martes, 22 de noviembre de 2022

La casa del Dragón contra El señor de los anillos: los anillos de poder (TV-2022)

La Casa del Dragón
House of the Dragon
HBO
Basado en la obra de G.R.R. Martin
60 min (10 episodios)
Reparto: Paddy Considine, Matt Smith, Milly Alcock, Emma D'Arcy, Rhys Ifans, Olivia Cooke, Emily Carey, Steve Toussaint, 


El señor de los anillos: Los anillos de poder
Lord of the Rings: The Rings of Power
Amazon Prime
Basado en la obra de J.R.R. Tolkien
65 min. (8 episodios)
Reparto: Morfydd Clark, Robert Aramayo, Markella Kavenagh, Ismael Cruz Cordova, Charlie Vickers, Daniel Weyman, Lloyd Owen, Maxim Baldry, Owain Arthur,



La precuela de la famosa serie de HBO, Juego de tronos, partía en desventaja en su informal competencia con la otra gran apuesta de la temporada televisiva, «Los anillos del poder», basada en el universo literario de J. R.R. Tolkien. Sin embargo, una vez terminada la primera temporada de ambas, podemos decir que la primera ha salido triunfadora en todos los sentidos.




Ninguna de las dos series, a decir verdad, me entusiasmó en sus primeros capítulos. La Casa del Dragón me parecía excesivamente lenta; Los anillos de poder, dotada de un dudoso guion, ya puesto de manifiesto en el planteamiento del piloto. 

Además, La historia de los Targaryen me recordaba a veces a series históricas estilo Los Tudor o Los Borgia, donde una familia aristocrática lucha por el poder a muerte. Salvo la introducción de dragones, que en ese mundo se pueden considerar «normales», tampoco destaca la parte fantástica. En ese sentido, me ha defraudado un poco. Ya sé que no es Juego de Tronos, pero la veo en exceso centrada en la lucha dinástica. No digo que esté mal, sino que es una temática que me parece menos atractiva que una aventura de fantasía clásica. Lo que dicho sea de paso debería haber sido Los anillos de poder, donde sí vemos el componente fantástico y aventurero. 

La apuesta de Amazon Prime, la serie más cara de la historia, según nos vendieron,  tenía todo para gustar: un nutrido grupo de fans, presupuesto, marketing ya hecho... sin embargo, todo ese dinero no sirve para nada si falta lo esencial: el guion. 

Tampoco es que La casa del dragón tenga unos guiones brillantes, llenos de diálogos deslumbrantes y memorables, más bien todo lo contrario, pero, al menos, son efectivos y profesionales. Y esa es la mayor diferencia  entre ambas. 

En La casa del Dragón el guion orienta la historia hacia un punto, va desarrollándose de forma orgánica, lenta pero segura, con el apoyo de actores competentes en su mayoría (aunque, desde luego, no tan carismáticos y distinguibles como los de Juego de Tronos). Optan por las escenas intimistas y hasta domésticas y «femeninas» (nunca había visto tantos partos en una serie en toda mi vida), que tienen lugar en interiores, en lugar de por las localizaciones exteriores y las tramas de batallas. Elección que puede aburrir a quien busque acción superficial, pero que ayuda a comprender las motivaciones de los personajes y a preparar el desenlace. También hay menos desnudos, sexo y violencia (y lo que hay es más «correcto», gayfriendly y femenino).


La Casa del Dragón: la familia del pelo decolorado

De todas formas, el guion que he dicho eficaz, también tiene algunos defectos, básicamente en la construcción de personajes secundarios, cuyos actos no se entienden o bien son soslayados por los demás personajes. Un ejemplo es el guardaespaldas de Rhaenyra, que mata delante de decenas o cientos de personas al amante de un gran personaje y nadie hace nada contra él, como si tal cosa. No es la única situación extraña. 

En la trama abundan los malentendidos y la mala suerte como motores de los hechos. Así pues, la reina Alicent escucha a su marido agonizante delirar algo sobre Aegon y deduce que le están diciendo que él debe ser el rey. Nos vienen a decir que no es su decisión, sino lo que «quiso» el rey en el lecho de muerte, como para blanquear al personaje de Alicent. El blanqueamiento también se aprecia en otros personajes. Por «mala suerte» o porque los dragones desobedecen, Aemon mata a su primo Lucerys. En realidad, no quería hacerle daño.  La serie está llena de cosas así. Como si el destino o la fatalidad fuera quien decide y no los personajes con sus actos conscientes.


No es el Doctor Who (tampoco Legolas)

Pero, de todas formas, estos «errores» son genialidades si comparamos con lo que puede verse en Los Anillos de poder, donde los personajes se dejan llevar por conveniencias del guion, de la manera más caprichosa posible.  Galadriel se tira del barco cuando va a Valinor por qué sí, va a Númenor por que sí, decide que Halbrand es el rey del sur, por que sí, y del mismo modo decide que ya no lo es y que sus actuaciones son sospechosas... Los paisajes y fotografía, los colorines, muy bonitos, sí, el CGI también, todo luce mucho, pero de contenido nada. No hay épica, no hay sensación de peligro, no hay sacrificio en aras a un bien mayor, no hay sentido de la maravilla... 

Pero sí hay personajes detestables que puedes odiar desde el minuto en que aparecen, como el mayor error de todos, Galadriel, en nada parecida a la del libro de Tolkien, ni mucho menos a la de las películas de Peter Jackson. Y en segundo lugar en la clasificación del horror, los Pelosos, la raza más malvada y desagradable de cuantas pueblan la Tierra Media, mucho peor que los orcos...  Una raza que deja atrás a quien no puede seguir por accidente o enfermedad y que luego encima se regodea recordando a aquellos a los que abandonaron, que lleva en la cabeza ramas y hierbas como si no se lavaran en años y que es la pura incoherencia etnográfica y ensaladilla de razas y colores jamás vista en serie alguna.


Galadriel de Arco

No ayuda a meterse en la historia la existencia de varias tramas que no se cruzan hasta el final (alguna no se cruza nunca), o la existencia de situaciones literalmente increíbles. Bien, sí, es fantasía, pero incluso la fantasía ha de tener un sentido y unas reglas dentro del mundo imaginario. Si en ese mundo la lava y las nubes piroclásticas queman... ¿Cómo es posible que los protagonistas sobrevivan a la erupción del volcán? Solo es un ejemplo de las numerosas transgresiones de la lógica ¿Galadriel nadó por el océano durante miles de kilómetros? ¿Justo se encontró con una balsa en alta mar? ¿Justo ahí estaba Sauron? ¿La nación más poderosa de los hombres no tiene ejército que tiene que reclutar voluntarios? ¿Caben todos en tres barcos? ¿Eso es un ejército para combatir una amenaza como Sauron? No voy a hacer recuento de todos los detalles que te saltan al ojo como aceite hirviendo... sería como escribir un ladrillo de la extensión de El Señor de los Anillos.


Pelosos: los odias o... los odias

En resumen, La Casa del Dragón y Los anillos de poder poseen variados defectos, muchos más la segunda, a años luz. La primera salva la papeleta al final, con la ayuda de un guion eficaz que se va desarrollando hasta el desenlace fatal. La segunda, cae en el ridículo la mayor parte de las veces, destruye el imaginario de Tolkien (aunque en este punto no me he metido mucho por falta de conocimiento profundo, pero lo que conozco...), nos hace odiar a sus personajes y no satisface las expectativas, por culpa de un guion malísimo donde todo se resuelve de la manera más tonta e infantil.

Espero con interés las segundas temporadas, ya que nos han prometido, van a mejorar en ambas series... (No sé si creérmelo en el caso de Amazon, pero bueno).

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