lunes, 11 de junio de 2018

La fábrica de canciones. Cómo se hacen los hits, de John Seabrook

La fábrica de canciones. Cómo se hacen los hits.
The Song Machine: How to Make a Hit
John Seabrook
Traducción: Irene Riaño de Hoz
Penguin Random House (Reservoir Books)
452 páginas


Argumento:

El autor nos narra cómo se crean los súper hits musicales que escuchamos en la radio o vemos en Youtube.

Comentario:

Lo cierto es que cuando empecé el libro esperaba una narración más técnica sobre la creación de canciones, desde el punto de vista musical, pero, pese a todo, me ha gustado. Nunca más escucharé un gran éxito del mismo modo... Imposible, después de haber leído esta obra.

El autor nos cuenta aquello que sucede "detrás" de los artistas más admirados y escuchados, en los estudios de grabación o incluso antes, en las oficinas de las compañías o en las casas de los gurús de la música comercial. Y obviamente, y aunque nos podemos imaginar muchas de las cosas que dice, las conclusiones son muy deprimentes, en especial, aquellas que se refieren a la predictibilidad de lo que será un éxito, y a la absoluta mercantilización de todo lo relacionado con la música popular.

"«Todos nosotros hemos aprendido desde una edad muy temprana a enfocar la música como un negocio —explica—. Frente a otros que lo harán por diversión o por lo que sea, a nosotros nos prepararon para hacer exactamente lo que el cliente quiere y cuando lo quiere."

En consonancia con el tema que toca, que no es otro que la música, las partes y capítulos están conformados con la estructura de una canción tipo. Es decir, cada parte se nombra con un elemento de la canción, como el "gancho" (hook), la primera estrofa, la segunda, estribillo, puente, etc, etc.

En la primera parte, el autor nos describe de forma autobiográfica su encuentro con la música "moderna" (la que escucha su hijo adolescente) y las diferencias entre esta y la de su época, y nos introduce los primeros puntos clave: los dos tipos principales de influencias musicales de los grandes hits (Europop y R&B), y el uso del software informático para la creación de las canciones, que generan sonidos más atractivos que los de los instrumentos de verdad (lo que el autor llama "robopop"). También habla del famoso "hook" o gancho 

"Los hits actuales están repletos de hooks, anzuelos musicales diseñados para engancharse a tu oreja cada siete segundos". 

El artista, el cantante, tiene mucha menos importancia de lo que uno piensa.

Después, Seabrook se centra en los creadores de verdad de las canciones, como Dr Luke, Stargate o Max Martin, que logran sacar partido de unos pocos acordes y estructuras sencillas que los PC y el software luego arreglan y mejoran, añadiendo todo tipo de adornos, que convierten estas piezas musicales en adictivas a fuerza de repeticiones, en busca del ansiado Hit ("El 90 por ciento de los ingresos de la industria discográfica procede del 10 por ciento de las canciones"). 

De lo que cuenta el autor en el libro se deduce que vale más tener un par de éxitazos que mil canciones de cierto éxito pero que no llegan a ser "hits", aunque también reconoce que el panorama está cambiando hacia un escenario de "nichos" de mercado, debido sobre todo a la entrada de las descargas ilegales y de plataformas como Spotify, que han afectado mucho a las ventas y al negocio.

Se nos revela un hecho curioso: la gran mayoría de los creadores de grandes éxitos ¡son suecos! Y no habla solo de grandes éxitos europeos, sino también americanos y en el para mí poco conocido mundo del K-Pop (grupos pop coreanos de grandísimo éxito).

"Los fabricantes de hits suecos, en su día un alocado sueño de Denniz PoP, fueron los responsables de la cuarta parte de todos los éxitos del Billboard Hot 100 en 2014."

En relación con los suecos, se nos cuenta la evolución de su peculiar "fábrica de canciones", iniciada en los noventa con Cheiron, y su fundador Denniz PoP, fue precursor de la nueva forma de hacer música con samples y sonidos pregrabados y sintetizadores, y sobre todo ese trabajo en estudio que recubre la música de "golosinas", es decir, de efectos que hacen que las canciones sean más placenteras de escuchar.

Pero también nos cuenta la colaboración de estos suecos con los americanos y la mezcla de sonidos R&B con el más genuino Europop, y el triunfo de los grupos de chicos (Backstreet Boys, etc). Intercalado con la evolución histórica de estas bandas, el autor nos explica cómo trabajaban los compositores, y la influencia de las listas de éxitos y reproducción en la magnificación del impacto de los hits.

Más adelante, se cuentan casos particulares de famosas cantantes como Britney Spears, Kesha o Rihanna, y sus relaciones más o menos problemáticas con estos gurús musicales, además de mencionar la importancia de los talent show, como American Idol, inspirado en el Pop Idol británico (el autor atribuye a Europa este gusto por los concursos de canciones, con  una mención incluso al festival de Eurovisión, con error incluido, ya que si bien Azerbaiyán ha participado en Eurovisión, y ganado una edición, Kazajistán jamás ha estado) 

"Los europeos están habituados a los concursos de canto televisados gracias a décadas de Eurovisión, el concurso paneuropeo de canciones que dio a conocer al mundo a ABBA con «Waterloo», la actuación ganadora de 1974, y que acaba con la coronación de un país como campeón, al estilo de la Copa del Mundo".

Lo más llamativo, los "campamentos de canciones" en los que se reunen compositores para crear en equipo, y cómo se trata de hacer creer a la gente que el cantante interviene en la creación de sus canciones, aunque no siempre sea así.

En resumen, una visión bastante detallada del panorama  musical y de sus grandes éxitos, en la que queda claro que cada vez más y gracias al software informático y a los algoritmos, se va hacia la construcción a la carta de canciones que "satisfacen" al cerebro, hechas con el sistema de "pista y hook", con unos pocos acordes, letras básicas y sencillas, pero que tan rápido como se consumen son sustituidas por otras similares, fabricadas literalmente en estudios por equipos de técnicos, muchos de los cuales no saben música, pero que tienen buen oído para realizar las diferentes partes de una canción, como la melodía, el ritmo, etc. Unos pocos compositores,muchos de ellos de origen sueco con  un afilado sentido de lo comercial, para nutrir los repertorios de casi todos los artistas relevantes. Un libro sumamente interesante y esclarecedor, aunque me sobran un poco las vidas de las cantantes y otro tipo de detalles personales.


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2 comentarios:

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