podría achacar a inseguridad del autor sobre cómo
contar lo que quiere relatar, lo que realmente parece es que se ha publicado un
borrador sin revisar como si fuera una novela. La repetición de hechos,
detalles e información sugieren que no se ha releído la obra (o no con la
debida atención) para decidir dónde incluir cada cosa o cómo hacerlo. Es
habitual en las historias de misterio recapitular de vez en cuando la
información proporcionada para recordarla a quien haga varios parones de
lectura y pueda olvidar detalles de distinta importancia, aunque eso no
justifica hacerlo tan a menudo, menos con tan poca gracia y carencia de
recursos, sin un mínimo disimulo.
El punto de partida que impulsa a Isabel a investigar (la
búsqueda en la hemeroteca del pueblo de noticias sobre la llegada de su familia
a El Valle) no es muy creíble, como tampoco lo es el nulo caso que le hace la policía cuando les cuenta sus sospechas, pero a favor de la protagonista (41 años,
aburrida, con un marido infiel e hijos que se han ido de casa) cuenta su
capacidad para actuar por sí misma, incapaz de rendirse o renunciar a la misión
que se ha impuesto, no es un personaje pasivo, aunque a veces haga cosas de
forma precipitada o con poca lógica.
El otro protagonista, Enar Olson, profesor de ciencias,
noruego, que escribe novelas policíacas traducidas a varios idiomas,
traumatizado por un caso que no consiguió resolver, está dotado de varias
similitudes con el autor (profesor, novelas adaptadas a serie de TV, pasión por
Sherlock Holmes…) que le hacen parecer un alter ego idealizado de este (incluso
menciona, de pasada, haber leído, y disfrutado, las historias protagonizadas
por Víctor Ros). También practica la visión remota, toque fantástico en una
obra en principio realista, cuyo uso oscila entre lo absurdo, lo innecesario (quizá sirve para «resolver» alguna situación sin
tomarse muchas molestias) y lo
increíble (no como algo positivo).
Entre los secundarios resaltan algunos de los personajes
entrevistados por Isabel y Enar, vecinos, testigos y familiares de las niñas
desaparecidas (Brígida Guardiola, Finita Benet, Guillermo Pau, Mohamed, Fedra
Hernández), Bernardo (marido de Isabel), Adrián (un amigo), el policía Darío
Garrido, o el alcalde Fabregat, algunos mejor dibujados que otros, que cumplen
su cometido de hacer avanzar la historia, ser sospechosos…
Curiosamente, por debajo de la multitud de errores formales,
se percibe una estructura típica y tópica que sigue, como si se hubiera
utilizado una plantilla, los pasos de una novela del género. Hay dos protagonistas hasta cierto punto poco
convencionales, algo de romance, crímenes en el pasado y la actualidad que se
saben relacionados, testigos, sospechosos, conversaciones que descartan o ponen
en primer plano a uno u otro personaje, pistas que permiten la resolución del
caso antes que los protagonistas, confesión y conclusiones.
En resumen, de haber estado bien redactada (revisada) «Nunca
es tarde» hubiera podido ser una novela tan sencilla y poco original como entretenida, y a
ratos, a pesar de todo, lo es.
Nota: Nunca es tarde es la obra ganadora
del XLIX Premio de Novela Ateneo de Sevilla 2017
**T***
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Me fio bastante de las opiniones de este blog. Parece que le han dado un premio gordo a un borrador. Creo que el asunto cultural, que más que ningún otro debería ser independiente, lo tienen monopolizado "cuatro colegas".
ResponderEliminarUna crítica demasiado tendenciosa. Nos hace creer que el premio ha sido un tongo.
ResponderEliminarHola, Vicente Martínez:
EliminarNo sé qué te hace creer que el premio recibido por la novela es un tongo, algo que no se menciona ni insinúa en ninguna parte del texto de la reseña.
En cualquier caso, es TU opinión.
Saludos.
Gracias por tu crítica. Quería saber quien gana los premio que yo no gano.
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