jueves, 13 de enero de 2011

Sé lo que estás pensando, de John Verdon


T.O.: Think of a Number (2010)
Editorial: Roca Editorial
Traducción: Javier Guerrero
430 páginas
20 €

Argumento:

Mark Mellery pide ayuda a su amigo el policía retirado David Gurney para que investigue quién le ha enviado varias cartas inquietantes y encuentre la explicación a su contenido y al intento de chantaje de que está siendo objeto.

Comentario:

"Sé lo que estás pensando" es una novela de misterio de estructura clásica protagonizada por un ex policía adicto al trabajo, con problemas personales y dificultad para comunicarse con su esposa que ve en el intrigante caso propuesto por su ex compañero de universidad la oportunidad ideal para mantener la mente ocupada e ignorar lo que ocurre en su vida.

Narrada desde el punto de vista de Gurney, no hay una sola escena en la que no esté presente, y todas las impresiones, obviamente subjetivas, son las suyas, siendo la figura del narrador invisible a lo largo de una historia que sigue las andanzas del protagonista, sus dudas, avances y retrocesos o cambios de idea según descubre nuevas evidencias, y lo utiliza para no revelar más de lo que sabe él y las conclusiones, a veces erróneas, a las que llega, lo que contribuye a enmarañar y cambiar la percepción de las distintas tramas sin engañar a quien lee la novela.

Dadas las circunstancias, Gurney es el personaje mejor desarrollado, tanto en su forma de afrontar el trabajo, como en las relaciones humanas y su perspectiva de lo que sucede. Tras él es Madeleine, su esposa, quién recibe mayor atención, mostrando una enorme comprensión de sus problemas emocionales y resultando de gran ayuda con sus aportaciones a la resolución de varias facetas del caso. En cuanto al resto de personajes, van perdiendo definición según su relevancia en la historia, aunque la mayoría tienen al menos algunas características identificativas, ya sea en su físico, forma de actuar o reacciones de Gurney en su interacción con ellos.

Como suele ser habitual en las novelas del género, el autor juega con diversas intrigas para mantener el interés, desde la interpretación de las pistas (los poemas, los objetos que se encuentran en cada caso) hasta los posibles sospechosos (la esposa rica, alguien de un pasado no recordado, los clientes del Instituto de Renovación Espiritual que dirige Mellery) o la intriga de cómo puede el autor de los anónimos saber qué número pensará Mellery.

Ya desde el propio título (Piensa en un Número, en el original) el autor utiliza como cebo principal la aparente imposibilidad de que alguien pueda adivinar en qué número va a pensar una persona, con el riesgo de que esa importancia, que los mismos personajes le conceden, pase a ser una parte demasiado relevante de la historia y que la resolución del misterio (por su simplicidad y lógica, nada espectacular) decepcione a quien espere una gran sorpresa.

Aunque el autor corre el riesgo de explicar su "truco de prestidigitación" a cien páginas para el final de la novela, la secuencia de asesinatos y sus características y el constante aporte de nuevos datos, especulaciones y resoluciones mantienen el interés hasta llegar a un clímax en el que Gurney se enfrenta con el asesino en un tenso capítulo en el que las piezas se colocan en su sitio correspondiente, tanto las relacionadas con los crímenes como las referentes a la vida personal del protagonista, marcando una evolución del personaje algo sencilla pero relevante.

Quizá el recurso de que el asesino confiese todo y confirme cada suposición de Gurney o el incomprensible silencio de este acerca de su acción impulsiva (el envío de la carta) y lo que tarda en desconfiar del sospechoso más obvio (no se da cuenta hasta un momento antes de que se haga evidente) sean los puntos más flojos de una novela que utiliza los recursos clásicos de su género para componer una historia digna y entretenida cuyo interés sólo decae ocasionalmente. 


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*** T ***

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