martes, 29 de marzo de 2022

El castillo de Barbazul (Terra Alta III), de Javier Cercas

El castillo de Barbazul: Terra Alta III
Javier Cercas
Tusquets Editores S.A.
400 páginas

Argumento:

El ex policía Melchor Marín tiene una relación problemática con su hija, que ha empeorado después de que ella se enterara de la verdad sobre la muerte de su madre. Afectada por el descubrimiento, la chica huye de casa, pero, pronto, esta desaparición adquiere tintes inquietantes. El policía la busca, temeroso de que haya caído en malas manos.


Comentario:

A priori, el tema y el argumento son interesantes. Desde luego, más interesantes que los de las novelas anteriores de esta misma serie. La novela en sí también me ha parecido algo mejor, al menos en su estructura, aunque aún padece, a mi modo de ver, de muchos defectos.

En cuanto a la estructura, la obra está dividida en varias partes, que en realidad, son dos. En la primera, se plantea el caso policial de la desaparición de la chica. En la segunda, una acción realizada por el protagonista en relación con lo primero. Casi podría decirse que se trata de dos novelas distintas, ya que hasta el género parece diferente, aunque, al final, tampoco lo sea tanto. Hasta aquí lo positivo, siempre según mi opinión. Esta forma de estructura la historia me ha gustado, pero no cómo luego se desarrolla.

Para empezar, la primera parte, en la que se plantea el caso policial, se consume en miles de diálogos entre policías, y se resuelve sin casi intervención de ellos. Habría que decir que más bien el caso se "resuelve solo". No se sabe muy bien a qué vienen tantas palabras y tantos diálogos sobre  procedimiento policial. A mí eso, lo reconozco, me aburre bastante. 

Hay una cierta promesa de que se tocará el tema de la trata y la pederastia, pero, en todo caso, lo hace de pasada (me refiero a cómo se explica). Lo más sorprendente es que algo tan grave como es lo que le ocurre a su hija, al protagonista no le afecta. Quiero decir, no se le nota afectado. En el texto no se ve reacción, ni emoción ni sentimiento. Tampoco es que tengan que estar llorando todo el rato, pero da la sensación de frialdad, de contarse todo desde mucha distancia. La prosa de este autor me parece muy fría.

Cuando aún no nos hemos repuesto del "bluff" del desenlace de la primera parte, comienza la segunda con una nueva promesa, esta vez de una operación encubierta lindante con las peripecias de James Bond o de alguna banda de ladrones de las películas. Y de nuevo, todo son charlas y preparativos (en algunos casos un poco inverosímiles, pero bueno, es una novela de aventuras). Luego, en dos páginas, casi literal, se consuma la acción, y ya está. Para remate, un larguísimo y anticlimático epílogo contándonos cosas que, a mí, personalmente, no me interesan y que alargan de forma innecesaria la novela. 

Pese a todo, la obra se lee fácil. Eso hay que reconocerlo, aunque, a la postre, esté bastante vacía. 

Los personajes... bueno, hay un montón de policías, una chica que apenas se nos muestra, pese a ser la víctima de los hechos (el autor cree que basta con contar su vida, narrándolo, o a través de los psicólogos que la atienden, en lugar de dejar que "hable" ella) y algunos personajes de anteriores novelas que no hacen nada. Luego, casi se me olvida, hay un villano como de peli mala, pero muy decepcionante, ya que apenas sale, y casi todas sus acciones, salvo una o dos escenas, se describen mediante largas narraciones, en lugar de dramatizadas, quitándole toda la fuerza o interés que podría haber tenido. No sé, si vas a poner un villano de opereta, que nos deleite con algún discurso rimbombante o algo, o alguna acción brillante, alguna villanía entretenida. Eso siempre da vidilla al género. 

Algo que me irrita bastante (y hasta me da risa) es que el autor aprovecha cualquier ocasión en la novela (como hacía en la anterior) para dejar caer que hay por ahí un autor llamado Cercas que ha novelado la vida del protagonista, mediante unas novelas muuuuy buenas. Curiosamente, casi todos los personajes conocen las novelas, pero el prota se niega a leerlas y pasa de ellas. Ni qué decir que estas menciones "metaliterarias" aparecen de pronto y sin venir a cuento, causando un cierto desconcierto, por no decir otra cosa...

En resumen, una novela que puede ser ligeramente entretenida, pero a la vez, para mí, decepcionante, pues promete cosas que no da, la acción se consume más rápido que el papel higiénico durante una crisis y te deja poco poso en la mente. El tema, que podría haber dado mucho de sí, apenas se explota, así como tampoco se hace con el villano. Una pena que todo sea el protagonista, una y otra vez, y sus aburridas elucubraciones sobre excelsas lecturas... 

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2 comentarios:

  1. Arranca bien. Luego se va transformando en una historia tipo " estrenos tv,", manida, previsible, mucha descripción de amaneceres, atardeceres o anocheceres, poca introspección, enumeración de lo que come y de lo que bebe, diálogos aburridos, equipo de A en Pollensa. Me entretuvo mientras estuve enferma en formato de audiolibro. Pensaba que Cercas era otra cosa. ¿Un policía metido a bibliotecario? ¿Un bibliotecario que no ha leído el quijote? Los miserables, coca cola con hielo, la novia 15 años mayor que él, bocadillos y poses y constantes autorrefencias , el oficio de escribir como forma de ganarse la vida. En fin.

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  2. La verdad es que me parece basura fascista.
    Las dos anteriores eran ya una fantasmada, pero en esta supera todos los techos del absurdo. El protagonista se convierte en juez y verdugo. Pasa de los cauces democráticos y de la ley, y como el malo es tan malo, todo lo que sea destruirle vale, Ya que la justicia no funciona, yo, el héroe por encima del bien y del mal, como un Capitán Trueno de tebeo, castigo al malandrín.
    Se podría llenar un libro tan largo como la novela con todas las incongruencias, los lugares comunes y las deficiencias de todo tipo de esta pseudonovela infumable.
    Basura.

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