T.O.: Seules les bêtes, 2017
Editorial: Principal de los Libros, 2018
Colección; Noir, 1
Traducción: Isabel Fuentes
250 páginas
17 €
Argumento:
La desaparición de Évelyne Ducat propicia que varias personas
(Alice, Joseph, Maribé, Armand y Michel) relaten la influencia, directa o
indirecta, de este hecho sobre sus vidas.
Comentario:
Quizá, durante el primer tercio, puede dar la impresión de
que la novela es aburrida y previsible, de que se intuyen algunas de las cosas
que van a desvelarse más tarde e incluso de que el autor es algo «tramposo» dando
voz a sus personajes, haciéndoles hablar de forma ambigua, imprecisa, hasta
malinterpretando situaciones, con el fin de despistar (Si alguien empieza su
intervención con un «Yo la maté» hace sospechar que, justo ese personaje, no lo
hizo), aunque no se tarda mucho en percibir que va más allá de las apariencias.
En «Solo las bestias» no hay una investigación convencional,
o al menos no se muestra, si bien varios de los personajes cuentan, casi de
pasada, que en algún momento han hablado con el policía encargado del caso,
Cédric Vigier. En realidad no se tarda más de una tercera parte de la novela en
saber lo que le ha pasado a Évelyne, qué ha sido de ella y dónde termina,
mientras que el resto se ocupa en averiguar el quién, cómo y por qué, y el
cúmulo de circunstancias que lo propician.
Los relatos, a posteriori, de los personajes relacionados con
la desaparición de Évelyne, todos en una primera persona que se diferencia más
por las circunstancias de cada cual que por cómo están redactados los puntos de
vista, aportan la información necesaria para reconstruir lo sucedido, siguiendo
una estructura muy bien planificada, con pasajes en los que se apuntan hechos
que se desarrollan y completan más tarde, enriqueciendo la historia.
Recursos como los antes mencionados (ambigüedades,
imprecisiones), se suman a golpes de efecto al empezar y acabar intervenciones
para crear el necesario interés e intriga sobre lo que ha pasado y, por lo
general, funcionan con bastante precisión. Quizá hay algún punto de vista, como
el de Armand, que se alarga y recrea en las explicaciones de algo que se
entiende antes de que se cuente explícitamente. O esa frase final que se intuye
antes de llegar a ella, tan coherente con los temas que, además del misterio,
trata la novela.
Y es que, más interesantes que averiguar lo que hay tras la
desaparición de Évelyne, aunque está relacionado, son las historias de los personajes que toman la
palabra, lo que les impele a reaccionar de una u otra forma, el sentimiento de
soledad que experimentan (subrayado por ese entorno rural en el que muchas
personas viven sin contacto humano, solo con sus animales, en un entorno casi hostil,
incomunicados por la nieve durante meses, casi un personaje más de la narración), la necesidad de compañía, de amor
romántico, que se hace obsesiva, incluso enfermiza, una realidad distorsionada,
en todos los casos (Alice y Joseph, Maribé y
Évelyne, Armand y Monique, Michel y Amandine).
En resumen, pese a la presencia de algunas erratas (palabras
y comas que sobran o faltan a lo largo del texto), «Solo las bestias» es una
novela que funciona a varios niveles. El primero, más superficial, como una
novela de misterio bien planificada y estructurada, que mantiene la intriga casi
hasta un final quizá excesivamente alargado. El segundo, de mayor profundidad,
retrata la psicología de los personajes, propicia la empatía y deja un poso de
reflexión y tristeza.
«Solo las bestias» ha obtenido los siguientes
galardones:
Premio Polar del Quais du Polar 2017
Premio Polar Landerneau 2017
Premio Cabri d'Or 2017
Premio Goutte de Sang d'Encre 2017
***T***
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