sábado, 8 de septiembre de 2012

Misión Olvido, de María Dueñas


Editorial: Temas de Hoy, 2012
Colección TH Novela
510 páginas
22,90 €

Argumento:

Tras separase de su marido, Blanca Perea viaja a California con el encargo de revisar los papeles de su compatriota, el hispanista Andrés Fontana. 

Comentario:

Tras el éxito de El tiempo entre costuras, se esperaba con cierta expectativa la segunda novela de Dueñas, quizá con la intriga de saber si estaba a la altura de su predecesora. 
Aunque hay parecidos superficiales entre ambas novelas: narración en primera persona, intención de explorar hechos del pasado, son mayores las diferencias.

En Misión Olvido esa primera persona utilizada para contar lo que vive Blanca Perea, protagonista e hilo conductor con las partes de otra época, parece perjudicar más que beneficiar el proceso de identificación con el personaje y lo que le sucede. 

No solo su drama personal es tópico y previsible, sino que  Blanca se extiende en largas, prolijas, confusas explicaciones (bastantes de ellas sobre temas irrelevantes) que no solo ralentizan el comienzo de la “acción”, sino que también crean lo opuesto a lo que suele pretender la primera persona, un desapego hacia lo que cuenta sobre sí misma y la sensación de que redactado en forma de diálogos o incluso en tercera persona, disminuiría páginas y digresiones y profundizaría en los personajes, tanto ella como quienes son vistos a través de sus ojos.

En la novela, alternados con la tarea de Blanca, hay capítulos dedicados tanto al origen de Andrés Fontana como a la juventud de Daniel Carter, uno de sus alumnos, especialmente interesado en recuperar la memoria de su mentor.

Si bien el relato de la vida de Fontana, cuya infancia se centra incomprensiblemente (no vuelven a aparecer) en su benefactora y en un relato tan amplio como superficial (quizá por el mencionado tono explicativo y monótono que también lastra la parte de Blanca)  de sus años universitarios, rompen la monotonía del relato de la protagonista, son los capítulos dedicados a la estancia de Carter en España los más interesantes de la novela.

Quizá esto se deba tanto a la previsibilidad de las experiencias de Blanca, antes de su viaje y en Santa Cecilia (la revisión del legado de Fontana y las relaciones con el resto del claustro apenas tienen utilidad), en especial el supuesto romance apenas desarrollado con Daniel Carter (y Luis Zárate, director del departamento, como improbable pretendiente alternativo), mientras que en el pasado de este personaje hay una historia de amor de corte más clásico y con una dosis de drama que le concede interés adicional por encima de sus estudios o de ciertos paralelismos entre su biografía y la de Fontana (viven en la misma casa, el tutor de uno fue compañero de estudios del otro).

Además, la novela, de tono “intimista”, carece casi por completo de “acción”, en el sentido de que los personajes permanecen estáticos en un par de escenarios y todo lo descubre Blanca eligiendo sin mucha lógica pasajes de postales, cartas o textos de Fontana entre una maraña de escenas largas y plagadas de generalidades. Que la meta sea encontrar la Misión Olvido del título, cuya consecución no tiene el interés de lo personal, también contribuye a disminuir el interés por lo que sucede.

Lo mismo ocurre con la vida de Blanca, cuyo romance con Carter se dice pero no se muestra, no hay emoción sobre si quedarán juntos o no y la inclusión de Zárate es irrelevante. Tampoco esos paralelismos que encuentra Blanca entre ella y otras dos mujeres con las que trata se ve más allá de su afirmación de que es así y lo que ha supuesto para ella, con lo que la pretensión intimista de un relato que parece apostar por el “realismo”  acaba siendo otra de las facetas fallidas de la novela.

En resumen, Misión Olvido tiene características y errores que suelen asociarse a una primera novela, entre los que destacan la desafortunada utilización de la primera persona, la redacción explicativa que alarga y embarulla la progresión de lo que se cuenta, cantidad de texto que se podría eliminar sin que afectase a la historia (las largas escenas en la base americana) o un tema central (el hallazgo de la Misión del título) y una protagonista cuyo interés es muy relativo (hay secundarios más atractivos).

Parece difícil que quienes disfrutaron con El tiempo entre costuras lo hagan también con Misión Olvido, ya que, pese a carencias como falta de credibilidad en algunas de las cosas que sucedían a la protagonista, al menos contaba con todo tipo de acción: viajes, peligros, misterio, romance... Algo de lo que esta segunda novela carece.


***T***

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

2 comentarios:

  1. La tengo en casa desde hace mucho tiempo. Aún no he empezado a leerla: Solo alguna que otra ojeada, y sí, me ha parecido un poco lenta.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario, Lydia.

    Si en algún momento te decides a leer la novela y te apetece comentarla aquí estamos.

    Saludos

    ResponderEliminar

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