jueves, 15 de mayo de 2014

El héroe discreto, de Mario Vargas Llosa

 El héroe discreto
Mario Vargas Llosa
Alfaguara
392 páginas

Argumento:

Felicito Yanaqué es un honrado empresario de transportes, que un día, recibe un anónimo donde se le pide dinero a cambio de no atacar su negocio.
Don Ismael, por otro lado, organiza una trama para evitar que sus dos disolutos hijos hundan su empresa y gasten su dinero.

Comentario:

Resulta difícil comentar la obra de todo un premio Nobel por la expectativa que produce el renombre y el pasado del autor. Así que he optado por opinar como si se tratara de un escritor cualquiera...

La última novela de Vargas Llosa podría encuadrarse en el apartado de "obras menores" de su producción.

El argumento es, como el héroe del que trata, discreto, en el sentido de que no llama la atención, ni resulta especialmente complejo o elaborado. Relacionado con esto, la estructura de la novela es simple o lineal, como se le quiera llamar, sin casi irrupción de recursos estilísticos, dejado aparte la forma como tiene Vargas de usar el flashback, insertado en conversaciones del presente sin separaciones. El autor usa esta fórmula varias veces a lo largo de la historia y con diversos personajes.

La prosa tampoco destaca por nada. Es correcta (¡qué menos!), y se lee bien, con fluidez y agilidad, sobre todo porque el peso de la narración está sobre los diálogos más que sobre las descripciones. Abundan los localismos, lo cual le da el necesario sabor y personalidad a este retrato costumbrista de Piura (Perú), que es lo mejor de la novela.

A mi modo de ver, la relación del argumento con el título es muy tibia. La heroicidad de los personajes está muy  "cogida por los pelos", y el argumento es bastante endeble y lo que es peor, previsible. Aunque hay una trama que podríamos calificar de investigación policial, esta no es suficientemente intensa como para considerar la novela como perteneciente al género negro. Tampoco es una obra donde se profundice moral o filosóficamente en las consecuencias de los comportamientos de los personajes. La falta de definición de la historia hace que a menudo se incluyan digresiones o escenas que no tienen nada que ver con las tramas principales, como por ejemplo, las apariciones sobrenaturales narradas por Fonchito, el hijo de Don Rigoberto, amigo de Ismael, que para colmo, generan diálogos sobre religión y otros temas que son caros a Vargas Llosa; o las desvaídas charlas eróticas entre Rigoberto y su esposa. Casi todos los conflictos de las dos tramas tienen que ver con la familia, peleas paternofiliales, amoríos, dinero...

El personaje mejor descrito es Felicito, con sus circunstancias, trabajo, familia, su amistad con una adivina del pueblo, sus visitas a la amante, etc. Se trata de un hombre de clase humilde hecho a sí mismo y trabajador, obligado a casarse muy joven con una mujer a la que no quería por culpa de un embarazo no deseado.

En la segunda historia, es don Rigoberto, un hombre culto que sueña con ir a una idealizada Europa y tiene muchas de las ideas del propio autor, el que lleva el punto de vista de la narración, cuando la acción principal la realiza Ismael, en apariciones muy limitadas. Don Rigoberto y su esposa Lucrecia, según tengo entendido, protagonizaron otras obras de Vargas Llosa (Los cuadernos de don Rigoberto y El Elogio de la Madrastra). así como el sargento Lituma, uno de los policías encargados del caso de las extorsiones y anónimos (Lituma en los Andes). Supongo que por esa razón, tienen papeles tan extensos, en algunos casos sobredimensionados con respecto a su importancia real (ejemplo: Lituma).  También hay personajes sin un rol claro, como la advina a la que Felicito consulta, o el cura con el que habla Fonchito.

En resumen, la obra se lee con cierto interés por la mínima intriga, no aburre, no al menos hasta el final, donde hay unos capítulos anticlimáticos y que se hacen largos, pero tampoco aporta nada, ni a nivel estético ni a nivel de mensaje. Es una novela prescindible, demasiado larga y dispersa y con un argumento cercano al culebrón, centrado en los líos de faldas y los problemas paterno filiales, y una prosa en nada destacable.

Primeras páginas de la obra


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11 comentarios:

  1. Buena opción comentar así, sin dejarse aplastar por el peso de quién es el autor. Leí ete libro hace tiempo, no es un libro que recuerde especialmente como un gran libro, la sensación de que lo lei, no me encantó y no es ni será relectura.

    Besos

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  2. Tengo pensado leer alguna obra del autor, pero no creo que deje caer esta. No me atrae lo suficiente, y veo que es bastante simplona.

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    1. Bea. Intenta entonces con la Guerra del fin del mundo. O Pantaleón y las visitadoras. O La tia Julia y el escribidor. Esas son obras MAYORES.

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  3. Es difícil reseñar a alguien que tiene sobre sí la marca de glorias pasadas. Una se siente algo intimidada, pero bueno, he dicho lo que pensaba.
    Bea, es una obra menor del autor a mi modo de ver. Dicen que las antiguas son mejores, pero yo solo he leído La tía Julia y el Escribidor (que tiene un cierto matiz autobiográfico) y Pantaleon y las visitadoras (que es bastante original, ya que no tiene narrador y está compuesta a partir de informes, notas, noticias, etc, vamos, es una obra vanguardista). A mí esas sí me gustaron. Dicen que La ciudad y los perros o Conversaciones en la catedral son sus obras maestras. Gracias a las dos por comentar.

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    1. A mí una de las mejores obras de Vargas Llosa es La guerra del fin del mundo.
      No se pierdan tampoco La fiesta del Chivo y Las travesuras de la niña mala.
      Que aproveche.

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    2. señora M.C. Mendoza , la fecha de publicancio de esta critica fue el ueves, 15 de mayo de 2014 ?¿

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    3. Sí, es la fecha que poner el artículo del blog.

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  4. Perdóoon, es Conversación en la catedral.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Leí la novela comprando el libro en un remate (apenas 5 Euros) y creo que fueron demasiados. Concuerdo con la crítica, es un lamentable culebrón, apenas digno de una mala telenovela. Desde algunos años noto con lástima que cada nuevo libro de Vargas Llosa hace añorar sus primeras obras. Pienso que después de tantos años se quedó sin fuelle. Los editores siguen apostando a su fama; si la hubiera escrito un desconocido nunca la hubieran publicado.

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