jueves, 27 de febrero de 2014

En la orilla, de Rafael Chirbes

En la orilla
Rafael Chirbes
Anagrama
440 páginas


Sinopsis:

Un hombre mayor afectado por la crisis y que está al cargo de su padre, rememora sus últimos años y hace un repaso a la situación socioeconómica española.

Comentario:

No me atrevería a calificar este libro como novela ya que es una obra muy parca en argumento, por no decir que este es inexistente. Se limita a mostrar una voz narradora principal en primera persona, en la que se entremezclan las de otros personajes (en especial, una mujer colombiana que asiste al protagonista), que cuenta, a medias entre la crítica social, el sermón y lo existencial, las vivencias de un hombre abocado a una situación precaria en lo económico y personal.

Las citadas voces se mezclan unas con otras de manera continua, sin separaciones de diálogos ni espacios, y aunque a veces cuesta distinguir cuando ha cambiado de personaje, por norma no hay problema en detectarlo. La colombiana, sobre todo en sus primeras intervenciones, habla con giros que parecen propios de su tierra. Sin embargo, en algunas partes, al final, usa expresiones demasiado españolas o mezclas de localismos de un lado y de otro que hacen que a veces resulte algo forzado.

La acción, por llamarla de algún modo, se desarrolla en la Valencia de la crisis inmobiliaria (el pueblo de Olba), un contexto que sirve para recordar las épocas doradas cuando fluia el dinero, se construía con furia y todo el mundo vivía en un espejismo de prosperidad. En algún lugar he leido que se trata de una novela de la crisis, pero a mi modo de ver, hay tanta digresión por diversos temas que esta definición se queda corta. Abarca mucho más que la evaluación de un momento socioeconómico concreto.

Chirbes analiza de un modo brutal, sin concesiones, ni lirismos de ningún tipo, la naturaleza del ser humano, en un tono francamente pesimista, sin cortarse un pelo en cuanto a la descripción de miserias. La muerte, en concreto, está presente en toda la obra, impregna cada palabra, esa desesperanza vital del protagonista. No es de extrañar que la historia se inicie con el descubrimiento de un cadáver en un marjal (todo sea dicho de paso, luego no deriva en investigaciones ni tampoco se nos dice cuál es la relación con lo demás, aunque a mi modo de ver tiene relación con el final del protagonista y de la novela). La visión que el autor plantea sobre la vida y sobre el ser humano es tan negra que no parece haber más salida que la muerte o la depresión.

Se hace un repaso de situaciones comunes en un tono hiperrealista y sin edulcoraciones. Así vemos desfilar a todos esos hombres por los prostíbulos, por las mesas de juego, los lugares de caza, vemos las mezquindades de las familias, la falta de relación entre hermanos (o la presencia de relaciones hostiles, que es peor), entre padres e hijos, las rencillas cuando hay herencias, lo terrible de la vejez, el deterioro, la enfermedad, los malos tratos en el espacio privado, el desarraigo y la nostalgia del emigrante por su tierra... No falta tampoco la rememoración del pasado reciente de España, y de las humillaciones de los vencidos en la Guerra Civil.

El libro se me ha hecho muy largo. Está bien escrito, a modo de falso fluir de conciencia que da poco respiro al lector y convierte la lectura en labor bastante ardua. Sin embargo, reitera ideas, repite conceptos y describe situaciones que inciden en lo que ya ha quedado claro que quiere transmitirnos, hasta el punto de hacerse pesado y de dar la impresión de que siempre nos está contando lo mismo con distintas palabras. A mi entender, sobran muchas páginas. Más concentrado, el mensaje sería mucho más efectivo. Me quedo con lo descarnado de la narración, muy lejano a los estilos facilones de los bestsellers o de las noveluchas que estamos acostumbrados a leer, complacientes con la sociedad y los lectores. También con las descripciones de las grúas y obras abandonadas con edificios a medio construir. Esta obra puede golpear a la mente, aunque tampoco diría que es lo más original del mundo. Al menos cuenta con una cierta vocación de estilo.

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

2 comentarios:

  1. Chirbes es uno de mis autores pendientes (hoy me estoy encontrando bastantes por la blogosfera: Clarice Lispector, Christopher Morley y ahora Chirbes). En general lo que he visto sobre este libro es muy positivo, y esa idea tenía, pero me voy a anotar (mentalmente) lo que comentas de que te hubiera gustado más que lo que transmite esté más concentrado.

    Gracias y un saludo

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  2. Más que concentrado, yo diría que es que a veces tienes la impresión de que reitera mucho los temas, que de eso ya te ha hablado, que incide una y otra vez en las mismas críticas. Es una novela algo desesperanzadora, y no apta para depresivos, la verdad.

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