Editorial: Ediciones B
750 páginas
21 €
Ebook: 9,99
€
Argumento:
En 1852
Gwyneira Silkham y Helen Davenport, dos jóvenes de diferente clase social,
viajan a Nueva Zelanda para casarse con unos hombres a los que aún no
conocen.
Comentario:
«En el país
de la nube blanca» es la clásica saga familiar con toques de culebrón en la que
transcurren decenas de años (la acción comienza en 1852 y termina en 1877) y
por la que desfilan gran cantidad de personajes con mayor o menor protagonismo.
Una de las
primeras cosas que se perciben es que la prosa es correcta, la autora
tiene capacidad para utilizar la elipsis cuando lo cree necesario y para
transmitir más de lo que se dice en realidad en los diálogos y la narración en
tercera persona, consiguiendo que al leer se puedan intuir algunas de las cosas
que van a pasar con bastante antelación, siendo más sencillo para quienes
tengan experiencia en otras lecturas de este género.
Las
protagonistas principales de gran parte de la novela son dos mujeres, Gwyneira
(Gwyn) Silkham y Helen Davenport, si bien con el transcurso de los años,
lógicamente, van cediendo terreno a otros personajes.
Gwyn y
Helen parten de diferentes orígenes (una es la hija de un magnate de la lana
galés y la otra institutriz) y formas de ser (una es más rebelde y la otra
más «convencional») para compartir la igualdad de condiciones que conlleva
la llegada a un nuevo mundo (Nueva Zelanda) en desarrollo.
Así ambas
se casan con hombres a quienes apenas conocen y no son lo que aparentan en una
primera impresión (Lucas Warden es un joven atractivo con temperamento
artístico y Howard O'Keefe envía una carta que fascina a Helen), lo cual marca
el inicio de una serie de hechos un tanto… contradictorios. Por una parte las
dos se muestran resignadas a mantener unos matrimonios sin amor, algo que daría
cierto «realismo» a la novela, y por otra de vez en cuando les da por realizar
actos propios de mujeres de épocas más recientes (Gwyn y James McKenzie).
Tanto las
protagonistas como el resto de los personajes sufren multitud de experiencias,
algunas muy duras, quizá para mostrar cómo era la vida en Nueva Zelanda en
aquella época, lo que da cierta sensación de credibilidad y verosimilitud que
se desvanece en parte según avanza la obra con la resolución, en ocasiones
demasiado feliz de algunas de las tramas. Para ello utiliza la oportuna
desaparición de algunos personajes o la reaparición de otros, como el ex alumno
de Helen, George Greenwood, que llega de Inglaterra al cabo de los años, o
varias de las niñas que viajaron con ellas al nuevo mundo, dando muestra de la
planificación realizada por la autora, que dota de utilidad y relevancia
incluso a los personajes secundarios.
Sus más de
700 páginas hacen que la novela sea inevitablemente prolija y desigual, tanto
en la profundidad con la que se retratan personajes y situaciones como en la
imposibilidad de mantener el interés en todo momento, observándose frecuentes
altibajos de ritmo, sobre todo pasado el ecuador, cuando el protagonismo se dispersa
entre más personajes para abarcar otro tipo de situaciones, lo que incluye una
presencia mayor de los habitantes originales del lugar y, en el último tramo,
de un apresurado paso de los años sin hacer apenas hincapié en la evolución de
alguno de los protagonistas principales (Helen).
En resumen,
una saga familiar correctamente redactada, con suficiente cantidad de drama,
romance y ambientación «histórica» como para interesar a quienes gusten del
género.
Nota: «En
el país de la nube blanca» es el primer tomo de una trilogía que continúa
con «La canción de los maoríes» y «El grito de la tierra»,
ambas publicadas en Ediciones B.
***T***
Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.
Estoy terminando de leer la tercera y última novela de la saga de la Nube Blanca, esto es El Grito de la Tierra. He leído esta historia familiar en más o menos 3 semanas. Un placer internarse en Nueva Zelanda con la pluma de Sarah Lark. Contexto histórico bien documentado, acertada descripción de la geografía del país, detalles interesantes de las costumbres, tradiciones y el prototipo de los maoríes, los aborígenes de N.Z. , establecidos en la Isla Norte y la Isla Sur.
ResponderEliminarSe ha dicho que Sarah Lark es insuficiente en el análisis de la cultura maorí. Hay que considerar que ella no es antropóloga ni etnóloga y que propósito de su obra es referirse a la trayectoria de una familia de colonizadores blancos rodeados por el entorno propio del pueblo nativo con el que se relacionan y comunican creando un ambiente de interculturalidad, pero sin abandonar las costumbres y tradiciones propias de su identidad europea. Su propósito no es la cultura maorí en sí misma y como centro de la obra; la incluye porque es parte fundamental del paisaje en que se enclava la evolución de las familias Warden-O'Keefe - MacKenzie - Greenwood - Lambert como asimismo las de otras que figuran en segundo plano.
Santiago de Chile, Sudamérica, 8 de Abril de 2017.-