miércoles, 12 de febrero de 2014

Desgracia, de John M. Coetzee

Desgracia
Disgrace
John M. Coetzee
272 págs

 

Argumento:

David Lurie es un profesor de Universidad con dos divorcios en su haber, que divide su tiempo entre las clases con unos alumnos que son totalmente indiferentes y las satisfacciones momentáneas que le proporciona una prostituta llamada Soraya. Cuando la prostituta abandona el oficio y deja de atenderle, él vuelve los ojos hacia una joven alumna suya, con la que tiene una aventura. Pero la joven lo denuncia ante las autoridades académicas y Lurie, que se niega a aceptar que ha hecho mal públicamente, es despojado de su puesto. Entonces decide ir a vivir con su hija Lucy a una granja en el campo, lejos de Ciudad del Cabo. Y allí sucederá una tragedia.

Comentario:

Se trata de un libro breve en cuanto a extensión pero lleno de contenidos filosóficos expuestos a través de una trama que parece sencilla. Así que resulta muy difícil hacer un comentario sin mencionar ciertos aspectos del argumento.

En él se habla por igual de las relaciones paterno-filiales, de racismo, de machismo, del sentido de la vida, del orgullo, del sentido de la justicia...

Las relaciones de Lurie con su hija son problemáticas. Una tarde ocurrirá un hecho violento que los marcará a ambos. Lucy se cierra en banda y no quiere comentar con él sus sentimientos; Lurie por su parte se siente desconcertado por la reacción de su hija, que debería ser de venganza o al menos de justicia. Le dicen que “no puede entender” lo que le ha pasado a ella, por ser hombre. A raíz de ese suceso Lurie reflexiona sobre la naturaleza de los hombres y sus relaciones con las mujeres. Es curioso. En algunos tramos me ha recordado mucho al Houellebecq de “Las partículas elementales”. Tanto el uno como el otro parecen defender que el hombre (macho) es algo erróneo y que las mujeres estarían mucho mejor solas. Los hombres de ambos son seres dominados por su deseo. El deseo, ese el argumento que utilizará Lurie para defender su relación con la alumna. Sus compañeros le piden un acto hipócrita: no que se arrepienta, sino que diga públicamente que se arrepiente, y él no pasa por el aro.

Las costumbres en el campo son totalmente diferentes a lo que él conoce, también en lo tocante a las “leyes no escritas”. Hay un curioso y perturbador personaje llamado Petrus, intuyo que de raza negra, que incluso tiene dos mujeres y pretende tener una tercera. Es de una gran ambigüedad; logra poner de los nervios al lector. 

Lurie se enfrenta con usos que lo superan. En algunos momentos, casi no puede reprimir el deseo de acusar de inferiores a los negros, aunque se contiene: es civilizado. Además, se siente cansado y viejo a los cincuenta y dos años, acabado sería la palabra apropiada. En esto también me ha recordado al autor francés mencionado anteriormente. Pasada cierta edad, el hombre es un “anciano” (así lo califican a él en las noticias cuando hacen alusión al hecho violento sucedido en la granja) que no puede aspirar a cuerpos jóvenes. De hecho, acaba cayendo en brazos de una mujer que incluso le desagrada físicamente. Lurie no gusta de las mujeres que no son atractivas, pero ya no está en condiciones de elegir. Su ex mujer pone el punto de sensatez en su vida, pero él no le hace caso. Después de su experiencia con la hija, que sufre las secuelas del acto violento, se evade de la realidad escribiendo una ópera sobre Byron y sus relaciones con una mujer llamada Teresa. Este aferrarse al arte tiene su contrapunto en la cruel realidad que tiene que vivir, en el trabajo tan triste que realiza en el pueblo, ayudando a una vecina a deshacerse de los perros de una perrera. La vida es algo sin sentido y así se demuestra cuando se niega a dar unos días más de existencia a un perro con el que se ha encariñado.

La prosa es sencilla y por momentos poética, sobre todo cuando describe la ópera sobre Byron. Se lee muy fácil. Lo que más me ha gustado son las ideas que plantea de manera muy plástica y visual. Pero me ha parecido que tiene un final un poco abrupto y que te deja con ganas de más información sobre lo que va a ocurrir con los personajes. El tono es dramático, nihilista y desencantado, no apto para personas depresivas.

En resumen, un libro corto pero lleno de contenido, ideas y bien escrito, con personajes nada convencionales y cuyas vidas te importan.

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

2 comentarios:

  1. Este libro está en mi top 3 de lecturas de 2013. En el terreno filosófico que has comentado, yo destacaría también las breves y certeras cuñas que se incluyen sobre derechos de los animales y especismo en la relación entre el hombre y los animales. Totalmente recomendado.

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  2. Un gran libro. La evolución de Lurie, el protagonista, es espectacular, muy hábilmente desgranada por Coetzee. Un libro para leer y para releer. Cierto que Coetzee ayuda, pero no es una lectura fácil, por la crudeza, que no por cómo está contado. También ha sido una de mis mejores lecturas de 2013

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