lunes, 22 de julio de 2013

El último pasajero, de Manel Loureiro


Editorial: Planeta, 2013
448 páginas
19,90 €

Argumento:

La periodista Kate Kilroy embarca a bordo del Valkirie junto al millonario Isaac Feldman y un grupo de personas.

Comentario:

Es difícil encontrar algo novedoso o que no recuerde a otras historias cuando se lee una novela, y El último pasajero no es una excepción. Para quien haya leído a King será fácil encontrar ciertos paralelismos entre lo que sucede en el Valkirie y en el hotel Overlook de El resplandor. Incuso se pueden encontrar similitudes con películas, como Barco fantasma, 2002, por ejemplo, aunque todo esto no tiene por qué impedir el disfrute con la lectura.

La novela está redactada de forma correcta y efectiva pese a algunas limitaciones, tópicos e incluso cierta pobreza narrativa y descriptiva (cosas que se rompen en un millón de pedazos o que se encuentran a un millón de kilómetros de un lugar), y avanza lenta pero segura hacia su conclusión.

Quizá para quienes gusten del terror tarde un poco en “arrancar”, ya que dedica una cuarta parte del texto a la presentación de su protagonista, Kate Kilroy (Catalina Soto), sus circunstancias y la investigación que la lleva a formar parte de la tripulación del Valkirie y una vez en el barco pasa cierto tiempo hasta que la historia se centra en ese elemento terrorífico y sobrenatural que recuerda a la obra de King.

Es igualmente posible que quienes prefieran otro tipo de narración encuentren excesivos o incluso innecesarios algunos de los capítulos dedicados a la eliminación de pasajeros, paseos en la oscuridad por un Valkirie que oscila entre 1939 y la actualidad y descripciones del horror que habita en su interior.

En cuanto a los personajes, lo más destacable es que el autor los ha dotado de cierta personalidad, en especial a los principales. Tanto la obsesión del millonario Isaac Feldman por conocer su origen como la traumática infancia de la serbia Senka Simovic tienen su razón de ser en relación a la trama principal, e incluso personajes menos relevantes (Duff Carroll o el jefe de seguridad Moore) tienen características que les hacen parecer más que simples nombres al servicio de la acción. Sin olvidar al Valkirie y a lo que se oculta en su interior.

Aún así, hasta cierto punto, quedan eclipsados por el protagonismo absoluto de Kate Kilroy, desde cuyo punto de vista se percibe casi todo lo que sucede a bordo del barco, y la relación con su recientemente fallecido esposo Robert, que impregna a toda la novela de un aura romántica, incluyendo una escena de sexo (capítulo XXXVIII) que no desmerecería en una obra de este género y además es de vital importancia en una historia que, por cómo evoluciona y por su resolución, podría definirse como de amor (y familia).

En resumen, una novela sencilla y entretenida, que mezcla varios géneros con cierta soltura y eficiencia aun si aportar novedades, desarrollo irregular y deja intuir (quizá erróneamente) la influencia de la vida real del autor en algunos de sus pasajes.


***T***

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